Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Flor Maldita por Juliet_Aran_BlackPrince

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

[ 5 años después]

 

Tras pasar cinco largos años, Hades se encontraba una vez más esperando con impaciencia que llegara Kima, la misma chica que había salvado aquella desafortunada mañana.

 

Y digo, desafortunada, porque desde esa mañana, para Hades se volvió su perdición...

 

Aún recordaba como esa chiva loca, parecía estar más "cuerda" como ninguna otra.

 

Parecía no afectarle el hecho que estaba frente a un dios al cuál todos repudiaban, y encima de la bestia que era propiedad del mismo dios.

 

Una chica fuera de lo común.

 

Transcurridos una hora de estar viéndose sin decir nada, como dos estúpidos, el hombre de cabellos azul turquesa, aburrido de ver que aquella loca no armaba un gran escándalo o por lo menos se baja de la aquella bestia, empezó a caminar seguido de su creación.

 

¿Ayudarla a bajar?

 

Ni loco.

 

Ya bastante había tenido con salvarle la vida para darle un servicio completo.

 

-Hey tú, quién dices no ser Hades, el Dios de la muerte y cargas con un escorpión gigante venenoso, no eres muy creíble en cuanto a lo que dices- sonrió con un poco de burla la chica esa, que al parecer no parecía tener cierta apreciación por su vida. -Hey, te estoy hablando- y tras volver a su llamado no correspondido, le lanzo una pequeña piedrecilla a la cabeza del hombre para intentar contener su risa- Ups, lo siento- para volver a lanzar otra.

 

No habían pasado ni tres minutos de haber empezado a caminar y ya deseaba matarla. 

 

-¡¿Que mierdas quieres?!- gritó encolerizado, y sin poder controlarse, de sus manos resurgieron llamas azules.

 

-Solo quiero que me digas la verdad ¿Quién soy y quiénes fueron mis padres?

 

-Y que mierdas voy a saber yo, si ni siquiera te conozco- aunque a decir verdad, cuando veía a la joven dama, en la profundidad de su mente, alguna vocecilla suya le recordaba a alguien pero ¿a quién?

 

Y pasado una gran parte de su camino, y la chica no parecía importarle a donde la llevaban y él no se decidía si matarla o dejarla vivir.

 

Tomo la gran insensatez de pararse a mitad del camino para escucharla y resolverle todas sus dudas si estaba en sus manos hacerlo.

 

Y ahí estaban, pasados cinco años.

 

Una sonriente mujer a su lado, mientras sujetaba una canasta con diferentes frutos y su incesante locura de estar con un hombre que lo más posible seria quién le causaría la muerte, literalmente hablando.

 

En algún momento de su convivencia, la chica le había declarado su enamoramiento que tenia hacia él [eso fue hace más de dos años y tres meses] y le había hasta rogado que la aceptara, que si él no podía amar, ella amaría por lo dos.

 

Y ahí estaba, la promesa hecha presente. Ellos dos caminando, tomados de las manos bajo los rayos del ocaso, cerca del mar, el cuál en un momento le ocasiono ira y rencor, ahora le parecía lo más hermoso, no por lo que era el mar o los rayos del sol en la inmensidad del cielo, oh no, sino por la persona que estaba a su lado.

 

Porque Hades, había aprendido amar.

 

Después de aquel paseo cerca del mar, habían transcurrido otros cinco años más, ahora Hades tenia treinta años, y Kima veintiocho.

 

Hades, era feliz.

 

Después de mucho tiempo era feliz, pero la felicidad no le duro mucho tiempo, como él hubiese querido

 

Always

Para toda la eternidad

 

Ahora se encontraba observando como aquella mujer, quién muchas veces le había dicho "Te Amo" ahora se encontraba vestida de un blanco puro, parada en un altar con un hombre que no era él...

 

¿Como pudo ser tan estúpido y haber caído en las redes de aquella ramera?, o mejor dicho, ¿como pudo pensar que no acabaría contaminando a Kima con su propia maldad, matando lo puro que había en el corazón de ella y sacando a relucir su propia maldad?

 

¿Como pudo pensar que ella jamás cedería ante su propia locura?

 

Ella solo era una mortal

 

Pero aún con esas cuestiones, no hizo nada para que el dolor de su pecho doliera.

 

No, eso nunca tuvo que ver, con lo que estaba presenciando

 

Si el amor que supuesta-mente Kima tenía hacia su persona, eso, la infidelidad que estaba viviendo en ese instante, JAMÁS debería haber pasado.

 

Según Afrodita, el amor más perfecto y puro, podía vencer hasta la muerte misma, derribando toda barrera de distanciamiento que pudiera haber.

 

Que ese tipo de amor, no podía contaminarse ni con el mismísimo toque de Hades...

 

Entonces, Kima jamás lo amo como él, la había aprendido amar.

 

En un arranque de furia de ceguedad, no mato a Kima o al chico con quién ahora se había desposado, oh no, claro que no.

 

El iba a matar el amor desde lo más puro y vil que alguien hubiese sentido.

 

Humillaría a esa estúpida diosa que creía que sus creaciones de sus millones de flores eran realmente bonitas y únicas.

 

Él le demostraría que era una flor única y hermosa.

 

Él demostraría que ese tipo de amor, el amor más puro y sincero, ni seria más que una mentira, una agría y pura falsedad.

 

Con todo el poder que poseía, y con todos los lamentos del infierno, y toda la maldad que existía y que existiría, formo una pequeña flor color carmesí que mancho con su propia sangre volviéndola en su casi totalidad color negra, que contenía una gran parte de estelas brillantes, como las constelaciones del cielo, y en el centro de aquella flor, estaba una pequeña mancha de color azul turquesa, que profesaba el poquito amor que aún le quedaba en su muerto corazón.

 

Con todo el odio que sentía y vibraba en cada parte de los poros de su piel, con gran esplendor, planto esa pequeña flor, contaminando al mundo, haciéndola germinar, de un momento a otro.

 

Flores exactamente iguales, o casi iguales, fueron germinando del suelo, unas iguales a otras, y otras con la distintiva que estaba en el centro de dicha flor [unas iban pintadas en el centro de color ya sea blanco, lila o rosa]

 

-Ustedes mis preciosas, demostraran que hasta el amor más puro y sincero, puede ser una farsa. Ustedes serán señal de destrucción y atraerán el mal  a donde quieran que recidan-

 

La misma flor que uso para que las demás germinaran, fue cortada por él mismo para regalarla a quién fue alguna vez, el amor de su vida...

 

Esa flor había hecho, que el esposo de Kima, la acabara engañando con su propia hermana, y esta enloqueciera cuando los vio fornicando en el mismo lecho en el que su esposo la había hecho suya la primera vez.

 

Con rencor sembrado en su corazón, asesino a sangre fría a su esposo y a su hermana mientras estos dormían, y con la misma daga escurriendo con la sangre de esos dos traidores, se dirigió a la cuna del fruto del amor con ese estúpido hombre, para encontrarse, nuevamente con aquella flor negra que aún con el pasar de los tiempos parecía no marchitarse.

 

La tomo con delicadeza para aspirar su aroma, acordándose del toque de las manos del Dios de la Muerte

 

-Hades- susurró, y con una risa casi maniática que retumbo por todo el lugar, tomo nuevamente la flor y la puso encima del corazón donde dormitaba el pequeño bebé de tan solo cinco meses.

 

-Tu maldita flor, que viniste como regalo del mismísimo Hades, yo te maldigo en su nombre, para que corrompas hasta el ser más puro que exista en este mundo- una vez acabando de recitar esa maldición, tomo la daga y se la clavo al pecho y con un poco de su propia sangre, salpico tanto al bebé como la flor.

 

Pasada unas horas, hicieron acto de presencia tanto Afrodita como la diosa Demeter para ver aquella escena antes que los propios humanos

 

-Oh tu pequeña flor,que te crearon para ser una maldición errante a quién todos despreciaran por las tragedias que provocaras y provocaste, hoy en el nombre de Afrodita y el mio, te doy la escapatoria de que cuando encuentres a un amor puro y sincero, no podrás lastimarlos, sino que los pondrás a prueba para que demuestren que tan fuerte es el amor que dicen tener sin acarrear castigo alguno-

 

Y con esas palabras, todas las demás flores de su misma derivación fueron marchitándose una tras otras, hasta quedar una minoría.

 

Mientras tanto, el pequeño bebé que dormitaba, fue tomado entre los brazos de una de las diosas, y llevado con ellas hasta una pequeña aldea, en donde fue dado como regalo a un par de ancianos que habían rogado cada mañana desde que se casaron para tener un hijo, dado que la pobre mujer, era tomada como estéril, la cuál nunca pudo concebir más nunca hubo adulterio alguno en su matrimonio.

 

[...]

 

-Que bella flor. Me recurda a los cabellos de Menma y sus hermosos e inigualables ojos azules-

 

 

 

Continuará....

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).