El sacerdote había callado al rubio con un beso en exceso exigente deseando de esa forma que su amada Kisara recordara lo que ambos tuvieron, sus manos cargaban con brusquedad al cachorro para dejarlo frente a sus ropas ya levantadas mostrando un miembro bastante palpitante frente a el, los ojos color miel comenzaban a llenarse de lágrimas por la desesperación y la impotencia rogando a quien fuera viniera a su auxilio, más no veía a nadie solo observo con terror como aquel moreno acomodaba la punta de su virilidad en el pequeño y casto ano de aquel chico
-Por favor...detente...
-Kisara...mi amada...pronto estaremos...de nuevo juntos...como antes
El rubio trataba de zafarse pero todo parecía ir en su contra, de no ser que vio el cetro del milenio chocar contra el rostro del sacerdote y así liberarlo de sus ataduras, el rubio vio a su salvador frente a el
-Te lo advertí maldito monje imbécil, Wheeler no es esa estúpida mimada...
El CEO volteo a ver a su cachorro y se agachó cubriéndolo con su enorme gabardina ayudándolo a levantarse, notando cómo este temblaba y soltaba leves sollozos
-Se supone que eres mi perro Wheeler, quien demonios te dió autorización de dejar que este imbécil te tocar...
No pudo terminar aquel sermón ya que Joseph lo abrazo con fuerza soltando aquellas lágrimas que no pudieron contenerse más
-Gracias....Gracias Kaiba...de verdad...Gracias
Ante tales palabras el CEO solo pudo abrazar al cachorro con fuerza para demostrarle que no lo dejaría solo, que el estaría para protegerlo de cualquiera que por idioteces egipcias deseara lastimarlo, le acariciaba el cabello al igual que lo hacía cuando Mokuba estaba pequeño y tenía algún mal sueño, de verdad que iba a reclamarle al imbécil del faraón por esto, pero antes debía ayudar a Joey con su ropa, lo cargo entre sus brazos y beso su cabello con una calidez que nadie se imaginaria del CEO más frío y petulante de todos
-Joey...vamos a mi máquina, allí tengo algo de ropa de acuerdo? O prefieres quedarte en mi habitación para hablar con el faraón?
El rubio tan solo nego con la cabeza aferrándose a la ropa del mayor, se notaba que el llanto se había calmado pero el temblor continuaba, de verdad necesitaría de toda la calma que los dioses desearan otorgarle o mataría al sacerdote por atacar a su cachorro y de paso golpearía al faraón por abrir su gran y estúpida boca, ya de paso también darle un jamón de mejilla a Yugi por no detener la boca del faraón antes de hablar
-Bien Joey...vamos por ropa ...no te preocupes, si apresuró todo, podremos ir a casa mañana temprano o esta misma noche ... Ese maldito anciano no volverá a tocarte
Se notaba la rabia y el dolor en cada palabra salida de la boca del CEO, sin duda todo esto debía parar y sin duda el lo haría si esto sigue así, el cachorro solo se aferraba más al ojiazul aspirando su esencia que sin duda lo relajaba bastante y agradecía que ese loco amante de los dragones blancos lo salvará de ese loco