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Una nueva vida por JennVilla

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Harry caminaba en medio del tumulto tratando de no enredarse con sus propios pies, mientras iba de la mano con Pansy y Draco. Al parecer, este año Hogwarts recibiría a muchos niños para su primer año. Niños muy revoltosos, en todo caso. McGonagall gritaba órdenes, pero todos reían y hablaban en voz alta haciendo infructuosos los intentos de la profesora por poner orden.

— ¿Dónde están los demás? —gritó Pansy al momento que lloriqueaba porque alguien le había empujado.

Harry miró por encima de su hombro y pudo ver a Ron llevando de la mano a Hermione y muy cerca suyo a Vincent y Greg. Los dos chicos se habían reunido con Harry y sus amigos en el tren, asombrando a Harry por la notable cordialidad con que le trataron.

—Esa vieja gruñona debería lanzar un Silencio para que todos se callaran. —espetó Draco con indignación, empujando con el hombro a otro niño cerca suyo.

—Draco, no empujes a nadie y fíjate por dónde caminas. —regañó Harry

—Sí, mamá. —Draco rodó los ojos.

Y en realidad así parecía. Draco era un chiquillo insoportable, cuando estaba rodeado de desconocidos. Había tratado en varias ocasiones lanzar hechizos zancadillas a otros niños y niñas, y Harry tenía que estar al pendiente de que se estuviera quieto.

Por eso ahora iba él con Draco y Pansy de la mano. Pansy se le había pegado al instante en que desembarcaron de las barcas que conducía Hagrid, y Draco intentó escaparse con Vincent y Greg para hacer sus fechorías, pero Harry fue más rápido y lo tomó del brazo, dándole la regañiña del siglo y obligándole a comportarse.

Pansy y Hermione se habían reído y Ron había simulado el cacareo de una gallina. Draco, sin embargo, no opuso resistencia y miró a Harry con adoración y se sujetó a él con fuerza en la inmediata marea de cuerpos que se estrujaban por llegar primero al castillo.

— ¡Sonorus! —gritó McGonagall desde su sitio— Muy bien, todos ustedes, silencio ahora mismo —dijo, con su voz retumbando en las paredes de piedra—. Daré las instrucciones para la ceremonia de Selección y no las repetiré.

Todos los niños dejaron de hablar y con sus rostros asustados, prestaron toda su atención a la anciana bruja.

—Vamos a hacer dos filas, una para niñas y otra para niños, y vamos a entrar en orden. No queremos que los de años superiores piensen que ustedes son unos niños malcriados y bulliciosos, ¿no? —todos negaron con la cabeza— Muy bien. Así que, en orden y silencio, pasaremos al Gran Comedor y yo subiré al estrado, donde está el Sombrero Seleccionador. ¿Aún hay alguien que no sepa de él?

Nadie levantó la mano o dijo algo, y Harry se preguntó si todos allí sabían lo básico sobre Hogwarts.

—Yo llamaré a lista, y a la persona que llame, saldrá con cuidado de su fila e irá caminando tranquilamente al estrado donde estará la silla. Yo les ayudaré con el Sombrero y el resto ya lo saben. Los demás niños se quedarán en silencio excepto cuando se llegue el momento de aplaudir, ¿entendido? No quiero que nadie se burle por la elección del Sombrero para cada quien.

Los niños asistieron solemnemente y Harry dio una mirada de reojo a Draco. McGonagall miró a todos los futuros estudiantes de Hogwarts y luego suspiró.

—Bueno, ahora creo que puedo darles la bienvenida correctamente... Bienvenidos a Hogwarts —dijo ella con un tono más cálido y amistoso—. El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupen sus lugares en el Gran Comedor, deberán ser seleccionados para sus casas. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estén aquí, sus casas serán como su familia en Hogwarts. Tendrán clases con el resto de la casa que les toque, dormirán en los dormitorios de sus casas y pasarán el tiempo libre en la sala común de la casa.

»Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estén en Hogwarts, sus triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa, un gran honor. Espero que todos ustedes sean un orgullo para la casa que les toque.

»La Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Así que, cómo les dije anteriormente, pórtense bien y hagan que los demás estudiantes de Hogwarts piensen que son los mejores primeros años que ha tenido el colegio.

La profesora guiñó un ojo y Harry pudo estar seguro que cada niño allí -incluyéndolo- estaba ansioso y emocionado por demostrar que en verdad serían los mejores primeros años.

—Yo creo que ya podemos entrar —continuó ella—; seguramente el director Albus Dumbledore ya ha preparado a los demás estudiantes para su entrada. ¿Por qué no estoy viendo las dos filas que pedí al principio? —preguntó con voz pausada y peligrosamente suave.

Todos se sobresaltaron y empezaron a moverse. Pansy se desprendió de Harry y buscó a Hermione con la mirada. Las dos niñas se reunieron y formaron fila con las demás. Harry y Draco se unieron a la fila de los chicos entre disimulados empujones para que McGonagall no se diera cuenta del desorden.

— ¡Harry! Déjame estar delante de ti. —pidió Ron, buscando por dónde meterse.

—Pues ve a la cola —dijo Draco—, nosotros llegamos primero.

Harry suspiró fastidiado y dio un paso hacia atrás para que Ron se hiciera delante de él. Draco suprimió una queja y alzó el mentón con expresión ofendida.


Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).

Porque soy el Sombrero Pensante.

 

La canción del Sombrero terminó y unos débiles cuchicheos se dejaron oír por todo el Gran Comedor.

—De seguro que quedaremos en Gryffindor, Harry —dijo Ron en un susurro—. Allí podremos hacer muchas cosas, y seguramente los gemelos nos enseñaran a hacer bromas.

Harry asintió sonriendo y Draco le dio un suave empujón.

— ¿Qué? —preguntó Harry.

—Tienes que ir a Slytherin conmigo, Harry. —demandó el rubio.

—Es lo que escoja el Sombrero, Draco. Además, toda mi familia es Gryffindor.

— ¿Y? —Draco se cruzó de brazos.

—Obviamente iré a Gryffindor. —Harry puso los ojos en blanco.

—Pues yo no quiero eso. Irás a Slytherin conmigo.

Harry decidió no seguir discutiendo. Hannah, Susan y Justin habían sido sorteados para Hufflepuff. Terry Boot, en la mesa de Ravenclaw, recibía calurosos aplausos. Millicent Bulstrode fue la primera seleccionada para Slytherin y sus compañeros la recibieron con débiles aplausos.

— ¡Granger, Hermione! —llamó McGonagall.

Hermione, visiblemente nerviosa, salió de la fila y se adelantó para sentarse en la pequeña silla. Pareció una eternidad cuando al fin el sombrero gritó "¡Ravenclaw!" y Harry casi caía al suelo por la impresión.

— ¿Qué? —Harry no daba crédito a lo que estaba pasando. Él confiaba en que Hermione, Ron y él estarían juntos de nuevo en Gryffindor... y quizás, con un poco de suerte, Draco también estaría con ellos.

—Se sabía —dijo Ron con voz aburrida—. Ya sabes, estuvo contándonos en el tren todo lo que había leído en "Historia de la Magia".

—Pero-

—Ya, yo también quería que estuviera en Gryffindor. Pero podemos hablar con ella en los pasillos, ¿no? Y en algunas clases... —Ron se sonrojó un poco y dejó de hablar sin notar la expresión atónita de Harry.

— ¡Longbottom, Neville!

Harry dejó de prestar atención y empezó a pensar en todas las posibilidades de que no le seleccionaran en Gryffindor; su padre y Sirius de seguro estarían decepcionados. Además, no se imaginaba en Ravenclaw o Hufflepuff, y definitivamente no quería ser Slytherin, pero viendo que las cosas no se estaban dando con normalidad últimamente, lo único que le quedaba, era esperar.

— ¡Malfoy, Draco!

Draco salió de la fila y sonrió nerviosamente a Harry y Ron. Harry tuvo el detalle de palmearle amistosamente la espalda.

Como era de esperar, el sombrero no demoró en mandar a Draco para Slytherin. En la mesa de las serpientes se aplaudió con más entusiasmo y Draco sonrió brillantemente, sentándose entre Vincent y Greg.

Muchos más niños fueron pasando y Harry sentía en su estómago el molesto cosquilleo por el nerviosismo. Pansy fue a Slytherin, Dean a Gryffindor, las gemelas Patil fueron a Gryffindor y Ravenclaw y llegó el turno de Harry.

— ¡Potter, Harry!

A diferencia de esa vez -tan lejana ya-, Harry no escuchó ahora murmullos o preguntas sobre su identidad. Eso en parte lo tranquilizó un poco y le dio el valor para salir de la fila y dirigirse al estrado. Escuchó cómo Ron trataba de darle ánimos con un ruido parecido a un gruñido, seguramente simulando a un león. Harry sonrió y avanzó.

Lo último que Harry vio, antes de que el sombrero le tapara los ojos, fue a Draco mirándole fijamente desde su mesa de Slytherin. Al momento siguiente, miraba el oscuro interior del sombrero. Esperó.

—Mm —dijo una vocecita en su oreja—. Harry Potter. Siento algo tan extraño contigo, muchacho. Pero tu futura casa la veo con claridad. Oh, sí... Estarás muy bien allí.

"Quiero ir a Gryffindor, por favor" dijo Harry mentalmente, esperando que el Sombrero accediera.

— ¿Gryffindor? Oh, ciertamente tienes muchas cualidades para ser un Gryffindor, sí. Pero en Slytherin encontrarías la forma de ser un mago muy habilidoso, ¿no crees? La noble casa de Salazar Slytherin ha producido unos magos excepcionales.

En un arranque de temor -y estupidez, como pudo comprobar más tarde- Harry imploró: "No, allí no. Quiero ser Gryffindor y estar con mis amigos. En Slytherin hay Magos oscuros".

El Sombrero rio - ¿podía un sombrero reírse? - y dijo con voz alegre:

—No he escuchado de magos oscuros en años, muchacho. Y puedo asegurarte que, si hay algún mago oscuro en esta época, podría ser de cualquier casa. Ambición. Astucia. Determinación. Ingenio. Auto-preservación. Esas, muchacho, son cualidades que bien aprovechadas, llevarán a cualquier mago o bruja, a ser alguien... ¡grande!

Harry comprendió entonces, no sin cierta desilusión, que esa era otra cosa que iba a cambiar, en esta nueva vida. Otra cosa a la que tenía que acostumbrarse y no dar marcha atrás o intentar cambiar.

Hundió los hombros imperceptiblemente y el sombrero rugió "Slytherin", atrayendo múltiples aplausos y algunos silbidos. McGonagall retiró el sombrero de su cabeza y le empujó levemente para que se pusiera de pie. Desde la mesa de Gryffindor, Ron le miró con compasión, antes de levantar ambos pulgares con una pequeña sonrisa en su rostro.

Draco, cuando Harry se sentó en la que sería su mesa de ahora en adelante, le sonrió cálidamente y Harry, correspondiéndole el gesto, pensó que al menos había valido la pena ser un Slytherin.


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