Los días continuaban muy parecidos entre sí, a diferencia de que ya tenía un nuevo amigo en línea. De vez en cuando le escribía por privado, preguntando trivialidades relacionadas a sus publicaciones.
"¿Qué comerás hoy?"
"¿Cómo logras dormir cuando llevas varios días con insomnio?"
Inevitablemente se comenzaron a conocer más a fondo.
— No pensé que estudiaras mecánica. — Se asombró Steve.
— ¿Y qué pensabas que estudiaba? — Preguntó Tony, interesado.
— Tal vez... economía.
Tony rió, no era el primero que lo imaginaba.— Supongo que lo dices por mi familia.
— No quise sonar descortés...
— No te preocupes. También ellos querían que estudiara eso o Administración.
— Bueno... mi familia hubiese preferido cualquier otra carrera, excepto Arte.
— Es difícil no cumplir con sus expectativas, te persiguen en cualquier oportunidad que tienen. Es muy molesto. Sólo buscan que termines arrepentido.
— Eso creo. Realmente no sé qué es lo que piensen, Tony. No he hablado con ellos en mucho tiempo.
El castaño no lo podía creer. Incluso en esa situación, ¿no había tenido contacto con su familia? Le parecía imposible. Su madre le llamaba diario, preguntando si se encontraba bien, a pesar de que el enfermo ahora era su padre. — ¿Desde cuándo?
— Creo que en Octubre. No lo recuerdo bien, estaba muy ocupado en la escuela.
— ¿Y tú no los has contactado?
— En realidad sólo es mi mamá. No tengo hermanos y mi padre era soldado, murió fuera del país cuando era niño. Ella no fue muy apegada a mí. Aunque intente buscarla, siempre cambia de número telefónico y de dirección.
Anthony no sabía cómo responder ante esa triste confesión. Por más enojado que estuviese con sus padres, no desearía algo así. — Entonces... ¿no siempre has vivido en Brooklyn?
— Sí, siempre he vivido aquí. Ella es quien se fue.
Tony continuaba triste y sinceramente deseaba cambiar de tema, pero no quería ser grosero. — Fuiste alguien independiente desde hace mucho. Me habría gustado ser así. Aún me cuesta mucho hacerme cargo de mí.
— Te acostumbras.
Sentía que había tocado un mal tema, pues de repente Steve respondía algo cortante. Pero cuando ya no sabía qué más decir para solucionarlo, Steve volvió a escribir.
— ¿Así que vives completamente solo? ¿Como yo?
— Sí. Al comienzo fue un alivio, descansar del día a día. Pero ahora me arrepiento de no tener una mascota.
— A mí me gustan los perros. Si en mi edificio no prohibieran mascotas, ya tendría uno. Tal vez un labrador.
— A mí me gustan los gatos.
Ambos se enviaron algunas imágenes de mascotas y vídeos.
También habían días tristes, en los cuales podían desahogarse entre sí.
— Espero que tu papá mejore, Tony.
— Yo también... Mejoraba, pero... no sé...
— Todo estará bien. En verdad. Le están cuidando.
El castaño sonrió un poco al leerle. Tenía razón, no todos corrían con esa suerte. Los contagios habían aumentado y aquello creaba un ambiente tenso en general. La compañía de su familia había procurado que a sus empleados se les pagara como siempre, pero tal vez en las próximas semanas no sería así.
— ¿Cómo ha ido tu día?
— Bastante normal. No he querido dibujar, pero he estado leyendo. Tampoco he querido cocinar. Mañana tendré que salir a hacer las compras.
— Tienes cuidado.
— Sí, lo haré. Espero no demorar mucho. Compraré para una semana, pero espero hacerlo rendir dos.
— ¿Ya no recibes sueldo normal?
— La librería en la que trabajaba ya no pueden hacerlo. Al menos aún no me despiden.
Anthony no lo dudó.— Te enviaré algo.
A pesar de la negativa de Steve, Tony le realizó una transferencia generosa, pero no tanta como para que Steve se sintiese culpable.
Desde ese momento ya no se sentían sólo como amigos virtuales o como un "Tamagotchi" como solía explicarle Tony a Rodhey y que a Steve le había dado tanta gracia.