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Salvación. por RubiMtz

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Capítulo 2:

 

Nuevamente hubo un silencio, siendo un tanto incómodo para quien iba a cerrar el trato con el cliente y del menor, para el de ojos de halcón no era extrañarse que sucediera cuando lo veían y estando tan cerca preferirían pasar a otro lado para estar a salvo.

—Libera al chico. — dijo Mihawk en el momento que nuevamente continuo su paso, acercándose donde estaba el rubio.

A lo que el otro no dudo por un segundo en acatar la orden por el pirata, sin haber pensado que consigo no trae alguna clase de maleta u otra cosa donde cargaría con el dinero. El temor normalmente podía paralizar a las personas, pero para otros no dejaban pensar con claridad, así que había quitado aquellas cadenas que eran algo pesadas de llevar.

Sabo por unos segundos vio las muñecas que una vez más se encontraban desnudas, su piel estando algo rojiza por la presión de los grilletes, pero el sentimiento que oprimía el pecho no podía hacerlo saber tan fácilmente.

El encargado después de haber dejado el objeto que había retirado en la mesa, una vez más regreso y esta vez hablo —Y bueno, mi señor...— su voz podía escucharse que se encontraba nerviosa, por él preferiría que las cosas terminaran pronto y sentirse tranquilo, después de esto tendría que dar un informe y obviamente disfrutar del dinero que obtendría como su parte —¿Dónde está el dinero que prometió dar por este niño o cómo pretende pagar?— seguramente tendría que hablar a alguno de los ayudantes para ir por el dinero o más bien prepararse para enfrentarse al espadachín más fuerte. Pero no tenía intenciones de dejarlo ir con la mercancía y que ellos se quedaran con las manos vacías.

Dracule con aquel semblante serio que le caracterizaba fijo su vista a quien le había dirigido la palabra, interrumpiendo cuando pretendía preguntarse al rubio si se encontraba en condiciones de seguir su paso. Cerro los ojos —¿Acaso un pirata cumple con los términos para conseguir lo que quiere? — si bien, aquellos seres despreciables que no tomaban importancia vidas ajenas y simplemente los miraba como una mercancía, no debían de merecer un buen trato o para él no sería cordial cuando era alguien justo y recordaba a quienes ganaban su respeto.

Con un movimiento de su espada, hizo un corte perfecto al edificio y como este poco a poco empezaba a caer mientras quien lo había visto de cerca quedo petrificado y el menor había perdido la conciencia cuando llego a su límite.

 

[•••]

 

No sabe cuánto tiempo había transcurrido, pero al haber despertado nuevamente noto varías cosas el de cabellos rubios.

Uno, que ya no se encontraba en esa casa de subasta y que se encuentra en otro lugar desconocido; dos, realmente no era un sueño en que aquellos grilletes no adornaban en sus muñecas o pies pero a cambio en el dorso de su mano y aquella bolsa que colgaba a un lado pasaba el suero intravenoso; y por último, a un lado de él realmente se encontraban el espadachín más fuerte del mundo y que se encontraba durmiendo en el sofá o es lo que creía al ver que sus ojos se encontraban encerrados. Tal vez había bebido demasiado, siendo evidente que en la pequeña mesa se encontraba una botella y en la copa aún había líquido.

Pensó que era una clase de oportunidad, de igual manera daba la idea que no llegaría lejos a causa de que se sentía débil. Pero de repente, en esa noche y en unos segundos abundaron muchas preguntas como en dónde se encontraban, qué sucedió en el momento en que perdió el conocimiento y si esa persona que se encontraba en esa habitación consigo se trataba de una persona buena o plenamente no debía confiar en él... Pero dado ese caso, a lo mejor lo habría dejado a su suerte y esta vez habría muerto.

Abrió ligeramente la boca cuando vio que se movió un poco y después despertó, se mantuvo el silencio hasta que el azabache lo interrumpió.

—¿Cómo te sientes? — cuestiono en el momento en que se había levantado y se dirigió hacia la cama, reposando su mano en la frente de su ahora invitado. Asesorando de que la temperatura había bajado y se encontraba normal.

El médico mencionó que debía tener mucho reposo e hidratar, mencionando el alimento que sería considerable que comiera el niño y sobre todo dándole a conocer la situación de salud y aquellos golpes que se hicieron visibles cuando tuvo la atención médica. Todo anotado en una hoja.

—Me siento bien...— no del todo, pero se sentía un poco mejor, aún no se encontraba tranquilo y dio prioridad en preguntar —¿En dónde estamos? ¿Por qué quiso llevarme con usted? ¿Qué sucedió después? — iba a continuar lanzando preguntas, pero había sido interrumpido cuando visualizó la mano del contrario a unos cuantos centímetros de su rostro.

—Son demasiadas preguntas por responder, tu prioridad de ahora es mejorar. — pensó que trataría con un chico callado o al menos no tendría la suficiente energía para hablar, no sabe por del todo por lo que había pasado, pero en ese momento mostraba valentía ante su presencia. Suspiro algo cansino y cuando recordó lo que había traído dejo de prestarle atención, hasta que tomo el plato y brindo a quien aún se encontraba en cama —Come, seguramente no has probado un bocado decente desde hace un tiempo. — y en el momento en que el otro lo tomo regreso nuevamente a su lugar, tomando asiento y de beber de su copa de vino. Aún desconocía el nombre, no tenía intención de preguntarle cuando le estaba dando la libertad de dejarle que él mismo se lo diga.

Sabo seguía pensando que era crédulo por todo lo que había pasado tuviera un trato agradable por alguien desconocido, al parecer era una buena persona, o el hambre que sentía no le permitía dudar en desconfiar cuando alguien le brindaba algo de alimento, se veía delicioso y olía bien, no era desperdicios que obtenía después de trabajar.

Siendo cuidadoso retiro la bolsa y tomo el cubierto, comenzando a aprobar aquel arroz blanco y que para sus papilas gustativas era totalmente exquisito, aunque fuera sencillo. No sabía cómo debía sentirse y aquellas dudas aún existían, unas cuantas lágrimas aparecieron y pasaron por sus mejillas —Maldición...— susurro el pequeño, no quería que le viera llorar así que comenzó a limpiarlas con sus manos, pero no podía parar.

A lo que Dracule como su reacción fue sonreír sutilmente, al ser un niño podía llorar y sentirse libre, no sentirse atemorizado.

Respondió a una de las preguntas que le habían realizado —Estamos en Sabaody, páramos a hospedarnos en un hotel hasta que te sientas mejor. — retiró la copa de sus labios y esta vez pudo ver con claridad en como probaba cada bocado como si se tratará de un sueño encantador, que pudiera desaparecer —Tranquilo, aún hay más comida por si sigues teniendo hambre y ya no debes de tener miedo, ya no sufrirás más.

Algo, que para uno de ellos era lo que necesitaba escuchar y esta vez no sentir una carga que le impedía avanzar o creer nuevamente en los demás.

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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