Era una mañana tan apacible como se acostumbraba en aquel pequeño y tradicional pueblo en la Toscana, ella se encontraba en la misma habitación, suspiró con fuerza y sostuvo el pequeño bultito entre sus brazos teniendo como único sonido de fondo el murmullo del televisor y la respiración de su esposo, sin embargo de un momento a otro notó algo extraño en el ambiente, era una especie de zumbido incesante, tan bajito que no lo notaría sino pusieras atención, en seguida se escucharon varias voces de tipo marcial, parecía que hablaban en inglés por lo que no entendía una sola palabra y después el inconfundible sonido de múltiples pares de botas marchando a la par se hizo escuchar. Unos nudillos tocaron en la puerta principal haciendo que ella se enderezara con un pequeño gesto de dolor y agudizara el oído, pudo escuchar a su esposo levantarse del viejo sofá y después sus pasos arrastrados seguramente por su ebriedad.
Una voz femenina con un acento que obviaba que no era de la región habló de manera rápida y fría, les estaba diciendo que el pueblo sería evacuado y que tenían apenas cinco minutos para tomar sus bienes más preciados antes de ser reubicados en una zona segura.
-¿Es usted la única persona que habita aquí?- cuestionaron
-Sí- contestó el haciendo que su corazón se helara
Sabía de lo que era capaz este hombre, pero aun así jamás creyó que le abandonaría a su suerte de esa manera, aun adolorida y con las pocas fuerzas que le quedaban se arrastró por el sucio piso de madera, algunas de sus raídas prendas se rasgaron aún más, se movía tan rápido como sus heridas le permitían, siempre cuidando de no lastimar a la pequeña criaturita que apenas y respiraba entre sus brazos.
-No…- apenas logró murmurar pues su garganta aún estaba muy lastimada, incluso el tragar saliva era todo un reto
-¿Está seguro señor?- cuestionaron de nuevo, seguramente aquella mujer ya habría notado alguna de sus pertenencias
-Por supuesto…
-No- volvió a murmurar un poco más fuerte logrando llegar hasta la puerta que le mantenía cautiva y logró estrellar su puño contra la misma
-¿Qué fue ese ruido?
-Es una casa vieja…
-No, estamos aquí- dijo mientras lograba golpear la puerta de nuevo y llorando por la frustración de no poder hacer nada más
-¡Le ordeno que abra esa puerta!- dijo la mujer y se escuchó el sonido de varios cartuchos alistándose
-¡Estamos aquí! ¡Estamos aquí!- logró gritar lesionando más sus de por sí ya maltrechas cuerdas vocales y siguió golpeando tanto como sus pobres fuerzas le permitían.
Los pasos se acercaron cada vez más a ella, escucho el picaporte ser abierto y de inmediato la puerta se abrió haciendo que la entrada de luz le lastimara la vista después de tantos días sin salir. Cuando logró enfocar pudo observar a una mujer de porte altivo y cabellos negros, vestida en un uniforme completamente negro y sin insignias y portando un rifle de asalto, detrás de ella otros dos hombres apuntaban a su marido.
-Llévense a este hijo de perra- la mujer hablo dando órdenes y el par de soldados se llevaron a rastras al hombre, ella sólo pudo llorar, no sabía si era miedo o alivio pero las lágrimas no paraban.
-Ayúdenos- murmuró bajito revelando el rostro del bebé entre sus brazos
-Necesito un equipo médico urgente, tenemos una mujer y un bebé en estado crítico- la mujer habló al comunicador en su odio antes de ponerse a su altura- ¿Él te hizo esto?
Ella sólo lloró con más fuerza y asintió, por fin podía hablar después de meses, no podía creer que su pesadilla por fin estaba acabando
-Todo estará bien, ahora están a salvo- declaró sin dudar un segundo.
Después de eso todo pasó demasiado rápido, otras dos personas llegaron y comenzaron a atenderla, fue difícil dejarse convencer de soltar a su bebé pero sabía que debían atenderla si quería que sobreviviera, les pusieron vía intravenosas, diciéndoles en todo momento que ahora cuidarían de ellas, los escuchaba hablar entre ellos en ingles sin entender más de dos palabras pero sabía que estaban furiosos, creyó entender que su esposo era “hombre muerto”.
Después de un par de minutos la subieron a una camilla y se dispusieron a salir de aquella casa de torturas, cuando por fin sintió los rayos del sol contra su piel de nuevo, fue que su mente dio lo último de si antes de dejarse ir a la inconsciencia. Lo último que alcanzó a ver fue a un hombre de cabellos castaños y ojos de un extraño azul brillante.
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Despertó con un sordo dolor en el costado y desorientada mirando a las paredes de un pulcro blanco y el inconfundible aroma de los desinfectantes hospitalarios
-Tranquila, estás a salvo- susurró un enfermero acercándose a ella
-¿Dónde estoy?
-Shhh tranquila, ammm… es… - el hombre le miró con un poco de nerviosismo y se quedó unos segundos en silencio como si estuviera pensando sus palabras con detalle- …estas a salvo, debes estar calmada…
-¿Dónde estoy?- volvió a preguntar
-En Suiza, mi hogar…- murmuró una segunda voz masculina en un perfecto italiano, sin acento alguno. Se acercó con cautela y el enfermero dio un breve asentimiento en su dirección antes de retirarse- Tranquila, dormiste por varios días y estarás algo débil y desorientada
-Mi bebé…- murmuró sin dejar de observar al hombre frente a ella, la tez, las facciones, la barba y el cabello eran los mismos pero sus ojos ya no eran azules sino castaños
-Ella está bien, está en observación ya que su tratamiento fue un poco más radical y experimental que el tuyo pero está a salvo, es una guerrera al igual que su madre…
-¿Qué hago aquí?
-Tu pueblo pronto se convertirá en un campo de batalla, no queremos ninguna baja innecesaria así que los trajimos aquí para mantenerlos a salvo- murmuró el castaño
-¿Quién eres?- cuestionó ella con genuina curiosidad
-Tony Stark, mucho gusto- dijo tendiéndole la mano con una genuina sonrisa en el rostro.
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Alfonsina Fiore y Tony Stark daban un pequeño paseo por las instalaciones, hace semanas que despertó y ahora que le han dado el alta, el moreno le mostraba animado cada área y le permitía observar y hacer preguntas, todos les saludaban cordialmente y no pudo evitar notar a algunos de sus antiguos vecinos trabajando como si ese fuera su hogar de toda la vida
-Sé que en algún punto me dirás para que ha sido todo este tour- murmuró la italiana mientras caminaban por el último tramo de oficinas- Pero admito que lo que más me intriga es como el gran Tony Stark terminó aquí…
-No debí darte esa tablet- se quejó el moreno con una sonrisa socarrona
-Simplemente me parece imposible ¿por qué cambiarías New York y Malibú por esto?- cuestionó
-… ni yo lo habría imaginado- murmuró soltando un suave suspiro- Pero la vida es una perra y nos da muchas lecciones duras.
-Si lo sé yo…- murmuró la morena mirando el piso
-Yo… sé que ya debes saber quién es mi esposo
-Steve Rogers, él sigue en New York pero nadie sabe tu paradero desde hace más de un año.
-Creí que mi matrimonio era perfecto hasta el día que recibí un correo anónimo, eran fotos de mi esposo besándose con una mujer. Decidí callarme e investigar antes de hacer un gran escándalo y ahí fue cuando todo se fue a la mierda- murmuró con una tenue mueca
-Es un idiota…
-Sí lo es, pero no por lo que crees. Resulta que fue ella quien lo besó, él nunca me fue infiel pero hay que ser idiota para no notar que si tenía interés por ella.- dijo Tony con una expresión que demostraba cuanto odiaba sentirse vulnerable ante sus propias palabras- Descubrí que llevaban tiempo reuniéndose por una misión ultra secreta… Así fue como me enteré que mi esposo sabía que su mejor amigo había matado a mis padres
-¿Qué? ¿Y te lo ocultó?
-Lo sé, si me lo hubiera dicho las cosas habrían sido muy diferentes- declaró el mayor
-¿Qué hiciste?- cuestionó ella intrigada
-Hubo una gran pelea, gritos que se convirtieron en golpes, estaba tan herido y él tan desesperado que de un momento a otro nos olvidamos de quienes éramos y las promesas que hicimos. Casi nos matamos el uno al otro…
-Dios Tony, lo lamento tanto ¿Cómo fue que lo evitaste?- susurró Alfonsina acariciando su antebrazo con suavidad
-Es ahí donde apareció el HYDRA Supremo, él detuvo a Steve y me sacó de ahí- dijo con una sonrisita triste- al parecer era mi acosador personal, estaba siempre al pendiente de mi pero sólo intervino cuando entendió que mi marido no se detendría.
-¿Por eso la teoría sobre tu secuestro?
-Claro, después de todo no sería la primera vez que lo intentan.
-Pero ni él, ni los Vengadores, ni siquiera S.H.I.E.L.D. dijeron nada al respecto…
-Se enteraron que HYDRA sigue existiendo, y el aspecto de su nuevo líder los perturbó así que lo han mantenido bajo estricta confidencialidad. Es decepcionante porque si realmente me conocieran sabrían que a estas alturas ya habría escapado- murmuró con sorna
-¿No has pensado en volver?
-No, el buen Iron-man se quedó en el pasado. Aquí tuve la distancia que necesitaba para sanar y ahora soy feliz con mi nueva vida, con mi nueva familia- esta vez la sonrisa del castaño si se reflejó en su mirada
-Nunca… no olvídalo- murmuró Alfonsina mirando al techo
-¿Qué?
-Bueno… sé que debiste haber deseado vengarte, por tus padres
-Oh y lo hice- exclamó risueño- nuestro líder me dio todo para encontrar a Barnes y una vez que lo tuve aquí fue juzgado por el tribunal de HYDRA, me divertí con él como no tienes idea, pero matarlo era casi un regalo para él
-¿Qué hiciste?
-Después de aburrirme y arrancarle su brazo bueno, lo dejé en las puertas del complejo de los Vengadores junto con los papeles del divorcio, los cuales por cierto el testarudo de mi esposo se ha negado a firmar porque no cree que yo los haya mandado.
-¿Por qué lo entregaste?
-Para que Rogers lo viera al filo de la muerte… y porque es mi perfecto caballo de Troya, nadie tiene ni idea de que gracias a él se todo lo que pasa en su equipo, ni siquiera Barnes lo sabe- rio bajito divertido con su hazaña
-Increíble y tétrico también…
-Lo sé… y también sé que esa pregunta tenía un motivo ¿Tú quieres venganza, Alfonsina? ¿Por todo lo que te hizo esa bestia?- cuestionó deteniendo su andar justo frente a la última puerta del recorrido
-Yo… no lo sé…
-Bueno eso depende de ti, pero yo te puedo prometer justicia
-¿Cómo?
-Él está aquí, bajo custodia y esperando el momento de su juicio- confesó con seriedad
-… ¿por qué?
-Porque no podemos juzgarlo hasta que tú estés lista para contar tu historia- murmuró tomando la mano de la mujer
-¿Por qué me escucharían?- sollozó
-Porque toda voz merece ser escuchada.
-No lo sé…
-Tranquila, nadie te está presionando. Tienes todo el tiempo del mundo- susurró confortándola- Querida, te prometo que estarás a salvo de él.
-Tengo miedo, no pude defenderme ni a mi hija, no tengo familia ni un hogar…
-Puedes tenerlo…
-¿Cómo? ¿Dónde?
- … Aquí o donde tu elijas- el castaño sonreía cálidamente
-No entiendo- murmuró con el ceño fruncido
-Ya viste cada área de la base, sabes quienes somos y lo que hacemos. Puedes elegir quedarte aquí y ser parte de esto, tendrías un hogar y trabajo permanente sin gastar un solo centavo y aun así recibirías un jugoso sueldo. Viste la escuela y me parece que antes era maestra, podrías retomarlo…
-¿Y si no quiero quedarme?
-Entonces nadie te detendrá, te daremos los medios y el lugar para que reinicies tu vida. Sólo debes prometer que nunca dirás nada sobre este lugar- pidió con la misma sonrisa cálida.
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Alfonsina tomó asiento en el pequeño palco, sus manos temblaban y un sudor frio recorría su nuca, a su alrededor los nueve asientos restantes comenzaron a llenarse, los jefes principales de cada una de las áreas le sonreían mientras tomaban sus lugares. Debajo de ellos en la sala se encontraba una mesa de media luna de pesada madera antigua y cinco asientos de la más fina piel, frente a los cuales había una silla metálica con un reflector apuntándole.
Una pequeña y discreta puerta de color gris acero se abrió y dos soldados llevaban a rastras a su esposo, su respiración se detuvo unos instantes al verlo pálido, delgado y ojeroso, ni un asomo de la bestia a la que temía tanto, los guardias le obligaron a sentarse y después aseguraron sus cadenas al suelo, antes de acomodarse a sus costados. En seguida una segunda puerta se abrió, esta vez se trataba de una bastante grande y vistosa, de pesada madera con grabados que parecían ser de la mitología nórdica, por la misma entraron cinco figuras vistosas haciendo que todos se pusieran de pie mientras ellos tomaban sus lugares, en el extremo derecho se encontraba un hombre alto, de cabellos negros y expresión ladina, si bien recuerda su nombre es Rumlow, a su izquierda en el lugar del segundo al mando estaba el Barón Zemo, a quien había aprendido a respetar en su corta estadía, en el extremo contrario una bella mujer de cabellos castaños, no conocía su nombre pero había escuchado que le llamaban “Madame HYDRA”, y a su lado en el asiento de honor se encontraba Tony quien la buscó con la mirada y le guiñó antes de sentarse. El último en tomar su lugar, justo en el centro, fue el líder al que todos llamaban HYDRA Supremo, el temible Capitán HYDRA, aún recuerda su shock al verle por primera vez debido a su parecido con aquel non grato.
Una vez que el tribunal de HYDRA estuvo acomodado todos tomaron asiento, los observó colocarse un comunicador en el oído y se extrañó que no le dieran uno, hasta que notó que ni su marido ni los dos principales líderes lo usaban tampoco.
-Flavio Fiore, está aquí acusado de los crímenes de violencia física, verbal, psicológica, económica y emocional, secuestro, abuso sexual, violación agravada y tentativa de feminicidio contra su esposa Alfonsina Fiore, además de maltrato infantil y tentativa de homicidio contra la menor Morgan Fiore… ¿Cómo se declara?- la voz de Abbadon resonó en la estancia con un italiano bastante fluido, su postura era tensa y su mirada tan fría como la tundra y su mano se entrelazaba con la de Tony como si necesitara un ancla para contenerse
-Inocente- dijo aquella bestia sosteniéndole la mirada
-… ¿Sabes? Si hay algo que no tolero es una mentira cínica, porque no tiene caso que neguemos lo que somos. Yo por ejemplo, soy un puto sádico, amante de la violencia y el poder. Pero soy también fiel a los míos, he visto la podredumbre del mundo y sé que sólo yo podré deshacerme de ella- el rubio soltó una risita molesta y acomodándose mejor en su asiento
-Soy inocente porque no hice nada que no fuera mi derecho como hombre- declaró el italiano, pero no pudo continuar pues ante una seña del de ojos carmesí recibió un cachazo en el rostro
-Reconozco un farsante cuando lo veo, finges ser todo un macho pero por dentro te cagas del miedo- murmuró el noruego
-Deberemos agregar perjurio a sus crímenes, sabes cuál es mi castigo preferido para ese crimen- dijo Madame HYDRA mirando a su líder
-En efecto… Flavio Fiore no hay castigo en este mundo lo suficientemente grande para hacerte pagar, pero haré mi mejor esfuerzo. ¿Anthony?
-Necesitamos un voluntario para probar los alcances del nuevo equipo, debo asegurarme que sean resistentes a cualquier situación para mantener a nuestra gente a salvo- murmuró con una sonrisita sádica adornando su rostro
-¿Helmut?
-Los nuevos reclutas también necesitan un voluntario para probar sus habilidades- dijo con voz neutra y mirada fría
-Te sentenció a perder la lengua y servir de conejillo de indias para nosotros, sin derecho a comer, beber o dormir. Sufrirás el peor de los suplicios cada segundo, de cada maldito día, y cuando sientas que vas a morir entonces nos encargaremos de evitarlo, no vas a conocer la paz nunca más, te dolerá el siquiera existir. Cuando hayas suplicado por tu vida tantas veces que ya me haya hartado y asqueado con tus lloriqueos, entonces te sacaré de tu diminuta celda y te voy a liberar en medio del espeso bosque invernal, te daremos… ¿Brock?
-Treinta segundos- murmuró el soldado disfrutando del terror del hombre frente a ellos
-Te daremos treinta segundos de ventaja y entonces mis mejores hombres y sus perros te darán cacería, así que tendrás sólo dos opciones: Morir cazado como la bestia que eres o sucumbir a tus heridas y ser festín de los lobos- sentenció el líder
-No por favor- suplicó el italiano
-No, aun no supliques… ni siquiera hemos iniciado- se burló el rubio antes de llevar los nudillos de Stark hacia sus labios y besarlos con devoción- Si hubieses cumplido con tu deber como esposo y padre no estarías aquí.
Con un último asentimiento ordeno a sus hombres que se llevaran a Flavio a rastras entre gritos y suplicas, sólo entonces Alfonsina fue consciente de su llanto, las lágrimas corrían por su rostro y su respiración era agitada aunque apenas audible. Se estrujó el pecho sintiendo un inmenso alivio y por fin, después de tanto tiempo volvió a conocer la paz.
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-Mira ahí está mamá- dijo Tony entrando al gimnasio privado con la pequeña castaña en brazos.
De inmediato la morena y Abbadon detuvieron su entrenamiento para recibir a sus visitantes con sendas sonrisas
-Hola preciosa- dijo la italiana con su ahora perfeccionado inglés mientras recibía en brazos a su hija
-¿Todo bien?- cuestionó el rubio acercándose a su pareja para depositar un casto beso en sus labios
-Sí, sólo que este monstruito hizo un berrinche monumental porque extrañaba a su mamá- dijo el castaño sonriente
-¿De qué hablas? Si mi pequeña es una santa- dijo Abbadon indignado por tales acusaciones
-¿Tu padrino de nuevo te acusa falsamente, amor?- murmuró Alfonsina besando las mejillas de la pequeña que reía contenta por las atenciones
-Yo sólo digo que si esos berrinches hace estando tu aquí…
-Alto, sé lo que intentas- la castaña le señaló con el dedo- No me harás cambiar de opinión, dijiste que podía elegir el puesto que quisiera y eso hice. Seré agente de campo y no lo puedes evitar.
-Sólo es una idea, a la escuela le vendría bien una maestra…
-Anthony…- murmuró el de ojos escarlata tomando su mano
-Ok, lo entiendo.
-Nunca más estaré débil e indefensa ante nadie, pero primero debo convencerme a mí misma- declaró la mujer
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Casi un año pasó y ahora se encontraba de nuevo en aquel pueblo, la batalla era feroz, las fuerzas de S.H.I.E.L.D. y los Vengadores estaban bien organizados, su estrategia era buena y por un momento les hizo trastabillar, pero nada de eso sería suficiente para frenar al ejercito de HYDRA, cada soldado conocía su misión y cada uno de ellos tenía tanto lealtad como una deuda de vida con sus líderes y no dudarían en dar hasta su último aliento en nombre de ellos.
Alfonsina peleaba dentro de las ruinas de la falsa base de operaciones que habían montado en aquel lugar para atraer a los supuestos héroes del planeta, cada uno de sus movimientos era milimétrico, luchaba con aquella fiereza que hace tiempo le fue arrebatada por aquel animal que la humilló y maltrató pero ahora cada golpe, patada y disparo de su parte era letal, mostrando la mujer que en realidad era.
-¡Cayó!- se escuchó en el intercomunicador- ¡HYDRA Supremo ha eliminado a Rogers! Inicien segunda fase
La noticia corrió como pólvora encendida en aquel campo y la determinación de sus enemigos comenzó a menguar conforme ellos continuaban con su plan. La morena se abrió paso sin dejar de pensar que por fin lo habían logrado, ahora HYDRA obtendría aquella visión del mundo perfecto que aquellos idiotas se negaban a aceptar, continuo abatiendo a sus enemigos hasta llegar con sus líderes pues ella había sido elegida como parte de su escolta personal…
-¡Tony!- gritó al ver como Wanda Maximoff se aproximaba a él cuando intentaba levantar a un inconsciente Bruce Banner mientras Abbadon luchaba cuerpo a cuerpo contra Black Widow
Aquel gritó fue suficiente para distraer a las vengadoras, Alfonsina corrió contra la sokoviana sin dudar un segundo, objetos fueron lanzados en su dirección y logró esquivarlos, lanzó un cuchillo hiriendo a la mujer quien furiosa le levanto por los aires haciendo que aquella bruma roja la estrujara con fuerza antes de hacerla volar algunos metros lejos como si se tratara de una simple muñeca.
Todo era oscuro y neblinoso, no lograba abrir los ojos pero escuchaba los gritos y jadeos a su alrededor, escuchó el gruñido de Hulk y las ordenes de retirada. Después sintió su cuerpo ser manipulado con suma delicadeza, y los diagnósticos fatales que le daban a las heridas causadas por la bruja.
-Aguanta un poco más- le suplicaba Tony mientras era trasladada, escuchaba a Abbadon ordenar tener el laboratorio listo para su llegada- Todo estará bien pero debes ser fuerte, hay cosas que ni EXTREMIS puede arreglar. Hazlo por Morgan…
Y lo hizo, se aferró lo más posible a la vida, pero estaba tan cansada, sabía que debía dejarse ir, porque esta vez no tenía miedo, este era su momento, se iría siendo ella misma, una mujer libre y sabía que su pequeña Morgan se quedaba en buenas manos, así que dejó de luchar, soltó su último aliento y su corazón se detuvo dejando a una mujer tranquila y con semblante calmo.
FIN