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Legado - Harry Potter por Lilit Yuu Jaganshi

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Notas del capitulo:

Muy bien, de nueva cuenta estoy subiendo en viernes, porque el sábado voy a estar bastante ocupada, y no quiero quedarles mal, luego se hace costumbre eso de quedar mal Jajaja Espero que el capítulo sea de su agrado!

Disclaimer: Ya saben que nada de este mundo me pertenece, todo es de la queridísima J.K. Rowling , yo solo lo manipulo para mi entretenimiento: D

Capítulo 8: Buscador

 

Draco estuvo de muy buen humor, cuando en el tablero de la Sala Común apareció el aviso de las clases de Vuelo. Incluso el hecho de saber que compartiría la clase con los Gryffindor no hundió su buen humor.

- Ya lo veras, Harry, en segundo año formaremos parte del equipo de Quidditch – le aseguró al pelinegro mientras bajaban a la explanada donde tomarían las clases aquella tarde.

- Dudo que tengas el talento para conseguir un lugar en el equipo, Serpiente rastrera, así que muy seguramente terminaras comprándolo como hace tu padre – se burló Ron, pasando al lado de Harry y golpeando su hombro al pasar.

- ¡Tengo más talento del que de seguro tú tienes!, ¡Y obviamente dinero también!, ¡Incluso dudo que tengas una escoba medianamente decente en tu casa para practicar! – le espetó Draco molesto.                                                       

Harry pudo ver a Ron ruborizarse, y sabía por qué. Ron y Neville tenían escobas propias, inclusive los hermanos mayores de Ron, sí, pero no era porque sus padres se las hubieran comprado, sino porque Sirius se las regalo, para que pudieran jugar con él al Quidditch cuando iba a la Madriguera. Captó la mirada resentida que le dirigió Neville, como si esperara que dijera algo sobre eso para burlarse. No lo hizo, permaneció callado.

- ¡Eres un estúpido, Malfoy! – le espetó el pelirrojo - ¡Quien sabe si con ese ego puedas despegar del piso! –

- ¿No crees que estas siendo muy infantil, Ron? – le preguntó entonces Harry mirando a su amigo, o a lo mejor para esas alturas ya era ex-amigo…

- ¡Claro Potter, defiéndelo, entre magos Oscuros deben protegerse! – se burló Ron, y Harry lo miró asombrado de sus palabras.

- Que este en Slytherin no me hace un mago Oscuro, Ron – le aclaró molesto.

- ¡Claro que lo hace!, ¡Todos lo saben! – lo contradijo.

- ¡No, no lo hace, Ron! – se defendió con firmeza, mirando al pelirrojo molesto - ¡Como a ti estar en Gryffindor no te hace justo! –

Las orejas de Ron se pusieron tan rojas como su cabello, y había sacado su varita, cuando una voz firme y severa hablo.

- ¡Señor Weasley, guarde esa varita ahora mismo! – ordenó, y cuando todos se volvieron, vieron a la Profesora McGonagall de pie al final de la escalinata – Saben que no deben pelear. Cinco puntos menos para Gryffindor y Slytherin –

Ambas Casas comenzaron a protestar. Se habían reunido para observar mejor la pelea, así que escucharon perfectamente cuando les descontaron los puntos.

- ¡Y vayan ahora a su clase, a menos que quieran perder más puntos! – siguió ordenándoles la Profesora.

Harry mascullo, pero tomó la manga de la túnica de Draco, y lo jaló a la explanada donde tendrían clase. El resto de los Slytherin los siguieron protestando.

- Weasley es un idiota – masculló Draco molesto – Por su culpa perdimos 5 puntos –

Esta vez, Harry no reprendió a Draco. Estaba de acuerdo con él.

- Los repondremos – fue todo lo que le dijo.

 

***

 

La señora Hooch era la Profesora de Vuelo. Les dio la instrucción de ponerse al lado de sus respectivas escobas, extender la mano, y gritar ¡Arriba! Su escoba, como ya esperaba, acudió a su mano de inmediato, y sonrió a Draco, quien le devolvió una sonrisa orgullosa, con su propia escoba en la mano.

La mayoría de los Slytherin tenían su escoba en la mano, lo cual no sorprendió a Harry. Como sangre pura, estaban más en contacto con la magia en sus casas, y quizás habían aprendido a volar desde muy chicos.

En cuanto a los Gryffindor, uno que otro tenía su escoba en la mano, como Ron y Neville. Hermione parecía tener problemas para hacer que se elevara, y eso estaba frustrándola bastante.

La Profesora Hooch les indico que se montaran en la escoba, y paso las filas ayudando a corregir posturas. No dijo nada de la postura suya o de Draco, pero corrigió un poco la de Neville y Ron, ante lo que el rubio les dirigió una mirada burlona.

- Ahora, cuando suene el silbato, darán una fuerte patada al suelo – les indico la Profesora – Se elevaran un metro, y se mantendrán estables ahí. Cuando suene el silbato de nuevo, inclinaran suavemente la punta de la escoba, y eso los hará descender. Uno, dos… - al sonar el silbato, la mayoría de los alumnos se elevador.

Hermione no se elevó más que apenas unos centímetros, pero a diferencia de ella, Gregory siguió elevándose, aunque se notaba que no tenía control absoluto de la escoba.

- ¡Gregory! – le llamó Blaise, que intento agarrarlo sin lograrlo.

- ¡Señor Goyle, baje en este momento! – le ordeno la Profesora - ¡Los demás bajen también! -

- ¡Gregory, inclina la escoba! – le grito Pansy mientras todos obedecían a la Profesora, pero malentendiendo la indicación, Gregory inclino la punta de la escoba hacía arriba, lo que le hizo subir más. Ya casi no podían diferenciar el rostro de terror que tenía, ante lo alto que estaba.

- ¿No sabe volar? – le preguntó Harry a Draco, acercándose a él cuando descendió.

- Si, pero suele ponerse nervioso y se hace un lio – le explicó Draco suspirando resignado, gruñendo al escuchar que los Gryffindor se reían.

- ¡Gregory, inclina hacia abajo la escoba, tonto! - le grito Theodore, pero cuando Gregory lo intento, un viento lo sacudió, casi derribándolo de la escoba. Apenas y quedo colgando con las manos del mango.

Varios de los alumnos gritaron, y algunos más se taparon los ojos, no queriendo ver si llegaba a caerse.

- ¡Vamos! – le urgió Harry a Draco, y sin pensarlo, se subió a la escoba. Ni siquiera tenía la necesidad de dar una patada al suelo; Siempre que estaba sobre una escoba, esta parecía querer elevarse en el aire de inmediato, y a veces, le costaba trabajo mantenerse en el suelo. Esta vez, eso le ayudo a poder elevarse sin perder el tiempo.

Draco apenas lo miró hacer, antes de seguirlo.

- ¡¿Que pretendes?! – le preguntó en voz alta, ya que volaba algunos centímetros por detrás de él.

- ¡Evitar que Gregory se rompa el cuello! – respondió Harry, y vio el momento justo en que éste se soltó - ¡Muévete! – le apuro, escuchando los gritos de los demás en el suelo.

Inclino el cuerpo sobre la escoba para poder ir más rápido, y cuando interceptó a Gregory en el aire, con la habilidad que tenía para cazar la Snitch, pudo sujetar una de las manos que éste agitaba aterrado. Pero Gregory era mucho más pesado que Harry, y lo sabía, así que estaba listo para el tirón que sintió al detener la caída. Había cruzado firmemente las piernas en el mango de la escoba, y dejo que el tirón le pusiera de cabeza, haciéndolo descender incluso algunos metros. Soltó la otra mano del mango para aferrar la muñeca de Gregory, sabiendo que con la sacudida, podría terminar soltándolo ante lo pesado que era, y que con una sola mano no podría sostenerlo mientras esperaba que Draco llegara, esperando que no fuera a tardar demasiado, porque si no, entonces sólo le quedarían dos opciones, o soltar a Gregory, o caer ambos y partirse el cuello.

A los pocos segundos sin embargo, Draco llego, acercó su escoba para que Gregory pudiera subirse detrás de él.

- ¡Listo, salvado de partirse el cuello! – vitoreo orgulloso Draco, y Harry le sonrió, estabilizando su escoba antes de suspirar.

- Bajémoslo primero, sólo para estar seguros – le pidió, comenzando a descender.

La Profesora Hooch corrió a recibirlos, y los Slytherin la siguieron en medio de un alboroto emocionado. Los Gryffindor no parecían tan felices.

-  Bien hecho, chicos – les felicitó la Profesora orgullosa – 30 puntos para Slytherin por ese magnífico rescate –

Draco sonrió orgulloso, y Slytherin estalló en aplausos.

Harry también sonrió, dirigiendo su mirada a donde estaban los Gryffindor sin poder evitarlo. Ron lo miraba con un brillo que oscurecía sus azules ojos, y Harry se asombró bastante al darse cuenta de que era odio lo que veía ahí.

 

***

 

Snape sonrió. Había salido a supervisar la clase de vuelo de los Slytherin porque sabía que la tenían con Gryffindor. McGonagall también había ido a supervisarla antes que él, y se enteró con molestia que ya le había descontado puntos a Slytherin por una pelea que involucro al Weasley, Potter y Malfoy.

No esperaba ver aquel rescate aéreo. La habilidad de volar de Potter era asombrosa, algo no tan sorprendente dado sus genes, pero la forma en que sujeto con precisión la mano que Gregory agitaba, y la expresión centrada y segura de su rostro mientras incluso quedaba de cabeza, le hicieron saber que no había sido sólo suerte. Potter había seguido la trayectoria de la mano de Gregory, y sabía dónde estaría para sujetarla, al igual que previo que el peso de su compañero era mayor, y que debía hacer algo para compensarlo, o terminaría cayendo también. El mocoso tenía buenos reflejos y una mente aguda, y a él le faltaba un buen Buscador.

Regreso al castillo, considerando seriamente la siguiente conversación que tendría con el Director. Dumbledore le debía una y pensaba cobrársela.

 

***

 

Parecía que haber salvado a Gregory había ayudado a mejorar la opinión de sus compañeros de Casa sobre él. No que lo odiaran o algo por el estilo, pero se había percatado de que a excepción de Draco, todos lo miraban como si esperaran que probara que era apto para estar en la Casa de las Serpientes. Cuando comenzó a ganar puntos para Slytherin, noto que le miraban con aprobación, pero parecía no ser suficiente, y siempre estaba el hecho de que cuando estaba cerca, le miraban buscando su cicatriz, algo que también hacían todos los demás estudiantes de la escuela, e incluso algunos profesores. Dado eso, ahora era común asegurarse de que su cabello cubriera la cicatriz, antes de salir del cuarto por las mañanas.

Hoy sin embargo, luego del rescate de Gregory, eso pareció cambiar con los Slytherin, y al terminar la clase de vuelo, regreso al castillo rodeado de un grupito que bromeaba y hablaba con él con tranquilidad, como si siempre hubieran sido buenos amigos.

- ¡Fue genial! – comentaba Pansy emocionada - ¡Los Gryffindor estaban tan molestos por esos 30 puntos! –

- Si, y le salvaron la vida a Gregory – convino Millicent.

- ¡Gregory tiene una deuda de vida! – canturreo Theodore divertido, y Gregory se removió.

- Es verdad, Harry, Draco – les dijo éste – Tengo una deuda de vida con ustedes –

- Así es, Gregory – confirmo Draco satisfecho.

- En lo que a mí respecta, no me debes nada – le quiso decir Harry.

- ¡Pero arriesgaste la vida por Gregory! – le recordó Pansy, asombrada de sus palabras.

- Si, pudiste haberte caído y morir también – convino Blaise.

- Lo hice porque quise, y considere el peligro en el que estaría – les explicó Harry encogiéndose de hombros – Pero a Draco lo jale en esto sin preguntarle. A él puedes deberle la deuda, Gregory –

- Potter – interrumpió entonces la voz plana y fría del Profesor Snape, haciendo que todos levantaran la vista hacía la alta figura que esperaba en la entrada del castillo.

- ¿Si señor? – preguntó Harry. Pese a que el tono con que se dirigía a él ya no era distinto del que usaba con el resto de los Slytherin, aún podía ponerlo nervioso.

- Acompáñeme – le ordeno Snape, y dando media vuelta, se adentró al castillo.

Harry apenas le dirigió una mirada al grupito de Slytherin, captando la mirada confundida de Draco, antes de seguir al Profesor.

No dijeron nada mientras recorrían las mazmorras, y se detuvieron sólo hasta estar frente a una puerta. Snape le dio un toque con la varita y esta se abrió. Entro, y dejo la puerta abierta para que Harry entrara, algo que hizo al momento. Entonces supo que se encontraba en la oficina del Profesor Snape.

- Vi la forma en que salvaste la vida del señor Goyle – comentó Snape mientras se sentaba tras su escritorio, mirándolo entonces atentamente.

Harry no supo que decir, así que sólo asintió con la cabeza, esperando ver a donde quería llegar el Profesor.

- Tienes habilidad para volar, pero también para anticipar los movimientos de un objeto por lo que pude ver cuando seguiste la trayectoria de la mano de Goyle para sujetarlo – siguió hablando Snape, mirándole en todo momento con esa característica frialdad suya, pero que a Harry ciertamente no le parecía ya tan intimidante - ¿O me equivoco al suponer que fue habilidad y no suerte? –

- No, no se equivoca, señor – le respondió Harry, ciertamente impresionado de que se hubiera dado cuenta. Él ni siquiera sabía que el Profesor había estado cerca para verlo.

Snape asintió con la cabeza.

- Tienes las habilidades de un Buscador, y precisamente, un Buscador así nos hace falta – le explicó.

Harry abrió la boca con asombro al escuchar eso.

- Pero… Señor… Según sé, a los de primero no se nos permite… -

- Lo sé, Potter, lo sé – le interrumpió Snape con cierta irritación, haciendo un gesto con la mano para restarle importancia – Ya lo hable con el Director y está de acuerdo en esto – agregó, y una sonrisa por demás inquietante se dibujó en su rostro – Así que siéntete honrado, serás el Buscador más joven de Hogwarts en un siglo. Eso sí, cada alumno debe conseguirse su propia escoba, algo que no creo que sea un problema para ti, ¿Verdad? –

- No señor – le respondió Harry, escuchando que en ese momento alguien llamaba a la puerta.

- Y aquí está el Capitán del Equipo de Slytherin – le informó Snape antes de alzar la voz - ¡Adelante! –

Al punto la puerta se abrió, dejando pasar a un chico alto y corpulento que le miró curioso por unos segundos, antes de mirar a Snape.

- ¿Me llamó, señor? – preguntó.

- Así es, Flint. Quiero que conozcas al nuevo Buscador de Slytherin – le explicó, señalando a Harry, a quien Marcus miró asombrado.

- ¿Nuevo Buscador?, ya teníamos una formación, señor – comentó confundido.

- Lo sé, Flint – le respondió con brusquedad Snape - Pero el señor Potter tiene más habilidad de la que he visto en Higgs en el tiempo que lleva en el puesto. Ponlos a prueba a ambos y confírmalo por ti mismo – no era una petición, era una orden, y ambos chicos lo entendieron.

- Señor, Potter está en primero, ¿No es así? – quiso confirmar Marcus, tratando de no hacer enojar más a su Jefe de Casa, pero dando una mirada de reojo a Harry.

- Si, pero eso ya está arreglado. Él jugara este año – le aseguró Snape, y una sonrisa de orgullo se posó en sus labios, una sonrisa tan similar a la anterior, que a Harry se le antojo bastante atemorizante – Este año ganaremos la Copa de Quidditch, Flint, no permitiré que Gryffindor nos la vuelva a quitar –

Marcus sonrió ante esas palabras, mirando entonces a Harry con renovado interés.

- Bien, quizás puedas funcionar, Potter, por lo menos parece que tienes la complexión adecuada para ser Buscador; Eres más pequeño que Terence, y pareces ligero, así que eso ayudara a que seas más veloz – observó, antes de mirar al Profesor - ¿Cuándo podremos comenzar, señor? –

Snape sonrió con suficiencia, tendiéndole un pergamino enrollado.

- Ya hice la reservación del campo. Lunes, miércoles y viernes de aquí hasta el primer partido que tendremos contra Gryffindor, para que Potter pueda entrenar – le informó.

- Perfecto – contesto Marcus, sonriendo ampliamente mientras tomaba el pergamino - ¿Algo más, Profesor? – quiso saber.

- Nada. Retírense los dos – les ordenó Snape.

- Con permiso – respondió Marcus, y haciendo una ligera inclinación con la cabeza, se apresuró a la puerta feliz.

- Con Permiso – dijo también Harry, aún atónito, y siguió a Marcus afuera.

Cuando cerraron la puerta, Marcus le miró.

- Espero que en verdad tengas talento, Potter. La Copa de Quidditch es un asunto serio, y no me gusta que los jugadores de Slytherin den menos de lo mejor – le advirtió.

- Me esforzare – le aseguró Harry, aunque todavía se sentía en medio de un sueño.

- Bien – convino Marcus, y entonces se fue.

Harry solo lo observó irse, y miró de reojo la puerta de la oficina de Snape. Se encogió de hombros, y sin saber que pensar de todo eso, se alejó de ahí hacía la Sala Común.

 

***

 

- ¡No puedo creer que vayas a ser Buscador! – exclamó Draco, y rio exultante.

Harry le sonrió. Le gustaba cuando Draco se alejaba de la presuntuosa y arrogante etiqueta Malfoy, comportándose como en ese momento. Le parecía que se veía más humano, un niño con el que sin duda podía compaginar y divertirse.

- Pensé que los de primero no podían estar en los equipos de Quidditch – comentó Vincent asombrado.

- No pueden – coincidió Blaise, antes de mirar a Harry con toda intensión, sonriendo con malicia - Pero sin duda, es algo que nuestro Harry Potter podría conseguir –

- La regla existe más que nada, para permitir a los estudiantes de primer curso adaptarse a Hogwarts y no distraerse – comentó Theodore, antes de mirar a Harry con una sonrisa arrogante – Aunque es obvio que Harry Potter no necesita eso ni siquiera en su primer año -

Lo estaban intentando molestar, lo sabía, pero también sabía que no era para hacerlo enojar, que no estaban celosos o molestos, sino asombrados, y que se burlaban, como los amigos se pueden burlar. Eso hizo sentir extrañamente bien a Harry, cuando en un primer momento, al llegar al cuarto y topárselos, dudo un poco en explicarles lo que había sucedido.

- Más me vale ser bueno, o creo que el Profesor Snape me desollara vivo – comentó, y eso causo risas en sus compañeros.

- ¿A quién escribes? – quiso saber Draco, acercándose para mirar sobre el hombro del moreno, curioso de ver qué había estado escribiendo tan laboriosamente.

- ¡Ey! – protesto Harry cubriendo la carta.

- ¡Oh, vamos! – le reclamó Draco haciendo un puchero.

- Sólo escribo a Sirius – le respondió, pero como Draco seguía sobre su hombro, cuido de cubrir la carta mientras terminaba de escribir.

- Mal amigo – se quejó Draco, aunque sin estar realmente molesto, y fue a sentarse sobre su cama de nuevo.

- ¿Quién es Sirius? – quiso saber Vincent.

- Mi padrino – le explicó Harry terminando de escribir.

- Te refieres a Sirius Black, ¿Cierto? – preguntó Draco curioso.

- Así es – convino Harry – Según tengo entendido, es primo de tu madre –

Draco asintió con la cabeza.

- Él es el Heredero del linaje Black – recordó - ¿Serás su Heredero? – quiso saber curioso – Tengo entendido que él no tiene hijos, y dudo que pueda tenerlos aunque quisiera –

- ¿Por qué? – quiso saber Harry confundido – Según sé, incluso entre hombres es posible, y Remus y él apenas tienen 31 y 32 años –

Draco se removió incómodo y miró hacia otro lado.

- Luego hablamos de eso, Harry – le dijo con reticencia, y Harry lo miró confundido, pero asintió con la cabeza.

- Vaya, fuimos dejados de lado de esa platica – observó Theodore fingiéndose indignado.

- Seguro son secretos familiares – se quejó Blaise, acostándose en su cama para continuar su tarea de Encantamientos.

- ¿Y para que escribes a tu padrino? – quiso saber Vincent curioso, observando a Harry atar la carta a su lechuza blanca.

- Para contarle que seré Buscador, y ver si puedo convencerlo de que me adelante mi regalo de navidad – le contó Harry, sonriendo ampliamente, animado – Llévale esto a Sirius, hermosa – le pidió, y la llevo hasta la entrada donde abrió la puerta. Hedwig ululo orgullosa, lanzando un cariñoso picotazo al aire, antes de alejarse. Harry no se preocupó por ella, sabía que en cuanto alguien entrara a la Sala Común o saliera, Hedwig aprovecharía para salir; Había demostrado ser una lechuza muy inteligente.

Draco le miró.

- Algo así dijiste en la tienda de túnicas cuando te conocí, que te iba a regalar la Nimbus 2000 para navidad – comentó, recordando esa plática.

- Así es – confirmó Harry orgulloso – Y tú dijiste que ese día harías que te la compraran – recordó también.

- Mi padre se negó… - se quejó Draco con una mueca -  Dijo que me acababan de comprar una escoba hace poco –

- Bueno, quizás puedas pedírsela para navidad – le sugirió Harry.

- Le dije eso. Espero que me la de. También quiero entrar al equipo de Quidditch en segundo año, y voy a tener la mejor escoba cuando eso suceda – prometió con seguridad.

Harry se rio divertido. Desde que llego, no había tenido ese ambiente relajado y de camaradería, y le fue agradable. Esperaba tener más días así.

 

***

 

Queridos Sirius y Remus:

Lamento no haber escrito en estos días. Las clases no son un problema, pero adaptarme a la escuela me está costando algo de trabajo.

Odio cuando las escaleras cambian de dirección. Draco y yo nos hemos perdido un par de veces ya. Y sí, me refiero a Draco Malfoy, el hijo de tu prima Narcisa. Ahora es mi amigo; Es agradable la mayoría del tiempo, y luego de una plática que tuvimos sobre sus ideologías, nos hemos estado llevado mejor, así que parece que estamos en aras de ser mejores amigos.

Hasta hoy parecía ser mi único amigo, pero justo acaba de pasar algo curioso en la clase de Vuelo. Un compañero, Gregory, se puso nervioso y no pudo controlar su escoba. Se elevó muchos metros en el cielo y Draco y yo fuimos a rescatarlo. Parece que eso hizo que los demás chicos de Slytherin se sintieran más relajados, porque ahora bromean conmigo.

También, el Profesor Snape vio lo sucedido con Gregory, y me llamo luego de la clase, pero no me castigo ni regaño, ¡Me hizo Buscador del Equipo de Slytherin!, ¡Si, como leíste Sirius, Buscador!, ¡Aunque aún estoy en primero!, ¡¿Verdad que es genial?!

Sirius, sé que dijiste que me comprarías la Nimbus en navidad, pero no tengo escoba para volar, y dicen que nuestro primer partido será en Noviembre, ¿Podrías darme mi regalo de navidad por adelantado?, me gustaría tener una buena escoba para mi debut como Buscador.

Con amor para ambos

Harry.

 

Sirius sonrió suavemente mientras acariciaba a Hedwig, que ululaba orgullosa de haber completado su entrega de manera  exitosa, y aguardaba por una respuesta.

- ¿Qué pensarías de saber que tu hijo fue nombrado Buscador para la Casa de Slytherin en su primer año, James? – se preguntó con nostalgia, sin poder dejar de ver la carta.

- ¿Qué sucede?, ¿Qué cuenta Harry? – quiso saber Remus, preguntando desde detrás de Sirius, quien casi salto, pues no lo había escuchado acercarse. Remus sin embargo, gracias a sus instintos Lupinos, sí había escuchado esa pregunta que el pelinegro formulo, y sumado a la carta y a la lechuza nívea, asumió acertadamente que Harry les había escrito.

- Harry está en el Equipo de Quidditch – le informó Sirius entonces, volviéndose y dándole la carta. Sonreía, pero su sonrisa no era tan resplandeciente como pudo haber sido, y Remus sabía el porqué.

- Sé que James habría actuado al inicio, exactamente como tú lo hiciste – le quiso decir, mirándole tranquilo, sin censura alguna en su voz – Él era así, su cabeza se calentaba y actuaba sin pensarlo, pero también sé que a Lily no le habría importado en que Casa estuviera su hijo. Para ella, nada sería más importante que su relación con él, que compartir esos momentos de felicidad que tendría en la escuela, apoyándolo y aconsejándolo siempre, como hizo con James durante su último año en Hogwarts, y sé que habría hablado con James sobre esos prejuicios, para que se diera cuenta que nada era más importante que el amor por su hijo, así que al final, James apoyaría firmemente a Harry, sin importar que estuviera en Slytherin, y estaría orgulloso de saber que sería Buscador, aunque lo fuera en esa Casa –

Sirius sonrió suavemente.

- Si, Lily se convirtió en la consciencia de James. Ya después no podíamos hacer tantas bromas como antes – se quejó, aunque sin lamentarlo de verdad – Tienes razón, siempre tienes razón, Remus – agregó, y se acercó a abrazar a Remus por la cintura, buscando sus labios para besarle suavemente, sin prisas, mientras Remus pasaba sus brazos alrededor del cuello de Sirius, acercándose más a él, respondiendo al beso sin dudarlo.

Fue un beso largo y lento, cálido, y cuando se separaron, Sirius sonreía más ampliamente, una sonrisa que alcanzaba con facilidad los grises ojos haciéndolos brillar.

- Tengo que ir a conseguirle una escoba. ¡No permitiré que mi ahijado vuele con nada que no sea lo mejor! – sentenció orgulloso.

- Me parece bien – le respondió Remus, sonriéndole también, y acaricio su mejilla antes de separarse de Sirius, permitiéndole alejarse hacía la chimenea con destino al Callejos Diagon.

Se sentía muy orgullo de él, de saber que era capaz de dejar de lado esos tontos prejuicios alimentados por años, en nombre del amor que le tenía a Harry. Tomó un retrato que había en una encimera, de James y Lily, mirándolos con una suave sonrisa.

- Nosotros lo cuidaremos bien – les prometió – Sirius está haciendo un maravilloso esfuerzo – y dejando el retrato, comenzó entonces a leer la carta.


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