Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La pareja del Shutetsu por Ganimedes

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Campo de Fútbol de Nankatsu, al día siguiente

Quedaban a penas un par de minutos para terminar el primer tiempo del encuentro. El Nankatsu SC disputaba un partido amistoso contra el Shimada como parte de la pretemporada, durante la cual la mayor parte de los equipos de la Prefectura de Shizuoka se enfrentarían entre ellos antes de que comenzaran las eliminatorias regionales. El Nankatsu aventajaba al Shimada por Uno a Cero y la situación parecía mantenerse debido a la férrea defensa que estaba realizando el equipo visitante, sin embargo el equipo de Tsubasa tenía el control del balón y se habían volcado en el ataque. Izawa le había pasado el balón a Kisugi y éste a su vez a Taki, que había empezado a correr a lo largo de la banda derecha su velocidad máxima. Su táctica favorita. A la salida de los defensas del shimada tuvo que centrar de nuevo para Kisugi, éste retrasó para Tsubasa y el capitán del Nankatsu aprovechó un hueco en la defensa para realizar un tiro largo muy potente que marcó el segundo gol de su equipo. El árbitro pitó el final del primer tiempo y ambos equipos se retiraron a descansar.

—Esa fue una gran jugada, muchachos —dijo el entrenador—. Si continúan con ese ritmo en el segundo tiempo no me cabe duda que lograrán marcar otro tanto, y entonces al Shimada le será imposible remontar.

—Estoy de acuerdo, Míster —respondió Tsubasa ilusionado—. Tenemos un gran equipo ofensivo muy bien compenetrado.

Se volvió hacia el trío del Shutetsu.

—Vuestras magníficas asistencias son un gran apoyo para mí, Gracias chicos.

Los tres aludidos sonrieron felices por el reconocimiento a sus esfuerzos.

—Si, así es —continuó el entrenador—. Pero no olvidéis que el ataque no es sólo cosa de Tsubasa, aprovechad vosotros también las oportunidades que se os presenten.

—¡Sí! —respondieron al unísono.

 

Los chicos siguieron aprovechando su descanso relajando los músculos y rehidratándose mientras comentaban animadamente las futuras jugadas a realizar.

—Lo cierto es que últimamente encuentro a Izawa y a Taki más unidos y compenetrados de lo habitual, si ello es posible —comentó Ishizaki con humor—. ¿Me pregunto a qué podrá deberse?

—Sí, lo cierto es que siempre han parecido entenderse de maravilla —Añadió el defensa Takasugi con el mismo tono burlón—. No es de extrañar teniendo en cuenta las circunstancias.

Los dos aludidos se volvieron hacia sus compañeros visiblemente sonrojados.

—¿Estáis queriendo insinuar algo? —preguntó Izawa molesto.

—Vamos, vamos Izawa, no te enojes. Estamos bromeando —dijo Ishizaki con una risilla.

—Es verdad —dijo Tsubasa, atrayendo la atención de todos—. Lo cierto es que vuestro juego de equipo está siendo incluso mejor de lo que nos tenéis acostumbrados, normalmente ese nivel de entendimiento y compenetración es el habitual entre Taki y Kisugi, nuestros delanteros.

Tsubasa se volvió hacia los antiguos miembros del Shutetsu.

—Pero ahora hay algo más en la compenetración con Izawa y eso es evidente —continuó—. No me cabe duda que está relacionado con vuestra relación personal. La pasión y emoción que sentís por el juego se ha fundido con vuestros sentimientos como pareja en un vínculo perfecto.

Tsubasa había hablado con reconocimiento y afecto hacia sus compañeros, y esa emoción era compartida por el resto del equipo, que mostraron su aprobación y respeto hacia los que siempre habían sido no sólo dos de sus mejores jugadores, si no también dos buenos y leales amigos.

—Capitán… —respondió Izawa emocionado y sin palabras.

—Gracias por tu apoyo —añadió Taki—. Por el apoyo de todos vosotros, compañeros.

La moral estaba alta y en el segundo tiempo iban a salir a atacar con todo lo que tenían.

 Lo cierto es que sus compañeros eran realmente extraordinarios. Tras la reunión de equipo del día anterior, Taki e Izawa habían compartido con sus compañeros los sentimientos que los unían y habían hecho pública su relación. El apoyo había sido incondicional y unánime, totalmente natural entre amigos sinceros preocupados por el bienestar y la felicidad de sus compañeros. Ese afecto, respeto y confianza demostrados los había unido todavía más como equipo; y la feliz pareja gozaba ahora de confianza y seguridad plenas en el ámbito personal que se reflejaba en su rendimiento en el campo.

 

En el segundo tiempo, el Nankatsu salió a atacar de forma constante. Presionando y poniendo a prueba la defensa del Shimada. Éstos, en una jugada sorpresiva, realizaron un ataque coordinado con casi la totalidad del equipo, logrando pillar desprevenido a Morisaki y anotando un gol, pero la contraofensiva liderada por Tsubasa llevó al trío del Shutetsu hasta el límite del área contraria. Con una serie de bonitos y precisos pases entre Kisugi y Taki, consiguieron burlar la defensa y colocarse en posición. Taki centró para Kisugi y este remató con un potente disparo obteniendo el tercer tanto. El encuentro llegó a su fin con la victoria del Nankatsu por Tres a Uno. Tras despedirse respetuosamente de sus oponentes y felicitarse por el partido jugado, los equipos se retiraron del terreno de juego.

 

De vuelta en los vestuarios el equipo Nankatsu estaba visiblemente animado. Los jugadores comentaron las jugadas más destacadas mientras celebraban que la primera toma de contacto con un equipo regional había sido una rotunda victoria.

—No os confiéis demasiado, chicos —dijo Tsubasa mientras se desnudaba—. Este encuentro ha sido una toma de contacto tanto para ellos como para nosotros. Seguro que en las eliminatorias nos lo pondrán mucho más difícil.

El capitán del equipo dejó que sus palabras calasen en los pensamientos de sus compañeros mientras se dirigía a las duchas.

—El capitán tiene razón, no podemos dormirnos en los laureles —comentó Ishizaki—. Muchachos, continuaremos esforzándonos tan duro como siempre o incluso más.

— ¡Sí! —el equipo respondió al unísono y se encaminaron a las duchas.

Tsubasa ya se encontraba bajo el chorro de agua enjabonándose cuerpo y cabeza, parecía estar perdido en sus pensamientos. Sus compañeros fueron repartiéndose por las duchas a su alrededor.

Tsubasa fue el primero en hablar.

—Izawa, Taki y Kisugi serán una de las claves de nuestras jugadas de ataque esta temporada —dijo Tsubasa como si pensara en voz alta—. Hay que explotar al máximo vuestra compenetración y nivel de juego.

Las últimas palabras las dijo mirando directamente a los aludidos. Izawa fue el primero en responder.

—Ese es nuestro capitán —comentó burlón—. Ni siquiera tomando una ducha para relajarse es capaz de dejar de pensar en tácticas o patrones de ataque.

—Es cierto, Tsubasa Kun —añadió Ishizaki en un tono de reprensión claramente fingido—. Podrías dejar eso para las reuniones.

—Tenéis razón, chicos —comentó Tsubasa en el mismo tono burlón mientras se rascaba la cabeza—. Soy un caso perdido, lo mío ya no tiene remedio.

Todos estallaron en risas.

Al salir de las duchas Izawa se detuvo un momento para mirar a Taki. Seguía bajo el agua caliente absorto en sus pensamientos.

—Todo bien, Taki? —preguntó Izawa.

Taki no se sobresaltó, pero miró a Izawa directamente a los ojos. Su mirada era soñadora, no preocupada.

—Si, Izawa, no te preocupes —su ánimo era claramente positivo—. Estaba recordando algo que me gustaría confiarte...en privado.

Se sonrojó visiblemente al pronunciar las dos últimas palabras, lo que intrigó a Izawa claramente.

—Está bien —asintió educadamente respetando la intimidad de su pareja—. Puedes confiarme lo que quieras cuando lo creas conveniente, sólo quería asegurarme de que todo estaba bien.

—Si, Mamoru, gracias por tu preocupación —le dijo guiñando un ojo en señal de complicidad—. Es sólo que quería esperar a que pudiéramos estar los dos solos en un lugar más tranquilo.

Izawa sonrió de forma pícara y seductora.

—Yo también estaba deseando que tu y yo nos quedáramos a solas, Hajime —y acercándose a su novio le acarició el trasero furtivamente—. Creo que tus padres no estaban en casa este fin de semana verdad?

—¡Oye! No seas tan aprovechado —le recriminó Taki sonrojado pero claramente divertido por la actitud sinvergüenza de Izawa.

Izawa se rió, era una risa clara y juvenil. Alegre y sin malicia, pero con un toque travieso.

 

Regresaron al vestuario para encontrar que sus compañeros ya estaban casi completamente vestidos, sólo ellos estaba aún desnudos y cubiertos por sus toallas. Fueron objeto de varias miradas significativas de sus compañeros. Miradas curiosas, intrigadas y claramente divertidas.

—Vaya, vaya, por fin aparecéis —era Ishizaki quien hablaba—. Temíamos que os hubieseis “perdido“ en las duchas los dos solitos…

El tono burlón de Ishizaki, las miradas de sus compañeros… ¡Incluso Tsubasa se había sonrojado ligeramente y les rehuía la mirada! Lo que allí se estaba insinuando era terriblemente evidente.

—Pero... ¿Que estáis pensando, panda de pervertidos? —Era Taki el que hablaba, rojo como un tomate por las insinuaciones, pero con el mismo tono de broma y haciéndose el ofendido—. Este no es el momento ni el lugar para algo como “eso”.

No fue tanto la reacción de Taki como la forma, claramente avergonzada, con la que pronunció “eso” lo que hizo estallar de nuevo al equipo Nankatsu, Incluido Kisugi, en sonoras carcajadas.

—Kisugi… ¿Tú también? —preguntó Taki con fastidio. Se volvió a Izawa que se encogió de hombros mientras sonreía con resignación.

—Por favor no lo tomes a mal, Taki Kun —las palabras de Tsubasa eran cálidas y amistosas, como siempre—. Aquí todos sabemos que Izawa y tu nunca actuaríais de forma inapropiada. Todos os respetamos en la misma medida que os apreciamos.

—Es cierto —añadió Ishizaki con tono de culpa—. Sólo era una broma inocente.

Taki sintió una mano en su hombro.

—Aquí todos respetamos y celebramos vuestra relación, nadie os echa en cara nada —era Kisugi, su amigo de siempre—. Seguro que habrá momentos para mostraros vuestros afecto en privado, pero ahora pienso que deberíais comenzar a vestiros o se os va a hacer tarde.

Las últimas palabras las dijo con tono divertido y guiñando un ojo, y estaban cargadas con más de un sentido puesto que Kisugi sabía bien que los padres de Taki no regresaban a casa hasta la mañana siguiente. Había toda una tarde por delante para ser aprovechada.

—Tienes toda la razón, Teppei —asintió y le tendió la mano—. Gracias por tu apoyo.

—Ni lo menciones —le quitó importancia con un gesto de la otra mano—. Pasadlo bien.

Apenas tardaron unos minutos en vestirse, y aún así sus compañeros les habían esperado para acompañarlos hasta la puerta de los campos deportivos del Instituto Nankatsu, en dónde se despidieron hasta el próximo día lectivo y se desearon un buen fin de semana.

 

 Casa de los Taki

Taki e Izawa tomaron un autobús para llegar hasta su casa desde el Instituto. El viaje no tomó más de doce minutos, pero no hablaron durante el trayecto. Permanecieron en silencio, pensativos, hasta llegar al piso. Taki abrió la puerta e invitó a su novio a entrar. Dejaron su calzado en un mueble del recibidor y pasaron al salón.

—Te apetece tomar algo, Mamoru? —la pregunta era un ofrecimiento genuino, más allá de la típica cortesía.

—No gracias, Hajime, estoy bien —respondió Izawa—. Creo que querías decirme algo…

—Entonces, vamos a mi cuarto —respondió Taki con naturalidad—. Estaremos más cómodos.

Taki guió a Izawa hasta su cuarto, aunque su buen amigo y actual pareja conocía el camino perfectamente. Ambos habían estado en casa del otro en varias ocasiones, como también en la de Kisugi, a lo largo de los años desde que se habían hecho amigos.

Entraron en el cuarto y dejaron las bolsas de deporte en una esquina. Taki se sentó sobre su cama invitando a Izawa a sentarse a su lado.

—Hacía tiempo que no venía por aquí —comentó Izawa mientras paseaba la vista por el cuarto de Taki, tan impecablemente limpio y recogido como acostumbraba a tenerlo.

—Sí —reconoció Taki con pesar—. Demasiado tiempo quizá. En cualquier caso nunca imaginé que algún día estarías a mi lado en esta cama como mi novio.

Se había ruborizado ligeramente, lo que le dio un aspecto realmente lindo. Izawa no pudo evitar inclinarse sobre él y robarle un beso.

—¿De que querías hablarme? —preguntó Izawa mientras le acariciaba el rostro.

Taki dudó y se ruborizó aún más.

—Cuando me di cuenta de lo que sentía por tí acudí a Kisugi en busca de consejo —dijo todavía algo dubitativo—. Lo cierto es que resultó que el ya sabía al respecto. De mis gustos en general y de mis sentimientos por tí en particular.

Miró a los ojos a Izawa antes de continuar.

—Y me dio a entender que tu también lo sabías —guardó silencio un momento, invitando a su amigo a hablar de ello.

—Sospechaba que a ti te gustaban tanto los chicos como las chicas —reconoció con naturalidad—. Ése es también mi caso, y como siempre hemos tenido una relación muy próxima pude notar que era el tuyo también.

—Alguna miradita indiscreta se me debió escapar en algún momento ¿verdad? —comentó Taki algo avergonzado pero divertido—. Kisugi me dió a entender que los tiros iban por ahí.

Izawa se rió entre dientes.

—Algo de eso hay —admitió—. Somos hombres y adolescentes, Hajime. Nos pasa a todos.

—El caso es que en su momento yo tuve alguna...experiencia —Taki pareció tener dificultad para encontrar las palabras apropiadas para expresarlo—. Es lo que quería que supieras.

Izawa lo miró en silencio, intrigado.

—¿Experiencias con chicos o con chicas? —preguntó con interés y complicidad.

—Con ambos —Taki estaba rojo como un tomate.

—Si lo que quieres decirme es que no eres virgen, debes saber que yo tampoco —comentó Izawa quitándole importancia y despertando el interés de Taki.

—Tú también has estado con algún chico? —preguntó.

—Si, y con alguna chica también —admitió con algo de presunción.

—Siempre supe que eras del tipo ligón —dijo Taki con ganas de pincharle.

—Mira quien habla —repondió Izawa mientras le revolvía el pelo a su novio.

Ambos se echaron a reir.

—Izawa, de lo que quería hablarte es precisamente de mi primera experiencia con un chico —dijo Taki ya más serio—. Bueno, la primera y la única en realidad —añadió divertido.

—Te escucho —Dijo Izawa animándole a seguir.

—Fue el año pasado… —comenzó Taki, dudando—con los hermanos Tachibana.

Izawa se quedó de piedra.

—¿Con los hermanos Tachibana? —repitió pasmado— ¿Los gemelos del Hanawa?

—Sí —asintió—. De hecho, estaba pensando que seguramente nos volveríamos a encontrar con ellos en este campeonato.

—Espera un momento… —Izawa parecía cada vez más divertido al respecto— ¿quieres decir que te enrollaste con los dos? ¿A la vez?

Taki bajó la vista. Estaba totalmente sonrojado. Guardó silencio mientras asentía con la cabeza afirmativamente.

—¡Guau, eres un fenómeno! —exclamó Izawa mientras palmeaba el hombro de su novio—. Un trío en tu primera vez, eso es empezar a lo grande.

Taki miró a Izawa visiblemente sorprendido por las reacciones de su pareja.

—¿Quieres decir que no te parece mal? —preguntó aliviado.

—¿Y por qué habría de parecerme mal? —respondió extrañado— ¿Acaso eramos ya novios cuando ambos estábamos descubriendo y disfrutando nuestra sexualidad?

La respuesta de Izawa fue tan natural como lógica y evidente.

—No, tienes razón —dijo Taki mientras se rascaba la cabeza—. Sólo me preocupaba que me tomases por un pervertido.

—¿Por zumbarte a dos hermanos gemelos, que además están bastante buenorros? —el tono de Izawa era casi de envidia—. Esa debe ser la fantasía de casi todo gay.

Taki se rió de la desvergüenza de Izawa. Lo cierto es que su actitud, algo descarada, le animaba a liberarse de haber estado siempre algo reprimido en cuanto al sexo se refería. Era algo reconfortante descubrir que podían tener esa complicidad traviesa en su relación.

—El año pasado… —comentó Izawa pensativo—. El año pasado no llegamos a enfrentarnos al Hanawa por poco, pero llegaron a las semifinales.

—Sí, fueron derrotados por el Toho de Hyuga —recordó Taki—. Fue precisamente después de ese partido que…

Taki se detuvo dejando la insinuación implícita.

—¿Fue entonces? ¿Tras las semifinales? —inquirió Izawa.

—Sí. Los gemelos Tachibana parecían algo abatidos tras la derrota contra el Toho y coincidimos más tarde —explicó Taki— ¿Recuerdas que el Hanawa se alojaba en el mismo hotel que nosotros?

—¡Claro, es verdad! —exclamó Izawa al recordar—. Los del Hanawa se fueron a la mañana siguiente, así que tuvo que ser en el mismo Hotel —añadió señalando a Taki con un dedo acusador.

—En su habitación, de hecho —admitió Taki sintiéndose culpable—. Después de estar conversando tranquilamente con ellos en la cafetería hicimos buenas migas. Se mostraron muy amigables y me invitaron a subir a su habitación.

—¿Así, sin más? —preguntó Izawa incrédulo—. ¿No sospechaste nada?

—Claro que sospeche —afirmó Taki— Fue algo muy sutil, pero me pareció que intentaban ligar conmigo y me dejé llevar...sentía una gran curiosidad.

—¿Sólo curiosidad? —Izawa sonaba de nuevo travieso y cómplice—. Seguro que estabas excitado.

—Como no te puedes hacer una idea —dijo riendo—. Como lo estoy ahora.

Su última frase la pronunció de forma provocadora y sexy, lo que produjo que Izawa también comenzara a excitarse. Bajó la vista furtivamente hasta la entrepierna de Taki y pudo comprobar por el bulto marcado que su amigo no bromeaba.

—Yo también me he excitado, Hajime —dijo con el mismo tono sensual— Tendremos que hacer algo al respecto.

Izawa se echó sobre Taki y comenzó a besarle con suavidad y dulzura al principio, pero pronto empezó a lamerle y chupetearle el cuello de forma más lasciva. De esta forma tanteaba a su novio y evaluaba sus respuestas a los diferentes estímulos para descubrir lo que le gustaba y lo que no. Como no hubo resistencia alguna, Izawa comenzó a desnudar a Taki que a su vez comenzó a quitarle la ropa a Izawa. Cuando estuvieron los dos completamente desnudos, Izawa comenzó a besar el torso y el abdomen de Taki hasta detenerse antes de llegar a su entrepierna. Su miembro tenía un buen tamaño y estaba completamente erecto y duro como una piedra. Como estaba el suyo. Izawa miró a Taki de forma traviesa, pero los ojos de su novio eran implorantes. Estaba que no aguantaba más. Taki apoyó una mano sobre la cabeza de Izawa y suavemente la empujaba hacia abajo, hacia sus genitales.

—Por favor, no pares —su voz era muy suave, casi desesperada.

Izawa accedió a la petición de Taki y se inclinó sobre su pene para empezar a besarlo, justo antes de introducirlo en su boca. Taki comenzó a gemir de placer. Izawa demostró ser un auténtico maestro en el arte de la felación. Tanto su técnica como su confianza le demostraban a Taki que su experiencia sexual era muy superior. Taki se prometió a si mismo que le tendría que preguntar al respecto, pero por el momento se abandonó al placer que le estaba proporcionando.

—Si sigues así me correré en seguida —advirtió entre jadeos.

—Entonces hagamos que dure —dijo Izawa de forma enigmática mientras dejaba su pene por el momento.

Izawa hizo que Taki se volteara sobre la cama y contempló su cuerpo esbelto y atlético, tan bien formado por el deporte y el ejercicio como su propio cuerpo. Se fijó en sus nalgas prietas y duras y comenzó a dedicarle toda su atención a su hermoso culo. Besando y lamiendo su orificio a conciencia. Taki se estremecía de puro placer anticipando lo que vendría a continuación. No se equivocaba. Izawa empezó a introducir un dedo insalivado para dilatar su ano. A ese dedo siguieron otros. Al principio era algo molesto pero Izawa sabía perfectamente lo que hacía. Cuando tuvo a taki bien dilatado y lubricado Izawa echó saliva en su pene y se echó sobre la espalda de su novio mientras lo penetraba lentamente y con mucho cuidado. El dolor pasó rápido dando lugar al placer, y Taki volvió a gemir y a estremecerse mientras Izawa lo penetraba.

—Aaaah...Mamoru, Sí. Sigue así, dame más fuerte.

—Como quieras.

Izawa repondió a la petición y agarró a Taki por los hombros mientras aumentaba el ritmo y la fuerza de sus embestidas. La sensación de estar dentro de él, tan cálido y estrecho, era como estar en la gloria y temió que a ese ritmo no duraría mucho.

—Que apretadito estás, Hajime —susurró en su oído—. Voy a…

No llegó a terminar la frase. Con un suave gemido Izawa alcanzó el orgasmo eyaculando dentro de Taki.

Izawa se quedó unos instantes sobre Taki, jadeando satisfecho.

—Eso ha sido maravilloso —susurró Taki con evidente placer.

—Pero aún no ha terminado —dijo Izawa mientras se retiraba de su interior— Ahora te toca a tí.

Izawa se tendió en la cama al lado de Taki mientras se palmeaba las nalgas de forma provocativa.

—Vamos ¿A que esperas? —dijo como si le desafiase— ¿No quieres follarte este culito?

Eso fue demasiado para Taki, que de un bote estaba encima de Izawa restregando su miembro entre sus nalgas mientras le besaba el cuello.

—Claro que quiero —respondió—. Prepárate que aquí voy.

Taki echó saliva en su pene y después en el culo de Izawa. Cuando estuvo bien lubricado, lo penetró de una sola estocada. Izawa lanzó un grito ahogado, pero fue de placer claramente. Taki comenzó a penetrarlo muy deprisa buscando acabar con rapidez. Sus embestidas eran cada vez más rápidas y enérgicas. Como sospechaba, Izawa tenía más experiencia y dilataba con mayor facilidad aguantando perfectamente su ritmo salvaje, pero aún así estaba gozando de la sensación de estar dentro de su culo.

—Siiii, Hajime, así. Más rápido, más fuerte…

Claramente Izawa también estaba gozando, y sus gemidos y palabras excitaban todavía más a Taki quien comenzó a penetrar con más violencia, cada vez más rápido y profundo. Agarró a Izawa de los hombros, de la misma forma que había hecho él, y empujó con la cadera con todas sus fuerzas mientras se corría dentro de su culo gritando de placer.

Permanecieron así los dos durante un rato. Taki sobre Izawa, jadeando y resoplando, bañados en sudor. Cuando hubieron recuperado las fuerzas, Taki se apartó y se incorporó sobre el borde de la cama.

—Me ha encantado —dijo gozoso.

—Si, ha sido increíble...salvaje —añadió Izawa con evidente satisfacción.

—Creo que nos vendrá bien tomar otra ducha —comentó.

—¿Juntos? —preguntó de forma provocativa.

—¿Existe peligro? —dijo Taki riendo.

—Yo me he quedado bien a gusto ¿y tú?

—También. —se encogió de hombros—. Supongo que no habrá problema en ducharnos juntos.

Se inclinó sobre Izawa y esta vez fue el quien le robó un beso a su novio. Cogieron unas toallas del armario y fueron hacia la ducha riéndose mientras se agarraban de las nalgas el uno al otro.

 

 

Notas finales:

Bien, ahí queda eso. No descarto que el camino de los gemelos Tachibana se crucen con los de nuestra feliz pareja en el futuro. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).