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:Corazón Resiliente: por DionSan_95

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Notas del capitulo:

Me quiero disculpar por el retraso, pero aquí volví con el capítulo 10, espero que les guste.  

Capítulo 10: Falsa Familia

 

 

Sujeto su brazo, el corte que le habían hecho fue profundo, la sangre seguía brotando aunque el presionara la herida. Esos dos sujetos eran insanamente fuerte, después de todo detener a Padre no era algo que cualquiera pueda hacer.

 

Siguió corriendo a pesar que dejaba atrás a uno de sus compañeros, no le importaba en realidad, prefería mantenerse con vida, si llegaban a vencer a Padre tarde o temprano el seria el siguiente en caer…

 

- ¡Inosuke… el otro se está escapando! – Tanjiro se levantó, apoyándose con una de las espadas de Inosuke, le costaba ver con uno de sus ojos, la sangre resbalaba por toda su frente, obstruyéndole un poco la visión… la pelea estaba volviéndose difícil de manejar. - debemos… debemos detenerlo – su respiración era caótica, eso le acusaba problemas con el control de sus movimientos.

 

Por si fuera poco, mientras la pelea se prolongaba y la adrenalina subía de nivel, las feromonas de los alfas iban aumentando… era prácticamente natural, cuando dos alfas luchaban sus instintos se activaban por lo que trataban de someterse entre sí, los alfas estaban preparados para eso, pero para los omegas era un verdadero problema. Tanjiro estaba sufriendo los efectos de todas esas feromonas en el aire. Casi no había perdido sangre, pero se sentía mareado, su olfato desarrollado estaba siendo sobre estimulado, la tierra, la adrenalina… las feromonas de esos dos alfas.

 

La lucha se le hacía más y más cuesta arriba.  

 

El brazo que le quedaba al gigante fue azotado fuertemente, derribando paredes de al menos tres casas, sus gritos eran cada vez más frecuentes, la rabia y la adrenalina se estaban juntando para hacer al sujeto más y más peligroso.

 

- ¿Go… Gompashiro? – Inosuke no tenía el olfato tan desarrollado como Tanjiro, pero si había sentido feromonas de omegas antes, el aroma de un omega era dulce en situaciones normales, pero si se presentaba en una lucha de alfas, cuando los sentidos estaban más alerta de lo normal… un simple olor podía volverse embriagante y causar problemas – ¡vete de aquí! – Sujeto del brazo al pelirrojo y comenzó a jalarlo lejos de allí.

 

El mastodonte no duraría mucho tiempo distraído destruyendo cosas.

 

Tanjiro se dejó ser, tratando de controlar las crecientes feromonas que luchaban por salir.

 

- lo… lo siento, Inosuke – vio hacia atrás como el sujeto seguía destruyendo las cosas con violencia, se mordió el labio, estaba siendo una molestia. - ¿estarás bien? -

 

- cállate y lárgate… - le regaño – quédatela, será mejor que te puedas defender – dijo al ver que intentaba devolverle una de sus espadas – además, si te sigo oliendo… querré marcarte – Inosuke empujo al omega con poca delicadeza.

 

Tanjiro sonrio… Inosuke era un buen alfa.

 

No podía rendirse ante su naturaleza, si Inosuke no lo hacía que era la persona más salvaje que conocía, él tampoco debía hacerlo. Asique comenzó a correr lejos de allí, iría tras ese sujeto que se había escapado, sujeto con fuerza la nichirin de Inosuke, aun podía resistir, después de todo, era un soldado.

 

      

-.-

 

 

Hermano era una persona sin suerte desde su nacimiento. Cuando pequeño nació con una enfermedad degenerativa, sus brazos no reaccionaban del todo, podía usarlos para sujetar cosas, levantarlos y bajarlos, pero más de allí no le servirían, con el tiempo la forma de sus brazos comenzaba a deformarse hasta convertirse en algo grotesco. Por eso la gente le huía y le temía, se acostumbró a los insultos, después de todo no le importaba lo que pensaran de él o de sus brazos… solo quería poder sobrevivir el día a día… Nacer en la pobreza te condenaba a una vida de miseria.

 

Aun que existía una salida.

 

Muzan fue su salida… él le dio la esperanza que necesitaba. Ese hombre loco había encontrado la solución para que sus brazos se volvieran a mover, a pesar del dolor y de los sacrificios que hizo… sus brazos volvieron a ser funcionales. Solo por eso siempre le serie fiel a aquel hombre que le salvo la vida.

 

Aun después de haber tomado el gobierno y de haber declarado la guerra contra el imperio sur, siempre seria fiel a Muzan y sus ideales.

 

Hermano demostró que era útil, aprendió a hacer venenos y a luchar a pesar de que sus brazos no recuperaron su forma, labro su propio camino, piedra por piedra… asesino a quien necesito asesinar, sin hacer muchas preguntas, como un buen soldado. Era buen estratega y tenía entrenamiento, era la persona perfecta para liderar esa misión, iba a ser su gran momento… pero al final, eligieron a otra persona, al final Rui término por ganar ese honor.

 

Un maldito niño que lo único que sobresalía era en ser sádico y cruel… él podía ser cruel… él podía ganarle a Rui.

 

 

 

Murata corría por las calles con los nervios de punta, solo se despisto un segundo, el miedo y la preocupación le hicieron una mala pasada y confundió el camino de regreso hacia la mansión, fue solo un segundo que soltó a Ryoka para poder ubicarse, el niño solo necesito un segundo para escapar de él.

 

- Ryoka… ¿Dónde estás? - Después de buscarlo por todo el camino de regreso y no encontrarlo, se alteró mucho más. Pudo pasarle algo muy malo, pudo haberse encontrado con uno de esos sujetos… No sabía qué hacer. - ¡Ryoka! -

 

Se puso a correr como loco, sin poder ignorar que mientras más avanzaba las calles estaban más vacías. Su preocupación solo iba en aumento… tanto que no pudo ver con quien tropezó hasta que estuvo en el suelo. 

 

La figura delgada y encorvada del sujeto que estaba frente era intimidante. Sus ojos asimétricos se ensancharon en una sonrisa juguetona, arrinconándolo rápidamente contra el suelo. El filo del cuchillo sobre su boca apuntaba a una de sus mejillas.

 

- que conveniente… - el hermano podía sentir el temor salir de sus poros - ¿tienes miedo? –

 

Uniforme rojo y negro, aunque estaba desaliñado podía reconocer esos colores, los del imperio del norte, el territorio que se había declarado en guerra ya hace más de una década.

 

Había muchos rumores llegando de ese lugar, que era un infierno, que la gente había pasado tanta hambre que se convirtieron en caníbales, que hacían experimentos con los cuerpos de los muertos… que eran unos monstruos.

 

- yo…yo… aléjate – tartamudeo, cosa que le hizo gracia al sujeto, pasando el filo por aquel rostro que estaba muerto de miedo.

 

- ¿sabes?... en el momento en que el veneno entre en tu torrente sanguíneo le toma unos quince minutos en paralizar por completo tus órganos internos… - tumbado sobre él, usando todo su peso para mantenerlo quieto paso el cuchillo por su torso, rozando la ropa que se iba manchando con cada gota que dejaba caer – primero los riñones, luego sube directo a los pulmones… termina costándote respirar y cuando ya comprendes que no hay vuelta atrás… te mueres – Murata abrió los ojos en pánico, no quería morir así, trato de quitárselo de encima como podía, hermano era mucho más fuerte a pesar de su delgada contextura… definitivamente iba disfrutar torturar a ese sucio beta.

 

El filo fue casi inaudible, se llevó consigo la piel de la mandíbula, haciendo que la boca del hermano se abriera, incapaz de volver a sujetar el cuchillo… la sangre salió a borbotones, manchando incluso a Murata. La alfa pateo al sujeto lejos del beta y arrastro a la víctima con ella.

 

Hermano sintió mucho dolor, te toco la boca, estaba más abierta de lo permitido. No sabía que le molestaba más, haber perdido a su víctima o ver aquellos ojos purpuras mirarle totalmente inexpresivos… como si le subestimaran.  

 

Ella en cambio sujeto a Murata, no hablaba mucho, pero cree conocerlo de alguna parte.

 

- Tsuyuri-san – Murata estaba lleno de sangre, todo ocurrió tan rápido que no sabía si era la suya o de esa persona.

 

La chica no emitió una sola palabra, simplemente sonrió amablemente al beta, para después sacar su espada.

 

Para hermano fue algo sumamente rápido… hermano era beta, pero aun podía sentir las feromonas provenir de esa joven. La concentración fue rápida y casi sin previo a viso. El miedo le invadió, aquellas feromonas de alfa eran potentes, tanto que terminaron por paralizarlo.  

 

Los alfas eran superiores a los betas, esa era una regla no escrita, pero bien conocida. Los betas siempre estarían por debajo de los alfas por el simple hecho de que eran alfas… tal vez por eso Muzan-sama prefería a ese niño demente, tal vez por eso aquella joven le aterrorizaba.

 

La velocidad con la que le ataco fue impresionante, su espada llego a su hombro herido, profundizando la herida que ya le habían hecho anteriormente, grito, pero no hubo compasión. No podía hablar, no podía cerrar su mandíbula para formar si quiera una silaba. El ataque final fue rápido y sin miramientos, giro la espada y en un movimiento casi imperceptible su cabeza fue decapitada.

 

Ella casi no hizo ningún movimiento innecesario y la cabeza de aquel hombre termino rodando frente a sus pies. Como si fuera la gracia de una bailarina volvió a guardar su espada… Murata se sonrojo sin poder evitarlo.

 

- este… no era el líder –

 

 

-.-

 

 

Rui era un ser bastante oscuro, a su corta edad simplemente le importaba muy poco las demás personas, desde que asesino a un niño a piedrazos por un pedazo de pan supo que era fuerte.

 

Sus padres estaban aterrados, ellos no lo comprendían, no entendían como alguien como él podía ser así, era como un interruptor, un día era un niño como cualquiera, al siguiente estaba apretando el cuello del cachorro que le habían regalado por qué no lo dejaba en paz.

 

Cuando sus padres se libraron de él, vendiéndolo al estado mayor pudo entender que su naturaleza era especial. Muzan lo acogió y lo dejo ser como era, explicándole que era un alfa, pero no como cualquier otro alfa, su genética era especial, él era superior, había despertado su naturaleza a una edad tan temprana que podía fácilmente matar a un alfa adulto o marcar a un omega…

 

Marcar a un omega nunca fue de su interés, sin embargo matar alfas… eso sí que le llamaba la atención.

 

Estuvo en campos de entrenamiento una vez que Muzan se hizo cargo de él, y simplemente hizo lo que le decían, mataba a quien debía y a veces le agradaba la idea. Aun podía recordar cuando le pusieron a cargo de esa pequeña unidad, un gran logro le había dicho Muzan, pero él no sintió nada en particular. Como si fuera una broma pesada le dio apodos a todos, la mujer mayor seria su madre, por simple capricho, el musculoso era obediente y se veía fuerte, aunque Rui lo pudo doblegar con su aroma con facilidad, era un alfa tonto y sumiso la verdad, aquel mastodonte seria su padre, le podía ordenar lo que fuera, si quería que golpeara a alguien entonces este lo hacía con gusto… tuvo que moderarse cuando padre casi mata a madre bajo sus órdenes. Después de aquello ni hermano ni hermana se atrevieron a contradecirlo.

 

Había creado una familia, una familia que le obedecería y no la decepcionaría como su anterior familia… por que el controlaría hasta el último aspecto. Por eso habían cumplido con éxito tantas misiones… y esa no sería la excepción.

 

Viendo desde los techos de las casas, observo a un pequeño niño correr. Rui no solía interesarse en personas de su edad, pero aun así la curiosidad era mucha.

 

 

Ryoka buscaba a su papá con insistencia, aun que estaba muerto de miedo, quería saber si estaba bien. No regresaría sin su padre a casa.

 

Pero como le había pasado varias veces… se había vuelto a perder.

 

Detuvo sus pasos, justo frente a él apareció un niño. El peli negro estaba bastante confundido, aquel extraño niño estaba parado allí, sin decir nada, sin moverse. Solo le miraba fijamente, lo que lo ponía un poco nervioso. No quiso acercarse demasiado, su apariencia era un poco diferente, su cabello blanco, su piel tan pálida como un fantasma y su rostro lleno de marcas rojas. Ryoka no había visto a alguien así antes… algo le gritaba que era peligroso.

 

Retrocedió lentamente, daría media vuelta y tomaría otro sendero, ese era su plan. Hasta que aquel extraño niño apareció a sus espaldas.

 

- ¿Quién eres tú? – pregunto, aguantándose un grito de susto.

 

Aquel niño era más grande que el por unas dos cabezas, a pesar de la pregunta este se quedó callado, parecía que ni parpadeaba.

 

- eres como yo… - Ryoka se vio algo confundido – eres un alfa –

 

- ¿Qué es eso? – el menor no entendía a qué se refería, Tanjiro aún no le había dado aquella charla, pues aun lo consideraba muy pequeño.

 

- veo que las personas de este lado del muro son menos conscientes de su naturaleza – sujeto el brazo del niño y acerco su nariz para poder olerlo – aun hueles a omega a pesar de ser tan grande y un alfa… es algo repugnante – La parte blanca de sus ojos se volvió roja, como si sus venas fueran envueltas en sangre y se expandieran en todo la cuenca ocular, su fuerza fue en aumento, apretando el agarre hasta hacer que el menor soltara un quejido - te quieren bastante… ¿no es así? –

 

Rui estaba molesto, aquel olor que invadía al niño era sobreprotección, aquel omega que lo cuidaba se mantenía con el todo el tiempo, por eso olía aun a bebe. Esa clase de amor lo enfermaba y le causaba un poco de envidia… ¿Por qué su madre no hizo lo mismo con él? ¿Acaso lo odiaba tanto?

 

Ryoka intentó quitárselo de encima, pero el agarre solo se hacía más fuerte. Comenzó a golpearlo con fuerza y a rasguñar la muñeca con algo de desesperación. En realidad no entendía que quería ese niño con el… el solo quería encontrar a su padre, no quería meterse en problemas.

 

- suéltame… me haces daño –

 

- detesto a los alfas débiles como tu… - su agarre es fuerte y Rui estaba pensando en romperle el brazo por simple gusto.

 

- te dije… ¡que me soltaras! – con verdadera molestia agarro la ropa del mayor y de un solo movimiento le dio un duro cabezazo.

 

Aquel golpe le nublo la vista y le removió los sentidos, finalmente terminó por soltar al menor. Sintió incluso como algo se rompía, totalmente atontado se lleva la mano a la frente y ve algo rojo salir de ella.

 

Ese estúpido niño tenía una frente dura como una roca.

 

En cuanto sintió que lo soltaban no perdió el tiempo para salir corriendo.

 

Rui se enfureció tanto que no dejo que llegara muy lejos, sujetándolo de sus ropas, ese molesto alfa bebe se las pagaría. Lo tumbo al suelo, sujetando su cuello con ambas manos para sonreírle con cinismo.

 

- bien… veremos quién es el más fuerte de los dos… –

 

 

 

Continuara…

Notas finales:

Bueno ahora sí, llegando al final del capítulo, me quiero disculpar por la tardanza, resulto una semana muy pesada por lo que termine revisando los capítulos hoy… ¿Quién dice que en cuarentena se tiene más tiempo?... bueno, en fin, agradezco sus lecturas… como compensación en unos minutos subiré el capítulo 11. 


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