El cuarteto llega a la playa, en donde Yugi invoca a Torut, los chicos se suben a este y parten hacia la isla del olvido. Luego de tres horas de viaje, los cuatro jóvenes logran llegar a la costa de aquel lugar, los muchachos bajas de la criatura, se despiden y se adentran en aquella isla, la cual solo tiene unas estatuas del Dios de la creación, arena, plantas nativas y unas cuantas palmeras.
- Muchas gracias chicos, sin su ayuda no podría haber llegado hasta aquí - dice Kizara agradecida.
- No, tienes que darnos las gracias, era nuestro deber como los elegidos, ahora todo esta en tus manos Kizara - menciona el guerrero mirándola fijamente.
- Bien, espíritus sagrados , unamos nuestros poderes y abramos el portal - comenta la chica elevándose juntos con los mencionados y utilizan sus poderes pero lamentablemente fallan - No pude ser no ha funcionado - cae de rodillas al suelo en pose de derrota.
- No, te rindas, tu puedes hacerlo - anima Yami.
- Vamos, inténtalo de nuevo - apoya Heba con una gran sonrisa.
- Animo Kizara - dice Atem levantando uno de sus puños al cielo.
- Todos te apoyamos amiga - grita Yugi con entusiasmo.
- De acuerdo, espíritus intentemoslo una vez mas - el hada se eleva e iba a comenzar con el procedimiento, sin embargo algo la detiene.
- Miren amigos ese es el portal - indica el guerrero mirando hacia el cielo.
- Buen trabajo Kizara, lo lograste - dice el mago alegremente.
- Te equivocas Yami, yo no hice nada el portal se abrió solo, eso significa que la energía de todas las piedras sagradas ha sido liberada y con ello solo es cuestión de tiempo para que los malignos queden liberados de ellas para volver a destruir este mundo - menciona el hada con angustia.
- Eso es una pésima noticia - comenta el chico bestia pateando una pequeña piedra.
- ¿Qué es ese ruido? - pregunta Atem, mira el cielo y ve un barco flotante con sus cañones apuntando hacia abajo - Chicos al suelo todos - grita, los demás hacen caso, justo tiempo para evitar las explosiones.
Lamentablemente la explosión los deja a los cuatro inconscientes por unas dos horas aproximadamente hasta que comienzan a reaccionar y a ponerse de pie.
- ¿Se encuentran bien? - pregunta Yugi preocupado por los demás.
- Estamos bien - responden los tres a la vez.
- Debemos impedir que los demás se apoderen de la espada sagrada - menciona Yami mirando el portal.
- Lo sabemos Yami pero ¿Como llegaremos allí? Si no tenemos alas para volar - cuestiona Heba cruzándose de brazos.
- Quizás la madre alada, podría ayudarnos - dice el guerrero de la nada.
- ¿Quién es ella? - pregunta Atem con extrañeza.
- Es una dragona que vive en la parte mas arriba del reino ventisca, si vamos con ella y le explicamos la situación podrá ayudarnos- responde el ojiamatista con una sonrisa de esperanza.
- Bien, entonces vamos por ella, chicos - ordena el hada entusiasmada.
El cuarteto, regresa a la playa en done Yugi llama a Torut, se suben en el y viajan hacia la costas de las montañas del viento, llegan a ese lugar, se bajan y empiezan a subir las colinas, luchando contra los monstruos que viven por allí hasta que llegan al reino de ventisca, sin embargo, esta vez no van al palacio sino que toman el camino del este topándose con los mismos enemigos de antes pero mas fuertes por lo que les cuesta un poco de trabajo acabar con todos ellos.
Los cuatro jóvenes avanzan por el norte, este, norte, oeste, norte, sur, este, oeste, norte y norte, cuando llegan a lo mas alto de aquella montaña y sobre ella sobrevolaba una hermosa dragona blanca, de caballera rubia y ojos esmeralda.
- Alto ahí, no den un paso mas - dice un pequeño tricolor de tez blanca, ojos color lila, de estatura bajita, vestía una camisa celeste, un pantalón azul marino y unas botas blancas con lineas azules.
- Tranquilo, no somos cazadores, somos los elegidos del hada que necesitamos a tu dragona para poder ingresar al portal hacia la tierra sagrada, tomar la espada divina y salvar este mundo de su posible destrucción - explica Yugi de una forma calmada.
- Oh, con que son ustedes, los he estado esperando, mi nombre es Yugi cero y es un placer conocerlos - menciona el chico con una gentil sonrisa.
- El gusto es nuestro Yugi cero, ellos son Yami, Heba, Atem y yo soy Yugi - dice el guerrero correspondiendo con una sonrisa similar.
- Bueno Flaminie baja por favor, debes llevarnos al portal santo - ordena el chico nuevo y la dragona baja para que se suban a su lomo.
Una vez que todos estuvieron arriba de ella, la dragona comenzó a elevarse para agarrar una buena altura y cuando lo consigue comienza a volar.
Continuara