Los nueve miembros de la familia aparecieron en la colina más cercana a la Madriguera vía traslador. Era extraño estar ahí después de tantos meses sin ir al lugar, en especial después de lo ocurrido la última vez
- Chicos – dijo Arthur – ¿están seguros de lo que harán?
- Si papi – dijo Ginny con voz segura
- Es lo mejor para todos – dijo Percy
- Yo no les estoy... – dijo Blaise
- Pero queremos hacerlo – dijo Ron –. De alguna manera esto es lo correcto. Siempre lo fue
- Pueden pensarlo mejor – dijo Arthur
- Es lo que nosotros queremos – dijo Billy
- Papi y yo los entendemos – dijo Blaise abrazando a Ron, Charlie y George – y si esto es lo que quieren... Pero insisto – dijo Blaise – esta no es la mejor opción
- ¿Se quedaran? – preguntó Fred inusualmente inseguro por lo que Arthur sonrió dulcemente
- Ni su papi ni yo nos moveremos de aquí hasta que ustedes salgan – dijo Blaise
- Gracias, papá – dijo Ron
- Chicos – dijo Arthur señalando con su barbilla y todos miraron hacia la casa
Ver a Molly por la ventana les provocó sentimientos encontrados a todos los pelirrojos. Arthur se abrazó a su pareja, quien le acaricio el hombro, mientras recordada la cena de hacía unos días
***FLASHBACK***
- ¿Y? – dijo Arthur – ¿Qué quieren? – todos se miraron entre si mientras la pareja seguía comiendo
- ¡Hay por favor! – dijo Ginny ya cansada del juego –. Miren, esto es simple. Queremos ir a ver a... queremos ir a la Madriguera – y un silencio mortal cayó sobre la sala mientras la chica encogía los hombros bajo la mirada acusadora de sus hermanos
- ¡Ginny! – siseó Billy
- Chicos – dijo Arthur suavemente mientras Blaise cerraba los ojos – ya hemos hablado de esto. Ustedes no...
- Papá – dijo Charlie mirándolo al Slytherine que se sorprendio al ser llamado así – no es lo que tú crees
- Necesitamos ir a la Madriguera... – dijo Fred
- ...para despedirnos, porque... – continuo George
- ¡Ya cállense! – dijo Percy
- ¡Marean! – dijo Ron
- Parece que todo tengo hacerlo yo – dijo Ginny golpeándose la frente – ignoren a estos... Estuvimos investigando y lo mejor para todos es que Blaise solicite nuestra adopción mágica legal ante el ministerio. Eso borrará a Molly de nuestros recuerdos y estabilizará nuestras magias, reduciendo el tiempo de menores de edad a un par de semanas, quizás días – Blaise y Arthur la miraban boquiabierta –, ¡Merlín! ¿Acaso los adoptaste solo a ellos y te olvidaste de mí? Porque el parecido se nota – concluyo señalándolos a todos
- Chicos – dijo Blaise aclarándose la garganta –, los entiendo...
- ¡Perfecto! – dijo Fred – creí que nos iba tocar hechizarlo, después de todo es Slytherine
- Fred – fue todo lo que dijo Blaise
- Yo soy Fred – dijo George
- No – dijo Blaise con total seguridad – tú eres George. A mí no me confundirán en eso. Y dejen de interrumpir.
- Es bueno – dijeron mirándose entre sí mientras los demás sonreían
- Chicos – dijo Blaise –, no tienen que renunciar a Molly, ella puede seguir en sus vidas.
- Solo tengan paciencia – dijo Arthur
- Ya entendimos su punto – dijo Percy –, pero ahora ustedes entiendan el nuestro. Nuestras magias están inestables, sí, pero nuestro racionamiento no
- Y es triste – dijo Billy – pero ya no queremos a Molly en nuestras vidas.
- Nos dolió mucho lo que nos hizo – dijo Ron
- ¿De qué hablan? – dijo Blaise intrigado
- ¿Han visto a Molly? – pregunto Arthur sorprendió
- Ese es el problema – dijo Charlie –, llevamos meses aquí, y ella ni por accidente ha intentado contactarnos
- Sobre eso... – dijo Blaise
- Sabemos que la amenazaste el día que... – dijo Ginny
- El punto es que... – dijo George
- ...eso... – dijo Fred
- ... no te hubiese... – dijo George
- ... detenido...– dijo Fred
- ... ni a ti... – dijo George
- ... ni a papi– dijo Fred
- ¿Qué les dije de hablar así? – dijo Blaise y los gemelos se miraron entre si
- Ya se acostumbrará – dijeron los pelirrojos encogiéndose de hombros
- Por favor, papá – dijo Ron mirando a Blaise –, déjanos ir
- Les prometo que su papi y yo lo hablaremos – dijo Blaise y Arthur asintió
***FIN DEL FLASHBACK***
La puerta de la casa se abrió y una mujer regordeta salió corriendo hacia ellos con los brazos abiertos lo más rápido que pudo
- ¿Percy? – dijo Molly saliendo de la casa – ¿Fred? ¿Ginny? – preguntaba con la voz quebrada entre risa y llanto mientras los abrazaba – mis niños. Mis bebes. ¡Como los extrañaba! ¡Mi pequeño Ron! ¡Billy! ¡George! ¡Charlie! – alguien se aclaró detrás de los chicos – ¡Maldito Arthur! – grito la mujer lanzándose sobre él
- ¡No! – gritaron los chicos deteniéndola
- ¡Ni te atrevas! – siseo Blaise interponiéndose entre ambos adultos
- Cálmate cariño – dijo Arthur deteniendo a su pareja y Blaise cerro los ojos tratando de controlar su respiración
- Son mis hijos – gritaba la mujer – ¿Quién te crees para impedirme verlos?
- Toma Billy – dijo Blaise entregándole una moneda –, cuando terminen, llámennos para venir por ustedes
- Pero dijiste... – dijo Ginny confundida
- Estaremos cerca – dijo Arthur besándole la frente
- Tómense su tiempo ¿sí? – dijo Blaise acariciándole el rostro a Ron abrazando a Arthur por la cintura –, no importa cuanto sea
- Gracias – dijo Ron abrazándose a él
- Cuídense – dijo Blaise – vamos cariño – y girándose se alejaron
- ¿Quiénes se creen para...? – dijo Molly molesta
- Nuestros padres – dijo Ginny – así que respétalos
- Yo soy tu madre – dijo Molly
- Mi madre no frecuenta el callejón Knockturn – siseó Ginny y la mujer quedo estática – y mucho menos se hace llamar "la "Zorra de la Cama""
- Entremos a la casa mejor – dijo Fred
- ¿De... donde sacaste...? – dijo Molly atónita
- Te vi y te seguí hasta ese bar – dijo la chica antes de caminar tranquilamente a la casa
- Vamos – le dijo Fred a su Gemelo y los demás los siguieron a la casa
- Te esperamos adentro – dijo Ron al pasar a su lado –. No demores por favor. Papá Blaise y papi Arthur tienen un compromiso y queremos volver a casa antes que ellos se vayan – y siguió a sus hermanos
Cuando Molly se quedó sola en el patio no pudo hacer otra cosa que cerrar los ojos intentando contener sus lágrimas
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Arthur llego hasta el tronco de un viejo árbol y se sentó mientras respiraba hondo. A lo lejos se veía la casa. ¿Cómo saldrían las cosas? Dudaba que Molly pusiera las cosas fáciles, pero el hecho que en ese momento Blaise y él no estuvieran en la Madriguera, no significaba que sus hijos estuvieran solos.
Sintió como alguien se sentaba a su lado y le rodeaba la cintura. Miro hacia a un lado y se topó con una de las miradas más penetrantes que había visto en su vida. Era raro, pero cada vez se sentía más cómodo entre esos brazos
- Me preocupa que su rebeldía regrese – dijo Arthur – y tú te canses y...
- Shhh – dijo Blaise poniéndole un dedo suavemente sobre los labios –, si volvemos al principio, ya conocemos el secreto, paciencia y mucho amor, aunque la pizza también ayuda
- La pizza muggle hace maravillas – dijo Arthur y ambos sonrieron mientras se besaban suavemente
- Cuando me di cuenta que eras mi destinado – confeso Blaise – pensé en no reclamar a nuestros hijos
- ¿Cómo? – preguntó sorprendido el mayor
- En mi familia no se tiene más de un hijo – dijo Blaise – porque eso dispersa la herencia y...
- Mis hijos y yo no necesitamos tu dinero – dijo Arthur cambiando el tono
- Tranquilo mi hermoso león – dijo Blaise sonriendo – ¿nunca te diste cuenta que te seguí varios días antes de mandarte la carta? Quería saber que tanto los querías
- ¿Para saber a quién reclamar y a quien no? – dijo Arthur empezando a molestarse
- Solo que fue imposible decidir – dijo Blaise –, todos tienen algo de ti. Y a medida que más cosas descubría de ti más iba enamorando
- ¿Estás arrepentido? – dijo Arthur mirándolo fijamente y los segundos se les hicieron eternos – entiendo...
- Estoy arrepentido de ser tan joven – dijo Blaise – y haberme perdido tantas cosas de tu vida, de la de los niños. No haber estado contigo mientras ellos crecían.
- Mientras ellos crecían – dijo Arthur levantando las cejas – tú también lo hacías
- Ese fue mi intento más espectacular de ser romántico – dijo Blaise – ¿y lo matas así? – y Arthur solo sonrió de manera coqueta – Es tan fácil enamorarse de ti – dijo Blaise y lo besa dulcemente
- ¿Cómo les estará yendo? – dijo Arthur apoyando la cabeza en el hombro del menor
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Ginny miraba en silencio el reloj de la pared, ese que tenía las fotografías de todos los integrantes de la familia, y se preguntaba si después de lo que harían seguiría funcionando
- ¿Están...? – dijo la mujer – Yo sé que quizás para ustedes sea extraño pero les aseguro que las cosas no son como parecen
- Te conocen como la "Zorra de la Cama" – dijo Percy tranquilamente – porque te sabes todos los trucos para satisfacer tanto a hombres como a mujeres
- No sé qué les habrán dicho Arthur y ese niñito... – dijo Molly molesta
- Mi papá y mi papi no nos han dicho nada contra ti – dijo Ron –. De hecho, papá no quería que viniéramos
- Claro – dijo Molly con desdén –, no quieren tengamos ningún tipo de contactos para que no los defienda de los abu...
- Venimos a despedirnos – dijo Ginny sin ningún tipo de emoción en la voz mientras giraba para verla fijamente
- ¿Dónde se van? – dijo Molly angustiada – ¿Cuándo regresan? Ese hombre no tiene permiso de llevárselos a ningún lado. Voy a denunciarlo
- No vamos a ningún lado... – dijo George
- ¿Entonces? – pregunto la mujer intrigada y todos los hermanos se miraron entre si – no entiendo
- Papá va presentar una solicitud de reclamo mágico de menores ante el ministerio – dijo Billy –, eso facilitara la salida de nuestras marcas
- No – susurró la mujer – no, no, no. Ellos no pueden hacer eso. Conozco gente. Los llevare...
- Nosotros se los pedimos – dijo Percy mientras una lagrima se le caía
- ¿Qué? – dijo Molly sorprendida – están bromeando. Esto no puede ser
- Facilitará la estabilización de nuestras magias – dijo Billy con la voz quebrada – Perdón
- Yo no tengo nada que lamentar – dijo Ginny –. Te libero de la tortura que fue ser mi madre. Libérame de la vergüenza de ser tu hija
- ¿Así? – dijo Molly mirándola fijamente – ¿No te duele? ¡Nos van a separar, hija!
- No me llame hija, señora – dijo Ginny sin emoción en la voz –, usted no es nada mío. Ojala sus clientes la hagan feliz – y se giró para salir del lugar –. Por cierto, no sé si te lo dijo... ella, pero era mi novia – y salió del lugar
- ¡Ginebra! – dijo la mujer molesta – ¡Ginebra! – y miro a sus otros hijos, quienes tenían en su mirada la misma determinación de la chica