Ser joven es una de las mejores cosas del mundo. Ser joven y estar enamorado es aún mejor. Pero ser joven, estar enamorado y que el planeta que habitas atraviesa una de las mayores crisis sanitarias, eso sí es una total desgracia
Danny Williams se había mudado a Hawaii hacía cuatro años, tras la muerte de su esposa Rachel durante el parto de su hijo menor. Mismo tiempo que llevaba trabajando en Cinco Cero, una unidad especial que se encargaba de la seguridad dela isla. Allí había conocido al animal, neandertal, troglodita que tenía por jefe, y desde casi dos años además de ser comandante y subalterno, también eran novios. Novio con absolutamente todos los derechos, derechos que por eso días no podía ejercer, ya que debido al Coronavirus toda la isla estaba en cuarentena absoluta, y a Steve lo había encontrado fuera de esta, y no podría volver hasta que la medida se levantase. Afortunadamente podían hablar por la computadora varias veces al día, pero eso no bastaba para él.
Los niños estaban jugando en la sala, mientras él estaba sentado en la puerta que daba a la playa. Exhaló y cerró los ojos
- Mientras más pienses en eso es mucho peor – dijo Kono
- Es que no me entiendes – lloriqueo el rubio – ya no aguanto más. Necesito a mi seal con su pequeño súper seal. ¡Y lo necesito ya!
- No exageres – dijo la mujer – apenas va una semana. La próxima se podrán ver y… se ponen al día – dijo con picardía
- ¿Una semana? – dijo escandalizado – eso es toda una vida. De verdad me voy a volver loco – sollozo – hace una eternidad que no tengo… nada de nada. ¿Te das cuenta? ¡Nada de nada! Lo hacíamos mínimo tres veces al día, Kono, Steve me despierta con besos en mi espalda mientras me acaricia
- No necesito saber… – interrumpió la morena – son peores que adolescentes
- Claro que si necesitas – dijo Danny – su mano sube por mi muslo hasta…
- Creo que es hora… – dijo Kono intentando pararse pero Danny la detuvo por lo que se volvió a sentar
- …mi nalga y la agarra con una sola mano – continuo simulando con la otra – me la masajea lentamente mientras va deslizando
- Tengo que ver a los… – dijo Kono
- Están bien – interrumpió Danny –, como te decía iba deslizando – y Kono instintivamente apretó los ojos, arrugo la nariz y encogió los hombros – la sabana para besarme el hombro – y la chica exhalo – después se acostaba sobre mí para meter
- Tengo sed – dijo Kono
- Te sirvo más refresco – dijo sirviendo más líquido y entregándole el vaso – te sigo contando, metía su mano debajo de mi vientre…
- Por favor no lo digas – suplico Kono
- Para hacerme cosquillas ¿Oye que te pasa? – protesto Danny – ¿te molesta lo que te cuento?
- Danny cada que hablas pienso que estas a punto de decirme como tienen… – dijo Kono haciendo gestos de repugnancia – sexo
- ¿Por qué te contaría como tengo sexo con mi novio? – dijo el rubio sorprendido
- ¿Tal vez porque llevas días pensando solamente en tu mini súper seal? – dijo la chica
- Eso es mentira – se defendió y Kono alzo una ceja – los extraño demasiado a los dos
- ¿Cuáles dos? – dijo Kono sorprendida – hasta donde yo sé Steve solo tiene un…
- Por supuesto que solo tiene un… – dijo Danny – ¿acaso estas llamando fenómeno a mi novio?
- No, pero… – dijo Kono – tú hablaste de dos
- ¡Steve y su mini seal! – dijo Danny – los necesito. Y aún falta una semana entera. Al menos te tengo a ti para desahogarme
- ¿Qué cosa? – dijo Kono escandalizada
- Yo hablando y tú escuchando – dijo Danny – ¡ay, por Dios Kono, concéntrate!
La oficial solo podía pensar en cuantos segundos faltaban para que esa maldita cuarentena acabara
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