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~El Demonio y el Hada~ por Paxito

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Lune camina por los largos pasillos del Tribunal del Silencio.

 Balrog estaba satisfecho por el cuerpo obtenido en esta época. Ha elegido bien al portador de su alma y la sapuri Balrog. Era un joven de origen noruego, quien tenía todo lo que el demonio buscaba en un usuario: era responsable, fuerte, prudente y sobre todo, amaba tanto el silencio como él.

Lune sigue caminando, sus pasos no emiten ningún eco mientras se dirige al podium donde levantará la sesión de juicios esta mañana, cubriendo a Griffon.

Pensar en él, aún causa incomodidad.

Tras cientos de batallas, ahora prevalece una clase de paz en el mundo, todos ellos, los aliados de Hades permanecen en el inframundo, el lugar donde las almas son juzgadas y castigadas. No está mal.

Lune no se quejaba en absoluto, ahora los espectros tienen un tipo de “comodidad hacendosa”, curiosa definición que Pharaoh usaba para referir a su “trabajo”. Todos y cada uno de ellos tenían una importante misión que disfrutan a placer. Era como si cada uno actividades hubiera sido pensadas de acuerdo a cada demonio que originalmente Hades había reclutado.

Como en su caso, que no soportaba los alaridos dentro de las otras prisiones, el tribunal del silencio era el lugar ideal para el.

 La derrota hace siglos costó muy caro a los espectros, cuyos ancestrales cuerpos originales se perdieron. Ahora estaban destinados a reencarnar en nuevos contenedores cada ciclo o cada guerra santa.
Él no tenía quejas. No como otros.

—  ¿Cuánto tiempo piensa quedarse en el tribunal, Papillón?

Detuvo su andar y miró en dirección al suelo, a pocos metros, escondido detrás de un gran pilar que lo cubría con su sombra, estaba el susodicho.

—Myu...dime Myu. Me gusta como suena Myu en tu boca, Lune~~.

Una energía púrpura cubría el amorfo cuerpo gelatinoso lleno de desagradables bulbos de Papillon, bulbos que resultaban ser todos ojos. ¿Que ha sido del hermosa hada del bosque oscura que solía estar revoloteando de un lado a otro?.

Y es que Papillón no se conformaba que el humano donde el reencarnara fuera “solo bello”. No señor. El humano tenía que pasar por su “proceso de purificación”. Un cambio radical, doloroso y desagradable. Tenía que quitarle toda la banalidad**

El humano Myu había aceptado el trato de Papillón. Y ahora era un “moco morado” en el suelo.

Lune se hinca frente al moco morado, el ectoplasma para observarlo con atención. Lo cual hace que este se oculte detrás del pilar.

— No hagas eso...— gorgoteó Myu, su voz solo se escuchaba en la mente de Lune, pues el pobre ni boca tenía para hablar. — ¿También te burlaras de mi?~~

Lune siguió viendo sin que ningún músculo facial se moviera de su lugar. Myu llevaba dentro del tribunal una semana. Generalmente el papel de Myu es ir a la superficie a recolectar las almas vagabundas, convirtiéndolas en mariposas.

Las fearis de papillón eran muy útiles dentro del inframundo. Mensajeras entre prisiones, espías en la superficie y modo de ataque de Papillón.

Pero en esta fase, aunque poderoso, era sumamente lento y torpe. Además que atentaba contra su vanidad. Los otros espectros se burlaban de el y él, bueno, era alguien sensible a las críticas. 

Myu empezó a sacar un pus de todos sus ojos, un pus ácido color verde. Pocos sabían que esos ácidos eran sus lágrimas, ¿quién iría a pensar que el ataque mortal eran sus lágrimas?

— Yo no me burlé cuando Minos te dejó…<<gorr gorr gorrr>> no me burlé cuando dicen  que eres tu hace todo el trabajo de los jueces..<<<gorrr gorrr gorr>>

Lune bufó. El gimoteo de Myu sonaba como indigestión de un troll.

Lo de Minos había sucedido unos años atrás. Después de milenios juntos — literal — ambos se habían separado, y ahora tenía que lidiar con los chismorreos de los otros espectros. Pero el no se mostrará afectado, odiaba el drama innecesario.

— Papillón...estás destruyendo el tribunal con tus lágrimas — señaló el noruego con frialdad.

— Myu…<<gorr gorr gorr>>, que me digas Myu….

Lune, colocándose de pie a la vez que suspiraba, extendía un pañuelo de seda, que colocó frente a Myu tras un breve titubeo. ¿Cómo ofrecer un pañuelo a alguien que no tenía manos?.. .

— ¿Cuando me has visto reirme, mariposa?. No me burlo. Seguro que deslumbras con tus brillos y escándalo. Disfruto simplemente verte tan callado.

Myu no contestó. No tenía mejillas, ni un rostro. Pero se sonrojó como nunca en toda su no-vida. Y la hada que no se callaba nunca, la que estaba enamorada de su propia voz, calló abruptamente. Tímidamente giró su cuerpo fofo y baboso, escondiéndose en la  oscuridad del templo.

— Puedes quedarte, pero sin ruido. Myu

La no- sonrisa (no tenía labios, ni boca) de Myu casi se forma entre algún lugar de su cuerpo.

*****

Días después, Lune tuvo de compañero una oruga de muchas patas, pincitas y aspecto encantadoramente feroz. Tenía grandes ojos verdes que acabarcaban …..básicamente toda su cabeza. En esta forma, Myu caminaba mucho más rápido, saltaba y se balanceaba de sus hilos de seda que…….que vomitaba.

En esa forma, salió a la superficie, comandaba a su pelotón de estrellas terrestres y, volvía a formar su capullo en el tribunal del silencio, en un rincón solitario. Esa era su rutina.

Lune gruñó cuando lo encontró a mitad de su faena para dormir. No era agradable ver a un gusano vomitar hilos de seda, pero también tenía cierto encanto artístico.

— Myu...debes dejar de dormir aquí. Tu lugar es con las demás estrellas terrestres. Eres súbdito de Gordon Minotauro. ...y..¿me escuchas?

Myu gusanito, dejó de hacer su capullo y miró con sus grandes ojos verdes a Lune.

— Pero no estoy haciendo ruido.— se quejó, moviendo las pincitas de su boca de forma tierna y grotesca a la vez, si es que la combinación se puede imaginar.

— Me estas acosando, ¿y que se supone que debo hacer con las cosas que me dejas tirado frente a mi habitación?

Las ocho patitas de Myu se movieron al mismo tiempo, tamborileando el suelo con un sonido mecánico.

— Son regalos, Lune.  Separadores para tus libros. Un peine para tu larga cabellera. Piedras preciosas para el mango de tu látigo. Pañuelos.

— Ah.

Lune no sabe bien que decir al respecto ante ello. Nunca había pedido nada, no había recibido regalos y no sabía bien cómo reaccionar ante ello.  Sabía que las hadas eran seres que gustaban coleccionar cosas, tener montañas de objetos brillantes que bajo sus “ojos de hadas” sobrevaloraban. Podía ser basura, corcholatas o canicas, pero las hadas (aun las demoníacas) lo verán como un gran tesoro. .

Lune, negó con la cabeza y entró a su habitación sin decir nada a Myu. A decir verdad empezaba a acostumbrarse de su presencia constante en el silencioso tribunal y de sus costumbres bizarras. 

Desde que Minos no estaba, Lune se había acostumbrado a la soledad y a resguardarse en su trabajo obsesivamente. No necesitaba nada más que su labor y silencio, mucho silencio.

Hasta que Myu empezó a invadir su espacio, lento, increíblemente paciente para alguien tan hiperactivo, así por meses y meses. Y meses.

Hasta que sucedió.

 Lune se percató que su gusanil compañero no salía del capullo desde hace una semana y el silencio, la soledad volvía ser parte de su rutina.

Extrañaba el sonido de las múltiples patitas de Papillon moverse, o cuando cantaba horriblemente una tonada. Extrañaba los regalos que diariamente se acumulaban, sin falta, en su puerta.  Extrañaba las preguntas indiscretas del gusanito. Con discresión y tratando de mostrarse lo más frío posible, Lune cuidaba que nadie molestara el sueño de Papillon. Cada día que pasaba, se preocupaba de que Myu no saliera del capullo. La sola idea de no verlo, empezaba a ponerle de mal humor.

Un día, al caminar silenciosamente por los largos pasillos del tribunal vio rastros de un capullo roto. ¿Será que….?

Cerca de donde estaba, percibió su energía demoníaca. Brillitos, muchos brillitos ensunciando el tribunal por sus polvillos dorados. Pero por primera vez no se molestó de la suciedad.

Enmarcado en una energía multicolor que, ala vez era rodeado por mariposas tornasol estaba Myu. Con una entrada tan teatral y dramática como solo él podía realizar.

Era hermoso. De una manera oscura y diabólica. De esa belleza que teme uno acercarse, que repele al mismo tiempo que atrae. No cabía duda que era la misma  Hada-diabólica que conoció en la Era de la Larga Noche. Tan espléndido.  Sus alas sin embargo, eran más coloridas de lo que recordaba, más grandes e hipnotizantes.

Myu abrió los ojos. Eran como piedras preciosas, enormes ojos, enmarcadas por negrisimas pestañas risadas y con la vista a nada, a todo. Ojos hermosos y perturbadores.

Sonrió, dulce.

— Lune ~ — recuperó su voz cantarina, pegajosa que acaricia y embriaga.
— Myu ~

La mariposa pestañeó confundido. ¿Lune había imitado su entonación?. Igual era su imaginación.  La mirada de Lune era intensa, poderosa, excitante.

— Dime...¿Aún te aburro y te asqueó? — preguntó , caminando con elegancia, casi sin hacer ruido hasta donde Lune estaba de pie, petrificado, con el rostro neutral, pero con una mirada un pelín menos asesina.
— Nunca me has asqueado.

Myu se cruzó de brazos y alzó una ceja, incrédulo.

— Hace unos ayeres, eso dijiste. !Me aburres y asqueas”. Debes saber que las hadas tenemos buena memoria. Por eso sabía sobre Balrog en Khazad-dhum, por eso conocía la historia de su raza y por eso recuerdo el antiguo idioma, recuerdo cada hecho, cada palabra...lo recuerdo.

Lune llevó una mano al rostro. Tan dramático como siempre.

— Esa vez mentí. Odio mentir. Te odié por hacerme mentir. Pero no me asqueabas.

Bueno, era una forma de disculpa. Así lo entendió Myu. Sonriendo, luminoso e ilusionado.

—También me gustas.
— ¡Yo no dije eso!

Myu solo ríe, elevándose con ayuda de sus alas maravillosas, no sin antes devolver un pañuelo de seda que voló hacía las manos de Lune. El mismo que este ofreció. Ahora que lo pensaba, no recordaba haber visto a Myu usarlo. ¿o si?.

— Entonces volverás a tu sitio.

Fue más una afirmación que pregunta, pues era obvio que Myu solo buscaba un lugar solitario en donde pudiera cambiar sin que nadie lo molestara. Ahora que de nuevo era fabuloso, quería decir que no volvería ahí.

Pero Myu no contestó, simplemente abrió las alas y salió a su misiones terrestres. Seguramente estaba ansioso por emprender el vuelo en libertad, después de tanto tiempo arrastrándose con lentitud. Es comprensible, pensó Lune, retomando su rutina diaria, fingiendo que la partida de la mariposa no le afectaba.

Ese día estuvo más malhumorado que de costumbre, por desgracia para el pobre Markino y muchas almas juzgadas severamente ese día. Al finalizar, de regreso a sus aposentos, Lune caminó hasta las puertas de su habitación y encontrar en el piso unos cuantos libros, una botella de vino.

Al abrir la puerta, en su habitación tras recoger ese extraño regalo, encontró una mesa con dos copas y un carrito lleno de comida.

— Lune~~

De nuevo esa voz melosa. Detrás de él.

— ¿Qué es esto?¿quien te dió permiso.?

Risas como cascabeles. La botella levitando, la comida sirviendo en los platos. Todo olía maravilloso. Pero sabia que si un hada te ofrece comida, le debes favores. Eso se dice.

— Quiero jugar.~ — Myu llegó por detrás, abrazandolo, con brazos y alas, suave, calido. Peligroso.

— ¿Qué pretendes?
— Enamorarte~ así se hace “arriba”...regalos, compañia, atención, detalles…— responde la mariposa, aleteando sensualmente, besando el cuello de Lune tras hacer de lado su cabello.
Lune cerró los ojos, aparentemente enojado, pero sin apartarse ni romper el contacto.
— ¿Por qué quieres enamorarme?
— Me gustas~ quiero jugar contigo y con nadie más~.

Lune gira su cuerpo para quedar frente a frente con la mariposa del infierno, para mirarle a los ojos, para que observara su gesto agrio y amargo, que chocaba con su semblante lleno de melcocha.

— Solo será una vez, ¿lo escuchaste?. Una sola vez.

En la mente de Myu, eso fue un : nos vamos a casar y tener muchas crias. Claro, el solo escucha lo que le conviene.

Myu asintió mientras acercaba su rostro al de Lune, y lo besaba por primera vez. Un beso corto, tímido y risueño. Un besito inocente que ocultaba la malicia del hada más caprichosa y demoníaca de todas. El embaucador .

Lune comió los platillos de Myu a sabiendas de lo que eso significaba, disfrutando lo que el hada había preparado con toda obsesivo ser. Fingió ser engañado por que le gustaba ver como el hada se esforzaba. Le gustaba.

Jugó con Myu “a los esposos”, de esos que se la viven en la luna de miel. Tomó su cuerpo como había fantaseado antes, con ferocidad y violencia, con ardor que Myu disfrutaba enloquecido por el placer. Lune empezaba a adorar la sinfonía de sus gemidos, el único ruido que toleraba.

“Una sola vez”, se convirtió todas las noches, cuando Myu ya lo esperaba, esplendido sobre su lecho, acoplandose a este nuevo nido, su nuevo hogar.

En los brazos de Lune, su amado demonio de fuego. Balrog, el Daño de Durín y la locura de papillón.

fin

Notas finales:

k, me salio..raro este fic XD este capitulo parece aparte jajaja..pero bueno asi lo quiso la historia .....ay!

Gracias por leer


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