James
Había pasado una semana desde el incidente del lago, siete largos y horribles días en los que Regulus ni siquiera lo miraba, ni para mandarle odio, lo ignoraba completamente.
Al día siguiente de lo acontecido James trató de disculparse con él por la metida de pata que tuvo, lo espero en un pasillo cerca de la entrada a la sala común de Slytherin, era un camino más largo hacia el gran comedor pero Regulus tomaba esa ruta para evitar la multitud de sus compañeros, James sabía que diario el Sly pasaba por ahí, no era como si lo espiara con el mapa del merodeador cada que podía, solo era muy observador y... ¿a quién engañaba? era obvio que seguía cada uno de sus movimientos. - por eso dice que soy un pervertido - pensaba el Gryffindor cuando alcanzó a ver que Regulus venía de frente hacia él con la mirada perdida en el suelo,
James se acercó decidido a pedir disculpas, pero cuando Regulus lo vio, todo se fue a la mierda, James se quedó petrificado, abría y cerraba la boca pero no salía sonido alguno, a lo que el Slytherin tomo ventaja de ello y le dijo con la mirada cargada de rencor que no quería verlo cerca de él otra vez, que si notaba que lo espiaba o si trataba de hablarle nuevamente, no le importaría usar una imperdonable así sea expulsado o enviado a Azkaban.
A James le temblaron las piernas y sólo se hizo a un lado para que el menor pasara, no entendía como Regulus podía decir cosas como esas, siempre lo vio como alguien tierno, si claro tenía un carácter fuerte, Sirius también era así, pero no era para que no le importara perder su libertad, ¿realmente lo odiaba tanto como para querer matarlo? y peor aún ¿por qué quería seguir ayudándolo a pesar de eso?
Regulus
Llevaba una semana entera evitando a Potter, sabía que ese cuatro ojos no lo dejaría en paz, ni siquiera la amenaza que le hizo le garantizaba eso, no estaba seguro por qué había dicho esas cosas, solo estaba muy enojado y ahí estaba James, para descargarse, técnicamente fue su culpa, él fue a buscarlo y no dijo nada, se quedó parado como tonto, así que ¿por qué no aprovechar que uno de sus mayores dolores de cabeza estaba servido en bandeja de plata para sacar su coraje?
-Además James tiene culpa de lo que me pasa, se lo merecía - Se lo repetía cada uno de esos días para no sentirse culpable, no podía creer que amenazó a Potter con una imperdonable, ni el mismo se creía eso, esas tres maldiciones le daban miedo y le asustaba demasiado pensar que algún día no muy lejano tendría que usarlas.
No quería pensar más en eso, lo único que provoca es que quiera tirarse de la torre de astronomía y como Potter mantenía su distancia posiblemente esta vez no lograría salvarlo.
Potter aparecía en su mente más de lo que le gustaría, desde que tenia 11 y entró a Hogwarts le cuesta quitarle la vista de encima, siempre trataba de imaginar qué estarían haciendo Sirius y sus amigos y por sus amigos solo se refería a James, muchas veces soñó con ser parte de ellos, tener un apodo y vivir una aventura, pero eso se quedaría en una caja fuerte con 1000 contraseñas en su mente, nunca se atrevería a decir en voz alta que fantaseaba con pasar tiempo con su hermano y también ser amigo de James Potter.
- ¿Crees que pueda sacar una licencia para tener un cangrejo de fuego?. - Llegó Potter sacándolo de sus pensamientos mientras caminaba hacía su clase de pociones.
- No lo sé, tener algo así de mascota debe ser de mucho cuidado, además traerlos desde Fiji no debe ser fácil, seguro que piden muchos requisitos.- Levanto la cara para ver a James. -¿No te dije que no me volvieras a hablar en tu vida?
- Bueno, no sé si con esas palabras exactas, pero aún no me haz hechizado, así que me siento con suerte hoy.- No podía creer que a ese cuatro ojos no le importaran sus amenazas, pero por alguna razón le gustó que se le acercara a hablar de lo más mundano que se le había podido ocurrir.
James
Se había podido acercar a Regulus nuevamente, estaba tan feliz, hablaron todo el trayecto hasta la sala de pociones, no le cabía en la cabeza como había logrado charlar con él y cómo es que no lo hechizó, pero esa platica de mascotas fue en definitiva lo mejor de su semana.
No había planeado acercase y hablarle, pero solo lo vio y se lanzó, - sé un Gryffindor y deja de ser tan cobarde - se dijo a si mismo antes de llegar hasta Regulus, no tenía nada en mente así que solo saco el tema que acababa de ver en CCM y lo mejor es que funcionó, empezaron a hablar de mascotas y criaturas mágicas, llegando así a enterarse que Regulus siempre quiso un perro viejo pastor inglés, pero que nunca pudo tenerlo porque aunque su papá le hubiera dado el permiso, a su mamá le parecía repugnante tener una mascota, - como si fueran viles muggles - decía.
- ¿Y esa sonrisa?.- Le dijo Sirius con una mirada picarona.
- ¿Qué sonrisa?.- James no pudo evitar sonrojarse y menos el nerviosismo creciendo en su interior.
- Y te sonrojas, debe ser alguien importante eh.
Cállate canuto, no es nadie.
- ¿Y dónde estuviste después de clase? si no fuera nadie, no estarías tan nervioso.
- Sirius, ya déjalo en paz, no tiene por que contarte todo.- comenzó a reprenderlo Remus y luego le dio un beso en los labios para distraerlo, regalándole una sonrisa tranquilizante a James.
Remus cambio de inmediato el tema hacia los deberes que tenían que hacer, eso calmó un poco los nervios de James, aunque el sabía que tarde o temprano debía sacar el tema con sus amigos, no podía ocultárselos y menos a Sirius, el era su confidente, pero le daba demasiado miedo pensar en como podía reaccionar; el tema 'Regulus' ya de por si era complicado antes de que huyera, ahora era mucho peor, su hermano era un innombrable como toda su familia.
Tenía que jugar bien las cartas para que ningún Black salga herido y una de ellas era definitivamente obsequiarle un viejo pastor inglés a Regulus Black y nadie podría quitarle esa idea de la cabeza.
Regulus
¿Por qué le había contado a James que quería un perro? ¿por qué no lo hechizó? y ¿por qué le siguió la conversación?
Regulus no comprendía porque después de hablar con James se había sentido tan tranquilo, hace mucho que tenía una conversación normal, algo que no fuera sobre la escuela o sobre las responsabilidades de la familia.
Le gustó mucho hablar con Potter, ese cuatro ojos lo había hecho olvidar por unos minutos sus preocupaciones, empezaba a pensar que tal vez James no tenía nada que ver con su enojo, que todo estaba en su cabeza.
Potter nunca le quitó a su hermano, solo se hicieron amigos y Sirius no se alejó de él porque si, Regulus siempre hacia caso a su mamá, siempre se molestaba con Sirius por ser como era, porque su mamá le decía que estaba mal y nunca pudo tener un perro porque su mamá no quiso y lo peor era que ahora tenia una estúpida marca en el brazo porque su mamá le dijo a la idiota de Bellatrix que él podía ser parte del que no debe ser nombrado, TODO ESTO ES CULPA DE SU MAMÁ, NUNCA FUE QUIEN QUISO SER POR ELLA.
Salió de sus pensamientos cuando oyó un estruendo atrás de él, sin darse cuenta había hecho explotar las ventanas de un invernadero, salió de su shock y rápidamente lanzó un reparo y se fue corriendo de ahí antes de que alguien lo pillara.
Le daba miedo descontrolarse así, eso no le pasaba desde que era un niño, pero últimamente, desde que Sirius no estaba para ser más precisos, su estrés aumentaba y con ello venían explosiones de magia, pero no iba a pensar en eso ahora, ese había sido un buen día, tal vez mañana Potter le vuelva a hablar, o tal vez él le hablaría a James primero.