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El nacimiento de las estaciones por SailorDarkness

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Notas del capitulo:

Holi termine el capitulo antes, ya termine mis exámenes y pues para celebrar apresure el capitulo. Espero que les guste saluditos!!!

Minato se encontraba caminando por los fríos y desiertos pasajes del inframundo, llevaba horas caminando y ya le dolían las piernas; y con cada paso que daba un escalofrío recorría todo su cuerpo, pues aunque no se veía nada más que montañas, riscos y algunas hierbas, sentía como si alguien lo viera o lo siguiera. Habían pasado unos cuantos días desde esa pequeña discusión que tuvo con Madara, quien había intentado acercarse más al joven con algunos obsequios hermosos, sin lograr su objetivo; el rubio había decidido no salir de su habitación y ni siquiera le respondió a Tobi cuando fue a preguntar cómo se encontraba o si necesitaba algo, lo que necesitaba era regresar a su casa. 


Pero después de pensar durante mucho tiempo, lo único que se le ocurrió fue salir por la ventana e intentar llegar a la entrada del inframundo, y eso fue justamente lo que hizo.


En la mañana, después de que el joven enmascarado intentará hacer que saliera, el intrépido chico tomó una de las sabanas de la cama, la amarró al marco de la ventana y bajó por la pared, una vez en el piso comenzó a alejarse lo más rápido que pudo. Y así llegamos a este momento, en el que caminaba sin rumbo como un cachorrito perdido, y hablando del tema, escucho a lo lejos fuertes ladridos y dudaba que fuera un pequeño perro.


Se acercó un poco más rápido sintiendo cierta esperanza, pues era bien sabido por dioses y mortales que Cerbero, el perro de tres cabezas, era quien custodiaba la entrada a ese reino y se aseguraba de que nadie saliera del mismo; después de caminar por otros minutos finalmente pudo ver a esa imponente criatura, se escondió detrás de unas roca, realmente no sabía qué hacer, no pensó llegar tan lejos y no sabía lo suficiente sobre el gran perro, se quedó detrás de esas rocas por bastante tiempo pensando en cómo podría distraer o pasar a la bestia sin morir en el intento, cuando de repente sintió que el perro se acercaba a dónde estaba escondido, sintió una gota de sudor resbalar por su sien, en ese momento vio un "espíritu", una silueta de hombre que avanzaba rápidamente y de repente cerbero salto sobre esa figura haciendo que se desvaneciera mientras se escuchaba un grito de dolor a lo lejos. 


Se quedó en estado de shock, sin duda ese lugar tenía más y más sorpresas para perturbar su mente. Aprovechó que el animal estaba distraído para intentar salir de una vez por todas, pero apenas dio un par de pasos cuando el gran perro volteo a verlo fijamente y sintió cómo se detenía su corazón, dejó de respirar por un momento y sus manos sudaron más de lo que ya lo hacía.


Se quedó completamente quieto, mientras Cerbero comenzaba a gruñir con fuerza justo antes de empezar correr hacia su dirección, el rubio estaba tan asustado que solo atinó a cerrar fuertemente sus ojos esperando que el golpe que nunca llegó, al pasados unos segundos decidió abrir los ojos llevándose una gran sorpresa al ver a Madara enfrente de él, impidiendo que la gran bestia se le acercara.


Minutos después de que Minato se escapará del castillo, Obito, el Dios del sueño y sirviente del Dios del Submundo; vio al chico rubio corriendo por hacia la puerta del inframundo, así que inmediatamente fue a avisarle a Madara quien salió a buscar al ojiazul, sorprendiéndose al encontrarlo escondiéndose del gran perro infernal.


Espero a ver qué es lo que haría el joven, hasta que vio cómo el animal se abalanzó al rubio, fue en ese momento que decidió interferir; se puso justo enfrente del Minato y Cerbero al verlo se quedó completamente quieto y relajado. El pelinegro solo hizo un movimiento de cabeza y el perro se alejó del lugar.


Minato apenas estaba reaccionando a lo que acababa de suceder cuando Madara tomó su brazo, lo atrajo hacía sí mismo y en un abrir y cerrar de ojos se encontraban de nuevo en el lúgubre castillo, más específicamente en el salón del trono.


El pelinegro soltó el brazo del rubio y este se dejó caer en el piso a causa de un fuerte mareo, agachando la mirada; no entendía cómo habían regresado así de rápido, así que levantó la mirada en busca de una explicación intentando tranquilizarse.


-¡Es una habilidad llamada Kamui, me permite moverme por el inframundo en segundos!- explicó con simpleza.-Debo darte crédito, no pensé que llegaras tan lejos en un par de horas.


-La próxima vez no me podrás regresar aquí-hablo cortante el chico.


-Lamento decirte que no habrá una próxima vez, cometo un error una no dos veces.- afirmó el ojinegro.


-¡Ya estoy cansado, quiero saber QUÉ ES LO QUE QUIERES DE…-No alcanzo a terminar su pregunta, cuando Madara se agachó a su altura, tomó su rostro y comenzó a besarlo un poco brusco. Minato abrió muy grande sus ojos y se sonrojo agresivamente, la sorpresa no cabía en el rostro del rubio.


Buscando profundizar el beso, el mayor mordió el labio del ojiazul, quien abrió la boca ante la sorpresa, el pelinegro sujeto sus mejillas para que no pudiera cerrar la boca. De inmediato introdujo su lengua en aquella cavidad, la recorrió por todos lados, disfrutando del sabor de esta.


Se separaron por la falta de oxígeno, lo soltó y se vieron a los ojos fijamente, mientras un fino hilo de saliva aún los unía; Minato intentaba regular su respiración sin salir de su sorpresa.


-¡¿Eso responde tu pregunta, Minato?!- preguntó altanero e hizo amago de acariciar la mejilla del joven frente a él, pero Minato se alejó de tacto. Eso molestó un poco al pelinegro.


-¡Déjame ir!-dijo el ojiazul en un tono muy bajo, desviando la mirada.


-¡No me apetece hacerlo!-le respondió saliendo de aquel salón.


Más tarde de regreso en su habitación, el joven Dios de la primavera reflexionaba sobre lo sucedido con el señor del submundo, él se imaginaba que tal vez el pelinegro tenía algún conflicto con Tsunade, y que lo había raptado con el fin de hacer sufrir a su madre pero no, Madara se lo llevó a su reino porque tenía un interés romántico en él, en esos momentos sentía tantas cosas que no supo ni reconocerlas.


Mientras tanto en otra parte del castillo, nMadara discutía con Tobi sobre el escape del chico.


-¡¿Cómo pudiste permitir que se escapará, grandísimo idiota?!Tienes suerte de que Obito se diera cuenta, o sino ya estarias muerto-le reclamaba a su sirviente.


-Te recuerdo que soy el Dios de la Muerte, no una niñera para chiquillos mimados, así que tal vez deberías hacer que mi hermano cuide de tu amorcito.- se defendió de los gritos del rey del rey de ese reino, dejando de actuar como el chico obediente que aparentaba frente a los otros inquilinos del lugar. 


-¡Creeme que lo estoy considerando en serio!-habló sujetándose el puente de la nariz, pero ya había decidido que él mismo se haría cargo de la vigilancia del chico. Necesitaba hacer que el chico tuviera una conexión con su reino, para que pudiera quedarse y tener a su hermoso jovén todo el tiempo del mundo, y estaba ideando un nuevo plan para lograr su objetivo.


Los siguientes días se dedicaría a él buscando enamorarlo.


 


Mientras todo eso ocurría en el inframundo, en la tierra las cosas estaban muy mal. 


*****


Tsunade había abandonado por completo sus labores, los últimos días solo se había dedicado a buscar a su pequeño, al poco tiempo Mito, la Diosa de los caminos, comenzó a acompañarla, iluminando el camino de la angustiada madre con sus antorchas.


Cómo no encontraban pista alguna sobre el hijo de Tsunade, a la Diosa pelirroja se le ocurrió consultar a Asura, la personificación del sol, ya que él desde su posición en el cielo tal vez pudo ver qué había ocurrido con el muchacho.


Las dos mujeres habían caminado un largo camino para llegar a la montaña más alta para poder hablar con Asura. Una vez allí Tsunade pregunto esperanzada sobre el paradero de su niño, pero la respuesta hizo que deseará morir.


-Hace unos días ví como Madara, se lo llevaba a su reino.


Tras escuchar sus palabras la rubia sintió como todo su mundo se terminaba de desmoronar, ella no podía acceder a ese reino de ninguna manera así que no podía ir por él. Se tiró de rodillas llorando desconsoladamente, mientras decía el nombre de su hijo pasando de susurros a gritos.


-¡Minato!...¡¡¡MINATO!!!

Notas finales:

Bueno fue un poco breve pero le puse todo mi smor y ezfuerzo. Tratare de actualizar pronto


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