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:Corazón Resiliente: por DionSan_95

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Notas del capitulo:

Hola a todos, espero que estén bien en este 2020...

Me tome un tiempo de descanso para escribir más capítulos del fic, y como ahora hay suficientes, comienzo de nuevo las actualizaciones regulares a partir de esta semana.

Advertencia: sexo explicito.

sin mas es hora de leer XD 

  

Capítulo 16: Pilar de la llama

 

 

Las respiraciones eran entrecortadas, el sudor pasando por entre sus manos, pegados a esa piel caliente y exquisita. Sus gemidos lo volvían loco, se sentía totalmente maravilloso poseerlo…

 

Llevo uno de sus brazos a su pecho, lo quería cerca, tan cerca que sus alientos se confundan. Aquel joven entre sus brazos se inclina para delante, gimiendo y perdido en el placer. Sus ojos de un brillante rojo eran hermosos, tanto que no podía dejar de apreciarlo.

 

- mas… mas – estaba hecho un desastre y todo lo había causado ese pequeño omega.

 

Gruño por lo bajo mientras se ponía sobre él, embistiéndolo más fuerte y más profundo si podía, cubriéndolo en su totalidad, no quería que nadie lo viera, ese pequeño y hermoso omega… era todo suyo.

 

Llevo la nariz a su nuca e inhalo todo lo que pudo de ese exquisito aroma. Los estímulo de su celo lo volvieron salvaje y posesivo, algo que un alfa como el no sería capaz de hacer. Porque se supone que él era superior a eso, venia de una familia noble, le enseñaron el control y la dignidad sobre sus instintos… pero aun así había caído bajo, todo por ese omega.

 

Sus encías picaban, pero no dolía por el inmenso placer que sentía en su vientre bajo, en su piel, en cada rincón de su cuerpo.

 

Sus colmillos crecían a cada gemido… llevo la mano a su clavícula y estiro ese esbelto cuello para él, sus olores se mesclaban, poniéndolo más ansioso si era posible. Su vista estaba algo borrosa por el placer, estaba más hipnotizado en ese rostro sonrojado, en esa boca entreabierta.

 

Sus instintos fueron más fuerte que él, lo quería marcar, quería que siempre oliera él y que nadie más lo viera, su mente ya no estaba clara.

 

Estaba a punto de marcar a un completo desconocido.

 

 

-.-

 

 

- AAHH – el sudor cruzaba su frente mientras trataba de calmar su respiración.

 

¿Qué había sido ese sueño?... se sintió tan real.

 

- hermano… ¿estás bien? – la voz tímida de Senjuro se escuchó al otro lado de la puerta corrediza, se sentía preocupado, pero el mayor no respondió. - ¿hermano? – no escucho nada, así que intento entrar.

 

- estoy bien… por favor, no pases – su voz salió más ronca, de seguro por su garganta reseca.

 

- esta… está bien… - Senjuro no estaba muy convencido – tus pesadillas… ¿volvieron? – era inevitable preocuparse por su hermano mayor.

 

Todos conocían a Rengoku Kyojuro como un gran soldado, valiente y animado alfa que defendía a los débiles de los monstruos del norte. Pero Senjuro era el único que sabía lo que esos años en la guerra le habían causado a su hermano.

 

- no te comas la cabeza Senjuro, estoy bien – el mayor sale de la habitación con esa sonrisa que lo caracterizaba – solo fue un mal sueño… - sacudió la cabellera de su hermano, dándole poca importancia.

 

Senjuro quería sonreír, pero no pudo.

 

- hermano… Papá, él –

 

- ya lo sé… me alistare y bajare a desayunar –

 

 

-.-

 

 

- ¿¡Cómo mierda puede ser posible algo así!?... un maldito omega, por culpa de un maldito omega – estrujo el pergamino y lo lanzo con fuerza, destrozando algo que ninguno de los dos hermanos vio. Kyojuro por que no le seguiría el juego a su padre molestándose por su actitud, Senjuro por temor a que el siguiente blanco de su padre sea él. – Los omegas son unos inútiles, nacen para hacer una sola cosa… esto es lo que pasa cuando a un omega se le da demasiada libertad. Maldición toda la división que controlas, todo tú trabajo comprometido por que un omega abrió las piernas y sedujo al idiota recogido de Urokodaki –

 

- padre… no sabes si eso es cierto – el joven Rengoku respiro profundo. No le gustaba estar en su casa, las palabras rencorosas de su padre se volvían más afiladas con los años – los omegas no son inútiles, madre era un omega, y Senjuro es también un omega… deja de ser –

 

- cállate – susurro amenazante – no te atrevas a mencionarla – golpeo la mesa, causando un tenso silencio.

 

Shinjuro Rengoku era uno de los pocos ex pilares que quedaban con vida de su generación. Un guerrero testarudo y orgulloso, que había cumplido perfectamente su deber como alfa y con su familia. Se levantó con una cara casi asesina, fulminando a su hijo mayor, este ni siquiera se inmuto cuando sintió las feromonas de su padre invadir todo el comedor, imponiendo su autoridad como el alfa líder.

 

Kyojuro estaba acostumbrado a oler alfas.

 

Pero su hermano no.  

 

Senjuro dejó caer la bandeja que traía, se sintió ahogarse en el instante en que las feromonas de su padre perforaron su nariz, se tapó el rostro y trato de contener las náuseas… no importa cuántas veces pasara, era horrible.

 

- padre… estas lastimando a Senjuro – Kyojuro le miro serio, no dio señales de amenaza, ni de retar al mayor solo porque si enfrentaba sus feromonas contra las de su padre al único que terminaría lastimando seria su hermano – ya basta –

 

Shinjuro bufo con molestia mientras dejaba de emitir feromonas, tomo una botella de sake y se dio media vuelta, molesto…

 

- no quiero ver tú cara por aquí, un hijo que se niega a casarse y heredar el apellido Rengoku no es mi hijo… - le dio la espalda como siempre hacia - a menos que traigas un omega preñado y listo para desposar… si no, no te aparezca –

 

Kyojuro se levantó, ya tenía suficiente de su padre por lo que le tocaba de mes.

 

- te dejare en paz padre… solo deja a Senjuro fuera de esto – Rengoku padre solo bufo mientras tomaba más sake.

 

Con eso salió de ese lugar.

 

Kyojuro no sabía cuándo volver a su casa se volvió un infierno, si fue después de la muerte de su madre o cuando le dijo a su padre que no planeaba casarse ni heredar su apellido a nadie. Aún recuerda ese día, aquel alfa estaba tan furioso que lo golpeo tan fuerte que casi le saca un diente. Lo amenazo, dijo que caerían en desgracia por su culpa y que había deshonrado el apellido Rengoku.

 

Pero Kyojuro no dio un solo paso atrás.

 

El tiempo volvió amargado a un hombre tan admirable como lo fue Shinjuro Rengoku, aun Kyojuro recordaba los buenos tiempos, a un padre de dicado que enseñaba cómo manejar la espada, entrenando con él hasta tarde. Era verdad que extrañaba a ese viejo hombre, también estaba triste por Senjuro, quien nunca llego a conocer a un padre amoroso como él.

 

Solo regresaba a esa casa por Senjuro, porque su hermano no tenía la culpa de lo que su padre llevaba a cuestas. Su padre odiaba a Senjuro, de seguro porque le recordaba a su madre.

 

No quería dejarlo con ese hombre, nunca se iba muy confiado, ni tampoco por mucho tiempo, pero esa casa era de ellos y Senjuro estaba seguro que su padre mejoraría.

 

Kyojuro no estaba tan seguro.

 

                 

-.-

 

 

- Tomioka-kun… ya Makomo me dijo – Shinobu sonríe palmeando el asiento a su lado.

 

Giyuu estuvo tentado a ignorarla y sentarse lo más lejos posible de ella, pero podía ver las amenazas detrás de esa sonrisa… “ni se te ocurra huir” “me tienes que contar lo que paso” “juro que me las pagaras si no te sientas aquí”… Da un suspiro rendido y se sienta a su lado.

 

La sala de reuniones estaba prácticamente vacía, al fondo se encontraba Muichiro, sin mucha intención de socializar y luego estaban ellos dos. Sentados en unos cojines, bien apartados de oídos curiosos.  

 

- ¿Qué quieres saber? – su mirada se mantenía al frente y su voz era casi un susurro resignado. Ya no valía la pena resistirse, era mejor confiar en aquella mujer que en nadie.

 

- Makomo me adelanto bastante, el nacimiento de ese bebe no pudo venir en un momento más oportuno… al menos nos da tiempo antes del interrogatorio – el segundo paso de la investigación después de comprometer todos los recursos era interrogar a los involucrados y evaluar el nivel de compromiso. Obviamente tenían un plan para que aquellos niños no se metieran en más problemas, aun así era demasiado pronto para cantar victoria. Ella se lleva la mano a la boca, bastante pensativa. – lo que me recuerda… ¿has llevado a Tanjiro a que lo revisen? –

 

- ¿revisar qué? – Giyuu alza una ceja en duda.

 

- no creí que fueras tan inconsciente, Tomioka-kun… pobre de Kamado-kun con un alfa como tú – Tomioka trato de controlar un tic nervioso, no le gustaba que lo regañaran como si fuera un niño pequeño – Kamado-kun es un omega joven y fértil… debe recibir controles regulares de salud, además, también esta Ryoka… el hijo de Kamado-kun –

 

- ¿Makomo también te conto eso? – arrugo el ceño.

 

- no… yo saque mis propias conclusiones – esta vez era el turno de ella para esquivar la mirada, tal vez había hecho un par de cosas un tanto ilegales.

 

- enviaste a tus espías - Tomioka supuso que la omega envió a alguien a investigarlo, debía hablar con Sabito para que algo así no volviera a suceder.

 

- no confiaba en ti, debía saber lo que escondías – se justificó – no creí que te tomaras tan enserio a Kamado-kun que quisieras ser el padre de su hijo… - su risa hizo aparecer otro tic en el rostro de Giyuu.

 

- yo no soy… –

 

- ¡el hijo de Tomioka-kun es tan lindo! – Mitsuri les interrumpe con una exagerada emoción, sentándose a su lado sin pedir permiso. – es idéntico a Tomioka-kun –

 

Tomioka tarda en procesar la información y Mitsuri espera paciente alguna respuesta, la que fuera.

 

- ¿de qué hablas? – el alfa estaba confundido.

 

- bueno… de que Ryoka-kun es igualito a… - Shinobu niega con la cabeza, tratando de hacerle señas de deje ese asunto de ese tamaño. Mitsuri entiende a medias pero acepta – olvídalo Tomioka-kun… estoy más emocionada por ir a visitarte e ir a ver a Tanjiro-kun y a Ryoka-kun –

 

- No –

 

Aquella negativa sorprendió tanto a Mitsuri como a Muichiro, quien en realidad no estaba escuchando mucho. Que Tomioka se negara era algo comprensible, siempre fue alguien discreto y evasivo. Pero que la misma Shinobu fuera tan efusiva en la negativa, era simplemente… raro. Tanto que Mitsuri no supo cómo responder eso.

 

Afortunadamente la puerta fue abierta y la incomodidad interrumpida.

 

Rengoku paso normalmente a la sala de reuniones de los Pilares, después de todo debía llegar temprano a la reunión de consejo. Aunque su mañana no fue tan buena, el pilar de la llama era alguien optimista y confiaba que el resto de su día iría mucho mejor… o eso creyó.

 

Sus ojos se encontraron con la mirada fría del alfa pilar del agua y fueron como si sus instintos se activaran por si solos. Una rabia comenzó a nacer desde la boca de su estómago, fluyendo por todo su cuerpo, desplegando feromonas de golpe, inundando la habitación… los alfas presentes lo notaron, aun que intentaron pasarlo por alto.

 

Rengoku apretó sus labios, conteniendo a su alfa que se moría por salir y retar a Tomioka… ¿de dónde había salido eso?

 

Sus pasos fueron pesados al entrar en la habitación, el rubio no tuvo otra opción que sentarse lo más lejos posible de Tomioka… llevando su mirada al suelo, tratando de no tener contacto visual y de que su furia interna no se descontrolara. Muichiro se removió en su asiento, sintiéndose notoriamente incomodo, estaba seguro que el pilar de la llama estaba a un movimiento de explotar. Era algo complicado de lo que desearía no estar en medio.

 

Pero no pasó nada más.

 

Las feromonas fueron bajando gradualmente…Tanto que Tomioka soltó el mango de su espada.

 

Aquello había sido muy peligroso.

 

 

 

Continuara…

Notas finales:

nos vemos la proxima semana.


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