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Decisiones rápidas, consecuencias a largo plazo por lady_chibineko

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Título: Decisiones rápidas, consecuencias a largo plazo

Autor: Lady chibineko
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)

Disclaimer: La franquicia de Fast & Furious es propiedad intelectual de Gary Scott Thompson, Universal Pictures y los respectivos productores de cada película. Esta historia entra después de la película Fast & Furious 8 (The Fate of the Furious) y el spin-off Hobbs & Shaw.

Advertencia: Este es un fic slash, lo que quiere decir relación chico-chico; si no es de su agrado este tipo de lectura por favor no sigan.

Dedicatoria: He decidido dedicar este fic a Gaby_elle. Muchas gracias por embanderarte y apoyar como lo hiciste a la pareja por el Facebook. Me hiciste sentir muy feliz con ello.

~.~.~.~.~.~

Capítulo III

Deckard Shaw fijó su vista al frente, esperó el momento oportuno, manipuló la palanca de cambios, el embrague, acelerador y frenó deslizándose un último espacio por la línea de coches con una seguridad que hubiese puesto verde de envidia a Brian O'Conner (si es que el ex-policía hubiese habido a donde dirigir su atención) y finalmente llegó al espacio para recoger a los estudiantes justo frente a donde un montón de jovencitos aprovechaban para charlar frente a la entrada del colegio, y con la misma gracia de quien llevaba años haciéndolo en lugar de tan solo algunos meses, sacó el seguro de la puerta del copiloto, bajó la ventanilla y le ofreció una sonrisa a Molly Webber, madre de una de las compañeras del equipo de fútbol de Sam, y quien alguna vez llegó a pensar (para frustración de Deckard) que ella tenía todas las de ganar a la hora de buscar los favores de cierto entrenador del equipo.

¡Y como había disfrutado Deckard hacerle trocitos hasta el último resquicio de esperanza!

Es que incluso cuando Luke lo había presentado como su pareja/ novio/ amante/ como diablos se le hiciese entender a la banda de buitres con forma de mamás solteras que rondaban al samoano sin que este se enterase de nada; la 'señora Webber' ignoró cada advertencia pues 'si no hay anillo, no hay nada dicho'.

Así que por su puesto, con tan solo una semana entre la boda y el siguiente partido de los "Dragones Rojos", Deckard decidió actuar antes de que la mujer pudiese volver a decir algo.

El martes de aquella semana se le había presentado la oportunidad perfecta, así que con el niño en la mochila portabebés que habían comprado el sábado, con un par de tarjetas platinum en la billetera y enfundado en su mejor traje casual, salió a recorrer algunas joyerías.

Iba a encontrar ese anillo e iba a ser malditamente perfecto; y ese fue el pensamiento que lo acompañó durante casi las 4 horas que le tomó recorrer dichas joyerías.

Sí, no había sido su idea casarse, eso era cierto; y sí, casi se había muerto de miedo tras firmar la tablet de Ramsey y darse cuenta de lo que había hecho; pero pues al carajo con todo si no aprovechaba la ocasión para restregarle a la zorra quien era el dueño legal del corazón de Luke Hobbs. Total, esos detalles pertenecían solo a la familia y nadie más se iba a enterar.

Y fue entonces que llegó a esa pequeña, pero de apariencia bastante elegante joyería en una callecita olvidada y algo lo llamó a entrar.

Un hombre mayor y de apariencia elegante lo saludó, y al hacerlo dejó escapar su acento inglés.

¡Ah! Un compatriota. Desde ya esa pequeña tienda comenzaba con buen pie.

Deckard palmeó sobre el pañal, ropa y la tela de la mochila porta bebés al pequeño L.J. (y si, tras un par de días, él también había comenzado a llamarlo así, siendo Luke el único en llamarlo Junior) y esbozó su mejor sonrisa.

- Buenas tardes.- saludó, pues ya eran la 1 de la tarde- Estoy buscando el par de aros de matrimonio perfectos ¿Es posible que los encuentre aquí?- empezó el mismo discurso que había dado ya casi una docena de veces.

Así que por supuesto, ya esperaba alguna versión de.

- ¡Ah! Un caballero en busca de cortejar a la futura dueña de su corazón, entonces.

Y aquí Deckard fue de frente por la revelación de que no era dueña, sino dueño. Después de tener problemas en 2 de las joyerías por dicho hecho (y en serio, que clase de negociantes dejan de lado una venta por un detalle como ese) ya no dejaba lugar a malos entendidos en ninguna de las joyerías que le siguieron, y no pensaba hacerlo en ésta.

- Mi esposo y yo ya contrajimos nupcias, fue algo un poco precipitado, por lo que no hubo tiempo de tener los anillos correctos. Estoy viendo el solucionar ese pequeño detalle. Así que... ¿Anillos para caballero por favor?

El joyero ni se inmutó ni perdió la sonrisa, mientras abría una vitrina y preguntaba con profesionalidad.

- Para caballero entonces ¿Tiene pensado un rango en el precio?

Más relajado, Deckard consideró con seriedad aquella pregunta.

La verdad era que él podía pagar fácilmente por anillos de varios miles de dólares, cinco mil para arriba de ser sinceros, y nada le hubiese costado ir a una de las grandes joyerías a escoger algo de eso... Pero a Luke eso no le haría sentir bien.

Ya podía Deckard vislumbrar a su esposo mirando el anillo con aprehensión, negándose a usarlo por temor a perder algo de 7 o 10 mil dólares por causa de algún accidente o pelea.

Y Deckard no quería eso.

Lo que Deckard deseaba era darle a Luke Hobbs algo especial, cierto, pero que a la vez lo hiciese sentirse cómodo y de paso... amado.

¡Diablos! El grandulón lo había convertido en un cursi sentimental.

Aunque... tampoco era buscar algo barato. Los Shaw tenían estándares, así que nada por debajo de mil dólares.

- De hecho, sí. Entre mil y mil quinientos creo que sería adecuado... así no me reclama.- dijo lo último entre dientes y rodando los ojos.

El vendedor alzó las cejas y asintió con aire profesional, tras lo cual sacó un total de 4 bandejas con aros matrimoniales.

Puso la primera delante de Deckard y éste, tras revisar que L.J. estuviese cómodo y tranquilo, le dio un vistazo al contenido.

Eran argollas de aspecto tradicional, pero ninguna le llamó la atención.

Pronto paseaba la mirada por la segunda bandeja... y notó un bonito modelo de anillo de oro con una banda diagonal de diamantes.

- ¡Ah! Oro de 14K con diamantes enchapados de 1/8 de kilate. Clásico y elegante. Su precio actual es de 1290 dólares.

Deckard estudió el anillo con paciencia y lo dejó a un lado. Era una opción, sin embargo no se quería quedar solo con esa, así que decidió seguir mirando.

Fue en la tercera bandeja que otro aro llamó su atención. Era precioso, en 3 colores y con un diseño que le traía a Luke a la mente.

- Acero, damasco y mokume, de 8 mm, con incrustaciones de mokume. Un modelo realmente masculino. Su precio actual es de 1380 dólares.

Deckard colocó el aro al lado del primero. Ese modelo casi y le hablaba. Como se dijo, le recordaba a Luke: era llamativo sin duda, con esa combinación de colores que le recordaba a los tatuajes que adornaban la piel morena del samoano. Definitivamente Luke. Hasta podía sentir el aire juguetón alrededor, y le gustaba.

Y como que iba ganando.

Por lo menos hasta que 'ese' anillo robó su atención y también su aliento.

Porque ese anillo no gritaba Luke Hobbs, sino Deckard Shaw.

Era sólido, elegante... posesivo. Era como pensar en enredarse a sí mismo en el dedo de Luke y gritarle al mundo que el enorme hombre le pertenecía.

- Aro de cobalto, 8 mm, con incrustaciones de meteorito. 1480 dolares.- señaló el vendedor.

Deckard apenas y escuchó con la mirada puesta en su objetivo.

- Éste, quiero éste.

El hombre asintió.

- ¿Tiene las medidas?

La pregunta sacó a Deckard de su ensimismamiento, y con cuidado sacó algo del bolsillo interno del saco que portaba ese día, y lo dejó sobre la mesa del mostrador.

Era el anillo que Luke y los miembros de su antiguo equipo de la DSS se habían mandado a hacer, una de las pocas piezas de joyería que el ex-agente poseía y que Deckard sabía que le quedaba perfectamente en el anular. Un objeto que estaba seguro que a Luke no le gustaría saber que estaba fuera de la casa, pero era prácticamente una emergencia.

El joyero alzó las cejas ante el tamaño, pero no dijo nada mientras lo comparaba con la cartilla de tallas de anillos antes de devolverlo y pedir el anular izquierdo del mismo Deckard para tomar la respectiva medida.

Guardó las bandejas de argollas y pidió un momento para ir a sacar aros en las tallas adecuadas.

Deckard aprovechó para mirar alrededor, y vio un par de cosas que tenía en la lista y que no tardó en pedir al volver el vendedor.

- Esas cadenas de acero templado ¿Las tiene más gruesas?- ante el asentimiento del vendedor, solicitó dos, así como cajas individuales para las argollas.

Estaba consciente de que no siempre iban a poder utilizar las alianzas matrimoniales, pero si podían igual llevarlas encima, por lo que se iban a necesitar las cadenas de acero, lo suficientemente gruesas y fuertes para que no se rompiesen por cualquier tontería. Y en el caso de no poder llevar la argolla a una misión, lo ideal sería que cada cual tuviese una caja para dejarla en casa, y que de preferencia fuesen cajitas de joyería decentes.

Así entre todo, la cuenta ascendía a apenas 3300 dólares, y Deckard ya andaba sacando la tarjeta platinum cuando su mirada se posó en una pulsera de plata para poner los datos del bebé, tal y como su madre les había hecho usar tanto a él como a sus hermanos.

Deckard pidió una e iba a dejar los datos para que la grabaran, cuando el vendedor preguntó si deseaba algún grabado en los anillos.

Eso lo detuvo un momento.

¿Pare él mismo? No, gracias ¿Pero para Luke?

El corazón le latió con fuerza.

Pidió una hoja de papel dispuesto a escribir algo, y lo hizo. Y lo tachó de inmediato. Lo mismo que el segundo intento, el tercero y el cuarto.

- ¿Algo de ayuda?- pidió al niño que se había quedado dormido contra su pecho, y de pronto la inspiración vino, mientras recordaba las primeras palabras que había intercambiado con el grandulón, así como el número que por causa de Hobbs lo seguiría por siempre.

'Un segundo - 6753'

Perfecto. Solo quedaba ver si Luke recordaba aquello también.

- ¿Es eso todo, o el señor va a desear algo más?- preguntó el vendedor finalmente.

Deckard arrugó en entrecejo. Ahora que lo pensaba.

- No tengo nada para Sam...- no podía dejar a la niña sin nada ¡Él mismo no se lo perdonaría!- ¿Qué me recomienda para una niña de 12 años?- preguntó entonces.

Él era bueno haciendo obsequios a damas cuando trataba de conseguir algo, pero Sam no era una de sus conquistas (no que fuese a tener alguna nueva después, Luke era su punto final y su para siempre en el área sentimental). Sam era su niña, su hija; no quería darle algo que luego a la niña no le agradase. No que alguna vez Sam le hubiese despreciado algo, pero Deckard realmente quería ser bueno en esto de ser... un papá.

El vendedor entonces guió a Deckard hasta una nueva vitrina, donde había aretes, collares, gargantillas y pulseras con diseños juveniles. Y allí nuevamente algo llamó su atención.

Y con una sonrisa señaló.

- Ese. La cadena con el dije de dragón ¡Es perfecto! Por lo 'Dragones rojos' ¿sabe? Es el nombre del equipo de fútbol en el que juega.

Una pequeña sonrisa se extendió por los labios del vendedor.

- Estoy seguro de que le encantará ¿Eso es todo?

Deckard asintió y puso la tarjeta sobre la mesa.

- Un solo pago.- señaló antes de decidir dar una última mirada mientras el vendedor ingresaba los datos en la pantalla.

Y entonces allí estaba. Era como si realmente esa pequeña joyería proclamase que entrar había sido lo correcto.

Era un clip de corbata de oro con incrustaciones de rubí... formando el diseño de una flor de alpinia. La maldita flor nacional de Samoa.

¡Debía de ser una broma!

- ¡Oi! Este clip, inclúyalo también.

El vendedor alzó la mirada, vio a donde señalaba aquél singular cliente y finalmente asintió.

Deckard terminó pagando poco menos de 4 mil dólares, y lo consideró muy poco por todo lo que había conseguido.

Moría por ver las caras de Luke y de Sam cuando los trajese a recoger todo, porque no iba a dárselos en las manos, iba a traerlos a la joyería pra que ellos mismos recibiesen todo. Lo decidió a último momento y casi no aguantaba las ansias.

Salió de la joyería con el corazón ligero y al llegar a casa suspiró aliviado al notar que no había nadie aún.

Mientras guardaba en su lugar el anillo que había tomado prestado de Luke, sonrió al pensar que todo sería una gran sorpresa para sus dos personas favoritas en todo el mundo.

Así, el miércoles durante la cena, comentó casualmente que tenía que ir por la tarde del jueves a comprar algunas cosas y preguntó si lo querían acompañar. Por supuesto las respuestas por parte de los Hobbs fueron afirmativas, irían luego de recoger a Sam de clases y tras decidir aquello, comenzaron a llegar las usuales ideas alocadas y divertidas de padre e hija.

- ¡Almuerzo de hamburguesas!- propuso Sam en algún momento, con los ojos iluminados y una gran sonrisa, a lo que la idea de Deckard de llevarlos a un restaurante más o menos decente (porque por desgracia con un bebé a bordo y una niña entrada a la adolescencia, las opciones disminuían, no que eso fuese un problema en realidad para el inglés) y la de Luke de ir a comer pasta, quedaban de lado.

- ¡Oh! Es cerca de esa tienda de ropa para bebés que tiene el uniforme de mi equipo de futbol americano en la talla de Junior. Pasemos por allí de paso.- agregó Luke de manera casual, y otro punto en le recorrido fue añadido.

Y pronto se agregó también una visita a la ferretería para reemplazar un par de herramientas de Luke que habían colapsado tras la remodelación del futuro cuarto de L.J., y una visita a la farmacia para renovar el stock de vendas, antisépticos, pastillas y otros insumos que se habían usado en Deckard tras su llegada, así como mejorar lo que tenían en caso de tener un bebé enfermo... y de paso un par de cajas de condones. Y un paso por la tienda donde Luke compraba sus bivirís, y con suerte alcanzaba el tiempo para ir a comprarle ropa interior y medias a Sam.

Y Deckard no pudo más que tratar de esbozar una sonrisa escondida tras su vaso de jugo de naranja. Esa era su vida ahora: caótica y por completo llena, y le encantaba. Y no pensaba cambiarla por nada.

Así que al día siguiente pasaron por la ferretería y las tiendas de ropa, abarrotes y farmacia; además de almorzar, todo antes de siquiera dar un paso en dirección a la pequeña joyería, la cual Luke miró con el ceño fruncido.

- ¿Necesitas aumentar la colección de tiaras, princesa?

Deckard rodó los ojos, acarició la pequeña cabeza de un L.J. sujeto al pecho de Luke por medio de la mochila portabebés (y en serio, quien hubiese pensado en hacerlas ajustables como para ser usadas por la montaña humana que era su marido, merecía un premio) y lo besó en la frente, luego besó la frente de Sam, y finalmente giró en una clara declaración de ignorar al otro adulto presente.

- ¡Ey! ¡Y mi beso!

- Te lo daré cuando lo merezcas, campanita.- fue la respuesta dada al samoano, quien gruñó ante ella.

Ignorando ese gruñido y todo lo demás, Deckard se encaminó hacia la puerta de entrada y segundos después estaba del otro lado, siendo entonces seguido por los demás.

- ¡Señor Shaw! Bienvenido una vez más. Su pedido está listo.- fue el saludo del vendedor, quien pronto desapareció por la puerta que daba a la trastienda.

- ¿Pedido?- preguntó curioso Luke, pero no obtuvo respuesta, ante lo cual gruñó.

- ¿Qué pedido?- preguntó también Sam, a lo que el británico le guiñó un ojo y le dio otro beso en la sien.

- Lo averiguarás en un segundo.- respondió Deckard con dulzura.

- ¿Y mi beso?- volvió a exigir el ex-DSS, a lo que el otro hombre le respondió tan solo con una mueca de fingido desdén.

Luke volvió a gruñir.

Y fue en ese momento el que eligió el vendedor de la joyería para volver con una bandeja en las manos, la cual presentaba 5 pequeñas cajas que ambos Hobbs miraron con abierta curiosidad.

El pecho del inglés se llenó de ansiedad, nervios y anticipación en pequeñas partes iguales; y una enorme parte de esa sensación de plenitud que no había conocido hasta que la familia compuesta por padre e hija ingresó en su día a día.

Una familia de la que ahora era parte, y que además había crecido. Una familia que era toda suya y a la que solo dejaría muerto y de paso llevándose a quien se metiese en medio consigo al mismo infierno.

Pero no era momento para dicho tipo de pensamientos.

- Esas... son muchas cajas.- comentó de pronto Luke lo obvio, mirándolas aún con curiosidad, pero sin empujar más sobre el asunto.

Algo con lo que Sam al parecer no tenía ningún problema.

- ¡¿Qué hay dentro?! ¡¿Puedo ver?!

- ¡Sam!- siseó Luke a manera de advertencia, recibiendo a cambio una mirada nada impresionada de la pequeña.

Deckard rió.

- Bueno, eso depende. Tal vez puedas abrir una de las cajas, si es que encuentras tus iniciales en ella, claro está.

Algo que Deckard sabía que era así, porque cada cajita tenía grabadas las iniciales de la persona a quien pertenecían. Unos cuantos dólares extra que el ex-mercenario contaba como bien gastados.

La niña sonrió con los ojos brillantes de emoción y de inmediato fue a la vitrina sobre la que había sido puesta la bandeja. Y...

- ¡Aquí hay una caja que dice S.H.!- casi chilló emocionada.

Un suspiro se dejó escuchar al lado del británico.

- Deckard, no debiste... Gracias.

- No tienes que agradecerme por comprarle algo a mi propia niña, Miss América.- fue la respuesta del inglés. Y esta vez fue Luke quien se inclinó y besó a su pareja de manera ligera, en los labios.

- ¡Papá, mira! ¡Un dragón!- exclamó la niña feliz, y el hombre lanzó una última mirada a Deckard antes de acercarse a ver la cadena con el dije de dragón que el inglés había seleccionado un par de días atrás.

- ¡Wow! ¡Mira eso! Se va a ver muy bien en ti, cielo. Solo recuerda cuidarlo cuando te lo pongas.- instruyó el padre, a sabiendas que ese pequeño dije y cadena eran de oro, y sospechando que los pequeños diamantes que adornaban las alas del dragón no eran de fantasía.

Sam por su lado fue a abrazar a Deckard.

- ¡Me encanta! ¡Gracias!

- Todo por ti, muñeca.

El momento fue interrumpido por Luke.

- Una caja para Junior, una para ti y ¿Dos para mí?- dijo mirando a Deckard con algo que parecía (pero no podía ser) timidez.

- Tal vez ¿Por qué no miras a ver si es para ti o para otro L.H.?

Luke miró las 4 cajas restantes con aprehensión. No era muy difícil suponer lo que contenían las 2 cajas negras gemelas de terciopelo.

- Deck...- dijo casi en un susurro.

- Vamos, sé un niño valiente.

Luke lo miró, aclaró su garganta y... tomó la cajita con las iniciales L.J.S-H.

- Cobarde.- dijo el inglés, pero sin un atisbo de maldad.

- Bueno, no es como si Junior pudiese abrir el suyo.- y tras abrirlo- ¡Oh!... Es, es hermoso.- dijo acariciando las letras que formaban el nombre de su niño: Luke Owen Junior. Nunca se cansaría de leerlo.

- ¡Ahora el tuyo, papá!- apuró Sam.

- Sí, papá. Ahora el tuyo.

Luke aspiró hondo y... eligió la cajita larga y aplanada. Deckard resopló y lo miró con una ceja alzada, a lo que Luke le devolvió una mirada semi desafiante.

Deckard volvió a resoplar.

- ¡Papá!

- Ya voy, ya voy.- y la cajita fue abierta. Y el aliento se le atoró al samoano en la garganta.

Un clip de corbata con una flor de alpinia. Ya era exquisito.

- ¿Qué es eso?- preguntó la niña con curiosidad.

Luke abrió la boca, pero no encontró las palabras adecuadas, por lo que Deckard fue quien respondió.

- Un clip para corbata, no que tu papá sepa para que sirve. Es decir, con ese closet lleno de sudaderas y pantalones cargo...

- ¡Oye! Puedo vestir elegante de darse la ocasión... Y se va a dar. Lo voy a usar, ya lo verás.- declaró Luke desafiante, solo para suavizar sus facciones segundos después- ¿Cómo podría no usarlo? Cuando es la flor nacional de mi primer hogar. Gracias Deck, en serio.

El aludido se encogió ligeramente de hombros y miró las 2 cajitas restantes.

- Entonces ¿Piensas ponerte tus pantalones de niño grande y abrir la otra caja?

Luke tragó saliva con algo de dificultad.

- Supongo que sí.- y tomó la otra caja de iniciales L.H. y la abrió. El aliento se le atoró en algún punto de la garganta.

- ¡Un anillo de matrimonio! ¡Está muy bonito!- exclamó la niña al ver el contenido.

Luke volvió a tragar tratando de sacar el nudo de su garganta.

- Es... Es...- no tenía palabras para describir lo que sentía. Optó por sacar el anillo para verlo más de cerca, y fue cuando notó el grabado en el interior.

Rió al relacionar, casi de inmediato, aquello con Deckard.

- 'Un segundo'... fue lo primero que me dijiste aquella noche.

- Y tú esperaste ¿O no fue así?

Luke resopló divertido. Sí, esperó a que el maldito hacker espía sacase el USB con la información de su propia computadora. Al día de hoy no entendía el porqué, pero lo hizo.

Lo otro, el número de presidiario de Deckard ¡Dios! Su británico estaba loco... Y el mismo Luke debía de estarlo también, porque encontraba todo aquello increíblemente romántico.

Iba a llevar ese anillo con orgullo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando unos dedos pálidos y más pequeños tomaron el anillo de entre los suyos, justo antes de que Deckard se lo pusiese en el dedo correcto, y besara el anillo sin cortar el intercambio de miradas que la acción en sí inició. Y luego, aún sin dejar de mirarlo, tomó la cajita restante, la abrió y estiró la mano izquierda esperando.

Luke no se hizo de rogar, y pronto calzaba el anillo en el anular de Deckard.

La verdad fue un momento bastante emotivo, y hasta al vendedor de la joyería se le escapó una lagrima y una sonrisa. Ni que decir de la pareja y la pequeña niña. Todo había salido de maravilla, Deckard se sentía en una nube.

Nada en el mundo iba a poder superar aquél momento.

Aunque... lo que sucedió al día siguiente al llegar para el partido entre los 'Dragones Rojos' y el equipo rival de aquella semana, podría decirse que llegaba al top 5.

Y es que como ya establecimos, Deckard Shaw puede ser no solo completamente letal y varonil, sino también un maldito perro vengativo y regodearse en sus victorias en la cara del caído ante sus acciones.

Así que con el niño en la mochila portabebés bien sujeto al pecho de Deckard (porque Luke era el entrenador y no iba a irse a gritar a la cancha con L.J. a cuestas), y el anillo en el dedo anular de su mano izquierda listo para ser admirado por todos y todas (especialmente todas), llegó pegado como una lapa al costado de la montaña humana que era su marido, dispuesto a exhibirse como un maldito pavo real, y secundado por su nueva secuaz, la pequeña Sam.

Y ¡Oh! Solo las reacciones iniciales al ver los anillos valieron cada centavo gastado.

Y una vez repuestos los espectadores de la sorpresa inicial, comenzaron a llover las preguntas, que era justo lo que Deckard y Sam estaban esperando:

¿Y esos anillos?/ Bueno, los usa la gente casada por supuesto/ ¡Mis papás se casaron! ¡Por fin! ¡Y tengo un hermanito!

¿Por qué nos enteramos recién ahora?/ Lo siento, ir a recoger a mi hijo era más importante que andarle avisando a media ciudad, y de todas formas fue algo bastante privado. Solo familia. / Sipi, mis tías estuvieron allí y nadie más ¡Y yo fui dama de honor!

¡Oh! ¡Wow! Bonitos anillos. Rango de 1500 dólares ¿Cierto?/ Bueno, no podía ir poniendo cualquier cosa en el dedo de MI ESPOSO, tenemos estándares después de todo. / ¡Y yo tengo este dragón! Que Deckard me va a cuidar mientras esté en el partido.

Y las preguntas siguieron y siguieron, y Deckard las respondía sin sudar ni parpadear, y sin dejar a Luke caer en pánico al enterarse del precio pagado (el cual Deckard seguía pensando que era poco).

- Damas, caballeros. si me lo permiten, debo ir a desearle suerte al entrenador antes de que salga al campo con el equipo. Prerrogativa del esposo del entrenador.

Y ¡Oh! Los rostros de ultraje de sus ahora caídas contendoras fueron divinos.

Y cuando estuvieron lo suficientemente alejados de oídos curiosos (que habían varios pares).

- ¡Mil quinientos!- susurró el samoano un poco fuera de sí.

- A ver, campanita. Me dices que no tienes problema en llevar miles de dólares en armamento y equipo que tienen un 90% de probabilidad de perderse o ser destrozado en tus misiones ¿Pero te alteras porque decidí darte algo más decente que un anillo de máquina de dulces? Que dicho sea de paso hubiese preferido que fuese en el rango de cinco dígitos en lugar de solo cuatro, o por lo menos cercano a los cinco dígitos; pero que me abstuve de comprar porque sé que no lo hubieses usado.

Luke cerró la boca de golpe ante aquellas palabras, se enderezó por completo y pareció pensarlo por más de 1 segundo.

- ¡Oh!... Bueno, yo... yo...

Deckard rodó los ojos y resopló.

- Eres un idiota, pero eres MI idiota y me voy a quedar contigo. Ahora vayan tú, Sam y el resto del equipo y patéenle el trasero a las niñas del otro equipo. L.J. y yo les estaremos dando ánimos desde la banca.

Luke resopló una pequeña risa antes de negar con suavidad e inclinarse por el beso prometido, antes de irse junto a Sam tal y como le fue indicado.

Y Deckard volvió entonces a las bancas para espectadores, asegurándose de modelar el anillo para quienes aún no lo habían visto, y para quienes ya lo habían hecho también.

Y como era de esperarse, de quienes ya lo habían visto, Molly Webber estaba al frente y con cara de haber chupado un limón agrio ¿Y no era eso particularmente satisfactorio?

- Señor Shaw.- comenzó de la nada la mujer.

Y Deckard afianzó el agarre sobre L.J. con la derecha y movió la izquierda frente al rostro de la mujer al mejor estilo de Beyoncé.

- Es Hobbs ahora, amor. Ya sabes, con eso de haberme casado con ese pedazo de hombre y todo ese asunto.- no que Luke se fuese a enterar algún día que dijo eso, pero la idea era que Webber y el resto de arpías lo escuchase, no su marido.

Y en cuanto a la reacción obtenida ¡El rostro de Webber! Oh, sí... definitivamente satisfactorio.

Y eso nos trae de nuevo al presente, con Deckard exhibiendo el anillo en todo su esplendor con las manos bien sujetas al timón del carro y con Webber aun mirándolo con resentimiento.

Cualquiera diría que luego de 3 meses la mujer ya se hubiese hecho a la idea. En realidad, la mayoría lo había aceptado y algunas hasta habían extendido la bandera de la paz hacia Deckard, pero no Molly Weber, y la verdad Deckard lo prefería así.

Perro vengativo aquí ¿Recuerdan?

- Señor... Hobbs.- fue el saludo de la mujer, un saludo bastante forzado.

- Señora Webber.- saludó el aludido extendiendo aquella sonrisa que decía que sí, aún seguía siendo el ganador y que ambos lo sabían, y que él lo adoraba.

Y fue así como los encontró el bólido que era Samantha Hobbs a la hora de la salida.

- ¡Ey, muñeca! ¿Qué tal tu día?- saludó el hombre al ver a la niña entrar al asiento trasero, besar a L.J., luego inclinarse hacia adelante para besar la mejilla de Deckard, y luego ponerse el cinturón de seguridad.

- ¡Genial! A la profesora Smith le encantó mi ensayo.

- ¡Esa es mi niña!- respondió Deckard pasando a ignorar completamente a Molly Webber y tornando más bien su atención en los dos niños en la parte de atrás- ¿Lista para ir al centro comercial conmigo?

- ¡Sí! ¿Podemos ir por helado?

- Si nos alcanza el tiempo, no veo porqué no. Y le podemos llevar a tu papá, para que no se ponga gruñón.

- ¡YAY!

Deckard sonrió. Aquella era su vida ahora: Mercenario de medio tiempo (trabajando para el lado correcto de la ley), esposo y papá de tiempo completo; y lo adoraba.

Y lo mejor de todo, ya nada podía suceder que fuese a cambiar algo.

A estas alturas Deckard Shaw ya debería de saber que el solo pensar algo como eso es motivo suficiente para llamar a los vientos del cambio.

En fin.

~.~.~.~.~.~

Luke Hobbs terminó de pasar la aspiradora por debajo del sofá que literalmente estaba alzando con una mano, antes de volver a acomodar la pieza de mobiliario en su sitio, apagar la aspiradora y contemplar la sala.

Impecable, tal y como a él le gustaba.

Hacía ya un par de días que había llegado de su última misión en solitario por encargo del señor Don Nadie, y aunque no había resultado gravemente herido, si le habían propinado alguna paliza o tal vez dos, y Deckard le había sugerido de manera amable que se quedara en casa por unos días más, algo así como 'O te quedas y mejoras esos moretones, o yo te los duplico', todo dicho por supuesto con su usual toque de ternura.

Luke sonrió ante el recuerdo.

En fin, era por eso que Luke estaba en casa haciendo la limpieza luego de haber terminado con la preparación del almuerzo, mientras que Deck se encargaba de recoger a Sam del colegio y terminar con uno que otro mandado.

Otra sonrisa lo asaltó.

Y es que tener esos pequeños detalles que demostraban que estaba compartiendo su vida con Deck lo hacían sentir ligero por dentro. Eran cosas simples, como la posibilidad de quedarse en casa y recuperarse mientras sabía que sus niños estaban a salvo; o el tener varias cosas que hacer y en lugar de desesperarse por no poder hacerlo todo, saber que con tan solo pedir por favor, Deck lo iba a ayudar.

¡Ya no estaba solo! Él y Sam ya no eran una familia de dos, no estaban solos y nunca más lo volverían a estar. Y la sensación al saberlo... Si, se sentía flotar.

Con aquella misma sonrisa adornando su rostro comenzó a pensar que hacer luego, cuando de pronto el timbre sonó, no solo borrándole la sonrisa sino de paso haciéndole fruncir el ceño.

No esperaba a nadie.

De suerte estaba solo en casa, ya que ambos niños estaba con Deckard.

Tomó una de las dos armas de fuego que guardaba en un depósito secreto en la sala, la escondió en el borde del pantalón a sus espaldas y abrió.

Solo para perder el aliento ante lo que estaba afuera.

Shaw... Los hermanos Shaw, y una mujer mayor que estaba seguro era Magdelene Shaw.

- Buenas tardes agente Hobbs ¿O debería de llamarlo Luke? Ya sabe, con eso de que contrajo nupcias con mi hijo mayor, según tengo entendido. No que alguien se hubiese tomado la molestia de avisarme.- fue el saludo de una inusualmente dulce Magdelene Shaw, lo cual hasta Hobbs notó, lo que solo logró que Luke tragase el nudo en su garganta con fuerza.

¡Por Dios! Iba a necesitar mucho más que un revolver para salir vivo de esta... estaba en problemas.

Esbozó una sonrisa temblorosa y bastante forzada.

Owen lo miró como si quisiera enterrarlo vivo. Hattie solo suspiró resignada y Magdelene alzó una ceja.

Luke volvió a tragar y se hizo a un lado.

Magdelene Shaw entró al lugar seguida de sus dos hijos menores, de los cuales Hattie lo miró con pena mientras que Owen continuaba con sus miradas marcadas con desdén.

Luke cerró la puerta deseando estar del otro lado. Definitivamente estaba en muchos problemas.

~.~.~.~.~.~

Deckard terminó de aparcar el carro dentro de la cochera y aun así Luke no hizo acto de presencia para ayudarle con las compras o siquiera con los niños. Deckard frunció el entrecejo.

Aquello no era propio del grandulón ¿Tan mal se sentía? ¿Acaso le mintió cuando dijo que lo que había traído a casa no eran más que rasguños?

Apretó los labios en una firme y delgada línea por un segundo, antes de aligerar su expresión y dirigirse hacia Sam.

- Nena ¿Me ayudas con tu hermanito? Sé una muñeca y llévalo a su cuna mientras yo llevo todas estas bolsas a la cocina ¿Si?

- ¡Esta bien, Deck! Vamos L.J., te voy a llevar a la habitación de nuestros papás.- musitó la niña feliz mientras cargaba al pequeño luego de haberse asegurado su mochila a la espalda y ambos se metían a la casa.

Y mientras Deckard se derretía en su sitio.

Sam parecía no notarlo, pero cada vez era más frecuente que se refiriese a él como uno de sus 'papás', y en cada una de esas ocasiones Deckard se sentía desfallecer de felicidad, para completo entretenimiento de Luke, el muy maldito.

Y hablando del grandote, en serio ¿En dónde estaba?

Convirtiendo palabras en acciones, Deckard acomodó las bolsas en sus brazos para asegurar un solo viaje, y fue camino a la cocina con la firme intención de dejar todo allí e ir a buscar a su desaparecida media naranja.

Y eso fue lo que hizo, dejó todo en la mesa de la cocina, puso rápidamente cada item en su respectivo lugar (incluyendo el helado en el congelador para evitar que se derritiese) y con las mismas se dirigió a la sala para ver si encontraba al hombre allí, porque por la cocina ni se había aparecido.

Fue entonces que lo oyó, voces provenientes de la sala ¿Visitas?

Como sea, por el tono no parecían ser problemas. Luke tendía a hablar como si le hubiesen puesto un megáfono en la boca cuando estaba frente a alguna amenaza, y de momento escuchaba casi tonos normales de voz. Igual escondió un arma bajo la camisa, solo por si acaso.

Continuó su camino hacia la sala.

- Luke, ya llegamos. No sabía que íbamos a te... ¿Madre?

La aludida miró a su hijo mayor no muy complacida que digamos. Nada impresionada de paso. En realidad, todo lo contrario.

Y Luke estaba pálido. Muy pálido.

Y Deckard lo supo entonces... Estaba en un gran maldito problema.

Gruñó y miró a sus hermanos de manera evaluativa, luego frunció el entrecejo.

- ¿En serio Hatts? ¿Tenías que ir y hacer esto? ¿No podías hablar conmigo primero?

Y su hermana se encogió un poco sobre su sitio, frunciendo la nariz.

- ¡Oh! No vengas a echarle la culpa por esto a tu hermana, Dex. Si hubieses sido tan amable de avisar, como cualquier persona lo hace con su familia, que te ibas a casar y me ibas a hacer abuela, no estaríamos en esta situación.

El mayor de los hermanos Shaw gruñó de nuevo, se cruzó de brazos y rodó los ojos.

Magdelene lo miró casi con aburrimiento.

- No vengas con esa actitud en mi delante, jovencito; y más bien discutamos como se va a arreglar esto.- señaló la mujer, sin importarle mucho que el jovencito ya estuviese a inicios de la base 5, al igual que su marido.

Deckard puso entonces una cara de desconcierto.

- ¿Arreglar? ¡Mamá! No hay nada que arreglar. Me casé con esta pared andante y soy más feliz de lo que nunca creí ser ¡Para que diantres voy a arreglar algo que no necesita arreglo!

Y mientras Luke se debatía entre sentirse ofendido por el calificativo de pared humana o ir derechito a la nube 7 con la liberal afirmación de Deckard de que nunca pensó en ser tan feliz como lo era, en ese momento, CON ÉL... pasó lo impensable (para Luke).

Magdelene Shaw... comenzó a llorar, arrancando un gruñido exasperado de parte de Deckard, y un gesto de completo espanto en el rostro del samoano.

Que por supuesto Deckard notó.

Y ante lo cual volvió a gruñir mientras rodaba los ojos una vez más.

- ¿Es que... es que acaso, significamos t-tan poco para ti? ¿Yo? ¿Tú madre? ¿Tus hermanos?

Luke gimió quedito, con el gesto cada vez más horrorizado.

Deckard cerró los ojos y arrugó el rostro, suplicando a quien sea algo de paciencia para no matar a su propia familia. Finalmente volvió a gruñir mientras abría los ojos.

- De acuerdo, mamá. Lo siento ¿Está bien? Ahora deja de aterrorizar al idiota de mi marido y deja de derramar lágrimas de cocodrilo.

El cambio fue casi instantáneo. El llanto cesó y una enorme sonrisa se extendió de oreja a oreja del rostro de la anciana dama.

Luke miró a Deckard con ojos enormes y expresión perdida.

El inglés tuvo que rodar los ojos de nuevo. Y fue a sentarse al lado de Luke.

- ¡Sabía que al final verías las cosas desde mi punto, Dex! Ahora, comienza por explicarme porque ni siquiera me enteré de que le propusiste matrimonio al agente ¿O fue al revés? Cómo sea, creo que por lo menos podrías haberme avisado sobre el asunto ¿No te parece?

Ambos hombres se miraron, a sabiendas de que la familia Shaw merecía una explicación (al igual que la familia Hobbs) pero eso no era algo en lo que ninguno de los dos había querido pensar, porque explicarse iba a ser... Bueno, no había sido convencional en absoluto. Una conversación de gestos se dio ente ambos.

Finalmente Deckard se aclaró la garganta.

- La verdad, mamá, que no hubo mucho tiempo para avisarle a nadie sobre nada. Excepto la hermana de Luke, pero es solo porque vive a unos minutos.

Magdelene alzó una ceja en claro gesto de incredulidad.

- En serio. Literalmente no hubo mucho tiempo entre que éste- señalando al Luke- me pidió... de alguna manera, casarme con él, y que terminamos casados. Fueron ¿Quince, veinte minutos?- preguntó mirando a Luke, quien asintió lentamente, como pensándolo, aún con gesto asustado.

- Siendo generosos. Tal vez fue menos.

Hattie abrió la boca de la sorpresa, Magdelene los miró con incredulidad alzando ambas cejas tan alto que desaparecían bajo el flequillo.

Y Owen... Owen lanzaba dagas por los ojos, y se decidió a hablar por primera vez desde que entró a la casa.

- Explícate, D. Con detalles, muchos detalles.

La pareja volvió a cruzar miradas, Deckard suspiró derrotado y se hizo de la mano de Hobbs que estaba a su alcance, entrelazando sus dedos con los de Luke en busca de algo de apoyo.

Y decidió narrar los hechos de aquella misión, así como lo sucedido al volver a Los Ángeles, aunque de manera más resumida. Tampoco era para dar a conocer todo pues había cosas que se iban a quedar en privado, como los miedos de Deckard, la discusión de ambos, la cabezonería de Luke.

Tal vez Letty y Ramsey supiesen de ello (en gran parte), pero solo porque estuvieron presentes, y Deckard esperaba que se lo guardasen para ellas (ninguna era del tipo de andar con chismes después de todo, gracias al cielo); así que ¿Para qué decir más?

Igual, la historia era algo de otro mundo, y los oyentes al final terminaron parpadeando incrédulos.

- Pero- intervino entonces Hattie- el matrimonio es auténtico ¡Completamente legal! ¡Lo chequeé dos veces!

- ¡Por supuesto que es legal!- rezongó Deckard- Ramsey es lo mejor de lo mejor, no iba a hacer algo tan estúpido como un trabajo a medias.

Hubo un minuto de silencio.

- ¡Pues ahora quiero conocer a este Ramsey!- declaró la mujer con un brillo en los ojos que los Shaw conocían muy bien.

Deckard resopló por enésima vez durante la velada ¡Por supuesto que ya estaba pensando en conocer a una hacker de habilidades excepcionales!

Magdelene por su lado aclaró la garganta.

- Entonces... ¿No hubo cortejo? ¿Noviazgo?... ¿Fiesta de compromiso? ¿O una tras la boda?

Ambos hombres se miraron una vez más por unos segundos, tras lo cual volvieron a mirar a la matriarca de la familia Shaw y negaron sin prisas.

- Pues... hubo pastel. Mi hermana trajo uno.- contestó Luke con sencillez.

- Que estuvo bueno, dicho sea de paso. Y fotos, tenemos fotos.- agregó Deckard- No que fuese necesario tener más, madre. Ambos hemos tenido suficientes fiestas en nuestras vidas como para no extrañar alguna otra. Y sobre un cortejo, creo que el tiempo que llevamos juntos fue más que suficiente.

Luke sonrió ante aquello y apretó la mano que aún tenía entrelazada con la suya, en señal de apoyo a su pareja.

- Vaya que has cambiado, Deck.- señaló Hattie con un tono de incredulidad, mientras Owen se removía un poco incómodo en su sitio ante la muestra de afecto entre aquellos dos.

Más pronto el momento fue cortado por una emocionada Magdelene.

- ¡Es perfecto! ¡Eso es lo que voy a hacer! ¡La fiesta para celebrar la boda!

Ambos hombres de pronto miraban a la mujer alucinados.

- ¿Qué? Mamá, no es necesario.

- ¡Oh, calla muchacho! Si yo digo que les voy a organizar la fiesta, entonces es lo que voy a hacer. No es una solicitud, les estoy avisando ¿Me estoy dejando entender?

Y entonces los dos hombres decidieron escuchar a sus respectivos sentidos de supervivencia, y terminaron por tan solo asentir.

- ¡Perfecto! Ahora ¿Por dónde comienzo?- se preguntó a sí misma la dama mientras sacaba el teléfono móvil y buscaba su aplicativo para organizar eventos.

Luke miró a Deckard un tanto asustado, y susurrando preguntó.

- En la escala del 1 al 'estamos jodidos' ¿Dónde estamos?

- Tranquilo. Déjala hacer esto, será peor de lo contrario. Y como que acabamos de salir de una grande, así que todo debe de mejorar de aquí en adelante ¿Correcto? ¿Qué más puede salir mal?

Luke miró de pronto a su esposo con espanto.

- ¡Retira eso! ¿Qué no sabes que esa pregunta es de mal agüero? ¡Retráctate! ¡Ahora!- casi gritó entre susurros.

Deckard rodó los ojos.

- ¿En serio, campanita? ¿O qué?

Y de pronto Sam, quien durante todo ese tiempo había permanecido en el cuarto de la pareja con L.J. mientras hacia la tarea, se asomó con timidez.

- ¿Papá? La abuela llamó por Skype y contesté la llamada por tu tablet... Y ahora quiere saber por qué no sabía nada de mi hermanito y que si le ibas a ocultar otro nieto por 9 años de nuevo.

El aludido terminó de perder el poco color que había recuperado tras recibir a los Shaw, y finalmente miró a Deckard casi haciendo pucheros.

El inglés optó por ni siquiera tratar de defenderse.

Sam mostró la tablet en su mano.

Luke estaba ya casi de color ceniza.

Sorpresivamente, fue Magdelene quien tomó el control de la situación.

- ¿Y quién es esta pequeña muñequita? ¿Será acaso mi nueva nieta?

Y de la tablet se dejó escuchar

- ¡¿Cómo que nueva nieta?!

La dama inglesa solo suspiró, tomó la tablet de la mano de la niña y esbozando una sonrisa diplomática tomó al toro por las astas.

- Buenas tardes, mi nombre es Magdelene Shaw ¿Con quién tengo el gusto?

- Sefina Hobbs.- respondió con firmeza la mujer en la pantalla.

Magdelene sonrió y de los presentes, fue la pareja de casados a quienes les recorrió un escalofrío por la espalda.

- La madre del esposo de mi hijo mayor, entonces.

- ¡¿Esposo?!- se escuchó la voz de la mujer al borde del desmayo.

- ¡Oh! No te sientas mal, querida. No eres la única que se acaba de enterar. Ahora ¿Qué crees que debamos hacer al respecto?- y Magdelene se encaminó hacia donde un llanto de bebé se había comenzado a escuchar segundos antes.

- ¿Estoy en problemas?- preguntó entonces la niña con voz delgada.

Y el hasta entonces congelado padre, cobró vida, se levantó y abrazó a la niña.

- Por supuesto que no, cariño. Tu abuela se iba a enterar tarde o temprano... Debí habérselo dicho antes... o tal vez tu tía debió de haberlo hecho. De todas maneras la responsabilidad recae en mí ¿De acuerdo?

Sam asintió aún un tanto insegura, pero pronto él.

- ¿Y no vienes a saludar, pequeña?- de Hattie la sacó de eso.

- ¡Tía Hattie! ¿Cuándo llegaste?- preguntó la niña feliz.

Y es que aunque habían sido pocas las veces en las que ambas habían llegado a coincidir en los 3 años de conocerse, la niña y la agente de MI-6 se habían hecho buenas amigas; y por supuesto Sam no dudó un segundo en correr a abrazarla.

- ¿Cómo es que tú eres de pronto la tía Hattie?- preguntó el menor de los varones Shaw ante la muestra de cariño.

- Yo si me llevo bien con nuestro cuñadito.- respondió Hattie con altanería, pero pronto hizo las presentaciones- Sam, éste es tu tío Owen.

Sam no pudo evitar mirar a su padre, quien contra toda lógica tan solo asintió, dando a Owen Shaw el visto bueno ante la niña.

Sam sonrió y extendió la mano.

- Hola.

Owen alzó las cejas divertido y estrechó la mano ofrecida.

- Un placer, pequeña.

Y pronto Sam estaba hablando a mil palabras por minuto con los dos hermanos que ahora eran legalmente sus tíos, siendo lo primero en señalar que el hombre de L.J. era en realidad Luke Owen Junior, a lo que pronto Owen proclamaba que era obvio que el Junior venía por Owen y no por Luke. Al Luke mayor le saltó una vena en la frente por ello, pero se obligó a relajarse.

Deckard gruñó, Luke suspiró y ambos se acurrucaron uno junto al otro en el sofá, donde aún estaban sentados.

- Miss América ¿Recuerdas tu pregunta? ¿En la escala del 1 al 'Estamos jodidos'?- susurró el inglés.

- ... Ajá...

- Pues estamos jodidos.

Esta vez el gruñido vino de Luke.

- Pero hay una manera de aplacar a las fieras.

- Comparte tus secretos.

- Primero dime que hay de almorzar.

Luke miró a Deckard de soslayo.

- Pollo a la parmesana. Pero va a faltar si somos 6.

Deckard asintió.

- Pide los menús 8, 13, 17 y 19 del restaurante italiano que me gusta, yo pondré el vino y suficiente cerveza en la refrigeradora. Y vas a tener que donarle tu helado a Hatts y Oh.

Luke asintió, besó ligeramente a Deckard en los labios y sacó el móvil mientras Deckard desaparecía en la cocina.

Con suerte salían vivos para contarlo.

~.~.~.~.~.~

Seis semanas después

Letty miró con curiosidad el correo que acababa de traer Dominic de la casilla postal y había dejado de manera distraída sobre la mesa.

Había un sobre manila que sobresalía aun cuando Dom no parecía haber reparado en absoluto en él.

Lo tomó y abrió, y observó con sorpresa que dentro había otro sobre; uno de características distintivas que lo hacían... una invitación a algún evento especial.

Y al leerlo pudo ver que estaba dirigido a la 'Familia Toretto', y abajo del destinatario y entre paréntesis se recalcaba (Toda la familia, incluyendo extensiones).

Las cejas de Letty se dispararon hacia arriba antes de abrir el sobre y leer el contenido, solo para soltar una risa llena de júbilo.

"Magdelene Shaw y Sefina Hobbs los invitan cordialmente a la celebración por las nupcias contraídas entre sus hijos: Deckard Shaw y Lucas Hobbs, así como para celebrar la llegada de su pequeño nieto Luke Owen Junior.

(Su presencia es obligatoria a menos que deseen sufrir las consecuencias)"

Y en la parte de abajo se mostraba no solo la dirección, que resultó ser en Samoa; sino números de tickets de avión con el nombre de cada pasajero.

Y cuando pusieron 'Familia Toretto', se referían a toda la familia sin excepción.

Letty tomó el teléfono móvil y tras tomarle una foto a la invitación, la envió de inmediato.

La respuesta fue representada en una llamada entrante apenas 20 segundos después.

- ¡Necesito un vestido nuevo!- fue el casi grito de Ramsey a través de la línea.

- ¡Lo sé! ¡Yo también!- chilló Letty casi saltando sobre su sitio, e ignorando la mirada confundida de Dominic sobre ella.

¡Oh! Eso iba a ser divertido.

Ese mismo día Letty convocó a una reunión de familia en la casa Toretto en 5 días a partir de la fecha de llegada del sobre, y en cuanto todos estuvieron reunidos, simplemente fueron notificados por Letty y Ramsey sobre el hecho de que tenían un mes completo para conseguir trajes decentes para la fiesta de Hobbs, y que más les valía tener la fecha libre porque TODOS iban a ir.

A lo cual recibieron más de una mirada interrogante que felizmente decidieron ignorar.

Eso, hasta que Roman comenzó a quejarse, y casi como un niño pequeño, preguntó.

- ¿Pero para que vamoooos? ¿Cómo voy a saber cómo vestirme si no sé a qué voy?

Letty y Ramsey se miraron y rodaron los ojos a la par.

- Te vistes para una boda ¿Es suficiente con eso?- preguntó ortiz con actitud desafiante.

Un jadeo colectivo se dejó escuchar.

- ¿Hobbs se casa? ¿En serio?- Mia preguntó casi incrédula.

Ramsey suspiró.

- En realidad ya lo hizo. Pero recién van a hacer la fiesta. Ahora, si nadie más tiene preguntas...

- ¿Con quién se casó? ¿Y cómo lo saben ustedes?- preguntó esta vez Tej.

Las dos mujeres volvieron a gruñir.

- ¿Cómo es que lo sabes tú, Letty?- preguntó Ramsey con un dulce tono de voz bastante falso.

- ¡Oh! Estuve allí ¡Fui la testigo de la boda! ¿Y tú, Rams?

- ¿Yo?... Oh, yo fui la oficiante de la boda.

Otro jadeo colectivo.

Dominic frunció el entrecejo.

- ¿Por qué no dijeron nada, Letty? Luke Hobbs es familia, y...

Pero Letty lo interrumpió con las manos en las cintura y actitud desafiante.

- ¡Oh! ¿Te refieres a cuando intenté contarte las últimas noticias sobre Luke tras volver de Los Ángeles, y pasaste de ellas porque tenías, junto a la mayoría de los presentes, una carrera que era más importante que lo que yo te estaba contando?

Y sí, eso terminó de cerrarle del todo a Dominic la boca, quien de pronto recordaba esa escena de unos meses atrás.

El silencio inundó el lugar.

- A menos que quieran explicarle a Luke porque recién se enteran de su boda, no vayan a molestarlo a él con sus preguntas. Y si van a llevar regalos, lo cual al parecer no es obligatorio pero igual lo van a hacer, asegúrense de llevar algo para niños pequeños también.

Brian preguntó casi con miedo.

- ¿Por qué?

Ramsey fue la que respondió.

- Para Luke Junior, por supuesto. Apenas tiene poco más de 4 meses, pero crecen rápido y pronto necesitará cosas nuevas.

Y con eso ambas mujeres dejaron el lugar y a un shockeado grupo de conductores extremos de vehículos detrás de ellas.

~.~.~.~.~.~

La mañana del día de la fiesta el grupo en pleno llegó a Samoa y fueron recibidos por los hermanos de Luke ¡Y vaya que fue una recepción!

Estuvieron tan ocupados todos mientras eran alimentados y consentidos, y quedaban de acuerdo para posibles carreras y tal vez el armado o mejoramiento de algún que otro vehículo; que para cuando llegó la hora de alistarse, aún ni uno se había dado tiempo para averiguar quién era la misteriosa esposa de Luke Hobbs, pues que ni Ramsey ni Letty había dado pista alguna sobre la identidad de ésta, y no parecían dispuestas a hacerlo.

Así que cuando llegaron a este descampado primorosamente arreglado para albergar por lo menos a unas 500 personas (de las cuales por lo menos la mitad parecían ya estar allí), fue todo un shock el ser recibidos ni más ni menos que por Magdelene Shaw.

Secundada por Owen Shaw... quien llevaba un niño en brazos.

- Dominic Toretto. Un placer volver a verlo, y junto a todas su familia.- expresó la mujer con su usual diplomacia.

Dom estaba indeciso sobre qué hacer, pues Owen Shaw había ayudado a recuperar al pequeño Brian, pero aún estaba lo que le había hecho a Letty mientras ella sufría de amnesia.

Sin embargo Letty y Ramsey se le adelantaron.

- ¡Magdelene!- exclamó Letty con calidez, antes de dirigirse a Owen Shaw con algo más de frialdad- Owen.

- Letty- respondió éste con una sonrisa.

La mujer solo resopló y se centró en el bebé en brazos del menor de los varones Shaw.

- Veo que te hiciste del pequeño L.J.- señaló entonces.

Esta vez fue el turno de Owen Shaw para mostrarse más frío.

- Es lo único bueno de que Hobbs sea mi cuñado. En realidad L.J. y Sam lo son. Apenas pueda me los llevo conmigo y los convierto en verdaderos Shaw ¿Cierto, pulguita?

Letty lo miró divertida.

- Ya te quiero ver intentarlo. Vas a terminar cayendo de otro avión.

Por supuesto lo de ser cuñado de Hobbs había dejado al grupo bastante alucinado, así que más de uno casi salta cuando luego de besar la pequeña cabeza del alegre bebé, Ramsey preguntó.

- ¿Y Hattie?

Y es que en las últimas semanas, la hacker y la agente de MI-6 habían desarrollado una especie de amistad basada en el hackeo, sus raíces británicas y su actitud desafiante antes el mundo, llegando incluso a encontrarse en persona una vez en Londres.

El móvil de Ramsey sonó anunciando un mensaje, y al leerlo, el rostro se le iluminó.

- ¡Olvídenlo!- y salió disparada de allí, con una curiosa Mia detrás.

- ¿Quién es Hattie?- preguntó Tej.

Owen entornó los ojos.

- Mi hermana pequeña, así que más te vale comportarte.- gruñó de manera peligrosa.

Y de pronto las piezas conectaron.

¡Los Shaw tenían una hermana menor! ¡Y Luke Hobbs era cuñado de Owen Shaw!... Oh, cielos. En serio habían descuidado a Hobbs como para que el hombre acabase en una relación con la hermana de Owen y Deckard Shaw.

Dominic, Tej, Brian y Roman forzaron sonrisas y felicitaron a una obviamente feliz Magdelene Shaw, justo antes de hacerse de los niños que les correspondían (Dom alzó al pequeño Brian, Brian a su hijo Jack y Tej a la pequeña Gisele) y dejar que Roman los arrastrase hasta la mesa del buffet, lejos de inquisitivos oídos Shaw y de Letty, quien estaba pasándola bomba con el pequeño L.J. en brazos, ignorando por completo a Owen y al resto del mundo a su alrededor.

- ¡Hombre! No puedo creer que Hobbs y la hermana de los Shaw estén casados y tengan un niño ¡Es demasiado para mí!- gruñó Roman antes de hacerse de un plato y comenzar a rellenarlo.

Tej se encogió de hombros, dejó a Gisele en el suelo junto a su padre y tomó tres platos más, dándole uno a Roman e indicándole que lo llenase para Brian. Él se encargaría del suyo y del de Dom.

Por su lado Brian y Dominic suspiraron.

- Supongo que sí lo dejamos un poco de lado. Es decir, sé qué hace 3 años salieron esas órdenes de búsqueda internacional para Hobbs y Shaw; pero seamos sinceros, apenas le preguntamos al hombre si estaba bien. Y cuando nos dijo que sí, volvimos a nuestras vidas.- señaló Brian con aire culpable.

Tej y Roman volvieron justo cuando Dominic asentía con aire pesaroso.

- Debimos de haber estado allí para él. Siento que lo hemos dejado demasiado de lado, a él y a la pequeña Sam. Y ellos son familia después de todo.

Brian fue el que asintió esta vez.

Tej se mostró pensativo.

- ¿Tal vez si preguntamos cómo se conocieron? Es decir, es una buena manera de romper el hielo.

- ¡Oh! ¿Quiere decir que no saben sobre el caso Eteon de hace tres años?- preguntó una voz alegra e inquisitiva a su derecha, y al voltear los adultos vieron a un tipo blanco, delgado y de ojos brillantes sorber de lo que parecía ser un enorme vaso de piña colada, que debía de tener cantidades obscenas de alcohol por el aroma que desprendía.

Los cuatro adultos tuvieron que decidir entre seguir sus instintos y correr, o ceder a su curiosidad y quedarse.

La curiosidad ganó.

- ¿Y tú quién eres?

- Locke... Agente Locke, CIA. Y mejor amigo de Lucas Hobbs ¡Casi su hermano! Pregúntenle a cualquiera aquí y se los confirmará.

Rostros llenos de incredulidad se dejaron notar.

- ¿Cuántos de esos llevas exactamente, amigo?- preguntó Brian señalando la piña colada.

Locke pareció pensarlo un rato, hasta que finalmente se encogió de hombros.

- Dejé de contar luego del quinto.- dijo sorbiendo una vez más a través de la pajilla- Entonces ¿Listos para conocer la historia?

Brian y Dom miraron a los niños que estaban ahora a cierta distancia de ellos, jugando sin prestarles mucha atención.

Y como ya se ha dicho, la curiosidad ganó.

El sujeto sonrió de una manera digna del gato Chessire y empezó entonces un relato salido del guión de una película.

Hasta Roman había dejado de comer en algún momento.

- Nos estás tomando el pelo ¿Cierto?- preguntó Tej esperanzado.

- ¿Qué? ¡No! ¡Para nada! ¡100% real! ¿Cierto, señor?- preguntó el hombre aún con una gran sonrisa, y al voltear allí estaba el señor Don Nadie, seguido de su eterna sombra el pequeño Don Nadie.

- Lo es, agente Locke. Y por lo mismo debería ser más discreto y dejar de divulgar información clasificada.

El aludido solo extendió su sonrisa de manera burlona antes de detectar a la matriarca de la familia Hobbs, y con ojos brillantes salir en su búsqueda mientras la llamaba mamá.

El señor Don Nadie tan solo suspiró, encaró a Dominic y al resto de los presentes y emitió una pequeña sonrisa.

- Espero que entiendan que esa no es información que se pueda dar de manera tan... abierta.

Los cuatro hombres asintieron con gravedad antes de ser dejados por los dos agentes gubernamentales.

- ¿La hermana menor de los Shaw se inyectó a sí misma un virus mortal para evitar la muerte de la mitad del planeta?- preguntó Roman incrédulo.

- Esa dama es cosa seria.- fue la respuesta de un Dominic bastante serio.

- Bueno, por lo menos ahora sabemos que fue lo que atrajo a Hobbs. Es decir ¿Agente de MI-6? ¿Prácticamente enfrentó un ejército junto a Hobbs y Deckard Shaw? Sí, esas son poderosas razones, hermano.- enumeró Tej, y los otros asintieron.

Fue en ese momento en el que comenzó a darse una conmoción y los asistentes comenzaron a dirigir su atención hacia un lado.

- ¿Qué pasa?- le preguntó Brian a uno de los tantos hermanos de Luke ¡Y eso si que había sido una sorpresa! Eran bastantes sin duda.

- La pareja por fin va a hacer su entrada.- respondió el hombre con aire divertido.

Y los cuatro amigos decidieron prestar atención, después de todo la curiosidad seguía allí, fuertemente enfocada en la tal Hattie Shaw.

- ¡Ey chicos!- la voz de Ramsey llegó de repente.

Y al voltear a verla, la vieron junto a Letty, Mia y... una rubia despampanante por la que pronto Roman comenzaba a acicalarse.

Brian y Tej rodaron los ojos. Dom solo sonrió quedito.

- Van a salir los novios.- anunció Dominic a Letty, y ésta sonrió.

- Lo sé. Reclamaron a L.J. porque piensan salir con él y Sam.

Dom asintió, antes de preguntar.

- ¿No nos presentan a la señorita?

Y es que sino Roman iba a hacer todo un show allí mismo.

Esta vez fue Ramsey la que intervino.

- Te presento a Dominic Toretto, Brian O'Conner, Tej Parker y Roman Pearce.

- ¡Oh! El resto de los miembros del clan Toretto. He escuchado mucho sobre ustedes, debo admitir que tenía ganas de conocerlos.

Dominic la miró con sorpresa.

- ¿Las chicas hablan sobre nosotros? Espero que solo cosas buenas.

La sonrisa casi malvada de la rubia lo descolocó un poco.

- ¡Oh, no! No ellas. Prefiero gastar mis charlas con Rams en temas más interesantes, como el desarrollo de programas y modelos en ropa interior.- fue la dulce respuesta, antes de añadir- Sin embargo mis hermanos hablan bastante de ustedes, y no exactamente para bien debo añadir.- estiró la mano- Hattie Shaw, un placer.

Cuatro quijadas casi tocan el suelo.

Si esa era Hattie Shaw, y estaba con ellos ¿Entonces quien...?

Un estallido de aplausos cortó las cavilaciones de los chicos, y al voltear a donde estaba el algarabío, las cuatro quijadas terminaron de tocar el suelo.

Esos eran... esos eran...

- Luke Hobbs... y Deckard Shaw.- señalo Tej con voz neutra.

Mia dio un chillido de emoción.

- ¡Lo sé! ¡Y son tan tiernos juntos! Es decir, completamente inesperado, pero están TAN enamorados.

Brian miró a su esposa como si a la mujer le hubiese salido una segunda cabeza.

Aquello era para no creerlo.

Y no solo porque Hobbs vestía traje y corbata (la cual lucía un muy fino clip de corbata con incrustaciones de rubí), sino porque... ¡¿Deckard Shaw?!

- ¿Cómo...? ¿Cómo...?- Roman no encontraba palabras.

Letty y Ramsey se miraron y sonrieron compartiendo un momento privado, antes de que la señora Toretto simplemente se encogiese de hombros y señalase.

- Decisiones rápidas.

- Con consecuencias a muuuuy largo plazo.- añadió Hattie mientras le daba un sorbo a la copa de champagne que acababa de pescar de la bandeja del camarero que pasaba al lado del grupo, justo antes de ovacionar a los tórtolos.

El resto la imitó al pescar copas con burbujeante contenido, y en el caso de Dom, Brian y Mia, también vasos con jugo para los niños.

Tras lo cual Dominic Toretto por fin posó su mirada en la inesperada pareja, para finalmente sonreír.

Sin importar como, esos dos se veían felices, y después de todo eso era lo único que importaba.

Aunque eso sí, no volverían a descuidar a Hobbs... y al parecer ahora también tenían que incluir a Shaw. Pero estarían más atentos, de eso no cabía duda.

Aparentemente sucedían cosas raras cuando los dejaban de lado. Mejor no volver a correr el riesgo.


The End

Enlaces a los anillos:

Anillo de oro con banda de diamantes en diagonal: https://www.robbinsbrothers.com/0002767-14k-yellow-gold-diamond-wedding-band-1-4-ct-tw1191320035
Anillo de Damasco, acero y mokume, con incrustaciones de mokume: https://www.robbinsbrothers.com/0422667-lashbrook-damascus-steel-and-mokume-8-mm-comfort-fit-wedding-band-with-mokume-inlay119981574
Anillo de cobalto con incrustaciones de meteorito: https://www.robbinsbrothers.com/0425468-lashbrook-cobalt-8-mm-comfort-fit-wedding-band-with-meteorite-inlay608382134

Ahora, sé que hay anillos mucho más finos en el mercado, pero Luke no se hubiese sentido cómodo usando uno, y si Luke no es feliz, Deckard tampoco.


Notas de la autora:

Hello!

Lady chibineko aquí de nuevo, y por fin con el final de este fic.

Debo de admitir, casi lo parto en 2 partes, pero preferí demorar un poco más y entregarlo completo que volver a poner un continuará.

En fin, espero que les haya gustado este primer fic Shobbs, y que sepan que hay más de donde vino éste, porque la pareja me gusta mucho y mi muso está trabajando tiempo extra con ellos. Como tres fics extras de trabajo de muso acerca de ellos... de allí a publicarlos es otra historia.

Anyway, estos dos tuvieron su 'Final feliz que en realidad no es un final, tan solo un comienzo', y tenemos familias más grandes, abuelas y tíos felices (bueno, Owen no tanto, pero no se puede tener a todos felices en esta vida), un par de babosos muy enamorados y dos niños con mucha suerte de tener padres como los que tienen. Luke tiene por fin una familia completa, y Deckard consiguió una sin siquiera pensarlo (y piensa pasarse el resto de su vida engriéndolos y gruñendo por partes iguales, que tampoco es para que pierda el estilo). Y los chicos del clan Toretto aprendieron que dejar tan abandonado a uno de la banda es igual a perderse muchas noticias sobre su vida, así que seguro les caen con frecuencia a los tórtolos en el futuro, sobre todo porque Letty no piensa dejar que el pequeño Brian deje de tener contacto con sus primos Sam y L.J.)

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Gracias por todo el apoyo que ha tenido esta historia. En especial para Gaby_elle, quien lo promocionó con un ánimo que me dejó encantada y humilde por partes iguales. Sé que no es una pareja con un fandom tan grande, ni siquiera en inglés (y ni que decir en español, casi no existe nada sobre ellos), pero ustedes le dieron una oportunidad y se los voy a agradecer por siempre.

Así que eso, gracias. Y nos volveremos a ver con estos dos de nuevo, espero que pronto (una escritora multifandom como yo no puede dar fechas exactas, tengo demasiados ships a los cuales dar amor y muchos son tan pequeños como éste, pero vamos a hacer el esfuerzo).

Mil gracias de nuevo y lean más Shobbs. No hay mucho, pero hay y merece amor.

Un beso felino para todos.
chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)

~.~.~.~.~.~

Campaña de NO AL PLAGIO

Digamos NO al plagio, este mensaje va dirigido al público, para que el trabajo de cada uno como autor sea tratado con el respeto que se merece. Recuerden que cada obra es como el bebé de cada uno de los que creamos dichas obras; y como tales amaremos y protegeremos esas obras dándole lo mejor de nosotros para que el resto del mundo pueda disfrutar con el resultado final. Por eso, si sabes de algún caso de plagio, denúncialo al autor del respectivo trabajo, ten por seguro que dicho autor te lo agradecerá. Gracias.


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