Hace unos pocos años atrás
Me levante con el sonido de la alarma, abrace fuertemente el cuerpo acostado a lado mío y sonreí cuando vi la marca en su cuello, bese suavemente su nuca y me levante de la cama para preparar el desayuno, mientras ponía la mesa para comer del cuarto salió un chico peligris con un lunar en el centro de su mandíbula somnoliento, se colgó de mi cuello y me dio un fogoso beso.
-Basta Akira, tenemos que ir a la escuela
-Mo~ Izuki-kun no es justo -se acercó lentamente a mi oreja y susurro- quiero tener un mañanero con mi alfa –me sonroje, sonreí y le bese sus cabellos.
-Más tarde… tus padres sino te enviaran de vuelta a casa
-Solo te suelto porque… tienes razón mis padres me enviaran de vuelta –hizo un puchero mientras daba un mordisco a su pan.
-Entonces las cosas con Akira van bastante bien –se burló Hyuga mientras estamos en la azotea comiendo por mi tonta sonrisa plantada en mi cara.
-Pero no crees que estas llevando las cosas muy rápido Izuki –murmuro Kiyoshi, apreciaba a mi mejor amigo omega, sabía que desde el inicio a Kiyoshi no le gustó la idea que me mudara junto a Akira aunque su preocupación era que aun éramos muy jóvenes, algo cierto solo teníamos 17 años a punto de terminar la escuela e ingresar a la universidad, una de las muchas razones por las que nos mudamos juntos, aun así era mi omega marcado lo quería a mi lado.
-Sé que te preocupas, pero no puedo estar sin él -dije mirándolo a los ojos- además nos conocemos desde hace cuatro años.
-Estas seguro que no te estas presionando por que lo marcaste… sin querer –esta vez gruñí, Kiyoshi solo agrando los ojos, sorprendido.
-Izuki, cálmate sabes que solo nos preocupamos porque estarás en otra cuidad diferente a la nuestra y ya no nos veremos tan seguido… -dijo Hyuga.
-Sí, pero me voy a quedar con MI omega… lo siento Kiyoshi –Kiyoshi me sonrió- entiendo que estén preocupados, pero voy a estar bien… todo va estar bien.
Y todo estuvo bien hasta que nos graduamos, nunca pensé lo cegados que éramos las personas realmente estábamos enamorados, hasta que sucede.
- ¿A dónde vas hoy? –Pregunte, aunque por su vestimenta y por la hora era claro donde iba a estar en una discoteca o una de sus famosas fiestas, no quería parecer posesivo… yo no era así pero que significaba si tu novio desaparecía todos los fines de semana y después regresaba… diferente.
- Izuki –me abrazo- Hoy voy a llegar temprano –miro su celular- entonces me voy yendo –me dio un beso rápido en los labios y salió por la puerta.
No entendía la situación, se suponía que estamos viviendo en el mismo departamento para estar juntos, en la universidad tampoco lo veía, no quería molestarlo ya que siempre la pasaba con sus amigos aun así confiaba en Akira, es mi omega yo ya lo marqué… pero entonces porque sentía un nudo en la garganta, que era este sentimiento amargo que crecía.
Besé lentamente su cuello mientras lo arrullaba, pero él rápidamente se apartó y se retiró de la cama, lo vi caminando hacia la cocina.
- ¿Qué es lo que pasa? –pregunte, él tomo rápidamente su vaso de leche.
- Nada solo que estoy muy cansado –me miro y me sonrió- Pero mañana te lo recompensare ¿sí? –se me acerco y agarro mi miembro- por cierto, me das algo de dinero… tengo que comprar… unos libros –rápidamente lo aparte.
- ¿Qué es lo que estás haciendo? –dije enojado
- Hay por favor Izuki no es la gran cosa… mira si no quieres prestarme está bien pero luego no te quejes si no estoy en casa –se adentró otra vez al cuarto.
Me sobe la frente, ese no era el comportamiento de Akira, él no era así, nunca me había tocado sexualmente por dinero y… menos me había mirado, así como si… no me reconociera, como cegado. Empecé a trabajar más porque Akira tenía más gastos, no estaba seguro si realmente era por sus benditos libros u otra cosa… no… prometí confiar en él desde la última pelea que tuvimos, nunca habíamos peleado y menos como esa vez, no sabía si las cosas se estaban saliendo de control o solo era paranoico.
-Joven… JOVEN –Volteé y me encontré con la vecina, una señora de 50 años que vivía con su hija en el departamento de al lado- Disculpe si lo molesto, pero ¿es pareja del señorito que vive con usted? O son ¿solo compañeros de cuarto? –la miré interrogante y sentí inquietud envolver todo mi cuerpo.
- ¿Por qué lo pregunta?
- Mi hija dijo que ayer escucho sonidos raros de su departamento.
- ¿Qué tipo de sonidos? –la señora me miró incomoda.
- Bueno como… de gemidos… además Haru nuestro vecino me dijo que la semana anterior vio a un chico salir de su departamento…
- Y no era yo… -ella asintió y empecé a sudar en frío; antes de irme me detuvo.
- No solo eso eh… oído rumores de otros chicos de la universidad Raikio que el señorito Akira esta con malas juntas… con chicos adictos –Corrí como loco hacia el departamento y lo encontré preparando el almuerzo con una sonrisa tímida, hace mucho que no lo miraba así… no eran ciertos nada era cierto.
Mordí el lápiz por enésima vez mientras el profesor daba sus clases, dicen que cuando plantan la semilla de la duda no hay nada que la detenga de crecer, que cuando río suena es porque algo trae, ya no sé cuántos rumores he escuchado exactamente iguales al de la vecina, cada que pensaba en eso mis ojos se ponían llorosos y prefería mentirme a mí mismo que aceptarlo.
Entonces ocurrió la tragedia, llegue temprano al departamento, olía a sexo, olía a… otro alfa. Escuche como salía de la bañera con perfume de frutos silvestres como su olor mientras abría las ventanas cuando se percató de mi presencia.
-No es lo que parece Izuki… vinieron unos amigos y… -estrelle en carcajadas
- No me digas -vi una camisa gris en el sofá la agarre- esto también era de tus amigos… ¿Qué escena intentas ocultar? –me adentre al cuarto y saque toda su ropa de su closet mientras él forcejeaba para detenerme, cuando encontré ropas que no eran de Akira y que tenían el mismo olor que la prenda gris.
Sentado a lado de mi abogado miraba como sacaban las cosas de Akira, cada pertenencia que pasaba por la puerta era como una llaga en mi corazón, había pasado una semana desde que me entere de todo hasta porque siendo Akira un omega marcado… se acostó con otro, consumía drogas AO (alteración del aroma), agarre las píldoras rojas para tomarlas, apenas pasaron por mi garganta, me dolió la cabeza y mis dientes salieron, sentía punzadas y estaba adormecida toda mi mandíbula, era para quitar mi marca de… él para siempre.
-¡¡¿Es que ya no me amas?!! –Grito Akira mientras lloraba y se tocaba el cuello, estaba temblando y sudando, mi abogado se interpuso entre él y yo.
- Desearía nunca haberte conocido –me retire del cuarto silenciosamente.
Eran las 10 de la noche cuando tocaron mi timbre, fui a regañadientes cuando abrí me encontré con un chico con marcadas ojeras, estaba pálido y delgado era casi como me encontraba en estos momentos, pero lo que me sorprendió fueron sus ojos… muy parecidos a los míos que estaban enrojecidos, al parecer había estado llorando, me dio una linda sonrisa y con una entrecortada voz dijo.
-Yo no sabía –al parecer Akira nunca le dijo, genial él no sabía que nuestro amor nos amó a la vez… no engaño a la vez, lo deje pasar y…
No podía parar de llorar mientras me abrazada de Reo, Nebuya me acaricio la espalda mientras trataba de calmarme, mi Izuki estaba roto.
-Según nos dijo Izuki el chico le dijo que Araki estaba embarazado de él –dijo Hyuga mientras Kiyoshi se abrazaba, todos en la enfermería estaban tétricos.
-Eso significaría que… -Reo no pudo terminar la oración cuando Kiyoshi dijo
-Si… estuvieron en su celo –trago saliva- cuando aún era el omega de Izuki.
Me dieron unas terribles ganas de vomitar, cuando estas marcado eran sagrados tus celos, eran solo para ti y tu alfa, estaba en los instintos, casi como el proteger a nuestras crías es algo marcado en el ADN de los omegas… cuan drogado podías estar para terminar así de inconsciente. Ahora entendía todo, me levanté rápidamente, sorprendiendo a todos y empecé a correr.
-¡¡ADONDE VAS!! –grito Reo y Nebuya.
- VOY CON ÉL –corrí y empecé a olfatear el aire busqué por todas partes y de pronto lo sentí, su aroma de jengibre y borraja, pero algo me inquieto y era que su olor estaba agrio, corrí por las escaleras que llevaban a la azotea, cuando lo vi temblando y sudando, cuando me acerqué a él, se apartó rápidamente me di cuenta que no estaba consciente estaba cegado.
-Soy yo Shun… soy Kotaro –no funciono así que me acerque lentamente liberando mi olor de arándano y ciruela después de un rato dejo que temblar y sus ojos se enfocaron apenas nuestras narices se rozaron me jalo y me encerró en su abrazo, olfateo toda la longitud de mi clavícula hasta mi oreja, ronronee feliz cuando nuestros aromas se juntaron al parecer no era el único cuando escuche sus gruñidos de satisfacción, me acomode más en su regazo.
- Realmente es muy diferente cuando se trata de tu destinado –habíamos estado un buen rato en esa posición.
- ¿A qué te refieres? –dije mirándolo y sobando nuestras narices.
- Sentí tu alteración y desolación… no puedo describir el dolor que sentí, la desesperación, de pronto nada tenía sentido… quería matar algo mi sangre hervía –suspiro y se rio, fue tan triste- pero con qué derecho, solo soy… soy… -me aparte y lo silencie con mis dedos tocando sus labios.
- Eres mi alfa –agrando sus ojos y vi unas lágrimas contenidas en sus bonitos ojos oscuros alargados mientras yo acomodaba sus cabellos.
- Porque cuando dices esas palabras… todo mi ser… se regocija.
- Porque es cierto, porque desde el inicio fuimos hechos para complementarnos.
Se levantó y camino hacia la cerca, miro la lejanía.
- No puedo, no cuando yo… -su voz se entrecorto.
- No me importa si ya marcaste a alguien –él se voltio sorprendido.
- Te lo dijeron –lo abrace siendo correspondido inmediatamente.
- Te amo –me miro y toda su esencia era de felicidad pura y quiso decir algo cuando lo pare- Se bien que si yo hubiera sido marcado me habrías aceptado igual, te amo por cómo eres, tu pasado te ayudo ser esta persona tan maravillosa, no eres menos, por favor te merezco… me mereces.
- Que es lo que podía hacer, prefería morir a llorar delante de él por respuestas, prefería mentirle a decirle que aún lo amaba –las lágrimas salieron de sus ojos mientras lo arrullaba en mi abrazo – que tenía que hacer… ¿luchar o huir?
- Seguir –me miro extrañado- seguir adelante para volver amar –fue el código para nuestro primer beso, el que tanto había anhelado fue duro, pero dulce a la vez en ese acto puede entender lo que no se podía expresar con palabras.