•Pareja: Ginny Weasley x Draco Malfoy •
- ¿Qué te hizo pensar que esto era buena idea? — A pesar del tono molesto que usó Ginny, se podía ver la preocupación en su rostro.
- Fue idea de tus hermanos.
- Y tenías que hacerles caso.
Hace una semana Draco había pensado en proponerle matrimonio a su hermosa pelirroja, llevaban desde los 16 y 17 años siendo pareja, se habían ido a vivir juntos cuando Ginny cumplió 20 y después de 4 años compartiendo casa, Draco por fin se decidió.
Había sido un martes que volvía de su trabajo como columnista en El Quisquilloso, tenía antojo de donas y decidió tomar la red flu hacia El Caldero Chorreante, pensó en que a Gin también le gustaría comer unas cuantas donas, porque cuando se trataba de ese antojo ambos se comían mínimo 5 cada uno.
Había comprado las suficientes para esa noche, las compraba en una panadería a la que le gustaba ir con Ginny, no había otro lugar en Londres que tuviera un pan tan delicioso, ya iba camino hacia el bar para volver a tomar una chimenea y llegar a casa cuando lo vio, en una joyería algo pequeña, estaba expuesto en un vitral el anillo perfecto para su Gin.
Entró a la tienda sin pensarlo demasiado, hace mucho que le había hecho caso a Ron y Harry de seguir el instinto y su instinto decía que tenía que comprar ese anillo, era corte princesa, de oro y tenia un diamante algo sutil para su gusto, pero estaba seguro que para Ginny era el indicado.
Llegó a su casa y agradeció a Morgana porque su novia aun no había llegado del entrenamiento, escondió el anillo en su cajón de ropa interior y fue a preparar un capuchino para él y una malteada de fresa para su novia, estaba muy nervioso, Ginny siempre notaba cuando algo le ocultaba, pero no podía permitirse que ella se diera cuenta de lo que quería hacer.
Ginny llegó a casa y estaba tan cansada y amaba tanto las donas que Draco se sintió aliviado cuando se fueron a dormir y Gin no había sospechado nada.
Al día siguiente se comunicó con Harry, Ron, Fred y George, les contó que había comprado un anillo y les pido ayuda para tener la propuesta perfecta para Ginny, habían hecho una lluvia de ideas, pero al final todos habían estado de acuerdo solo en una.
Proponerle matrimonio volando sobre un campo de quidditch, después de todo su romance había iniciado así, ambos eran cazadores rivales, Ginny de Gryffindor y él de Slytherin, ahora solo tenía que hablar con la entrenadora de su novia para que lo dejaran hacerle la propuesta ahí.
Había llegado el día, todo estaba listo, Fred y George llevaban los fuegos artificiales, Ron y Harry tenían listo el cartel para elevarlo detrás de él cuando Ginny lo viera, pero no todo salía como uno lo soñaba y eso lo llevo a estar en San Mungo con una costilla rota.
- Es que no entiendo que hacían todos ahí. — Ginny seguía indagando sobre que hacia su novio en su entrenamiento.
- Era una sorpresa. — A Draco le costaba un poco respirar, tenia que esperar 24 horas a que la poción sane completamente su fractura.
- Es que por Merlin Draco ¿a quién se le ocurre lanzar fuegos artificiales si hay personas en el campo?, esos tarados pudieron haberte quemado y luego esa manta, ¿para qué querían una manta?
Era verdad, en retrospectiva ninguno había pensado lo peligroso que era lanzar fuegos artificiales, Draco estuvo a nada de quemarse y por tratar de evitarlo chocó contra la manta que Harry y Ron estaban levantando.
- Nada de eso tenía que pasar pelirroja.
- ¿Y que tenia que pasar entonces?
- Que dijeras que si.
- ¿Qué?
- ¿Puedes pasarme mi suéter? — Ginny se levantó de la camilla de su novio y fue hacia la silla para darle lo que pedía.
Draco sacó una cajita roja con un estampado de pequeñas donas con glaseado rosa y chispas de colores, no era como lo imaginaba, apenas si podía moverse, pero no importaba, ahí estaba ella tan linda como siempre esperando una respuesta de lo que había pasado en su trabajo.
- Ginevra Weasley, ¿me harías el honor…
- Si. — Ginny soltó emocionada.
- ¿No me vas a dejar terminar? — Draco dejo salir una sonrisa.
- Si, perdón termina. - Noto como so novia empezaba a tener los ojos acuosos por la emoción y podía sentir como los de el estaban igual.
- Gin…
- Si, si quiero.— Ginny se lanzó a besarlo.
Draco y ella se reían entre besos, no le había dejado terminar la oración, pero no importaba, porque su pelirroja le había dicho que si.