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Garras de omega [EN AMAZON] por Furia_Rosita

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Kajat intenta aplacar a Gerard, que grita como un condenado y lo empuja desconsideradamente, dirigiéndose hacia la enfermería, aporreando la puerta cerrada por dentro.

—Ese maldito bastardo, cuando Lady María sepa que se ha follado a un estúpido lobo blanco... ay, por los dioses, como rechace el matrimonio... —se lamente el príncipe. —¡Harry, haz el favor de abrir!

Kajat se sostiene el puente de la nariz, le parece imposible contener a ese estúpido y malcriado lobo, pero descubre que no es tan difícil cuando una voz femenina tras de él dice:

—¡Príncipe Gerard! ¿Qué es todo este alboroto?

El pelinegro se pone tenso de repente y se gira despacio, como si esperase ver a un fantasma detrás suyo. La Hermalias que lo mira con enfado tiene un brazo y un ojo vendados, pero es de carne y hueso. El alfa se acerca a ella y se intenta explicar con torpeza.

—Harry ha pasado la noche con ese omega, sus gritos se oían por todo el palacio y Lady María debe estar histéric-

La puerta de la enfermería se abre, mostrando a Harry despeinado, lleno de arañazos y con sangre seca en sus comisuras, siguiendo hasta su cuello y clavículas. Gerard lo mira con asco, Kajat alza una ceja sorprendido, casi orgulloso, y Hermalias no cambia su expresión en ningún momento.

—Convoca una reunión urgente. —ordena el alfa con tono monótono mientras se rasca la cabellera con pereza, pero su hermano lo agarra del brazo con fuerza.

—¿Qué mierda dices? Haz el favor de limpiarte, pareces un animal y la boda con Lady María es en unas horas. Estaba hecha una furia por lo de su abrigo y ahora con esto...

Gerard se queda sin palabras cuando ve salir a León de la enfermería, buscando a Harry. El chico está tras una sábana salpicada de sangre liada a la cintura y en el cuello porta como si nada la enorme mordida del rey de los lobos negros. Gerard traga saliva, se pone tan pálido que Hermalias se acerca por si va a desmayarse, y dice:

—C-convocaré una reunión urgente.

Minutos más tarde toda persona importante del consejo está en la sala de reuniones, donde Harry aparece acompañado de León. Ambos han limpiado la sangre de sus cuerpos y se han puesto ropa presentable; el omega ha trenzado su cabello a un lado, dejando a la vista la orgullosa marca del mordisco de su alfa. Al entrar en la sala todos lo miran indiscretamente con ojos gigantes, bocas abiertas e incluso la cara pálida por tal susto. Paola y Lendra se miran entre ellas como si aún no se lo creyesen, Gerard aprieta los dientes y Roger tiene los ojos llorosos por alguna razón. Aura, que también está en la reunión, deja ir un gritito y se tapa la boca y Gandel tan pronto los ve se pone a rezar.

—Mi grandísimo príncipe, su alteza ¿Es que acaso...? Por los dioses, esta locura... No puede ser ¿En qué pensaba? —pregunta el anciano, interrumpiéndose para rezar y trabándose por los nervios, santiguándose cada vez que mira a León con esa marca en el cuello, como si fuese una especie de demonio.

Harry prolonga el incómodo silencio, sentándose sin prisas en la silla que preside la reunión y esperando a que León salte sobre su regazo. Una vez el muchacho se acomoda le acaricia los cabellos con ternura, perdiendo el tiempo y regodeándose frente a todos.

—Pensaba en que amo a León y en que este reino merece ser gobernado por un omega con el corazón puro y el alma fuerte como él, no por un Kez, no por uno de esos asesinos, ladrones... nobles capaces de alimentar a los perros con sus propios pueblerinos. Pensaba en mí, sí, pero no soy un egoísta, pensaba también en que los dioses se avergonzarían al mirar este reino y ver que hemos dejado entrar a una manzana podrida, capaz de infectar todos nuestros valores, todo nuestro honor.

—Tu charlatanería no soluciona que seas un impulsivo, Harry. —masculla Gerard entre dientes. —Lo que has hecho un insulto ¡Un acto tiránico! El rey no puede actuar por su cuenta, no eres todopoderoso.

—Haya paz —dice Gandel al ver al nuevo rey apretar sus puños, abriendo la boca para responderle de un ladrido furioso a su hermano. —, lo único que podemos hacer ahora, si os habéis unido en cuerpo y alma ya, es oficiar la boda para que podamos enviar a todos los reinos un tratado que les advierta de que este no es un reino sin rey.

—¿Vamos a dejar las cosas así? ¡Ni siquiera un rey debería salir impune por ofensas a la corona como esta! —se queja Gerard mirando con incredulidad a los presentes.

—¿Y tú? —pregunta León apretando su mandíbula y alzando la voz, aunque con todo calmado. Su pregunta resuena por toda la sala, ganándose una atención abismal de los presentes. Es la primera vez que se le oye en una reunión del consejo. —¿Y todos vosotros? ¿Vais a quedar impunes? Harry ha cometido un crimen y una blasfemia al marcarme en secreto, soy perfectamente consciente de ello y asumo mi responsabilidad, pero también soy consciente de que esta situación ha sido marcada por vuestras decisiones equivocadas, vuestra presión, vuestra coacción. Habéis empujado a Harry a elegir entre atentar contra vosotros o atentar contra su reino al haceros caso. Harry pidió un matrimonio conmigo, presentó sus deseos ante el consejo y presentó motivos racionales, no solo pasionales, y vosotros... vosotros solo rechazasteis el matrimonio por miedo. Miedo a darle a Seth un rey extranjero, miedo a que la historia se repitiese, a que la hazaña de la madre de Harry no fuese olvidada. Tenéis miedo de vuestra antigua reina, de su sangre impura, de que incluso siendo una extraña haya luchado con más ferocidad por el reino que cualquier lobo negro. Y tenéis miedo de que yo también lo haga, que os haga sentir pequeños en vuestra propia casa, que demuestre que, si mi sangre no pertenece al trono, mi corazón al menos sí. Tenéis miedo a que la grandeza de vuestro reino no venga de dentro sino de fuera, tenéis miedo de que sea un buen rey, mejor de lo que cualquiera de vosotros podría ser jamás, tenéis miedo de todo lo que la antigua reina pudo ser y quizá hasta os alivia su muerte. Sois traidores de la corona porque os fijáis más en el pelaje del lobo que la lleva que en las intenciones, que en las esperanzas que trae al pueblo, que en la paz que consigue, las guerras que gana, los sufrimientos que cura.

<<Habéis negado a Harry un matrimonio usando vuestro poder de revocar su amor ilegítimamente, con motivos sucios, cobardes, vergonzosos... Pero no solo eso, le habéis obligado a aceptar la mano de Lady María. El consejo puede rechazar un matrimonio, pero no puede forzar nunca ninguno y vosotros habéis abusado de vuestro poder, lo habéis coaccionado amenazándolo con quitarle la corona que le pertenece por derecho de nacimiento. Si Harry es un tirano por decidir sin vosotros, vosotros sois más de lo mismo por decidir sin él y por él. No, sois peores.... Esclavistas, como esos lobos que obligan a omegas a casarse con alfas que no les gustan. Habéis usado a vuestro rey a conveniencia, habéis despreciado su sabiduría para tomar decisiones y habéis preferido manchar el honor de toda una casta. Los Kez... habéis intentado casarlo con una Kez. Vosotros prometéis a vuestro pueblo un reino sin pobreza, sin explotación sexual, sin venta de carne de betas, sin esclavismo... pero pretendéis apoyar a los Kez, que hacen todo eso y más. Habéis mentido a vuestro pueblo porque, aunque vosotros no cometáis esos crímenes, pretendéis ser la mano que ayuda a otros criminales alzarse y seguir aterrorizando a inocentes. Habéis escupido en la cara a la justicia, al honor, a todo lo que vuestra corona representa, a todo lo que vuestro pueblo aprecia de vosotros.

<<Sois cobardes, hipócritas e inmorales. Que Harry os desobedezca no es solo un acto de rebeldía, sino la prueba de que un rey vela por su pueblo incluso si eso supone alzarse contra la autoridad de un consejo corrupto. Si Harry debe ser castigado por enmendar vuestros pútridos errores, vosotros merecéis un infierno de castigo por cometerlos. Yo aceptaré mi castigo si es que lo hay ¿Vosotros aceptaréis el vuestro?>>

La sala entera se llena de silencio casi sagrado. Gandel deja de rezar en voz baja, con la mandíbula colgando de la impresión y los demás, incapaces de mirarse entre ellos porque tienen su vista clavada en el valeroso omega, bajan un poco la cabeza cuando este los mira uno a uno, mostrando una sumisión que León pensaba que solo la voz de mando puede conseguir. Harry sonríe altaneramente, acariciando los cabellos de su fiero muchacho como si se tratase de un gato, relajándose en su asiento y soltando una cínica risa antes de decir.

—¿Alguien tiene algo que objetarle al lobito blanco?

La pregunta es retórica porque nadie responde, ni Gerard, que tiene las venas del cuello y frente marcadas de la frustración y los puños cerrados sobre la mesa. Harry lo mira perezosamente, viendo como su hermano se pega contra el respaldo de la silla, conteniéndose.

—Bien, entonces... Gandel ¿Para cuando puedes preparar la boda? —pregunta Harry dirigiéndose al barbudo anciano.

—P-para esta noche, mi rey, aunque necesito apresurarme. —dice nerviosamente, bajando la mirada cuando León lo busca con la suya. —Tenía usted razón, el omega... creo que hasta los dioses están sorprendidos.

—Avisaré a los mensajeros —propone Hermalias, con voz apresurada. —, las cartas de aviso sobre su matrimonio serán enviadas tan pronto caiga la noche, su alteza.

León se siente aliviado, incluso si solo es por presión, no le están rechazando. No pueden. No se siente acogido, pero sí intocable y aunque prefiere lo primero, se conforma más que mucho con lo segundo. Harry cierra los ojos y asiente, profundamente complacido.

—Kajat, avisa a los escoltas de Lady María, que la lleven a Kez, no deberían tardar más de dos días, así que dile a Lady María que sea ella misma quien le entregue al rey Dem el documento oficial de mi boda con León.

—¡Ahora mismo! —responde el coronel con diligencia.

—Bien ¿Alguien tiene algo que decir? ¿No? —el alfa sonríe ampliamente, baja su mano, acariciando el contorno rojizo dela marca de León y dice: —Se levanta la reunión.

Todos se ponen en pie apoyándose en su silla o la mesa, como si fusen a caer por la intensidad de todo lo sucedido, y León es cargado por Harry, que le sonríe lleno de orgullo, con sus dos bonitos hoyuelos.

—Eres impresionante, León, poco más y tengo que pararte los pies para que no destroces a todo el consejo —le halaga el alfa, dándole pequeños besos por el rostro, desde su nariz hasta la frente. Luego lo deja en el suelo y el omega ríe mientras se alisa los pliegues de los zaragüelles.

—No seas exagerado, mi rey, ni siquiera me has visto ponerme serio —se jacta, marchando de la sala con Harry detrás mientras siente su cuerpo ligero ahora que las tensiones se han relajado un poco. —. Estoy nervioso por la boda —dice un suspiro, saliendo a la sala principal. Harry le pone las manos en las caderas, andando tras él. —, sé que no será como una ceremonia usual... con las prisas y todo este lío supongo que Gandel lo reducirá a solo las partes imprescindibles, pero... estoy nervioso igual.

—Nuestras circunstancias nos obligan a hacer esta ceremonia apresuradamente y de forma tan escueta que me apena... Yo querría una boda contigo por todo lo alto, con invitados de todos los reinos, con millares de ojos adorándote. Pero, mi amor, te prometo que cuando todo esté más tranquilo organizaré en este reino una fiesta solo para celebrarte a ti. No debes estar nervioso por la boda de hoy, todo será rápido y sencillo. Ya lo hemos conseguido, León, ya no tenemos que seguir luchando para poder estar juntos.

El más joven se limpia una lágrima de felicidad que amenaza por caer y se voltea, abrazando a Harry se esa forma pueril que Sanha y Shin acostumbran a hacer; luego lo toma de la mano, acariciando los nudillos y los anillos, siguiendo al alfa hacia la puerta de salida.

—León, ahora nos vamos a separar hasta la boda, es una tradición aquí en Seth: los novios se distancian un día entero para que al unirse su vínculo sea más profundo y sus ganas de unirse más voraces. Durante el día los dos miembros de la pareja se dedican a planear su atuendo; al inicio las bodas se hacían en total desnudez, para mostrar la conexión entre los dos corazones, ahora hemos tomado poco a poco la costumbre de dejar que nuestras ropas y complementos sean como una segunda piel y una extensión del alma, es por eso que vestimos siempre con atuendos claros en referencia al puro honor y que rehusamos de usar zapatos como reivindicación de que no somos algo distinto a la naturaleza que pisamos. El día de la boda es el día en que el alfa y el omega deben crear, comprar o confeccionar lo que deseen durante todo el día con la intención de que la ropa que vayan a llevar no les cubra, no les oculte, sino que revele lo que tienen dentro de sus corazones. Por eso con Lady María me vestí con tanto oro: el oro es hermético, encierra, repele, protege... y eso expresa el rechazo que sentía por ella. Contigo, mi amor, quiero preparar algo completamente distinto y quiero que tú hagas lo mismo.

León asiente, boquiabierto al oír esa costumbre tan hermosa. Los lobos negros tienen costumbres sin duda bárbaras y llenas de pasiones violentas, como el irrefrenable baile de verano, pero otros de sus haceres están colmados de una sutileza, de una sensibilidad, que León habría hallado antagónica respecto a las demás costumbres. Poco a poco León comprende la forma de obrar de esos lobos, Harry es la encarnación de ello: una contradicción tensa en la rudeza y la sensibilidad, un romántico empedernido en el lecho, un frío asesino en batalla. Los lobos negros no rechazan la dualidad de la naturaleza humano: se regodean en su fuerza, en su voracidad, en su firmeza, pero abrazan sin vergüenza también la debilidad, los gustos sensibles.

El omega cierra los ojos e inhala, calmándose ahora que sus emociones se arremolinan en su pecho, empujándolo a llorar de alegría de nuevo, y dice:

—Ya estoy deseando verte esta noche, mi amor...

Harry se agacha, dándole un casto beso en los labios y León le muerde de forma retadora. Harry le sonríe, le muerde de vuelta y el beso se profundiza. Por los olores de la sala León puede averiguar que varios empleados están sintiéndose increíblemente curiosos por la escena que ambos presentan en plenas puertas del castillo y se siente orgulloso, orgulloso de poder besar a Harry sin preocuparse de que lo vean.

—Haré llamar a Nath y Kajat para que te acompañen a donde desees ir para preparar tus prendas, aguarda aquí.

León asiente con calma y le sonríe, esperando recostado en la puerta y disfrutando del aroma del aire fresco mientras su alfa lo deja solo. En el aire capta del olor a frutillas, así que se voltea hacia Lendra, que viene junto a Paola andando hacia él. El omega las saluda con amabilidad, pese a que ha sido duro en la reunión él no opina mal de ellas y las aprecia demasiado.

—Defendí que Harry debía casarse con Lady María y no contigo —dice Lendra de repente, sin saludar, solo frunciendo el ceño y mirando a León a los ojos. —, estaba convencida de que eras un niño y nada más. Muy amable, pero demasiado blando y siento haberte juzgado. Quiero disculparme porque tienes razón, estaba cegada, prefería a Lady María incluso a sabiendas de los horrores que había hecho su reino, ella sonaba más... segura. Una esposa callada y obediente, que no descollaría, una reina que no iba a opacar a Harry, pero tampoco a darle problemas.

—Realmente hemos sido hipócritas, hemos pensado que una reina mediocre, pero no tan extraña sería mejor que tú solo porque tu raza es... es más extranjera. La reina se avergonzaría de nosotras y nosotras nos avergonzamos de nuestro comportamiento, León. —dice Paola cerrando sus ojos y haciendo una pequeña reverencia.

León hace un ademán, restándole importancia.

—La situación era difícil, tomar la decisión correcta no era sencillo. He sido algo... agresivo en la reunión porque Gerard estaba todavía en contra de Harry, pero no tengo rencor contra los demás por haber cometido errores en momentos complicados. No pasa nada, no estoy enfadado con ninguna de vosotras, me habéis hecho sentir querido y acogido siempre en este palacio, tengo mucho que agradeceros. —explica el joven con amabilidad, viendo como ambas chicas le sonríen cándidamente y se relajan por sus palabras.

—Si me disculpáis, señoritas —dice Nath burlón, pasándoles por detrás para alcanzar a León. Kajat va con él, solo que callado. —, tengo que acompañar al novio a buscar ropa.

León ríe avergonzado cuando el amable castaño lo toma del brazo, llevándolo por el sendero de piedras del jardín. Lendra y Paola se despiden ondeando sus manos y dándole sus mejores deseos, así como lanzándole besos. El calor del día golpea a León en el rostro y junto a la ola de temperatura, la luz del sol lo deslumbra. El chico tropieza, pero Nath lo alza del brazo y sigue andando mientras sonríe lleno de felicidad.

—Ah, es la primera vez que acompaño a alguien a hacer sus ropas de ceremonia, estoy tan emocionado ¿Cómo serán? ¿Sabes qué quieres comprar o a dónde irás? ¡Oh! ¿O eres de los tradicionales que aún celebran las bodas desnudos? ¡Sería graciosísimo ver la cara de Gerard si te presentas a la ceremonia en cueros! E imag-¡Au!

Nath se frota la cabeza, justo ahí donde el coronel le ha dado un golpe con la mano abierta a modo de advertencia.

—Patán, si hablas tú solo no es una conversación, es un monólogo, dale un respiro a León.

El omega los mira a ambos, Nath le gruñe a Kajat, pero acaba accediendo, esperando una respuesta por parte del peliblanco y el azabache está también atento en sus palabras, aunque tiene la mirada puesta en los alrededores, vigilando como un buen perro guardian. Nath y Kajat son sumamente distintos, pero León ama mucho verlos juntos. Si algún día llegase a hacerse realidad lo que desea, a León le gustaría acompañar a uno de los dos a crear sus ropas de boda también.

—Bueno, tengo una ligera idea de lo que quiero. Chenli me enseñó donde había un sastre buenísimo, he visto que usa telas finísimas y caras, muy elegantes, pero... pero creo que quiero hacer mi traje en otro lugar ¿Creéis que podéis ayudarme? —suspira el muchacho, riéndose y enrojeciendo un poco.

—Claro —responde animadamente Nath.

—¿Conde quieres hacerte el traje? —pregunta Kajat, curioso.

—En... en el cuartel general.

Ambos alfas se miran entre ellos, perplejos y confundidos, y asienten.

 

Fin del cap owo ¿Qué os ha parecido?

¿Os ha sorprendido la actitud de León en la reunión? ¿Quién esta requete orgulloso/a de él?

¿Estáis felices por la boda? 

¿Cómo creéis que serán los atuendos nupciales de cada uno? ¿Qué os pondríais vosotros/as?

Después de la boda ¿Creéis que todo irá bien?

Gracias por leer <3 Nos vemos la semañana que viene hehe

 


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