Los tres príncipes se retiraron aquella caverna para regresar al camino amarillo, en donde tuvieron que esta vez luchar contra los mimos enemigos a la vez que avanzaban de vuelta a la ciudad libre.
Una vez que llegaron a su destino, se separaron en distintas direcciones para preguntarle a las personas sobre otro método de poder llegar desde allí hacia el reino de Hana. Luego de una hora de estar de preguntones, los tres chicos se reunieron en la posada, en donde se sentaron en una mesa para dar a conocer como les había ido.
- A mí me fue mal, lo siento chicos - dice Yugi carisbajo.
- Descuida Yugi, aunque ami también no me fue tan bien como yo creía - comenta Yami poniendo su mano derecha sobre el hombro izquierdo del amatista.
- Pues, ami me fue genial - menciona, sonriendo haciendo que los otros dos lo miren con curiosidad - me dijeron que al sur de la ciudad vive un científico llamado Mokuba quien ha creado un cañón, con el cual podremos ser lanzados desde aquí hacia a Hana sin problemas.
- Eso del cañón me da un poco de miedo pero sino tenemos alternativa, vayamos a hablar con ese científico - dice el menor de los tricolores levantándose de su silla.
Los otros dos jóvenes asienten con sus cabeza a la vez que levantan, después de estar de pie, los tres se retiran de la posada y caminan hacia la casa de Mokuba. Una vez que llegan a esta el mayor de los tres toca la puerta.
- Hola ¿En que puedo ayudarlos chicos? - pregunta un chico de pelo negro, ojos grises, tez blanca, baja estatura y viste un camisa celeste, un pantalón negro, botas azul oscuro y una chamarra amarilla.
- Queremos usar su cañón - le responde heba poniendo sus brazos detrás de su cabeza. -
Con gusto sé los prestaría, pero lamentablemente no tengo pólvora, sin ella no puedo hacerlo funcionar, así que si no es mucha molestia, ¿Podrían conseguirme un poco? Yo lo haría pero estoy muy ocupado con otro gran invento - les comenta el científico cruzando de brazos.
- De acuerdo nosotros te traeremos pólvora pero ¿En donde la conseguimos?- cuestiona Yami con seriedad.
- Lo ùnico que se, es que la venden los enanos que viven en la cueva de la cierra - contesta Mokuba suspirando.
- Perfecto, ya sabemos donde es, muchas gracias por la información dice Yugi con una bella sonrisa.
- Por nada y suerte
Así los tres otra vez salen de la ciudad libre, retoman el camino amarillo, luchan contra los mismos mounstros hasta que llegan a la caverna, en donde entran y se detiene al lado de la estatua del dios de la creación.
- ¿Como rallos vamos a encontrar a esos enanos? - pregunta Heba molesto.
- Quizás yo pueda ayudarlos - dice el mago silencio apareciendo ante ellos - ustedes no puedan verlo pero los enanos son algo tímidos con los humanos por lo que se ocultan usando magia, si yo uso la mía así - lo hace y se abre la entrada dejando a los tres chicos sorprendidos - listo ya podemos entrar.
Luego que los tres príncipes salieran de su estado de asombro, se adentraron en la aldea de los enanos, en donde se separaron para averiguar. Después de una hora de estar preguntando, se juntaron en la entrada de la ciudad.
- Chicos, me dijeron que al este de aquí hay una mina y dentro de ella está un señor llamado Salomón él es ùnico enano que vende pólvora - dice el amatista alegre.
-Entonces, no perdamos el tiempo y vayamos a buscarlo - ordena Yami con tono de orden a la vez que los otros dos asienten con sus cabezas.
El trió de jóvenes sale hacia el este, entra en la mina topándose con monstruos en forma de topos, burbujas envenantes y moblins que tiran hachas. Los tres luchaban contra ellos hasta que eliminaron continuando por su camino por el oeste, norte, este, sur y norte. En donde vieron a un a enano de cabellos blancos, barba blanca, ojos lilas, vestía un pantalón verde, una camisa gris, una botas gris y en su cabello una bandana verde.
- Disculpe ¿Usted es Salomón? - pregunta Yugi mirándolo a los ojos.
- Si, soy yo ¿Que quieren de mí? - cuestiona el viejo mirando a los tres chicos seriamente.
- Queremos que nos venda pólvora - responde el mayor cruzándose de brazos.
- Sé las venderé por cinco mil monedas de oro - menciona el enano con una sonrisa.
- Eso es mucho dinero, no tenemos tanto - le reclama el chico bestia, indignado.
- Esta bien, no te enojes - moviendo sus manos en forma de calmar la situación - se las dejo por tres mil mondas de oro
- También es demasiado - menciona el amatista molesto.
- No tengo tiempo para perderlo con ustedes, me largo de aquí - se va el anciano.
- Hay no y ¿Ahora que haremos? - pregunta Heba desganado.
- Tendremos que perseguirlo por toda la mina - responde Yami resignado.
Los tres chicos suspiran, salen de allí y toman el camino del sur, este, norte, oeste, sur, oeste, norte y norte, en donde se encontraron con los mismos enemigos los cuales iban derrotando a la vez que avanzaban hasta que se encontraron en una caverna sin salida junto a Salomón. Cuando de repente comenzó a temblar, haciendo que el enano saliera corriendo y dejando a al trió de príncipes solos en contra de un topo gigante.
Los tres chicos luchaban contra el enemigo pero el daño que le hacían no era muy efectivo.
- Cuidado Yugi - le grita Yami a ver que su compañero estaba a punto de ser alcanzado por las garras del enemigo - Holly ball - grita el mayor haciendo que de su mano salga una bola de luz la cual le provoca un gran daño al enemigo.
- Yami hiciste magia - dice Yugi feliz, corriendo abrazar a su compañero.
- Lo logre - menciona el ojivino contento correspondiendo el abrazo.
- Oigan chicos después celebran - mirando a los dos con una sonrisa picara - ahora tenemos un topo que eliminar
- Si, tienes razòn - se separa sonrojado - Heba y Yo atacaremos las patas, Yami tu alejate y usa tu magia en su cabeza
- De acuerdo - responde los dos muchachos al mismo tiempo.
Luego de una ardua lucha por fin lograron vencer al enemigo quien se esfumo, después que este desapareciera, apareció antes ellos una bola peluda con ojos, brazos y piernas verdes.
- Muchas gracias por haberme rescatado, yo soy Kuriboh el espíritu de la tierra - se presenta aquel ser el cual habla a través de la telepatía.
- Kuriboh, ¿Vendrías con nosotros para llevar a cabo nuestra misión?- pregunta Kizara apareciendo a su lado.
- Claro que si, hermosa dama - responde el espíritu, despareciendo en frente de ellos.
- Kizara espera antes que te vallas aclarame algo ¿Como fue posible que pudiese usar magia?- pregunta Yami intrigado.
- Siempre has tenido magia Yami pero esta estaba dormida y ahora está despertando poco a poco una vez que consigas despertarla por completo podras ser un poderoso mago, por ahora mientras más espíritus consigamos más magia podras obtener - le explica el hada antes de irse.
- Bien - susurra Yami mas tranquilo.
- Increíble, ustedes son amigos del gran Kuriboh, con gusto les daré mi pólvora y los sacare de aquí con mi cuerda mágica dice el viejo acercándose a ellos feliz y les entrega una bolsita con polvora en sus manos al tricolor menor.
- Gracias, Salomón - dicen los tres a la vez.
El enano usa la cuerda y todos regresan a la entrada de la mina, el anciano regresa a su aldea, mientras que el trió sale hacia la caverna. Continuara