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¡Es tu turno! ||Sterek|| por Dark_Ness

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    El proceso fue lento, si Derek podía ser honesto.

    Aceptar que tenía que dejar ir a una persona no fue lo que más le costó, ya que en el largo historial de tragedias que había ocurrido en su vida, Derek había aprendido a lidiar con la pérdida. Entender que Stiles seguiría ahí a pesar de hacerse la idea de que ya no lo quería fue sin duda lo que lo dejaba sin aliento.

    Con la conversación de Isaac aun flotando en su mente, Derek sabía que no podía hacer la vista gorda de sus problemas.

    Ya había visto que ignorarlos no ayudó, ni tampoco insistir, y ni mucho menos traspasar la barrera del temido "no"; por lo que, intentar una estrategia nueva era su única salvación. Sin embargo, entender que tenía que hacer no era igual a aceptarlo; y eso era lo que lo estaba jodiendo más de lo que quería admitir.

    Creer que podía simplemente hacer como si nada pasara y borrar todo de raíz no funcionaría esta vez, y bueno, tampoco era como si Derek quisiera eso. Eliminar a Stiles no aliviaría su dolor, sino que crearía un vacío mucho más grande del que tenía.

    Entonces, cuando Derek se levantó la mañana siguiente, suspiró y comprendió que ese sería el día en donde volvería a comenzar.

*

*

— ¿Crees que la universidad acepte a alguien como yo? —Scott preguntó a Stiles—. Digo, no soy un estudiante ejemplar como mi mamá querría que fuera, pero tampoco estoy taaan mal... ¿Verdad?

    Stiles hizo una pausa silenciosa mientras evaluaba como decirle la verdad Scott sin que terminara ofendido o derrotado.

— Dilo —reclamó—. Desde aquí escucho tus pensamientos acelerados, así que no tienes por qué darle vueltas al asunto.

    Stiles suspiró. En serio él realmente quería ser una buena persona.

— Las universidades actualmente aceptan a cualquier persona que tenga la capacidad de poder pagar por ellas —respondió evadiendo la pregunta—. Así que, si lo que te preocupa es entrar, puedo decirte que puede hacerlo por el módico precio de...

— No lo digas —Scott suplicó—. Oh, Dios mío. Realmente es lo que me temía... No voy a poder entrar a la universidad.

    Stiles se sintió mal internamente. Sucedió aquello que quería evitar.

— No entiendo por qué te preocupas a estas alturas... Y no quiero sonar petulante...

— Ya estás sonando petulante. —Scott gruñó. Se escuchaba realmente ofendido.

— Sí, tienes razón... En fin, Scott, no te culpo por no enfocarte en los estudios porque estabas hasta el tope de asuntos que atender desde que te volviste un hombre lobo; pero hermano, ser un hombre lobo es algo que no te dará de comer en los próximos años y debiste haberte enfocado en ello.

    La cara de cachorro apaleado de Scott estaba revolviendo las fibras sensibles en Stiles.

— A menos que, claro, quieras mudarte a un bosque bien oculto y quieras aprender a vivir como un hombre lobo y literalmente caces animales y subsistas de ahí —Stiles ofreció como alternativa—. Eso sería muy extremo, debo confesar. ¡Pero igualmente sería muy divertido!

    Sí, Stiles sabía que estaba diciendo una mentira muy descarada.

— No, Stiles; no voy a vivir como hombre lobo. No todos tenemos la suerte de ser como Derek.

    Y todo el buen ánimo que estaba reuniendo Stiles para no hundir a su amigo se vino abajo con la simple mención de Derek.

    Había pasado días desde que lo había visto por última vez y aún se sentía incómodo ante su mención.

— ¡Lo siento! —exclamó rápidamente Scott—. De verdad lo siento, hermano. No fue intencional...

— No te preocupes —Stiles respondió colocando los ojos en blanco—. No puedo pretender que basaré el resto de mi existencia en un mundo donde ese nombre no exista.

— Oh, pero te apuesto a que desearías poder hacer eso, ¿verdad? —insinuó Scott con un poco de humor antes de soltar una enorme carcajada al ver la expresión amarga de su hermano—. Ustedes dos son realmente hilarantes.

    Stiles reconoció que no era bonito presenciar como alguien se burlaba de sus desgracias. En especial si ese alguien era una persona a quien apreciaba con todo su corazón.

— No, no lo desearía. Si, hipotéticamente hablando, eso sucediera entonces mi lucha hasta aquí no tendría sentido. ¿Cómo puedo pretender que soy alguien que supera las cosas sanamente si deseo que no exista mi último rechazo amoroso?

    Scott reconoció que Stiles tenía razón, solo que no se la dio en ese momento.

— Pretender está mal, Stiles. Tú siempre me lo dices. Y me extraña que hayas usado esa palabra entre todas las que existen...

— Si bueno, Scott, no todo el tiempo tengo activado mi filtro de sinónimos para hacerme quedar bien —Stiles respondió tajante—. Pero la esencia de la oración sigue siendo la misma: no puedo hacer de cuenta que estoy bien si quiero eliminar todo rastro de Derek.

— Entonces, si te ofreciera una realidad alternativa en donde Derek nunca te rechazó (o que de plano no existió), o te permitiera conservar esta realidad, ¿me estás diciendo que elegirías la segunda opción a pesar de ser el motivo de tus desgracias?

    Stiles asintió.

— Joder... eso es un nuevo nivel de rareza que no sabía que podías desarrollar.

— Soy una caja de secretos... pero a fin de cuentas, ¿por qué terminamos hablando de Derek? Recuerdo haber estado tocando el tema de tu procrastinación a lo largo del año escolar.

    Scott hizo una mueca.

— Ok, Stiles. Yo puedo aceptar que no iré a la universidad gracias a mis desastrosas notas y mi comportamiento poco ejemplar; pero veo que tú no puedes aceptar que Derek te interesa más de lo que dejas ver a simple vista. Eso no me parece justo.

— La vida sería otra si todas las cosas se rigieran por la justicia. Así que no entiendo tu punto.

    Scott comenzó a impacientarse.

— Vale. Hagamos como tú quieres y no toquemos más este tema... porque wow... en serio es una fibra muy sensible.

    Stiles colocó los ojos en blanco y siguió en lo que estaba haciendo antes de que Scott lo hubiera interrumpido con su pregunta acera de la universidad.

    Regresó a leer los términos y condiciones de una página extraña que había encontrado por azar, y enfocó su concentración en hallar algo que le pareciera erróneo o sospechoso. Pero claro, ya Scott había destapado la olla, así que no había mucho que pudiera hacer para desviar sus pensamientos de Derek.

    Si Stiles podía ser sincero, podía decir que se sentía muy mal internamente.

    Los días de silencio que habían transcurrido desde el último encuentro con Derek en su habitación lo habían dejado reflexivo. Más allá de evaluar su decisión como lo hizo al principio y darla por sentada, se encontró rememorando los sucesos ocurridos desde ese día en el loft. El dolor del rechazo de Derek ahora se veía lejano y casi irreal, puesto que era algo de niños comparados con el verdadero dolor de la pérdida de una persona a la que había logrado querer en un tiempo muy corto; y ese hecho, de también destapar la muerte de Audrey lo estaba acorralando.

    Stiles podía decir que genuinamente llegó a querer a Audrey, ya que ella lo había visto como una persona que valía la pena. Además, era la primera persona que lo trataba como Mieczyslaw y no como Stiles (porque después de sus padres y Scott, ella fue quien pudo pronunciar semejante nombre); y eso le quitaba un enorme peso de encima. Ser tratado bien, sin la etiqueta del alivio cómico del grupo que también sirve como investigador, lo hacía sentir como alguien que tenía más de un propósito.

    Pero Stiles no podía pretender que aunque estaba con Audrey, no podía dejar de pensar en Derek (aun si fuera solamente para cuestionarse su comportamiento de idiota). Aunque tuviera a alguien que le transmitía paz y calma, no podía desligarse del lobo amargado que encendía todos sus botones incorrectos. Y, bendito sea Dios, Stiles no quería caer en el estereotipo de Rachel McAdams en The Notebook cuando escogió a Ryan Gosling por encima de James Marsden.

    Ni tampoco quería hacerse daño escogiendo a alguien que lo había rechazado y que simplemente lo buscaba porque ya lo había superado.

   Stiles no quería seguir siendo... él.

    En ese aspecto, por supuesto.

    Por lo que no soportaba ese constante debate en su cabeza.

    Ni siquiera la idea de defraudar a Audrey era tan grande como el hecho de que se estaría traicionando así mismo.

— Stiles, deja tus manos, por favor —Scott tomó las manos de Stiles y las separó. Stiles salió de su trance—. Llevas al menos cinco minutos hurgando tus dedos con las uñas. Estabas a punto de sangrar si seguías.

    Stiles miró sus manos agarradas por Scott y suspiró.

    Todos estos meses había tratado de controlar su estrés por medio de una pequeña pelota de silicona que le había recomendado su terapeuta; y había funcionado tan bien desde el funeral de Audrey hasta que la perdió en una de las pocas reuniones a las que había asistido de buena gana. Lo simple hubiera sido ir a comprar otra, pero no. Stiles había asumido que eso significaba que ya podía continuar si necesidad de un objeto para mitigar sus ataques de ansiedad; lo veía como una señal de avance dada por el destino, y pues, decidió tomarla.

    Obviamente fue un gravísimo error.

    Los episodios en donde él terminaba maltratando sus dedos se hicieron más y más frecuentes, para su desgracia, llegando incluso a necesitar vendarse los dedos por días para esperar a que la piel se regenerara (y también para evitar que sus dedos inquietos volvieran a abrir las heridas recién sanadas).

— Sé que esto es algo propio de ti —comentó Scott con la voz preocupada—; pero llevabas meses sin atacarte de esa forma. ¿Tu terapeuta no te ha dicho algo al respecto?

— Nada que ya no sepa, desgraciadamente —confesó Stiles—. Pero no debes preocuparte más de la cuenta; aún no paso el umbral del no retorno.

    Stiles trató de sonreír, y por supuesto, falló en el intento.

— ¿Qué es lo que te está preocupando? Siento que no has sido honesto conmigo —Scott regañó—. Obviamente estás más ansioso de lo que dejas entrever.

— Scott... en serio no es un buen momento de que preguntes esto.

— Ese es el problema, ¿cuándo será un buen momento entonces? Espero que no sea cuando ya no tengas dedos, o cuando tu ansiedad te lleve a cortarte un brazo —Scott alzó la voz—. En serio, Stiles. Esa mierda de autolesión no es algo que te llevará a mejor. ¿Qué está pasando?

    Stiles respiró profundo dos segundos antes de perder el control.

    Y cuando pensó que podía hablar calmadamente, simplemente se quebró.

    ¿En serio él quería seguir engañándose al convencerse de que podía lidiar con todo sin contarle a nadie más?

— Oh, hermano —la voz lastimosa de Scott nunca había sido un alivio para como ahora lo era. Scott lo atrajo a un abrazo mientras Stiles soltaba pequeños sollozos—. Ven aquí.

    Ese momento fue el que Stiles necesitó para finalmente liberarse.

— No sé que sucede conmigo —reconoció—. Hay tantas ideas corriendo por mi mente. Hay tantas palabras. Me estoy volviendo loco, Scott.

— No digas eso... —Scott apretó a Stiles entre sus brazos— No estás loco y... tampoco te estás volviendo loco, hermano. Solo estás... estás un poco... Colapsado.

    Colapsado.

    Esa era la palabra que Stiles necesitaba para poder entender un poco mejor lo que estaba sucediendo con el flujo de pensamientos que estaban pasando dentro de su cabeza. Era increíble lo necesarias que eran las palabras para comprender los procesos internos por los que estaba atravesando; y una vez más se dio cuenta de que cuando más necesitaba hablar era cuando no podía.

— Disculpa haberte gritado —susurró Scott tratando de no alterar más a Stiles. El chico entre sus brazos estaba haciendo todo lo posible para calmarse—. No era mi intención.

— No importa —hipó.

— Dime, Stiles. ¿Qué es eso de lo que no quieres hablar con nadie?

    Stiles tomó aire entre hipidos.

— Yo... yo... Yo no puedo. No puedo aceptarlo.

    Scott comenzó a mecer su cuerpo un poco para arrullar a su amigo.

— ¿Qué no puedes aceptar?

— Derek. Él sigue estando aquí... sigue jodiendo mi mente y yo... yo no puedo.

    Y sin más, Scott dejó crecer el pensamiento de que necesitaba hablar con Derek otra vez.

*

    Ese día fue un poco difícil para ambos chicos.

    Los ataques de ansiedad no eran algo de lo que ambos les gustara lidiar, en especial Scott, que a duras penas sabía como lidiar con sus propios asuntos mentales. No obstante, la situación no fue tan desastrosa como ellos habían creído. Tal vez por la sinceridad forzada de Stiles, o tal vez, por la determinación de Scott para hallar la raíz del problema.

    Para Stiles lo más difícil siempre fue hablar con la verdad, por muy irónico que fuera.

    Reconocer en voz alta frente a alguien más aparte de sus pensamientos fue algo incómodo para él. Aunque, más que incómodo, podría definirse como complejo.

    Por fortuna, Scott no tenía ápices de juzgar lo que sea que estaba ocurriendo con su amigo ni de los deseos internos de él.

— Entonces... —Scott tomó aliento— ¿Te sientes culpable por querer estar con Derek a pesar de que murió Audrey?

— No es exactamente así... pero tienes parte de la esencia del asunto. —Stiles reconoció. Después de calmarse consiguió ir hacia la cocina para preparar algo para su retorcido estómago.

— Vuelve a explicarlo entonces.

— No volveré a hablar del problema por otra media hora, Scott —Stiles rechazó la idea de volver a tocar los mismos detalles—. El punto es que no puedo permitirme estar con Derek.

— Entiendo que Derek es un poco... ¿Derek?, y también recuerdo lo que sucedió hace meses —Scott concedió a Stiles un poco de razón—. Pero no comprendo por qué Audrey está involucrada en todo esto. No es como si hubieras estado con ella por ser un premio de consolación; y tampoco es como si estuvieras haciendo algo malo.

— Estoy, indirectamente, insultando la memoria de Audrey al estar regresando con la persona de la que me quejé con ella —Stiles refutó—. Y me siento sucio. Es como querer ser rechazado pro segunda vez. O peor: querer ser usado por alguien que no tiene interés real en mí.

    Scott reflexionó un poco las palabras de Stiles.

— ¿Qué te hace creer que Derek realmente no está interesado en ti? —preguntó Scott. Se veía totalmente inmerso en el asunto con mucho interés en resolverlo.

— El hecho de que después de que lo haya superado, y haya encontrado una pareja, él haya reconsiderado mágicamente la idea de corresponder mis... Dios, esto es un poco humillante —Stiles se cortó al escuchar la forma en como se expresaba—. Scott, en serio. Es muy extraño. Yo no quiero ser esa persona que escogen por haber perdido el interés en alguien "inalcanzable"; o conformarse con las migajas deformadas de algo cercano al amor.

— Vale, eso suena bastante bien —respondió—. Pero ahora dime algo, si así es como realmente te sientes, entonces ¿por qué le sigues dando tantas vueltas al asunto?

— Porque tengo un trastorno obsesivo compulso no diagnosticado, y no puedo dejar ir las ideas que ya engancho desde hace mucho tiempo hasta que logre resolver los enigmas. —se excusó. Esta vez sonaba un poco más ligero que el resto de sus palabras.

— Sí... claro que sí —respondió Scott—. No es como que tu ego se vea golpeado por pensar en entablar una relación con alguien que ya te dio la espalda una vez. Pero sea como sea, mi consejo es este: o luchas lo suficiente para triunfar, o te unes al enemigo.

    Stiles se quedó perplejo ante las palabras de su amigo.

— ¿Qué me estás diciendo, Scott? —sonaba ofendido—. ¿Cómo siquiera puedes tener eso en consideración?

    Scott colocó los ojos en blanco.

— Es un consejo que te doy. No te estoy obligando a que lo tomes.

    Stiles se enrojeció. Estaba comenzando a molestarse. Otra vez.

— Pero ya, ya. Mañana es otro día. Ya mañana puedes empezar de cero.

    Y con eso, Scott prendió la TV en busca de algo bueno que ver.

    Stiles se quedó pensando en las palabras de su hermano.

    Y se preguntó.

    ¿Qué tan malo sería hacerle caso a Derek?

———

Notas finales:

¡Happy Halloween!

Hoy, un año atrás, se estaba estrenando esta historia.

Que curioso se siente saber todo esto.

Supongo que ya es tiempo de apurarme y comenzar a atar cabos para acabar la historia.


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