Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A prueba de balas por JessiHado

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Yo no le conocia. Ni siquiera tuve una entrevista con él. Todo el procedimiento de selección de personal habia sido directamente con la agencia de empleos, asi que prácticamente era mi primer contacto con el hombre. Me quedé mirandolo sin pestañar desde el otro lado de la puerta. La inseguridad me estaba haciendo trastabilar en mi decisión. ¿Qué era lo que estaba haciendo? Yo estaba yéndome a vivir con personas extrañas. Personas que no conocía, que no sabia si eran amables o tenian modales. Se decía que la gente rica era malvada con sus empleados, ¿era un mito? ¿Iba a salir más roto de aquí?

Luci. Era momento de recordar las palabras de la única amiga que habia logrado hacer en el escaso tiempo que llevaba viviendo en Miami. ¿“Que es lo peor que puede pasar, Ry"? Te regresas a casa y ya está. Mis puertas siempre estarán abiertas para ti. Cuentas conmigo. No estaba solo. Yo contaba con alguien en este nuevo país en el que no habia parado de sentirme vulnerable. El simple hecho de afirmarlo me hizo soltar el aire que llevaba reteniendo en mis pulmones por casi un minuto entero. El hombre que me abrió la puerta lucía vestido con un traje impecable. Su rostro parecia inmutable. No parecia una persona alegre o amargada, no me hacia sentir nada. Simplemente parecia serio. Mi lengua estaba entumecida.

—Henry — dió por hecho. Asentí. Él extendió su mano y me hizo pasar —Soy Raymond. Pasa por favor

Me ayudó con las valijas. Yo observé la casa. Era... Muy blanca. Paredes, muebles, cojines, mesas, sillas... Habia poco mobiliario de otro color. El suelo era más como un espejo, algunos sofás eran grises, la chimenea era negra, las patas de algunas sillas y las lámparas. Sentí escalofrios. Habian aparatos electrónicos y juguetes regados en cualquier parte, si había un niño, no debia ser tan pequeño. El señor Raymond me enseñó un poco la casa en silencio, no dijo nada. Entendía la incomodidad, no éramos conocidos ni amigos ni nada. Era un intruso. Los hogares eran lo mas íntimo que poseían las personas, no a cualquiera se les dejaba entrar. Llegamos a la cocina, se detuvo. Señalo la puerta blanca que quedaba frente a ésta.

—Esta será tu habitación. Si gustas, ponte cómodo. Adentro hay un baño. Puedes tomarte tu tiempo. La cena llegará en una hora. Hasta entonces puedes venir. Conocerás a Jack. Voy a estar en mi despacho si necesitas algo — dejando mi equipaje a un costado y sin esperar una respuesta se perdió en el interior de la casa. Estaba más abrumado todavia. Metí las cosas en la que seria mi habitación y cerré la puerta tras de mi. Las lágrimas no tardaron en hacerse presente. Desde que me habia ido de casa habia comenzado a experimentar lo que era ser verdaderamemte sentimental y emocional. Todo me lo planteaba, todo lo sentia y lloraba con gran dolor en mi corazón. Habian sido demasiados cambios en menos de un año, me habia mudado demasiadas veces, la estabilidad se habia convertido tan solo en un lejano recuerdo y no lograba sentirme bien ni siquiera conmigo mismo. Los cambios eran mi problema. Los cambios me daban miedo. El no poder predecir lo que seria mi vida ni si quiera la semana siguiente me causaba demasiado malestar. Logré calmarme un poco, limpié mi rostro y decidí observar la habitación. Eran cuadrada, no demasiado grande y tenia lo necesario. Una camita individual pegada de la pared, un velador con lámpara, un closet y la puerta al lado de éste seguramente seria el baño. Todo impecablamente aseado. Mi corazón empezó a desacelerar los latidos de a poco. Tenia que calmarme, lo necesitaba. Tomar una ducha era buena idea. Saqué de mi equipaje lo necesario para asearme. Una muda de ropa, mi cepillo de dientes, ropa interior y mis productos de aseo personal.

El baño no era diferente al resto de la casa. Muy blanco y con solo lo indispensable. Ducha, lavamanos e inodoro. El agua en mi cuerpo fue como el bálsamo sobre las heridas. Refrescante, dulce y terapéutico. Tan pronto como entré, salí de el. Limpio y fresco. La ropa que escogí fue un pantalón de mezclilla y un suéter de algodón. Estábamos en verano pero la casa tenía aire acondicionado. Así que estaba bien. Traté de organizar mis cosas. El closet solo contenía algunas sábanas, cobijas y almohadas,  aún así, habia mucho espacio. Abrí mi equipaje y extraje de el lo de vital importancia. Mi laptop, cremas, desodorantes, un alcohol en gel.  El resto lo dejé dentro de las maletas. No creía necesario organizar nada todavia, quizás me iría pronto así que decidí dejarlas como estaban. Mi celular empezó a chirriar. Tenia un mensaje

Luci: ¡Hola! ¿Ya te instalaste? Mándame un mensaje y te llamo.  ¡Tienes que contarme todo!

Una sonrisa se extendió en todos mis labios.

Henry: Lu, todo bien. No puedo hablar ahora pero en cuánto me desocupe te daré detalles

Su respuesta fue casi inmediata

Luci: Estaré esperando😊

Dejé el celular sobre la cama. Volvió a repiconear

Luci: Todo va a estar bien. Relájate

El mensaje me llegó al alma. En tan poco tiempo luci aprendió a conocerme muy bien. Sabia que palabras usar, que necesitaba oir. Las lágrimas volvieron solas. ¿Era verdad? ¿todo iba a estar bien? Me hacia bien oirlo de otra persona. Intenté calmarme nuevamente. Oí ruido proveniente de la cocina. Decidí que era momento de salir. Intenté arreglarme el pelo húmedo con los dedos ante la falta de peine.

Al salir, vislumbré al señor Raymond moviéndose en la cocina. Parecia más relajado que antes. Ya no traía el saco puesto, solo una camisa con las mangas arremangadas. Sacaba platos de los estantes, cubiertos y vasos. Me acerqué para ayudar. Me miró sin expresión en el rostro

—Vayamos llevando esto a la mesa — fue lo único que dijo.  El comedor quedaba al lado de la cocina, estaban separados por un muro que contenía una enorme pecera incrustada en el medio. Era preciosa. Aunque no tenia peces. Una verdadera pena. —Voy por Jack — dijo y se perdió por el pasillo. Aproveché de observar la casa. Realmente era bonita, aunque seguía pensando que era demasiado blanca, le hacia falta vida y color. También era grande, tenia muchos espacios separados,  cada uno era un área distinta. El recibidor, la sala, un living, una sala de entretenimiento... Todavia habian espacios que no habia visto, esperaba familiarizarme pronto con todo. El señor Raymond volvió sin el niño. Parecia incómodo

—Él no tiene hambre– no creía poder disimular mi incredulidad. Decidí intervenir casi automáticamente

—Pero... ¿Se va a dormir sin comer? — no supe descifrar su mueca. Parecia el típico padre que dejaba que sus hijos malcriados hicieran lo que quisieran con ellos. Y no había algo que me molestara más. —¿Puedo intentar yo? — su mirada fue de absoluta desconfianza. Aunque no dijo nada.   Algo parecido a una campanilla resonó por toda la casa

—Yo me encargo — diciendo esto, abandonó el salón. No sabia exactamente que habria querido decirme, pero me tomé la atribución de ir en busca de la habitación de Jack. Abrí tres puertas equivocadas en el pasillo. La última estaba entreabierta, me asomé con sigilo. Lo que yo creía un infante parecía más un preadolescente. Era largo de tamaño y rubio como el señor Raymond, aunque más claro. Estaba echado boca abajo en un puff con el mando a distancia del tv, su vista lucía perdida. ¿Todos eran así en esta casa? Ya no estaba tan seguro de querer interrumpirle. De todas formas golpee la puerta. Enseguida se giró a mirarme. Parecia que no esperaba a nadie nuevo en casa

—¿Quién eres? — su entrecejo arrugado me dejó claro que mi tarea no iba a ser tan fácil.

—Hola. ¿Eres Jack, verdad?

—Si. ¿Eres amigo de mi papá?

—No— fui sincero. Asintió con la cabeza y volvió su atención al televisor

—¿Tienes hambre?

—No — expresó sin mirarme.

—¿Que comida te gusta? — mi pregunta llamó su atención

—La pizza

—Creo que tu padre ha comprado pizza — los ojos se le ensancharon

—¿De verdad? — asentí.

—Vamos — apagó el televisor y se acercó —Me llamo Henry

—Jack

El señor Raymond estaba sentado en el comedor. Se sorprendió al ver a Jack. En medio de la mesa habia una bolsa con varias cajas dentro. Mi jefe empezó a abrirlas. Tomamos asiento en la mesa. Jack se sentó a mi lado. Me sentí orgulloso. La comida no era pizza pero Jack no dijo nada ni tampoco se retiró de la mesa. Su padre le habia preguntado como habia pasado el dia, su corta respuesta fue un "Bien".

La cena mas incómoda que habia tenido en la vida. Nadie hablaba, nadie se miraba. Solo el chirrido de los cubiertos al chocar con el plato resonaban por todo el lugar. Sentí curiosidad al respecto. ¿Ellos se sentían tan incómodos por mi? Aparté mi autocompasión y pensé en ellos. ¿Tendrían una mala relación? Todavía no los conocía para sacar mis propias conclusiones. Hasta el momento solo me sentia incómodo, el ambiente de la casa era pesado. La situación me descolocaba. Afuera se oían truenos, había una tormenta. Comí el sushi en silencio. Los palillos iban del plato a mi boca. No tenia hambre pero sabia que debia alimentarme. Seguramente mi cuerpo lo agradecería. Llené mi estómago lo más que pude. Jack se retiró primero de la mesa en silencio. El señor Raymond daba bocados sin hambre. Estábamos de frente. Dejé los palillos a un lado del plato. Mi jefe se levantó primero. Yo empecé a recoger todo. Llevamos todo a la cocina. Empecé a lavar los trastes. Me distraje. Pensé que me habia quedado solo, el señor Raymond estaba recostado del mesón mirando hacia algun lugar. Me sequé las manos con un paño. Quería preguntarle un par de cosas.

—Gracias por venir, Henry —empezó a hablar antes que yo. Me sitúe a una distancia prudencial en la que ambos pudiéramos mirarnos —No quiero que te sientas incómodo,  eres la primera persona que trabaja con nosotros —asentí empezando a entender la situación —Puede que a Jack le cueste un poco. Todavia no le he dicho. Ahora voy a hablar con él. Vayamos a mi despacho, quiero comentarte un par de cosas ante— le seguí. Caminé tras de él hasta una habitación cerca del living, ni siquiera la habia visto. Me hizo pasar primero. Era blanca al igual que la casa, con la diferencia que los muebles de ésta eran todos negros. Habia una pared entera cubierta con anaqueles de libros. Era hermoso. Aunque el salón entero estaba desordenado. Un pequeño tic en mi ojo de señora mayor titiló incómodo. Me invitó a sentarme en un sofá frente a él. Pasó la mano por su pelo, parecía agobiado.

—No estaba seguro de hacer esto. Pero me urge ayuda. Jack... Está creciendo, no puedo ocuparme de él yo solo. Mi madre es quien solia cuidarlo, pero ella ahora está con mucho trabajo cuidando a mi padre —no dio detalles sobre lo que le ocurría a su padre —Como te habrás percatado, la casa es un caos —no quise decirle que me habia dado cuenta por cortesía. Toda mi atención estaba puesta en él. Parecia sincero —No sé cómo hacer esto —me pareció tierno que admitiera ser inexperto —Yo, no quise traer a una chica porque somos dos hombres. No me parecia lo mas prudente — El señor Raymond se veia cansado. Mantenía la vista sobre mí. Queria saber qué pensaba. Prosiguió —Hubieron más de cincuenta solicitudes de empleo, le dejé todo el trabajo a la agencia, yo solo elegí tres personas. Tu currículum me impresionó mucho. Hablas tres idiomas, eres profesional, lo cual te porta un nivel de educacion importante, sin ganas de discriminar —asentí entendiendo a qué se refería —Henry, yo trabajo todo el día. Jack y tu van a pasar mucho tiempo juntos a partir de ahora —eso lo tenia clarísimo —. necesito que seas la mejor influencia posible para él. Hice esto para ti —se movió hasta el escritorio y rebuscó entre una carpeta. Me tendió una hoja en blanco —Es el itinerario de Jack. — lo tomé en mis manos y empecé a leer —En la mañana debe levantarse a las... 

Seis de la mañana, ¡que pecado!  Lo venia a buscar el transporte para llevarlo al colegio. Tenia que irse desayunado y llevar lonchera. El transporte lo traía de vuelta a las dos de la tarde. A esa hora debia tomar una ducha y si no habia almorzado en el colegio porque no le gustó la comida, debia hacerlo en casa. Guau. Hacer los deberes y ayudarlo si era necesario. A las cuatro en punto venia un profesor de piano a darle clases,  a las cinco debia tomar la media tarde, a las seis venia el chofer nuevamente para llevarlo a sus clases de taekwondo de la cual llegaba a las siete de la tarde.  A las ocho correspondía la cena. A las nueve irse a dormir.

Pestañé sorprendido, este niño no tenia tiempo de entretenimiento ni tiempo de calidad en familia en esa lista. ¿estaba bien si opinaba al respecto? 

El señor Raymond prosiguió hablando

—Detrás de la página hay varias observaciones. Las clases de piano son dos veces por semana. Lunes y jueves. Los martes y viernes practica violín, a la misma hora y los miércoles y sábados estudia Español. Las clases de taekwondo son solo los lunes, miercoles y viernes, los martes y jueves es natación. En la segunda página...  Están los suplementos alimenticios que debes añadir a cada comida. La hora a la que debe tomarse las vitaminas y los batidos. Una vez al mes tiene control médico, pero por lo general me ocupo yo. Claramente si notas alguna tos, fiebre o reacción o comportamiento anormal, me llamas de inmediato, mi número también está en el documento junto con el número de mi madre, mi secretaria y el chofer. Son los que mas puedes necesitar. También el del doctor y todos sus maestros.  Se que es mucho trabajo, si sientes que no puedes con todo puedo contratar a alguien para te ayude con la comida y el aseo. Generalmente suelo hacerlo los domingos que son los dias que no trabajo y tu dia de descanso. Creo que es todo. ¿Tienes alguna duda?

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).