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Sasuke card captor por shiki1221

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Cap 24: Dos son uno y uno son dos

El mago tenía los ojos cerrados sin mostrar expresión alguna. Ni siquiera sintiendo el cálido aliento del zorro chocando contra su cuerpo. Aquellas fauces se abrían peligrosamente cerca suyo mostrando los hilos de saliva uniendo los colmillos superiores con los inferiores. Aquella mandíbula no era sólo capaz de devorarlo de un bocado, sino también de rostizarlo con uno de sus ataques de fuego. Aun así se mantenía inmutable como si meditara su siguiente paso. Finalmente abrió los ojos exhibiendo aquellos rubíes carmesíes típicos de Charasuke. El zorro lo miró atentamente corroborando que estuviera completamente resucitado. Si ese mago no continuaba alimentándolo con su magia terminaría muriendo. Odiaba esa dependencia de los guardianes hacia el mago que les correspondía. De no ser por eso podría hacer su voluntad y no habría quien pudiera detenerlo.

―¿Qué es lo que tanto miras, Kyubi? ―preguntó Charasuke harto de ser escrudiñado por aquellos ojos rojizos.

―Sólo comprobaba que de verdad hubieras resucitado, Clown ―respondió con voz grave, pero dejándose notar lo complacido que se encontraba de verlo nuevamente.

―Un hechizo tan sencillo de ejecutar no es problema para mí ―replicó saltando entre los escombros buscando algo en los mismos―. Me ofende que creyeras que no sería capaz de esto ―regañó pateando algunas rocas abriéndose paso para ver debajo de ellas.

―No desconfío de tu poder ―respondió moviendo sus colas para sujetar algo de entre los escombros y llevarlo delante del mago―. Sólo tengo mis dudas sobre tus débiles mitades ―explicó quebrando el espejo delante de sus ojos―. Supongo que ya no necesitas ese ridículo espejo. Teniendo un cuerpo propio jamás necesitarás volver a sellarte en uno ―alardeó con alegría insana.

Clown mantuvo una expresión inmutable ante lo sucedido. Sin ese espejo mágico, no tenía forma material de unir a su mitad conocida como Charasuke al mundo terrenal. Si por algún casual abandonaba el cuerpo de Sasuke, sería su fin. El demonio lo sabía. Y esa era la razón de realizar tal acción, para verificar la autenticidad de su resolución. Tantos años a la oscuridad no sirvieron para oxidar su astucia y capacidad de leer a otros. No iba a confiarse a Clown si aún quedaban restos de rebeldía por parte de sus conflictivas partes. El mago se acercó al zorro y subió a su cabeza como solía hacer en antaño cuando aún era una deidad protectora de los Uzumaki. Se colocó específicamente en su hocico para quedar entre los enormes ojos rojos viéndose reflejado en sus irises. Era tan claro su reflejo que casi parecía estar parado delante de dos espejos.

―No es necesario evidentemente ―secundó con una sonrisa tranquila mientras cerraba los ojos lentamente―. Tú aun vives de mi magia, ¿cierto?

―No del todo ―contestó riéndose desde lo más profundo de su ser―. Realizaste un kami-oroshi y me causa intriga tu motivo para llamarme a mí, el poderoso Kurama, cuando a quien tú amas es a mi antiguo médium, Menma ―expresó el demonio.

Clown chasqueó la lengua por su queja. La realización de un ritual de descenso de Dios, es decir, el kami-oroshi no era ningún problema en sí mismo. Al menos para él invocarlo era una tarea igual de sencilla que invocar a sus cartas, siempre y cuando tuviera todo su poder al máximo. El demonio se había encargado de concentrar toda la magia oscura de las cercanías para aparecer con aquella enorme figura. Viéndolo de cerca notó que olía a putrefacción y muerte. Era sin dudas una deidad contaminada. Una consecuencia esperable tras conservar el cuerpo de Menma en medio de tanta energía negativa. Aunque odiara admitirlo, debía afrontar la realidad. Su cuerpo humano había fallecido mucho tiempo atrás y sólo se convencía a sí mismo de que seguía con vida. Debió hacerse una idea cuando su espíritu se le apareció en forma de zorro, pero era terco y prefería creerlo vivo. Ahora lo único que tenía en claro era que el cuerpo real de Naruto estaba seguramente hundido dentro del de esa deidad. Algo similar a lo que él hacía con su espejo.

―Él murió, ¿verdad? ―preguntó viéndolo fijamente esperando una respuesta―. Te invoqué para preguntarte qué sucedió con Menma. ¿Cómo Itachi pudo sacar aquel “zorrito” que decía ser él?

El demonio lo observó largamente esperando que agregara algo más a su pregunta. Pasaron unos interminables momentos en completo silencio hasta que una carcajada retumbó en el lugar ahuyentando a los animales cercanos al área. El zorro estiró sus patas delanteras delante de su cabeza y sacudió la misma sin poder creer semejante obviedad. Siendo un mago de tal envergadura estaba cuestionando algo tan… tan… inocente. Una mirada de niño esperanzado se reflejó en esos ojos rojizos del mago. Kyubi vio morir esa esperanza a medida que su risa se prolongaba más y más.

―Niño ―llamó el zorro controlando su risa―. Tú mejor que nadie debería saber que un guardián no sobrevive sin la magia y el amor de su mago. Cuando le pusiste fin a tu vida, la de Menma también terminó ―explicó con sencillez.

―Pero yo vi que Itachi… ―quiso alegar intentando que la explicación fuera algo de lo cual aferrarse.

―El corazón de la carta Espejo titubeó y el sello se debilitó a un punto en el cual fue sencillo para Itachi llamar al pequeño resto de humanidad entre tanta maldad ―explicó moviendo las colas con vanidad divirtiéndose cada vez más de aquella mueca de dolor en el mago―. Una luz no es difícil de encontrar entre un mar de oscuridad. Juntó un poco de su magia y le dio una forma incorpórea como shikigami para poder ir a despedirse de ti ―finalizó a la espera de un estallido de ira de parte del otro―. Y luego lo exorcizó para darle descanso eterno. Ya no queda nada de él en este mundo. Claro a excepción de su reencarnación.

Conociendo al mago Clown no había mucho que explicarle. El moreno entendió a la perfección porqué aquel zorro negro no tocaba a la carta en el tiempo compartido. Al único a quien podía herir era a Naruto por tener una conexión espiritual, pero a los demás no. Sólo estaba allí para darle compañía y plática a Charasuke. Era tan triste depender de alguien que no era más que una triste invocación de bajo nivel. Había sido indulgente su carta al creer que ese era el verdadero Menma. No lo culpaba por enamorarse siendo ambos del mismo tipo. Invocaciones sin corazón propio con apariencia prestada de quienes alguna vez habitaron ese mundo. Con el espejo y el talismán usados para tenerlos allí de forma independiente, era natural pensar que lo poco restante de sus almas hubiera ascendido al paraíso o sido reabsorbido por las reencarnaciones para aumentar sus propios poderes espirituales. Como era su caso propio.

―Sólo eso quería saber para estar seguro de que tomé la decisión correcta ―explicó con calma mientras sus ojos se cerraban lentamente dando pausados parpadeos.

―¿Ah sí? ¿Y qué es lo que decidiste exactamente? ―cuestionó el Kyubi mirándolo interesado.

―Esto ―contestó invocando la espada en una mano y su báculo en la otra―. ¡Trueno! ―gritó invocando a su carta.

―¡¿Qué estás haciendo, Clown?! ―demandó saber el zorro esquivando con dificultades el ataque contra él.

―Lo que debí hacer siglos atrás ―respondió sacando tres de sus cartas de la baraja―. ¡Grande! ―invocó haciendo cambiar su cuerpo.

El zorro no entendía ese cambio de actitud en el otro. A esas alturas debería estar rogándole que trajera a Menma del mundo de los muertos. Era imposible por supuesto, pero podía prometérselo para tenerlo contento algún tiempo más. Y aun si tomaba en consideración eso como una resignación a nunca más volverse a ver, todavía quedaba Sasuke. Él seguramente querría salvar a Naruto. Aún estaba vivo, en su interior después de todo. Aunque era como una especie de crisálida. Envuelto y sellado completamente en el fondo de su ser para seguir aferrándose al mundo terrenal y no permitir a ese chiquillo intervenir en sus pensamientos. Siendo sus sentimientos por el mago tan fuertes, no se arriesgaría a un acto temerario como los realizados por Menma en favor de su noviecito. No pudo seguir meditando al respecto debido a la patada dada por Clown.

―¡Eres un estúpido! ―reclamó el zorro sacudiendo la cabeza al sentir sangre deslizándose por su hocico tras la patada del mago en esa forma gigantesca―. Nosotros podríamos torcer la realidad, apoderarnos de todo, ¡hasta gobernar la vida y la muerte a nuestra conveniencia! ―propuso atacándolo con sus garras.

―¿En serio crees que todo eso me interesa? ―cuestionó el mago con una sonrisa petulante―. ¡Burbujas! ¡Pequeño! ―invocó rápidamente.

El cuerpo de Clown que había alcanzado el tamaño de un rascacielos gracias a la carta Grande, ahora se transformaba en algo tan pequeño como un grano de arroz. Lo suficientemente pequeño y liviano para flotar cómodamente dentro de una burbuja. La carta había creado diversas copias estando cada una reflejando la imagen del mago para distraer al demonio. Kyubi bramó colérico sintiéndose burlado e intentó destrozar al mago. Su diminuto tamaño le hacía increíblemente fácil dicha tarea. El único problema era encontrarlo entre tal cantidad de burbujas flotando delante suyo. Comenzó a morderlas dando una penosa escena semejante a la de un gato jugando con burbujas. La frustración crecía más y más al verse a sí mismo haciendo el ridículo por un pequeño e insignificante humano. El joven de cabellos oscuros parecía una pulga entre todo el pelaje del demonio zorro. Regresó a su tamaño normal antes de sacar la carta más recurrente de Sasuke.

―¡Trueno! ―gritó antes de concentrar aquel poder destructor en la palma de su mano y de un movimiento lo hundió con todas sus fuerzas en la columna vertebral del zorro.

Al momento del impacto el enorme animal se echó hacia atrás como solían hacer los caballos en los rodeos para tirar a sus jinetes. Para evitar ser aplastado el mago llamó a burbujas y escudo. Creando una esfera que soportaría los golpes posteriores. El cuerpo de Kurama cayó pesadamente demasiado cerca de él. Por ende, su pequeña esfera salió rodando y rebotando contra todo lo que estuviera en su camino. Cerró los ojos evitando marearse y colocó sus manos en la superficie de la esfera desde la cara interna para no matarse. No había que ser demasiado inteligente para saber que si seguía rodando a esa velocidad terminaría rompiéndose o quedando “batido”. Mientras Kyubi no dejaba de retorcerse por el dolor. En esa área era difícil darse a sí mismo alivio de inmediato. Todo lo que le quedaba era esperar a que su regeneración natural se encargara del trabajo, pero algo no andaba bien.

―¡Clown! ―llamó con todas sus fuerzas mientras movía sus colas siendo en lugar de sus patas como quería―. ¿Qué me has hecho, pequeño bastardo? ―cuestionó dándose cuenta de que su cuerpo no se movía como debería.

―Golpear directamente a tu médula espinal con rayo ―respondió con una sonrisa mientras usaba vuelo para ir hacia él sobrevolando cerca del demonio―. Esto te mantendrá quieto en lo que todo termina ―explicó con una tranquilidad que asustaba.

El mago comenzó a hacer unas posturas de manos mientras recitaba un cántico que el demonio alcanzó a reconocer. Era un hechizo usado por los monjes y sacerdotisas para exorcizar las energías malignas. De tener éxito, lo exiliaría al olvido mismo. Él ya no era una deidad protectora, por lo cual su poder consistía en magia negra puramente. Gruñó y arañó intentando moverse y huir de allí al notar las runas dibujándose a su alrededor. Ese mago había dibujado los círculos mágicos y las palabras necesarias para sellarlo. ¿Cuándo tuvo tiempo para hacerlo? Desde hacía bastante tiempo había sostenido una reñida pelea contra su persona, excepto cuando… “Ese bastardo”. Pensó con furia al caer en cuenta que existía un margen de tiempo en el que no supo donde estaba la carta espejo. Maldijo su descuido al darle prioridad al card captor por sobre Charasuke. Sintió su cuerpo siendo atraído de forma dolorosa hacia el suelo por unas enormes cadenas.

―¡Estás en un error, Clown! ―exclamó el demonio haciendo un esfuerzo por no sonar desesperado―. Al fin estás vivo de nuevo y yo estoy aquí. Podrías volver a ver a Menma, o mejor aún podrías tener a su reencarnación y a tu amado al mismo tiempo ―tentó con una mirada fija en las reacciones del otro.

Los ojos negros del mago mantuvieron con esfuerzo la mirada al demonio, pero en un momento de duda, bajó sus ojos. ¡Bingo! Celebró mentalmente el zorro sonriendo al darse cuenta de que seguía viéndose afectado por su amor hacia el guardián. Era asquerosamente consciente de que el poder de Clown sobrepasaba el suyo y matarlo sólo tendría sentido si destruía por completo su alma. Su propia esencia era un legado que no podría controlar. Sólo el destino sabía en que tiempo y lugar volvería a renacer aquella persona. Algo tan azaroso e impreciso le había llevado hasta ese momento. Al fin tras siglos la reencarnación de Clown y de su guardián lo liberaron. No dejaría que volvieran a encerrarlo como a un vil animal.

―No te dejaré engañarme, demonio ―afirmó el azabache alzando su espada por sobre su cabeza mientras seguía parado en su báculo. El cual estaba suspendido en el aire gracias a la carta Vuelo―. Mi deber es exterminarte y no dejar rastro de tu maldad en este mundo ―explicó para convencerse a sí mismo más que al otro.

Las palabras llevaban razón, pero eran dichas por la lógica dictada por su mente, no por su corazón. El anhelo de volver a estar junto a su persona amada removía sentimientos en ambas partes fusionadas y despertaba discordia entre las mismas. El mago sintió un malestar proveniente de su pecho. Creyó que ambas mitades estaban en armonía, mas sólo bastaron unas palabras de aquel zorro embustero para dividir nuevamente sus opiniones. Ese hechizo era temporal. La magia requerida para sostener aquella fusión entre ambos iba debilitándose con el correr de la pelea. Si tan sólo él fuese capaz de ocasionar dicho conflicto en el zorro. Había analizado cuidadosamente al demonio durante sus intercambios de ataques y jamás encontró ni una pizca del ser antes conocido como Naruto. No iba a desperdiciar su tiempo rogando por su regreso, cuando eso sólo lo amargó más al sellar a Menma. Esta vez sería directo y efectivo.

―¿Asesinarás a Naruto como hiciste con Menma? ―interrogó retorciéndose entre las cadenas alrededor de su cuerpo.

―¡Cállate! ―ordenó alzando la espada por encima de su cabeza haciéndola girar en círculos cada vez más rápido hasta formar un halo con el brillo del filo―. Aquel que descansa en la tierra prometida llama al cordero perdido de la mano de Dios, se le pide su regreso y se le guía con templanza. Se te ordena abandonar este mundo ―recitó haciendo que su espada adquiriera un nuevo brillo y se lanzó hacia el demonio.

“Todo terminará”

“Es sólo un hechizo y le pondré fin a todo”

“¿Él también morirá?”

“Es necesario. No hay más que hacer”

“No quiero”

“Es nuestro deber”

“El destino se repetirá”

“Ya estaba escrito”

“¡Alto!”

El mago Clown se desplazaba con ayuda de su magia surcando el aire directamente hacia el demonio. Iba a ponerle un final definitivo a ese ser junto a la maldición. Sólo debía ejecutar aquel hechizo inconcluso siglos atrás. Todo estaba dispuesto para su persona, el zorro inmovilizado, su poder mágico al máximo y su espada fortalecida con un antiguo cántico de la magia Celta. Todo estaba en su lugar, menos una cosa. Las dos mitades en su interior comenzaron a discernir en su objetivo. Eran una sola alma de manera temporal, pero las palabras de Kyubi habían conseguido desincronizarlos y ponerlos uno contra el otro. Su poder comenzó a fracturarse y como resultado su pecho sintió un gran dolor al sentir su alma dividiéndose a la fuerza. Ese malestar fue tan intenso que consiguió hacerlo detenerse para apaciguar el dolor, siendo aprovechado por el zorro. Con una sonrisa burlona aprovechó el tenerlo tan cerca que de un bocado lo tragó.

―Disfruta tu nuevo hogar ―carcajeó el zorro mientras sentía al mago cayendo a través de su garganta―. Quizás tengas suerte en otra vida y puedas ver a tu noviecito ―se burló antes de retomar su asunto de liberarse.

Aun después de haber ingerido al mago en su propio cuerpo, el hechizo con el cual lo había inmovilizado seguía activo. Seguramente se desvanecería al morir Clown. Mas, aún tenía sus reservas al respecto de que pensar. Un mago de su nivel era capaz de hacer prolongar sus encantamientos aun cuando ya no estuviera en ese mundo. Buscó la forma de acomodarse lo más que le permitieron esas cadenas y comenzó a investigar el sello en ese lugar. Podrían haber trampas y un paso en falso podía devolverlo a la oscuridad. Así que hizo lo mejor posible por tranquilizarse. Sería libre. De eso no había dudas, así que no tenía sentido apresurar lo inevitable. Se enfocó mejor en atraer a las sombras que quedaron por las cercanías para aumentar así su propio poder.

Mientras tanto en su interior se encontraba el mago Clown desmayado al fondo del estómago del demonio. La carta escudo se había activado a tiempo junto a burbujas para envolverlo antes de ser deshecho por los jugos gástricos. Siendo ese un órgano destinado a la degradación, de no ser por las cartas, Clown habría desaparecido en cuestión de segundos. Aquel ácido era tan corrosivo que no dejaba exentos de peligro a seres mágicos como ellos. Las cartas estaban preocupadas. Tenían que hacer reaccionar al moreno cuanto antes. Sin embargo, no parecía que fuese a suceder pronto, pues en su fuero interno existía una lucha entra Sasuke y Charasuke. Estaban enojados el uno con el otro y no lograban alcanzar un acuerdo que los complaciera a ambos. A causa de lo mismo habían regresado a ser dos entidades diferentes.

―¡Pudimos ponerle fin a todo! ―reclamó Sasuke mirando a la carta con reprobación por su actitud―. ¿Por qué te detuviste? ―interrogó sujetándolo violentamente de los hombros.

―No hubiéramos ganado ―contestó desviando la mirada hacia el suelo incapaz de enfrentarse a la decepción de Uchiha―. Sólo habríamos asesinado a Naruto ―agregó con un gesto más severo al mirar a su contraparte.

―Eso no debería tener nada que ver contigo ―espetó Sasuke conteniéndose para no destrozarlo allí mismo―. El Dobe es mi novio, lo que le suceda me concierne sólo a mí.

―Eres raro ―señaló Charasuke alzando la mirada expresando abiertamente su disconformidad ante aquellas palabras―. Aceptaste rápidamente la fusión de almas. Dime, ¿tanto disfrutas de tener el poder absoluto de Clown? ―cuestionó con clara intención de fastidiarlo―. ¿Acaso no aprendiste nada de lo que viste en mis memorias? Tú no entiendes el dolor de mantener a una persona que amas bajo un hechizo sólo por la esperanza de salvarlo.

El card captor no respondió inmediatamente. Se detuvo a pensar que palabras debía usar en esas circunstancias. Es cierto que lo tomó por sorpresa el ataque de Espejo y más aún cuando se metió en su cuerpo y fusionó sus almas en una sola. Fue una sensación extraña. Sabía que era él, empero al mismo tiempo sabía que no lo era. Juntos eran Clown, un mago de gran poder. Esa forma unida tenía todo aquello de lo que ellos carecían. Poder y conocimiento de valor incalculable. Sin embargo, su deseo de exorcizar a Naruto para separarlo definitivamente aquella entidad oscura se vio opacado por las dudas de Charasuke. Quiso golpearlo. Arruinó la única oportunidad que tenían para salvar a su guardián y ese idiota se detuvo a medio camino. Aspiró aire profundamente contando hasta diez en su mente. Recuperó algo de la compostura perdida antes de volver a mirar al otro manteniendo sus pensamientos al margen.

Claro que entendí aquellas memorias. Las sentí y las viví como si hubieran sido mías. Ese juicio me destrozó el corazón haciéndome caer en cuenta de lo difícil que sería para Naruto y para mí estar juntos. Él perdió mucho a causa mía; su madre para convertirlo en guardián, su padre para protegerme y ahora él mismo está atrapado en esta cruzada. Era feliz al no saber lo que el destino nos deparaba. Aquel sentimiento de ignorancia evitaba que me planteara todo lo que implicaba amarnos. Mis deseos más egoístas me piden conservarlo con vida todo lo que sea posible, pero sería repetir el error de Clown. Si él que era el mago más poderoso de la humanidad no le dio buen resultado, ¿qué le espera a un chico como yo? Sé que suena cobarde, pero yo no soportaría el dolor que carga Charasuke. Excede mi propio umbral de dolor, lo reconozco sin siquiera hacer la prueba. Además conociendo al Dobe, él no aceptaría ser consumido por un demonio. Tal y como Menma con Charasuke. Tengo muy presente la expresión que puso cuando se dio cuenta de que no sería destruido sino sellado.

―¿Y cuál es el plan ahora? ―interrogó Sasuke con dureza. Su rostro y voz sonaban fríos, pero llenos de determinación.

―¿Plan? ―preguntó la carta ladeando la cabeza sin entender. Y tras unos momentos de verlo en silencio soltó una carcajada―. Espera, ¿crees que tenemos posibilidades de ganar todavía? ―cuestionó queriendo corroborar si era de verdad. Su risa aumentó aún más antes de seguir hablando―. Estamos en el estómago del demonio. Acéptalo, perdimos. Estamos muertos.

―Estamos vivos aun ―replicó Sasuke apretando el puño conteniéndose para no soltar un golpe a la impertinente carta.

―Estamos acabados ―repitió Charasuke sentándose en el “suelo” o lo que sea esa cosa parecida creada por su mente―. Ese demonio destruyó el espejo de Clown ―comentó mirándolo con pesimismo.

―No importa el espejo, tenemos otras formas de vencerlo ―aseguró Sasuke enumerando con sus dedos los que conocía―. La espada, las cartas, el báculo…

―¿No escuchaste al demonio? ―preguntó la carta con un bufido hastiado―. Yo existo en este mundo no por las cartas, sino por el espejo. Sin ese espejo en el momento en el que abandone tu cuerpo me desvaneceré ―explicó frotándose la frente con la mano.

Sasuke recordaba haber visto al demonio destruir aquel espejo mientras ellos estaban unidos. Creyó que sólo era una manera de asustarlo para probarlos. Aunque no entendía muy bien del todo, como es que Charasuke era una “carta” si su figura real era un espejo. Es decir, nada de eso tenía sentido. Espejo se tentó a explicarle a detalle el procedimiento de su pequeño ritual, pero temiendo que ese idiota intentara algo similar, se detuvo. No quería que hubieran más pedazos. Suficientes problemas había con ellos dos. Lo volvió a arruinar y el sentimiento de culpa lo abrumaba demasiado como para prestarle atención a los reclamos del card captor. No quería que Naruto muriera. Esa sería otra culpa que agregar a su lista. Él debió evitar llegar a eso, contradecir al destino y sortear sus trampas. Mas, perdió. Todos sus esfuerzos y sacrificios no valían de nada en ese punto. Se abrazó a sus propias piernas y ocultó su rostro siendo visto por Uchiha.

―¿No podemos volver a unirnos? ―cuestionó en tono algo desesperado. Algo debían hacer antes de que el tiempo se agotara―. Puedo prestar mi cuerpo si es necesario para invocar a Clown.

―No servirá de nada ―respondió espejo sin siquiera dignarse a mirarlo.

―¡No lo puedes saber si no lo intentamos! ―gritó Sasuke perdiendo los estribos.

―Ya lo intentamos y al final acabamos aquí, de donde por cierto NO podemos salir ―recalcó con desdén y algo de sarcasmo.

―Estuvimos cerca ―intentó convencer Uchiha crujiendo los dientes.

―Eso no sirve ―aseguró Charasuke mientras sus manos se extendían hacia el frente mostrando las palmas de su mano―. Tú y yo se supone que somos dos mitades de una misma alma por eso deberíamos encajar como un rompecabezas ―explicó juntando sus manos a modo de ejemplo―. Sin embargo, tú tienes un corazón propio ―dijo cerrando su mano izquierda formando un puño para luego apoyarlo contra la mano que aún tenía extendida―. Yo no encajó contigo por eso fue tan breve nuestra unión. El gran mago Clown está muerto y ninguna magia podrá traerlo de regreso.

―Aun así podemos…

―Tú puedes ―interrumpió con voz más alta mientras gruñía por lo bajo―. Yo soy una simple carta, así que es tu deber encargarte del demonio o perecer aquí ―señaló con la cabeza a su alrededor.

A su alrededor ese espacio creado por su mente comenzaba a desvanecerse. Las cartas burbujas y escudo estaban preocupadas por el mago. Aun no recuperaba la consciencia y sabían que espejo no estaba siendo el más colaborativo de todos. Aun así confiaban en su card captor. Sasuke había aprendido a escucharles. Sólo les quedaba confiar en su poder y que su espíritu no se rendiría ni ante la negatividad de Charasuke. Mientras ellas tendrían que proteger su cuerpo del corrosivo ácido. La carta espejo podía sentir el esfuerzo de sus hermanas para proteger a Sasuke, mientras él estaba allí observando el suelo sin seguir la discusión con el mago. Sus manos temblaban al prepararse para el final. Naruto quedaría ligado a esa deidad corrompida y ellos tendrían que esperar a otra vida para poder salvarlo. O quizás sacrificarlo y liberarlo de su martirio. “Bueno, al menos podré morir de una buena vez”. Pensó sonriendo con desgana.

―¿Por qué sonríes de esa manera? ―preguntó Sasuke dándole un fuerte golpe en la cabeza usando el borde inferior de la palma de su mano. Parecido a los golpes ejecutados por los artistas marciales al romper maderas.

―Yo debería ser quien pregunte por qué diablos me golpeas ―reclamó frotándose la zona afectada con su mano libre.

―Por idiota obviamente ―dijo Uchiha comenzando a concentrar su magia en sus manos.

―¿Qué se supone que estás haciendo? ―interrogó curioso Charasuke viendo la postura de manos del otro azabache.

―Purificarlo ―contestó con una mirada brillando de determinación―. Dijiste que Kyubi era una deidad corrompida, si logro purificarlo levantaría la maldición de Haku sin matar al Dobe ―explicó mientras sus manos adquirían un brillo verdoso claro y lo expandía a su alrededor.

―¡Es imposible! ―exclamó la carta sujetándolo por su hombro intentando hacerlo reaccionar―. Es una deidad, ¿lo olvidas? Es como un Dios y tú un simple humano con algo de magia ―le reprochó con dureza.

―¡Soy un Uchiha! ―alegó con la voz firme mirando hacia el frente sin temor―. Un mago, la reencarnación de Clown, el card captor y por sobre todas las cosas ―dijo haciendo una pausa para observarlo de frente―. Soy la persona en quien creyeron todos ―finalizó con una pequeña sonrisa.

Charasuke estaba a punto de decirle que ese montón de títulos ridículos no tenían relevancia. Es decir, a Clown le decían que era un mago prodigioso y resultó ser sólo un triste payaso enamorado. No obstante, tuvo que silenciarse a sí mismo al ver con cuidado alrededor de Sasuke. Podía verlos. Las cartas Clown estaban brillando y lo más sorprendente para su persona, era que reflejaban la apariencia de las almas de quien fueron inspiradas. Sus padres, sus amigos, todos aquellos a quienes amó estaban allí alentando a Sasuke. No estaba seguro de si estaban hablando y él era incapaz de oírles, mas no necesitaba de discursos para saber lo que querían decirle. Era claros en su mensaje: ellas creían en el card captor. Al parecer sólo él estaba asustado. Envidiaba esa monstruosa fuerza de voluntad del otro. En su lugar se habría quebrado a la primera dificultad. Desventajas de ser una simple carta.

―¡Charasuke! ―llamó el mago interrumpiendo sus pensamientos―. La razón por la que no pudimos mantenernos fusionados no fue porque fueras una mitad ―afirmó haciéndolo alzar la cabeza―. ¡Es porque tienes un corazón propio! ―gritó con fuerza sin dejar de concentrar la magia en sus manos―. Cuando realizaste el juicio final quien lloró fuiste tú. Eso prueba que tienes un corazón, no eres sólo mi reflejo o mi otra mitad. Eres real ―explicó rompiendo su concentración por momentos.

El joven de ojos negros maldijo haberse distraído, pues aquella magia reunida se dispersó deprisa. Jadeó agotado por el esfuerzo en vano que hizo. Gruñó con frustración y volvió a juntar sus manos una con la otra. Entretanto, Charasuke aún seguía analizando aquellas palabras de parte del card captor. Seguramente podía percibir sus sentimientos con una claridad tal que ni siquiera necesitó palabras. Vaya desventaja el haber realizado la fusión de las almas. Sus penas, alegrías, tristezas, amor y odio estaban entremezclados. No le extrañaba haberse vuelto tan transparente para el otro. Al menos temporalmente sabía lo que sentía y pensaba. Charasuke soltó una pequeña carcajada por lo absurda que le resultaba la situación. Él debía salvar y proteger al mago, no a la inversa. Y aun así estaba extrañamente feliz. Era un fracaso, pero no le molestaba tanto. Se situó delante de Sasuke y sujetó sus dos manos mientras le sonreía.

―No llegaras a ningún sitio sin el encantamiento correcto ―comentó de forma fingidamente desinteresada.

―¿Vas a ayudar? ―cuestionó cauteloso.

―No quiero que mis últimos momentos sean siendo degradado en el estómago de un zorro pulgoso ―bromeó antes de tomar aire y cambiar su expresión facial a un rostro más severo.

―¿Alguna idea? ―preguntó esperanzado.

―Por supuesto ―contestó guiñando un ojo―, pero no será agradable te lo advierto ―previno con preocupación―. Yo puedo invocar los hechizos más poderosos del mago Clown, pero el problema es que mi magia está corrompida. En este estado usarla contra Kyubi sería como donarle poder.

―¿Necesitas magia pura? ―cuestionó Sasuke dubitativo―. Mi magia de purificación podría ser útil, pero no es tan fuerte como para exorcizar a una deidad de este nivel.

―Por eso tendrás que prestar tu cuerpo, yo ejecutaré los hechizos mientras tú haces de filtro ―explicó sujetando las manos de su contraparte―. Esa es la parte mala, mientras yo peleo con el zorro a medida que invoque hechizos este lugar se llenará de magia oscura y sería tu trabajo evitar que nos devore a ambos, ¿crees poder hacerlo? ―interrogó preocupado.

―¿Tú crees que puedo lograrlo? ―respondió con otra pregunta fijando su mirar en el otro.

No era por no tener confianza en sus habilidades la motivación para cuestionar. Era para ver la determinación del otro. De nada serviría que luchara con todas sus fuerzas para purificar la magia contaminada que invocara si su corazón volvía a flaquear. No mintió cuando dijo que ambos tenían su propio corazón y quería corroborar que tenía un aliado. Charasuke no era simplemente una herramienta, era un compañero. Debía recibir la misma confianza de su parte o ambos terminarían muertos. La carta espejo entendió a lo que se refería. Anteriormente pudieron ponerle fin a todo y por su culpa se estropeó tan buena oportunidad. Sin embargo, esta vez tenía un buen presentimiento. Las demás cartas las sentía emitiendo su magia como si de porras para ellos se tratara. Los estaban alentando. Las almas guardadas en ellas le estaban recordando que ellos apostaron sus propias vidas a ellos. Y les correspondería como debió hacer desde el inicio.

―Creo en nosotros ―afirmó Charasuke―. Después de todo somos el gran mago Clown, nadie es mejor que nosotros ―presumió sonriente.

Esta era última oportunidad que tenían, pues el zorro ya había conseguido liberarse de algunas cadenas. Un poco más y sería libre para hundir al mundo en la desesperación.

 

CONTINUARÁ…

 


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