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El corazón en la caja por Sunnydays

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Notas del capitulo:

Finalmente llegamos al capítulo 25!!!  Ha sido toda una aventura escribir pero aún quedan algunos capítulos más. nuevamente gracias por seguir este fic y espero que lo sigan disfrutando.

Se quedaron en silencio y después desviaron la mirada ya que Antonio seguía pensando en la reciente conversación que había tenido con su madre y en la invitación que esta le había hecho para que la visitara a ella y a sus hijos que eran los medio hermanos del ayudante.

-¿Me presentara también a su actual esposo? En primer lugar como lo habrá hecho para divorciarse de aquel hombre que por desgracia es mi progenitor. No es asunto mío en cualquier caso, lo bueno es que se ve mucho mas feliz que en aquellos tiempos, me alegra pero siento este dolor en el pecho al saber que no fui suficiente para darle felicidad- eran los pensamientos de Antonio mientras miraba en la dirección en la que había ido su madre mientras tanto Korame se encontraba mirando sus perfectamente bien cuidadas uñas sin mucho interés en sacar de ese estado a su  ayudante pues pensaba que este estaba pensando en cosas importantes, aunque en realidad no entendía del todo aquello, ya que él no había crecido con una, era evidente que de alguna manera debía haber nacido, pero no le importaba en absoluto. pues su vida siempre había estado dedicada al dios de la curación.

El ayudante estuvo mucho tiempo sumido en sus pensamientos tanto que la chica que atendía la cafetería tuvo que acercarse para preguntarle si estaba bien, por lo cual él dio un respingo ya que aquello lo había sacado de sus pensamientos que se tornaban bastante sombríos y a la vez expectantes.

-Oh si lo siento, me quede pensando en varias cosas- Dijo Antonio con algo de vergüenza pues estaban obstaculizando la entrada de nuevos clientes

-Tranquilo, se ve que tienes muchas cosas en que pensar, lo siento escuche un poco de su conversación-dijo ella un poco avergonzada- Bueno para ser sincera en realidad lo hice desde el principio, nuevamente me disculpo.

-Es de mala educación escuchar las conversaciones de otros- dijo Korame pues de alguna manera percibía aquella pequeña mueca incomoda en la cara de su ayudante.

Antonio lo miro con cariño ante su preocupación pues se veía que el sacerdote tan solo había dicho aquello pues consideraba los sentimientos de su ayudante. Sus muestras de preocupación tan solo hacían latir más rápido el corazón de Antonio y lo enamoraban irremediablemente aún más. Así que con la mirada le agradeció, pero le hizo saber que no le molestaba la indiscreción de aquella mujer.

-Lo siento mucho, ¡ya sé! Ya que ambos no son de aquí les vendría bien visitar los mejores lugares turísticos de esta ciudad. Hay muchas cosas que hacer aquí se que les encantara después de todos somos una de las locaciones costeras mas bonitas de este país y no lo digo porque yo haya nacido aquí- dijo ella bastante orgullosa

-¿Así?- dijo Korame sin mostrar mucho interés ya que toda su vida había estado en el mismo lugar por lo que no le llamaba mucho la atención recorrer sitios que desconocía.  Sin embargo gracias a Antonio había comenzado a interesarse aunque sea un poco en descubrir más lugares y a ampliar su perspectiva además de que el mar se veía tan grande y extenso que le generaba una molestia que no había sentido antes. Si Artem estuviera a su lado en esos momentos este podría darle un nombre a aquella sensación. Pero este se encontraba muy ocupado pues la diosa de los conflictos se encontraba demasiado activa en esos momentos ya que algo la tenía muy molesta y el dios de la curación tampoco sabía la razón, pero la diosa del amor sugería que le faltaba tener un amante, tal vez uno de los pseudodioses.

-Claro que sí, te aseguro que quedarán completamente maravillados, esperen aquí- mientras volvía rápidamente al mesón y parecía buscar algo por todas partes

Era bastante divertido y caótico pues rebuscaba en todas las estanterías y cajones que había allá. Antonio simplemente miraba y esperaba pacientemente un poco preocupado ya que ella estaba bastante empeñada en encontrar lo que buscaba llegando a armar todo un desorden, por suerte no había muchos clientes a esa hora por lo cual no era necesario que atendiera las mesas en aquel momento. Después de una búsqueda infructuosa la chica se mostro bastante abatida ya que no encontró aquello que quería mostrarle a aquel par.

-Lo siento tanto, no lo encontré – dijo ella apenada y con cierta aura oscura a su alrededor.

-¿Qué buscabas?- pregunto con amabilidad Antonio intentando sacarla de ese estado de abatimiento.

-Ya no me quedan- dijo ella con una expresión triste.

-¿Qué cosa?- nuevamente pregunto Antonio pacientemente

 

 

 

-Los folletos turísticos, siempre me aseguro de tener algunos por si vienen turistas, no es por presumir pero mi cafetería es moderadamente famosa en la ciudad, nuestro Latte especial es bastante renombrado. Pero al parecer no me queda ninguno.

Korame a pesar de que no estaba demasiado pendiente de lo que decía la chica, por alguna razón sabía que aquello había captado el interés de su ayudante así que le presentaba un mínimo de atención a lo que ella estaba contando.

-Oh eso es una lástima, pero no tiene que preocuparse.

-Pero quiero que conozcan lo bella que es mi ciudad- mientras hacia un puchero

Aquel gesto le recordó al ayudante aquellas muecas que hacía Lucía así que no pudo evitar esbozar una tenue sonrisa, lo cual causo que Korame sintiera cierta molestia que este califico como desagradable.

-¡Tienes una sonrisa muy linda!- dijo ella con un ligero rubor

-¿Muchas gracias?-Dijo Antonio sin saber como responder realmente

-Si no tienes los folletos, ¿Dónde los podríamos conseguir?- expreso Korame sonando mas cortante de lo que este quería. Hacía aquella pregunta ya que su ayudante se veía muy ilusionado por conocer la ciudad, ya que sería una buena manera de aprovechar este día además de que mañana Antonio tenía aquella reunión con su madre.

-Oh si lo siento, hay una oficina de turismo a tres cuadras hacia el norte desde aquí así que pueden llegar fácilmente caminando, les recomiendo que vayan observando la arquitectura de las diferentes casas, sus colores son realmente hermosos y sus estilos completamente fascinantes,  es simplemente un deleite para la vista además sabían que…

La chica siguió hablando alegremente de lo bella que era la ciudad y las atracciones que esta tenía. Cuando ella estuvo satisfecha se disculpo pues había tomado mucho tiempo de aquellos dos conversándoles de lo grandioso que era el lugar.

-Bueno no los entretengo más, ya que es mejor que lo vean con sus propios ojos. Hay tanto que ver y hacer así que deben apresurarse para verlo todo hoy

-Esta bien- dijo con seriedad Antonio pero era notorio que realmente estaba interesado en lo que la chica había dicho, ya que era la primera vez que dejaba su país natal por lo cual era una buena oportunidad para hacer turismo.

-Señorita, puede tomar nuestro pedido- se escucho que dijeron un par de jóvenes que se encontraban en una mesa quienes habían esperado pacientemente a que la chica dejara de hablar.

-Oh si lo siento, enseguida los atiendo- Mientras sonreía en aquella dirección y después volteo nuevamente para despedirse del par de extranjeros.

Korame simplemente asintió a modo de despedida y se dirigió a la salida comenzando a caminar dejando atrás a Antonio que tuvo que correr un poco detrás de él y no pudo evitar mirarlo un poco preocupado ya que no sabía exactamente que sucedía en la mente del sacerdote, pero podía notar que cuando este fruncia un poco el entrecejo era porque había algo que lo estaba molestando, así que muy sutilmente le pregunto acerca de ello.

-¿Hay algo que le preocupa?

Aquello le sorprendió al sacerdote ya que en realidad no podía evitar darle vueltas a la manera en que aquella chica había elogiado la sonrisa de Antonio, incluso el mismo no podía evitar sentir una molestia que podía clasificar como agradable cuando su ayudante sonreía, aunque intentase negar que era así e incluso fingir desinterés sin mucho éxito. Korame no se fijaba mucho en el aspecto de las personas pero Antonio podría ser catalogado como alguien moderadamente atractivo ante sus ojos, pero lo que más valoraba el sacerdote era la responsabilidad y buena disposición que tenía su ayudante. Ni siquiera sabia como se llamaba esa emoción ya que nunca la había sentido antes, ya que cuando estaba con Artem no había otras personas con las que tuviera que competir por su atención, ya que sabía que aquella solo esta centrada en si mismo en los momentos que compartían juntos.

Entonces en un arrebato de sinceridad como era usual en él dejo escapar aquello que estaba en su mente.

-Tu sonrisa, es una molestia agradable- dijo con aquel tono frío y tajante que lo caracterizaba,  sin embargo no era consciente de lo que aquellas palabras provocarían en su ayudante.

Antonio lo miro con los ojos bien abiertos pues no era común que su sacerdote dijera cosas como aquellas, y se quedó completamente en blanco pues significaba que al señor Korame le gustaba verlo sonreír.

-Él… me elogio ¿ escuche bien? Claro que sí, ¿puedo dejar que me llene la calidez que siento ahora? Sus palabras son tan lindas aunque lo dijo de una manera extraña, pero no se puede interpretar de otra manera ¿verdad?- era la corriente de pensamientos por la cual se movía la mente de Antonio.

Korame no conocía lo que era la vergüenza pues no la atendía, ya que él no se arrepentía de las cosas que decía, además Artem lo había educado como un respetable sacerdote por lo cual sus actos desde su perspectiva no eran inadecuados. Sin embargo se impaciento ya que su ayudante parecía estar en un estado de cortocircuito por lo cual se vio obligado a sacarlo de este así que se puso frente a este, tal vez demasiado cerca.

-Tenemos que seguir o el día terminara pronto.

Aquello hizo que Antonio retrocediera ya que tener al sacerdote invadiendo de aquella manera su espacio era demasiado para su pobre corazón que ya había tenido demasiada emocionalidad por el día de hoy.

-Lo siento es que... fue tan inesperado

-¿Qué cosa?- dijo el sacerdote sin ser consciente del efecto de sus palabras.

-Usted dijo que mi sonrisa era…

-Así es, no me molesta verla,  ya que aclaramos eso ¿podemos continuar? No es como si me interesara mucho recorrer una ciudad que no conozco, pero creo que es una buena manera para que despejes tu mente antes de la reunión de mañana.

-Sí- dijo con un pequeño rubor en sus mejillas ya que aquellas palabras le brindaban gran calidez y hacían que se enamorara mas profundamente del señor Korame. Las muestras de preocupación de este eran tan genuinas que simplemente su corazón no dejaba de latir con fuerza cada vez que el sacerdote decía o hacia algo solo pensando en el bienestar de su ayudante.

Fue entonces que se dirigieron a la oficina turística que les había señalado la chica del café, ella tenía razón la arquitectura de las diferentes casas era algo completamente espectacular digno de que Antonio se quedara observándolas en detalle, mientras Korame las miraba con atención pero sin llegar al extremo de fascinación del ayudante, quien a pesar de las facciones serias de su cara se podía ver ese brillo característico que aparecía cuando algo le gustaba.

Los colores de las casas eran realmente vibrantes y llenos de vida, como los jardines que tenían en sus patios. La brisa marina característica del lugar era refrescante y el cielo se encontraba surcado por pocas nubes blancas. Mientras bajaban por el camino apenas conversaban, pero no era necesario, ya que de esa manera se disfrutaba mejor lo que la ciudad portuaria tenía que ofrecer.

Finalmente llegaron a la oficina de turismo cuya fachada de color verde estaba decorada con toda clase de conchas marinas que daban un aspecto refrescante al lugar. Antonio todavía estaba asombrado por el hecho que podía comprender todo lo que estaba escrito allí sin haber tenido que estudiar el idioma.

-El poder del mensajero de los dioses es extraordinario- dijo Antonio para si mismo pero fue escuchado por Korame.

-Es mejor que no alabes tanto ya que se le subirá a la cabeza y eso lo hará aún más insoportable.

-Lo siento

-Ahora entremos-mientras tomaba la manilla de la puerta

Por alguna razón el lugar olía suavemente a naranja y vieron la razón pues el chico que debía ser el encargado se encontraba comiendo aquel cítrico y casi se atraganta debido a la presencia repentina de aquel par.

-Cof, cof, cof- mientras se golpeaba el pecho

-Lamentamos interrumpir su comida pero necesitamos un folleto ¿ podría darnos uno?- dijo Korame con un tono de voz amable pero se veía que no estaba nada contento de ver como aquel chico holgazaneaba pues una de las cosas que más detestaba el sacerdote eran las personas que no realizaban su trabajo.

-Oh, lo siento enseguida les daré uno- mientras se esforzaba por limpiar su escritorio rápidamente intentando parecer mas presentable ante la fría mirada que le brindaba el sacerdote- Por cierto ¿ cómo se llaman? Mi nombre es Arthur para servirles, soy el encargado de brindar información, recomendaciones y todo lo que a ello respecta

-Me llamo Korame y este es mi ayudante Antonio.

Antonio asintió con su cabeza a modo de presentación y Arthur los miro con curiosidad e intentando disimular aquello les pregunto muy sutilmente de donde eran ya que no se veían como habitantes de la zona.

-Bueno, ambos somos del país vecino y estamos aquí para resolver ciertos asuntos.

La expresión del chico se volvió condescendiente ya que en su mente se exponían posibles motivos por los cuales ellos estarían aquí, pero decidió pensar en el habitual por el cual los turistas venían a este lugar.

-Deben disfrutar su estadía aquí, les aseguro que serán las mejores vacaciones que hayan tenido.

-Nosotros no estamos de…

El chico no dejo terminar de decir aquello a Korame negando repetidamente con la cabeza ya que cuando algo se metía en ella era difícil hacerlo ver que no era así.

-Les aseguro que será inolvidable- sus ojos resplandecían

-¿Podría darnos el folleto?- Korame ya se estaba impacientando.

-Claro, claro- entonces desde uno de los cajones extrajo dicho elemento y se los entrego.

Ambos lo vieron y era notorio que había diferentes rutas que podían seguir para poder disfrutar de la mayor parte de las atracciones de la ciudad.

-¿Por cuánto tiempo se van a quedar?, para recorrerlo todo se necesitan al menos tres días.

-Bueno, nos iremos mañana- dijo Antonio.

-Oh es una pena, en ese caso les recomiendo la ruta azul, es la mas completa de las tres y abarca las principales y mas famosas atracciones que puede ofrecer esta bella ciudad.

-Ya veo, tomaremos esa entonces- dijo Korame quien no se complicaba mucho a la hora de escoger algo.

-¿Necesitan un guía turístico? Conozco a alguien que realmente es un experto en lo que hace, aunque también pueden recorrer los diferentes lugares por ustedes mismos.

Antonio no lo pensó mucho y respondió por ambos que recorrerían la ciudad solos, ya que eso lo haría parecer una cita y aquello lo llenaba de expectativas.

-Entonces les deseo mucha suerte, les aseguro que quedaran maravillados, cualquier cosa pueden volver y los ayudare con lo que necesiten.

Después de que abandonaron la oficina de turismo vieron con mas detalle el folleto para dirigirse a su primera parada.

 

Notas finales:

Eso ha sido todo, espero les haya gustado :D


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