Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Somebody Save Me por JennVilla

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Prepararé algo de refrigerio mientras se llega la hora de cenar, chicos —dijo la señora Weasley mientras entraba en la Madriguera y se dirigía inmediatamente a la cocina.

—Yo no quiero nada. —dijo Ginny con voz hostil, y sin mirar a nadie subió las escaleras con fuertes pisadas.

Ron le envió una mirada fulminante.

—Eres una mocosa desagradecida —gritó a sus espaldas— ¿Te crees la mártir? ¿Crees que eres la única que-

— ¡No te he pedido opinión, estúpido!

— ¡Ronald y Ginevra Weasley! —gritó Molly con los ojos humedecidos— ¿quieren dejar de pelear por siquiera un momento? Tenemos un invitado y no dejaré que piense que somos unos salvajes.

El sonido de un portazo hizo retumbar las paredes de la casa, atrayendo la atención de George quien salió de su escondite con un tablero de ajedrez bajo un brazo.

—Tu hermana es un encanto, ¿no, Weasley? —Blaise trató de bromear, pero Ron sólo gruñó y se adentró en la cocina dejando a un incómodo Blaise en compañía del gemelo sobreviviente.

— ¿Qué haces aquí, Zabini? —preguntó George entrecerrando los ojos con sospecha.

—He venido a traer la paz y la alegría en esta casa ¿no ves? —Blaise no se dejó amilanar y sonrió seductoramente al chico pelirrojo.

El señor Weasley entró a la Madriguera cerrando mágicamente la entrada, y palmeando amablemente la espalda de Blaise dijo:

—Pues yo creo que así será. Esta casa es un caos, y me vendría bien que me ayudaras con estos perros rabiosos que tengo como hijos.

— ¡Yo no he peleado con nadie papá!

—Ajá, pero tú eres peor que un perro rabioso, eres un alma en pena.

—Ya sabes que-

— ¿No me extrañaste, George? —interrumpió Blaise antes que el gemelo entrara otra vez en un sombrío estado de ánimo.

—Iré a por Ginny. Alguien tiene que hablar con ella. —dijo Arthur y pasando entre los chicos, subió las escaleras lentamente.

A un guiño de Blaise, George dejó escapar una pequeña sonrisa y por un momento, pareció ser el George Weasley de antes.

—No, no te he extrañado para nada. Eres una vil serpiente que nos dejó a mí y a mi hermano-

—Shh —Blaise se adelantó y puso un dedo en los carnosos labios del gemelo—. No hablemos del pasado y de Fred, ¿eh? ¿Por qué no me llevas a la cocina y me cuentas cómo vas?

George se encogió de hombros y dio la vuelta dejando que Blaise le siguiera.

Aunque nadie lo hubiera creído, Blaise junto con Theodore habían aprendido a convivir con los gemelos sin importar la diferencia de edad y de casas.

Cuando los gemelos habían estado en Hogwarts, habían, de alguna manera, contactado con estudiantes de cada casa para que sus productos y bromas pudieran venderse con más facilidad. Blaise y Theo habían sido los Slytherins encargados del negocio en las mazmorras y habían sido los únicos que podían presumir de una especie de camaradería con otros leones. En estos casos, con sólo dos. Los gemelos Weasley.

Además de eso, habían jugado en múltiples ocasiones al Quidditch en los fines de semanas; los gemelos Weasley junto con Blaise y Theo era algo muy extraño -y a la vez peligroso- de ver, pero los cuatros magos se llevaban bien, incluso cuando los gemelos habían decidido abandonar Hogwarts, e incluso cuando Blaise y Theo estaban siempre vigilados por Voldemort y sus padres.


La señora Weasley movía su varita distraídamente mientras platos, vasos y cucharas giraban a su alrededor. Ron estaba sentado en una esquina del comedor con cara de malas pulgas y su ceño fruncido se acentuó más al ver a su hermano entrando con Blaise a la cocina.

Blaise olisqueó el aire, identificando un delicioso olor a avellanas así que, con una sonrisa satisfecha, se sentó al lado del Weasley menor, con George frente suyo.

—Eh, Zabini... quería disculparme por lo que hizo Ginevra en el auto, no tuviste porque presenciar eso y-

—No te angusties, Weasley. He recibido insultos peores, incluso he sido castigado con los peores maleficios que puedas pensar. Tu hermanita no hizo nada en realidad.

— ¿Qué pasó? —preguntó George colocando su tablero en la mesa.

Ron recordó el fatídico viaje hacia casa y con ánimos nuevos, volvió a la carga.

— ¡Que tu hermana Ginevra es una mocosa inconsciente que sólo piensa en ella! Es una resentida maleducada que le ha dicho cosas horribles a Zabini y cuando mamá ha intervenido, la ha liado con ella. Papá no hizo nada y mamá estaba llorando mientras esa tonta escupía veneno y yo trataba de hacerla callar-

—Ron, ya basta, por favor. —Molly estaba apoyando ambos brazos en el fregadero, su voz había salido en un susurro, pero había bastado para que Ron dejara de hablar.

—Lo siento, mamá es que-

—Es que nada, Ronald. Si ella quiere seguir comportándose así, pues es muy su problema. Tú preocúpate por lo tuyo. Y respecto a lo de Blaise... cariño, yo también me disculpo —Molly dejó de darles la espalda y se acercó al comedor poniendo cuidadosamente una mano en un hombro de Blaise—, siento mucho que hayas tenido que escuchar todo eso, esa no es mi Ginny, créeme. Todo lo que ha pasado la tiene así.

—Eso no es excusa mamá.

Molly ignoró a Ron y miró a Blaise con cariño.

—Espero que no vuelva a pasar y que disfrutes tus vacaciones aquí con nosotros. Sé que lo necesitas, y que eres amigo de George; nos hará muy bien tu llegada. Ya verás.

Blaise sintió cómo su pecho se calentaba al ver cómo Molly le hablaba como a un miembro más de la familia. Nunca había recibido esa clase de cariño y de verdad que le sentaba muy bien.

Molly se inclinó y besó la frente de Blaise para luego volver a lo suyo en la cocina. El Slytherin sintió un leve escozor en la esquina de sus ojos, pero se obligó a recomponerse y mirar altivamente a los dos hermanos Weasley.

—Soy el nuevo favorito de mamá.

Ron hizo un gesto despectivo y George le dio un suave empujón para luego concentrarse en su juego de ajedrez. El brillo en los ojos del gemelo y la cada vez menos notoria incomodidad por parte de Ron, no pasó desapercibida por Blaise.


Molly y George estaban riendo una broma de Blaise mientras trataban de seguir comiendo un delicioso postre de frutas con avellanas. Ron no encontraba nada divertido en lo que el Slytherin decía, pero agradecía internamente que el chico estuviera entreteniendo a su madre y hermano. Él aún no entendía cómo George parecía llevarse bien con Blaise y cómo había dejado el mutismo y la melancolía para reír ante cualquier cosa que dijera el moreno. Obviamente no todo era como antes, pero era un gran avance. Con su madre, no había nada de que extrañarse, su gran amabilidad y corazón le habían permitido acoger a Blaise como un Weasley más en menos de veinticuatro horas.

Pero pronto el ambiente pasó a ser uno más tenso cuando Ginny entró en la cocina junto con su padre. Ron supuso que padre e hija habían tenido una extensa charla con resultados más o menos positivos, pues Ginny, aunque no parecía muy contenta, por lo menos había hecho el esfuerzo de bajar a comer en familia con una actitud de silenciosa resignación.

— ¡Oh, Ginny, querida! Ha quedado mucho postre para ambos, vengan y siéntense. —Molly tenía una sonrisa radiante mientras se ponía de pie para servir más postre.

—Huele delicioso, Molly. —elogió Arthur tomando asiento en la cabecera de la mesa. Ginny sin otro lugar que escoger, tuvo que sentarse al lado de Ron.

—Arthur, querido, estaba pensando en mostrarle nuestro álbum familiar a Blaise ¿qué te parece?

Ron y Ginny enrojecieron y George volvió a reír.

—Ya verán cómo Fred y yo somos los únicos que tenemos algo que presumir en toda la familia Weasley.

Todo quedó en silencio y George tarde se dio cuenta de lo que había dicho, bajó los hombros con pesadez y miró fijamente su plato. Molly y Arthur lucían acongojados y Ginny cruzó los brazos.

—No puedes tener la boca cerrada, ¿no?

— ¡Ginny! —amonestó Molly.

—Siempre "metes la pata" y luego quieres quedar como la víctima y como el que más sufre.

— ¡Cállate mocosa insufrible! —gritó Ron poniéndose de pie y fulminando con la mirada a su hermana.

—Tú no tienes ningún derecho a hablarme, Ronald.

— ¡Y tú no tienes ningún derecho a decir esas tonterías!

— ¡Chicos ya basta!

—Yo diré lo que me venga en gana.

—Y yo también diré lo que quiera. Y tengo todo el derecho de hablar sobre él, tonta —George se había puesto de pie también, mientras Arthur trataba de retenerlo—. Fue mi hermano gemelo, mi compañero de toda la vida y si quiero hablar de él, y luego "hacerme la víctima" como tú dices, pues es problema mío y no tuyo. Tú sigue abriéndole las piernas a cualquier chico y déjame en paz. Jamás nos tuviste en buena estima, a Fred y a mí. Así que jódete.

— ¡Suficiente George! ¡No sigas hablando así de tu hermana!

—Pues me importa un cuerno. Por lo menos Bill, Charlie y Percy se mantienen fuera de esto, pero Ginevra sólo mantiene esa actitud de sufrida cuando ella ni siquiera-

— ¡Basta todo el mundo! —gritó Arthur furioso— ¡Estos no son los hijos que yo crie! Tú, Ginny, ya había hablado contigo sobre esto y has vuelto a decepcionarme. Y ustedes dos deben dejar de meterse con ella.

George rio irónicamente y zafándose del agarre de su padre, escupió:

—Madura un poco, Ginevra. No eres la única que perdió a Fred; tienes dos padres y más hermanos que sufren por eso. ¿Acaso me ves con esa actitud de mierda en todo este tiempo? Yo tengo todo el derecho-

— ¡George! —Blaise interrumpió queriendo parar la discusión— ¿Por qué no me acompañas por unas escobas a mi casa? Podemos entrar a escondidas y robarlas.

Le siguió un silencio ensordecedor y luego George suspiró, negando con la cabeza.

—Gracias, pero no quiero salir. Lo siento.

—Anda, ¿no quieres entretenerte en este verano jugando a un buen partido de Quidditch? ¡Draco y Pansy vendrán después y podemos formar un equipo!

Molly pareció olvidar que habían estado discutiendo, y palmoteó en el aire sentándose junto a su marido y mirando a Blaise con emoción.

— ¿Tus amigos vendrán?

—Sí, y yo creo que Potter y Granger también. Así que podemos hacer muchas cosas.

Blaise parecía un niño mientras empezaba a parlotear sobre qué podían hacer en todo el verano. Ron y George tomaron asiento nuevamente y aunque no participaron de la conversación, se les veía un poco más tranquilos. Arthur ya estaba hablando sobre arreglar una motocicleta muggle y Molly hacía una lista sobre qué comidas podría preparar para el resto de verano.

Ginny carraspeó sonoramente y todos le miraron. La chica tenía la cabeza gacha y su cabello cubría parte de su cara.

—Yo... yo quería que... bueno, quiero pedir disculpas por lo de ahora. Y por lo de siempre.

Molly ahogó un sollozo y corrió hacia ella, le tomó de la mano y le miró con cariño. Ron puso los ojos en blanco.

—Me he pasado de la raya diciendo esas cosas, de verdad. He estado cegada por la frustración y por... por la tristeza. Me he portado muy mal con ustedes y… —Ginny empezó a llorar mientras su madre le arrullaba en sus brazos, Ron bufó nuevamente y Arthur le dio una mirada de advertencia— George, lo siento mucho. Yo amé a Fred, los amo a todos y a ti también... no quise... —Ginny sollozó más fuerte y dejó de hablar.

Arthur se puso de pie y se acercó a su hija para abrazarla junto con Molly. George miraba a otra parte y Ron tenía el ceño fruncido.

—Mi niña, está muy bien que te disculpes. Entendemos todo lo que te está pasando, de verdad que no es fácil —Molly limpiaba las lágrimas de Ginny mientras ella hipaba suavemente—. Pero estoy segura de que si nos mantenemos unidos, podemos seguir adelante. No creerás que Fred nos quiera ver así, ¿eh? Yo también le extraño, y mucho. Él se llevó una parte de mí que nunca volverá, pero yo quiero seguir adelante y de alguna manera honrar todo lo que él representó.

Ginny asintió mientras se dejaba consolar por sus padres.

—Lo siento mucho, de verdad. Por favor perdónenme. George, Ron... No me odien. Yo fui una tonta y me arrepiento tanto...

George estiró el brazo por encima de la mesa y palmeó levemente el brazo de Ginny.

—No importa... yo te pido disculpas por decir eso, lo de que-

— ¡Eso es cierto! —gritó Ginny desconsolada, asustando a Blaise quien casi se cae de la silla— ¡Yo he sido una zorra y he dejado a Harry, y él no tiene la culpa de nada! Oh, mamá... Harry ha pasado por tanto y yo le he dejado de lado. ¡Él no se lo merece!

Blaise disimuló una sonrisita y Ron le frunció el ceño.

—No vuelvas a decir eso de ti, Ginny. Tú no eres ninguna... ¡no lo eres! —Molly parecía horrorizada— Y Harry vendrá en vacaciones, así que podrás hablar con él y disculparte. No te preocupes. Él nos tiene a nosotros y nunca le dejaremos de lado, somos su familia.

— ¿Él vendrá? —preguntó Ginny con ilusión.

—Sí, pero vendrá con Hermione y los tres nos reuniremos. —dijo Ron hostilmente.

—Ronald. —advirtió Arthur.

—Si quieres hablar con él, busca otro momento. Harry, Mione y yo tenemos mucho de qué hablar.

—Él no es tuyo. —dijo Ginny alzando una ceja, recobrándose lentamente.

—Es más mío que tuyo.

George soltó una carcajada seguida de la de Blaise. Arthur sonrió muy a su pesar y Molly suspiró fastidiada.

—Es mi novio. —insistió la chica.

—No, no lo es. Y además, es mi mejor amigo, prácticamente mi hermano.

— ¡Pero no te lo puedes quedar todo el tiempo! —chilló Ginny.

—Pues ya verás cómo lo hago.

—Son unos niños todavía —dijo Molly con voz aburrida y sentándose nuevamente en su sitio—, ¿por qué no me sorprende?

Arthur rio y volvió a su puesto, mientras Ron y Ginny seguían discutiendo.

—Tú tienes tú novia, quédate con ella. —dijo Ginny.

—Claro que me quedaré con ella, es más, dormiremos juntos.

— ¡Sobre mi cadáver, Ronald Weasley!

— ¡Mamá!

Mientras todos hablaban a la vez, con una clara diferencia a las discusiones de antes, George y Blaise empezaron una partida de ajedrez mientras comían más postre que George previamente había robado de la alacena con un Accio.

Blaise se sentía bien. Muy bien, en realidad. De alguna manera había contribuido a la paz en la familia Weasley y ahora se encontraba disfrutando de un ambiente hogareño y cálido, lleno de risas y atenciones bondadosas. Nunca había experimentado algo así; su madre ni siquiera se preocupaba por él, y la mansión Zabini era lo suficientemente grande como para que un niño, y luego un adolescente se sintiera infinitamente solo y abandonado.


Llegada la hora de la cena, luego de haber mirado todos los álbumes familiares y haber reído por las vergonzosas fotos de la niñez de los hijos Weasley, Blaise se encontraba más que dispuesto a ir a su casa por unas escobas para jugar. Podría esperar hasta el día siguiente, pero ahora mismo sentía su estómago tan lleno que prefería hacer un poco de ejercicio.

Había insistido a George para que lo acompañara, pero él se había excusado con que se quedaría en casa para improvisar un mini campo de Quidditch y buscar bates y cascos. Así que ahora, Blaise esperaba afuera por Ron, para poderse ir.

—Tienes que tener mucho cuidado, Blaise. No quiero que corran peligro y que alguna cosa les pase ¿me entiendes? —Molly había llegado al Slytherin y le sujetaba fuertemente la cara, apretando cada mejilla— Y ponle mucho cuidado a Ron, ¿me oyes? Él es muy temerario y hará cualquier tontería. Sinceramente no sé cómo él y Harry han sobrevivido a tantas cosas. ¡Y la pobre Hermione!

—Señora Weasley, me duele...

—Pero confío en ti. Así que no te demores, ¿eh?

—Señora Weasley...

—Ah, lo siento Blaise. Y ya te dije que me llames Molly. ¿Si escuchaste lo que acabé de decir?

—No se preocupe, Molly. Sólo sacaremos las escobas y volveremos. No es nada del otro mundo.

Molly suspiró y besó la frente de Blaise para luego adentrarse en la casa. Blaise sonrió alegremente mientras atesoraba ese beso en su interior.

— ¡Weasley! ¡Vámonos! —gritó.

Ron se asomó.

—Llevo mucho tiempo esperándote, Zabini.

—Pues entonces ven.

— ¿Qué?

—No puedo Aparecerme, tenemos que hacer Aparición Conjunta así que ven y dame la mano.

—No.

—No te hagas de rogar, Weasley. Te diré exactamente dónde queda para que te hagas una idea. Queda cerca de Wiltshire, así que creo que te quedará fácil.

—No —Ron se dio vuelta y trató de controlar el temblor en sus brazos. Ni de broma se iba a arriesgar a que Blaise se diera cuenta de todo—. Vamos a ir por red flú. Tú dices la dirección exacta, y nos vamos.

Blaise alzó las cejas sorprendido, para luego reír.

— ¿Crees que mi madre tiene la chimenea abierta, dispuesta a que cualquiera entre? Además, no voy a ensuciarme con hollín, Weasley. Déjate de tonterías y ven para acá.

—No. Entonces hoy no jugamos y mañana vas con George. Ya que son tan buenos amigos, pues mucho mejor para ti, ¿no?

Ron empezó a caminar de regreso a casa, pero fue alcanzado por Blaise.

— ¿Qué te pasa, Weasley? ¿Por qué te asusta la Aparición?

— ¿Qué mierda estás diciendo? —la voz de Ron tembló un poco— No le tengo miedo a la Aparición.

—No te creo.

—Pues muy tu problema.

Blaise no le dejó escapar y rápidamente tomó su mano.

—Aparécenos.

—Que no, suéltame. —Ron trataba de zafarse del agarre.

—Demuéstrame que no tienes miedo.

—No tengo nada que demostrar, mucho menos a ti.

—Aparécenos, Weasley. —insistió Blaise.

Ron negó con la cabeza.

—Está bien —dijo Blaise—. Lo haré yo, una visita de un estúpido Auror no me quita el sueño.

Ron abrió mucho los ojos y trató de zafarse de Blaise, pero el Slytherin no se lo permitió.

— ¡Que me sueltes te digo! ¡No quiero Aparecerme!

— ¿Y por qué no, Weasley? ¿Qué es lo que te pasa? —Blaise estaba forcejeando con Ron para no dejarlo ir. Su mano se aferraba como garra a la de Ron.

— ¡Déjame ir idiota!

—Dime por qué y me lo pensaré.

— ¡Que no!

—Bueno. —Blaise se encogió de hombros y se concentró en su casa, listo para Aparecerse.

— ¡No, no, no! No, por favor, Zabini no lo hagas. ¡Suéltame, déjame ir!

Ron sabía que pronto las lágrimas cederían y odió con toda su alma esa debilidad, odió ese sentimiento de impotencia de no poder hacer nada por recobrarse de eso. Se odió y odió a Blaise por obligarle.

— ¿Qué pasa chicos? —Molly se asomó por la puerta.

— ¡Mamá, dile qué me suelte!

—Vamos a Aparecernos, Molly.

Blaise envió una mirada cargada de significado a la señora Weasley, y al parecer ella entendió.

—Lo siento, Ronnie. —Molly le miró con tristeza y cerró la puerta. Ron gritó.

— ¡Mamá!

— ¡Cálmate, Weasley! —Blaise tiró de él, rodeándolo con sus brazos— Respira y cálmate. —dijo bajando la voz, tratando de que sonara lo más calmada posible.

—Te voy a matar, Zabini. —siseó el pelirrojo.

— ¿Ah, sí? Adelante, hazlo con tu varita.

— ¡Pues suéltame para poder sacarla!

— ¿En verdad crees que haría eso? —Blaise sonrió y le miró fijamente.

Los ojos azules de Ron le contemplaron por un momento para luego cerrarse. El pelirrojo suspiró y dejó de forcejear.

—Suéltame —dijo en voz baja—, en verdad no quiero Aparecerme.

Blaise apretó el abrazo.

—Sé que no soy una persona de fiar, al menos a tu parecer. Pero de verdad quiero saber qué es lo que te pasa. Y quiero ayudar… Tú me has acogido aquí y tu familia ha sido muy buena conmigo. Además de que pasaremos todo un verano juntos y no quiero que me veas como un enemigo.

—Yo no te veo como un enemigo.

— ¡Mucho mejor entonces! —dijo Blaise alegremente— Me gustaría que confiaras en mí, Weasley. Quiero demostrarte que soy mejor de lo que ves. Soy un espécimen masculino, pero por dentro soy mucho mejor.

Ron rio y empujó levemente el cuerpo de Blaise con el suyo.

—Un jodido presumido, eso es lo que eres.

—Bueno, si tienes algo bueno que ofrecer, ¿por qué no presumirlo? —Blaise movió sus caderas contra las de Ron haciendo que este ahogara un grito y luego le propinara un doloroso pisotón en su pie.

— ¡Yo no soy gay, Zabini!

—Y mucho menos yo —Blaise rio—. Sólo era una broma, Weasley.

Ron sonrió y finalmente se pudo liberar del abrazo del moreno.

—No quiero hablar de eso —dijo seriamente y mirando al suelo, Blaise sabía a lo que se refería—. Y no quiero que pienses que no confío en ti. Pareces un buen tipo, y lo que has hecho allí dentro ha estado bien. Yo ya estaba harto de tantas peleas, y mis gritos tampoco solucionaban nada. Te agradezco que hayas intervenido.

Blaise asintió y esperó a que continuara. Pero Ron no volvió a hablar.

— ¿Por qué le temes a la Aparición? —preguntó Blaise.

Ron intentó excusarse otra vez, pero comprendió que no tenía sentido negarlo más. Y si Blaise iba a reírse, él no era ningún niño pequeño como para afligirse por eso.

—En medio de una misión que tuve en la guerra, junto con Harry y Hermione, tuvimos que huir. Utilizamos la Aparición y uno de los mortífagos se metió entre nosotros y... bueno, no sé cómo pasó exactamente, pero parte de mi brazo quedó en el Ministerio. La Aparición nunca se me ha dado bien, y nunca lo he intentado después de eso. Me da miedo perder más de medio cuerpo.

Blaise asintió, comprendiendo al fin el punto de Ron.

—Puedo ayudarte.

—Prefiero que no lo hagas. No me siento capaz.

—Confía en mí. —Blaise extendió un brazo y trató transmitir seguridad y confianza con su mirada.

Ron suspiró. Al parecer Blaise no se iba a rendir, así que tomó la mano que le ofrecía.

—Espero que tengas díctamo a mano. O cualquier cosa para pegar mi cabeza al cuerpo.

—No te va a pasar nada, no hay prisas y no hay mortífagos persiguiéndote. Ahora concéntrate en Wiltshire y listo. —dijo Blaise en voz pausada y suave.

Ron cerró los ojos y apretó la mano de Blaise.

—Tengo que pensar en las D's.

—Esas son mierdas. Sólo concéntrate en ti mismo, en mí y en el lugar al que quieres llegar. Deja que tu magia fluya.

Ron seguía con los ojos cerrados y trató de Aparecerse, pero empezó a temblar. Blaise lo notó y envolvió al pelirrojo en un abrazo.

—Si algo pasa, yo mismo me encargaré del resto. No te preocupes, voy a estar contigo.

Ron se aferró a Blaise y su mente proyectó la imagen que necesitaba. Un tirón en su estómago y el terror creció en todo su cuerpo. En medio de las vueltas vertiginosas, sintió el firme agarre de Blaise, y por él, por ese chico que recién había conocido como en realidad era, se obligó a serenarse. No podía dejar que le pasará algo a Blaise, no lo iba a permitir. Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos al sentir cómo caía de bruces sobre el cuerpo del Slytherin.

— ¡Zabini! ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¡Blaise, respóndeme!

— ¡Quítate de encima!

Ron parpadeó y se incorporó rápidamente.

— ¿Estás bien?

Blaise abrió un ojo y se miró todo el cuerpo.

—Parece ser que sí. ¿Y tú?

Ron también se escaneó por completo y comprobó que estaba bien.

— ¡Estoy bien! No me ha pasado nada. ¡Lo he hecho bien! Oh, ya quiero ver la cara de Mione al contarle.

Blaise se levantó del suelo y trató de limpiarse lo más que pudo la ropa.

—Sí, sí. Lo has logrado, león. Ahora, por lo que más quieras, deja de gritar que necesitamos todo el silencio posible para poder entrar por las escobas.

Ron se cubrió la boca y asintió mansamente. Blaise sólo sonrió y palmeó en su espalda amablemente.

—Lo has hecho bien, Weasley. Ahora sígueme, no tenemos mucho tiempo.

Blaise empezó andar, pero fue detenido por Ron.

—Gracias. Gracias por todo, Zabini. Por lo de mi familia... y por ayudarme con esto.

— ¿Con tu temor? —preguntó Blaise sin intención de burlarse.

—Sí, podríamos llamarlo así. —Ron se encogió de hombros.

—Tendremos que hacerlo más seguido y con lugares más cercanos. Ya verás cómo lo superarás del todo, además de hacerlo a la perfección. Tu novia estará encantada.

Ron sonrió.

— ¿Tú crees?

— ¡Claro! Aunque no quiero verlo cuando pase, ustedes los Gryffindor dan vergüenza ajena.

Ambos chicos rieron para luego cubrirse la boca por el ruido. Blaise se encaminó hacia la entrada para los elfos domésticos de su casa, seguido de Ron, quien trataba de no pisotear tan fuerte.

—Gracias, Weasley.

— ¿De qué? —Ron le miró confundido.

—Por permitirme compartir con tu familia. Nunca me había sentido así de bien. —Blaise miró hacia otro lado y se encogió de hombros.

—De nada —dijo Ron—. La pasarás muy bien este verano, haremos muchas cosas en la Madriguera, por lo que escuché en la cena.

—Eso espero. —Blaise sonrió mientras despejada el camino.

—Por cierto, llámame Ron.

Blaise se giró y miró atentamente a Ron.

—Y a mí, llámame Blaise.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).