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Gotas de sangre por Brenna_Matsu

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Ha pasado una semana desde que tome mi decisión y realmente ha sido una semana de locos.

 

Dado que la pelea con mis tíos me había dejado agotado, decidí ir a comer a al pueblo donde siempre iba con mi madre. Me atendieron excelente y me dieron los respectivos pésames. Un camarero que le tenía mucho cariño a mi madre me pregunto qué haría de ahora en adelante y al contarle que pondría en venta la mansión y me iría a Tokio, un hombre de cabello castaño oscuro y ojos azules se acercó a nosotros.

 

- Disculpé mi falta de educación señor, pero no pude evitar escucharle – me dedico una sonrisa cálida y estiro su mano para saludarme – Soy Gackt, un placer conocerle.

 

Le devolví el saludo y me presenté, el hombre pidió permiso para sentirse a conversar en mi mesa y yo no me negué. Gackt me narro en de forma resumida su situación: que él había nacido de esta región, pero que por motivos de trabajo tuvo que irse a vivir al extranjero. Y que ahora se acababa de comprometer con su pareja y con el cambio de cargo, vuelve a este pueblo y están buscando un lugar donde empezar como familia.

 

Yo rápidamente le explique que, al contrario de él, me iba de la ciudad y que planeaba vender mi mansión.

 

Tras una botella de vino y una buena comida, ambos habíamos llegado a un acuerdo. Los días siguientes fueron tramite tras tramite con los abogados para poder coordinar la venta de la propiedad.

 

Me desperté temprano y lleno de energía, hoy era un gran día y debía empezar temprano. Me levante, baje a desayunar y subí a hacer mis maletas con mi ropa y con las pertenencias más queridas para mí, entre ellas las cosas de mi querida madre. Ya había enviado los muebles que quería conservar a la mansión de Tokio: algunos libros y mi mecedora, también el sillón de mamá, entre otros. Cuando termine de empacar mi ropa, que era mucha, y las cosas de mi madre escuche que tocaban la puerta, fui a abrir y me encontré con Gackt el cual destilaba alegría por todos sus poros y a un chico rubio de ojos verdes a su lado.

 

- Buenos días Gackt.

- Muy buenos días para ti también Taka; te presento a mi futuro esposo Hyde- él aludido me saludo con una reverencia y una encantadora sonrisa.

-No sabes cuan agradecido estoy Señor Takanori -sonrió tomando la mano de su prometido entrelazando sus dedos -gracias a ti podremos formar una familia en este hermoso lugar.

- No es problema Señor Hyde- sonreí y les invité a pasar.

 

Tras un agradable tour por la casa y unas cuantas tazas de té en la terraza, ya era hora para realizar mi último trámite para dejar la ciudad.

 

- Gackt, Hyde- me levante de mi asiento- tengo que ir a contratar a un cochero que me lleve hasta Tokio con mis cosas, así que necesito dejarlos un momento, si lo desean pueden quedarse en la mansión mientras me ausento.

 

Gackt se puso de pie y coloco su mano en mi hombro mientras sonreía.

 

- De eso no te preocupes Taka, llévate el carruaje en el que hemos venido con mi prometido, ya hablamos con el cochero para que te lleve cuando desees a Tokio.

 

No me esperaba ese detalle de él, mire a Hyde el cual me sonrió dulcemente. Le agradecí al ojiazul y le dije que no tenía que haberse molestado, mas este rio ante mis disculpas y me explico que nada de lo que hiciera podría demostrar lo agradecidos que estaban ambos conmigo.   

 

Con el cochero empacamos todas mis maletas y dejamos todo listo para emprender el viaje en ese mismo instante. Fui a la terraza para despedirme de la Hyde y Gackt, pero me topé con la pareja mientras ambos se besaban con amor y pasión. Él más bajo tenía los brazos alrededor del cuello del castaño y este abrazaba por la espalda a su amado mientras acariciaba la espalda baja y el trasero del menor. Podía ver como se devoraban el uno al otro. Mis mejillas se tiñeron de rojo y clave mi vista en el piso incapaz de mover mis piernas.

 

Creo que ambos notaron mi presencia, y se me acercaron. Gackt paso su mano frente a mi rostro para que los mirara y muy apenado levante mi mirada. Aún seguía rojo de vergüenza. 

 

-ehm… yo venía a … - maldita vergüenza que no me deja hablar bien- despedirme.

 

Gackt rio de buena gana y Hyde soltó una risita nerviosa mientras notaba que sus mejillas adquirían un tierno color rosa.

 

-Taka, no tienes que avergonzarte tanto al encontrar a una pareja besarse – soltó Gackt de lo más normal- o es que ¿tu jamás has besado a alguien no es así?

 

Bajé la mirada nuevamente muy sonrojado, era verdad, nunca conocí mucha gente puesto que madre era un poco sobreprotectora conmigo en ese ámbito, no había conocido lo que era el “amor” de pareja. Gackt soltó una pequeña carcajada y Hyde me miro con mucha ternura.

 

- No es algo de lo que te debas arrepentir querido, ya verás lo que se siente cuando conozcas a la persona indicada.

 

Sonreí y él me devolvió la sonrisa. Ambos me acompañaron hasta el vestíbulo donde se acercó el chofer a decirnos que estaba todo listo y empacado, asentí y abracé a la pareja, dado que era hora de irme.

 

- Gracias por todo amigos, espero que vivan felices juntos y el futuro les depare solo alegrías- dije antes de subir al carruaje.

- Gracias a ti Taka- dijo el mayor mientras pasaba uno de sus brazos por la espalda de Hyde y lo tomaba tiernamente por la cintura-

- Esperamos que encuentres la felicidad en Tokio querido -se despidió el menor abrazando a su prometido, acariciando el pecho de este.

 

Les sonreí por última vez y subí al carruaje, el chofer se subió después de atar a mi yegua al carruaje y emprendimos la marcha a Tokio.

 

 

Dormí casi todo el trayecto, el chofer me despertó cuando llegamos y bajé del carruaje, ya era de noche y no veía mucho, la entrada no estaba tan iluminada, pero vi una figura alta que se acercó a mí.

 

- ¿Señor Matsumoto correcto? -asentí al hombre que tenía frente a mi - Buenas noches mi señor, mi nombre es Tanabe Yukata y soy su mayordomo, por favor entre a la mansión mientras yo le pido a algún sirviente que venga a por sus cosas. Por favor sígame.

 

Asentí y le seguí hasta la entrada, mire de reojo y logre distinguir el magnífico y fino vestíbulo, era mucho más grande que el de mi mansión anterior y todo en tonos cálidos. Pude observar mejor a Tanabe ahora que tenía más luz: era alto, tenía el cabello lacio y negro hasta la altura de sus hombros y unos hermosos ojos café.

 

- Mientras espera a que terminemos con su equipaje, ¿desea algo Señor Matsumoto?

 

- Bueno, primero no seamos tan formal entre nosotros ¿sí? Digamos que no estoy muy acostumbrado a que me llamen por mi apellido- reí para relajar el ambiente- ¿Te molesta si nos llamamos por nuestros nombres?

 

La ojicafe me sonrió ampliamente y asintió con la cabeza. No sé si es a raíz de su aura enérgica o su aspecto joven, pero Tanabe no aparentaba tener más que unos cuantos años más que yo. Le devolví la sonrisa y agregué.

 

- Para serte franco quisiera caminar un poco, han sido unas largas horas de viaje y me gustaría estirar un poco las piernas.

 

Él rápidamente se puso serio y me miro directamente a los ojos.

 

- Señor, es muy peligroso que salga a estas horas de la noche a andar por Tokio, y más si no conoce la ciudad – me dijo muy serio. Vaya, parece que mi nuevo mayordomo se toma muy enserio las cosas cuando se trata de su trabajo.

- ehm… ¿Ni siquiera por los alrededores de la casa?

 

Tanabe ablando su semblante mientras yo lo miraba con cara de buen niño, finalmente suspiro y volvió a sonreír.

 

- Esta bien, puede salir a recorrer el jardín que está en el patio trasero, pero no se aleje mucho de la casa ¿sí?

 

Abracé al pelinegro y le di las gracias mientras salía rápidamente hacia el jardín, oí como reía al ver mi infantil comportamiento. Abrí la gran puerta de vitral que me daba acceso al patio. El olor a flores frescas y noche inundo mis pulmones. Lleno de energía y excitación, salí de la mansión.

 

Recorrí por un rato los jardines y pasé cerca de un pequeño lago que estaba siendo iluminado por la luz de la luna, realmente estaba admirado por lo hermoso que se veía el paisaje de noche. Encontré unos grandes arbustos los cuales eran la entrada a una especie de laberinto, pero este lo conocería mañana si no me perdería. Me recargue en estos mirando hacia el cielo estrellado.

 

- no puedo creer… que todo esto sea mío… -dije en voz alta para mí mismo.

 

De repente escuche unos extraños ruidos, como si fueran pisadas. Miré hacia todos los lados, pero no vi nada, estaba muy oscuro. Por alguna razón sentía que ya no estaba solo en ese lugar.

 

Me levanté y empecé a caminar lentamente, pero comencé a escuchar una respiración no muy lejos de mí, además sentía como bajaba rápidamente la temperatura del lugar. Estaba empezando a asustarme, no sabía porque, pero todos mis instintos me decían que debía correr y entrar a la mansión; pero cuando iba a dar un paso hacia la mansión vi como una sombra se movía en el trayecto que debía atravesar para llegar a mi hogar. Instintivamente retrocedí y me adentré en el laberinto.

 

Mi respiración se había empezado agitar, sentía un sudor frio en la nuca y el corazón parecía estar latiendo en mi garganta. Oía otra vez las pisadas muy cerca mío, por más que corría estas no se alejaban. De repente, deje de escuchar a mi persecutor al doblar en una esquina. Respiré aliviado y cuando iba a retroceder por mi trayecto sentí nuevamente la respiración a mi lado, pero esta vez sentí como el aire helado de la respiración chocaba con mi mejilla. Aterrada mire hacia mi derecha y me encontré con una enorme silueta, me petrifique en el acto y la silueta empezó a acercarse a mi lentamente.

 

Mi mente me decía que corriera, pero estaba en Shock. Apenas si logre articular unas palabras.

 

- ¿qui-quien er-eres?...

 

A medida que la silueta se acercaba a mí, logre distinguirle mejor: era un hombre muy alto y tenía el cabello rubio con algunas zonas oscuras, pero su rostro no lo lograba distinguir. Él estiro su mano y rozó mi rostro, estaba extremadamente helado, acerco un poco más su rostro y la luz de la luna me dejo distinguirlo un mejor, era muy pálido, su piel parecía nieve; más en esta destacaban una extraña bandita que le cubría el área de la nariz. Pero lo que más me aterro fueron sus ojos… sus ojos eran de color rojo como la sangre.

 

Quise correr, pero las piernas no me respondían, solo temblaba. Va a matarme… era lo único que pensaba. Estaba frente a mí y mientras posaba una de sus manos en mi cintura con la otra levanto mi mentón para que le mirara fijamente. Mi labio inferior temblaba y mis ojos no podían despegarse de los ojos de aquel sujeto. Levanto más mi mentón, estirando todo lo que podía mi cuello y le vi entreabrir sus los labios y como estos dejaban expuestos unos filosos colmillos. Él ladeo mi rostro delicadamente, exponiendo mi cuello y antes de que me diera cuenta… esos colmillos estaban perforando mi piel.

 

¿Qué… estaba ocurriendo? En un momento estoy felizmente recorriendo mi nueva mansión y a los pocos minutos trato de escapar de un extraño, el cual ahora me tiene firmemente apresado por la cintura mientras muerde mi cuello. Sentí como mi sangre empezaba a fluir por la herida y como el sujeto la bebía; traté de moverme, pero el cuerpo seguía sin responder. La mano del hombre acaricio mi cintura mientras me acercaba más mi cuerpo al de él, hasta quedar completamente apegado a él. La fuerza de su mordida también aumento.

 

Poco a poco empecé a debilitarme, me sentí desfallecer, con las pocas fuerzas que me quedaban pude tomar el brazo de aquel sujeto y aferrarme levemente a él. Al tocarle oí un sonido extraño proveniente de él. Sentí como sus labios y sus colmillos dejaban mi cuello, pero fue reemplazado brevemente por el frio contacto de su lengua, la cual se deslizo por mi cuello limpiando los restos de sangre de mi pálida piel y por la herida que el me provoco.

 

Apenas estaba consiente, pude oír como unos pasos se acercaban a nosotros y como mi atacante profería un grave gruñido desde el fondo de su garganta.

 

- veo que no te pudiste resistir ¿no Akira? - era la voz de un hombre.

- cierra la boca Yuu – dijo mi atacante mientras sentía sus fuertes manos apresar más mi cuerpo.

- Tranquilo hombre… no he de culparte…huele muy apetitoso…  ­- de un momento a otro sentí como otro par de frías manos tocaban mi rostro. Mi vista estaba nublada por la pérdida de sangre y me mantenía en pie únicamente por el agarre de mi agresor, no podía distinguir con claridad al segundo sujeto; solo podía ver el brillo dos pares de ojos color sangre.

Otro grave gruñido emergió de la garganta del hombre de cabello rubio hacia su compañero, este rápidamente me soltó y se alejó.

 

- Ok Akira, no te robare tu platillo -escuche como este aquel sujeto, Yuu, se reía- y ¿qué harás con él? ¿lo mataras o lo dejaras vivir? - 

 

¿Matarme? Espero que mis oídos me engañaran, nadie podía hablar tan calmadamente sobre arrebatarle la vida a otro ser. Ahora sí que me había entregado al pánico, pero ahora mi cuerpo se sentía pesado por la pérdida de sangre. Temí lo peor, pero sentí como la fría mano del rubio acariciaba mi mentón.

 

- vivir- dijo con una voz calmada- es muy joven aun… - sentí como sus labios volvían a mi cuello y lo besaban. Oí al otro hombre suspirar.

- tú no tienes remedio, ¿no es así?

 

Akira ignoro las palabras de su compañero y sentí como sus labios subían por mi cuello hasta mi oído.

 

-Duerme… Takanori- Sentí que perdía el conocimiento poco a poco y alcancé a susurrar.

- ¿Quien… eres… y como… sabes… mi nombre?… - y todo volvió a ser negro y perdí el conocimiento.

 

 

Abrí los ojos de golpe y me levanté demasiado rápido de mi cama, lo que provocó un fuerte mareo y un punzante dolor de cabeza. Volví a recostarme, mi mirada aún estaba un poco nublosa, pero logré distinguir los rayos de sol que se filtraban por la ventana. Mire a mi alrededor y me di cuenta de que me hallaba en una habitación muy espaciosa; pero ¿cómo llegue aquí? Trate de recordar alguna cosa al respecto, pero nada venía a mi mente.

 

- ¿Dónde… y como llegue aquí?...

 

Escuche como alguien se acercaba a la puerta y la tocaba mientras preguntaba por mí. Respondí sin levantarme de la cama y di mi permiso para que entraran. Casi instantáneamente mi puerta se abrió dejando entrar a un pelinegro que se me hizo muy familiar. Rápidamente hice memoria y recordé que me encontraba en Tokio y él era mi mayordomo Uke, el cual estaba notoriamente preocupado.

 

-Buenos días Tanabe -salude tratando de sonar lo mejor que podía.

- Buenos días Señor Takanori- se sentó en una orilla de mi cama y me miro preocupado- ¿cómo se encuentra?

- bien creo… solo con jaqueca nada más- era la primera vez que me dolía de esta manera. Él ojicafe se acercó a mí y puso su mano en mi frente.

- No tiene fiebre al menos Señor– retiro su mano de mi frente y coloco su mano sobre las mías - pediré que le traigan algo para el dolor de cabeza, pero al menos se encuentra bien- suspiro aliviado- anoche nos dio un gran susto Señor, casi se nos sale el corazón del pecho cuando la encontramos en el laberinto.

 

Cuando mi mayordomo pronuncio estas palabras recordé de manera automática lo ocurrido la noche anterior, desde mi llegada a la mansión, el recorrido por el jardín, el ataque… Akira.  Un fuerte escalofrío recorrió mi espalda y sentí un gran dolor en mi pecho… ¿miedo? ¿Inquietud?... las imágenes llegaron muy vivas a mi mente… ese hombre de cabellos Rubios… sus ojos rojos sedientos de sangre… sus colmillos…

 

Tanabe me saco de mis pensamientos apretando mi mano y llamándome varias veces, pero mi cuerpo no me dejo articular ninguna palabra para responderle a mi mayordomo; solo logre asentir con la cabeza para decirle que estaba todo bien.

 

- Señor Takanori, esta pálido como el papel… ¿qué sucede?

- Tanabe… ¿qué paso anoche?...

 

El aludido me explico que debido a que me estaba tardando mucho, él y los sirvientes fueron a buscarme. Tras una búsqueda exhaustiva, él me encontró desmayado en la entrada del laberinto de arbustos, que estaba muy frío y que rápidamente me atendieron en la mansión.

 

- Por favor… no vuelva a hacerlo de nuevo… -él me miro directamente a los ojos y poso su mano en mi hombro- estaba muy asustado por usted…

 

Mire con dulzura al ojicafe, nadie más excepto mi madre se había preocupado genuinamente por mí. Le dediqué mi mejor sonrisa y le prometí no volver a desaparecer de esa forma. Él suspiro y acaricio mi cabeza cariñosamente, hasta diría que casi maternal.

 

- Tanabe… necesito que me respondas algo -le mire detenidamente y me atreví a preguntarle- ¿estaba con alguien más en el laberinto? - él me miro extrañado y negó con la cabeza lentamente.

- No señor Takanori, usted se hallaba completamente solo en el lugar ¿por qué? ¿Vio a alguien o trataron de atacarle? Podría ser un ladrón o alguien por el estilo…

 

Yukata sonaba claramente preocupado por la situación. Pero ni yo mismo estaba seguro de lo que había visto, así que creo que será mejor no asustar al pobre hombre.

 

- No te preocupes Tanabe, por lo visto fue solo un sueño.

 

No sé si realmente me habrá comprado mi escusa, pero dando un pequeño respingo de nariz se levantó de la cama.

 

- bueno Señor, de todas formas, pediré que refuercen la seguridad de la mansión- me miro e hizo una perfecta reverencia- con su permiso, recuéstese mientras voy por algo para su jaqueca y su desayuno. Hoy le pido que se quede en cama para reposar su cuerpo, tal vez el viaje le afecto y lo mejor que puede hacer es descansar.

- Tal vez tengas razón… -respondí mientras me recosté en la cama nuevamente, el pelinegro me hizo una pequeña reverencia y me dejo solo en la habitación.

 

Cuando el pelinegro abandono mi habitación me toque con cuidado donde debería de estar la herida que me había hecho ese hombre… Akira. No obstante, no había nada, ninguna herida o el rastro de que algo hubiese rosado mi cuello. Esto si era muy extraño, los recuerdos que venían a mi mente eran demasiado reales como para haberlo soñado.

 

- ¿Qué… es lo que está pasando?...

Notas finales:

bueno, dejare 2 capitulos para que vean si les interesa la historia. Me disculpo por cualquier error de ortografia y espero ojala leerles en los comentarios :) eso motiva caleta.

bueno, hasta el siguiente capitulo.

 

Besos :D


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