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¡Es tu turno! ||Sterek|| por Dark_Ness

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   Una de las cosas de las cuales Stiles no se había recuperado nunca había sido de la muerte de su mamá. Ese choque terrible de ver como la mujer que le dio la vida comenzaba a perder su luz fue algo que simplemente no podía aguantar, y que, sin darse cuenta, fue la piedra angular de su comportamiento a futuro de manera indeterminada, causando un patrón en su comportamiento del cual probablemente se enteraría en los siguientes años con ayuda de un terapeuta.


    Pero ahora, que estaba en otra situación terriblemente marcante para su psiquis humana, se había percatado que es posible que de esa experiencia no saliera tan inmune como en las otras ocasiones.


    La cuestión era la siguiente.


    Su conciencia había regresado plenamente. Sabía que estaba en el claro de un bosque, con un lago bellísimo que a la luz de la luna se tornaba oscuro y misterioso; a su alrededor estaban unos cuantos cadáveres de personas que, presumiblemente, habían muerto en una enorme agonía. Lo otro que notó con un poco de tiempo extra, fue el hecho de que su querida manada también estaba ahí con ellos. Todos pálidos, preocupados, con presumible pánico dibujado en sus rostros —los cuales Stiles no podía detallar por la distancia que existía entre ellos— que orientaban su lenguaje personal hacia la alerta del peligro.


    Stiles, quien estaba sujetado firmemente con lo que parecía ser una cinta de cuero, tenía un dolor sordo en la cabeza que bajaba lentamente por su cuello y su espalda hasta terminar en la punta de sus pies, los cuales también estaban sujetos firmemente por las mismas mordazas que tenía en las muñecas. No podía moverse, aunque quisiera, especialmente porque sentía un inmovilizador en su cuello, uno hecho bruscamente; y por lo que percibía, Audrey estaba en una situación similar.


    Entonces, tras un rato de observación, un tipo gigante y semidesnudo apareció en su campo de mirada. Cuando habló relacionó rápidamente esa voz profunda con la que había escuchado al despertarse, y sin necesidad de tener un análisis externo de la situación, comprendió que el tipo era alguien al cual había que tenerle cautela.


— No vamos a permitir que masacren a nadie. —Derek habló, utilizando el nosotros sin miedo. Estaba molesto, realmente molesto, y preocupado por como se desarrollaban los hechos.


— ¿Y por qué? Tengo entendido que  ya no pertenecen a tu manada. Y un buen alfa no se preocupa por los omegas.


— ¿Siempre eres así de petulante? —Erika preguntó—. ¿Cómo es posible que en todo el tiempo que llevamos aquí, solamente te has detenido a hablar sandeces? ¡Madre de Dios!


    Pero al parecer, Stiles estaba perdiendo la vista nuevamente, porque eso que sucedió no debía estar pasando.


    Primeramente, estaban hablando de una masacre y de que alguien no era parte de la manada —cosa que tenía el mismo sentido que decir que el sol salía por el oeste—; pero eso no era lo relevante, sino el hecho de que el gran alfa que estaba aterrorizando a todos, se acercó hasta donde estaba Erika sin siquiera plantarse el hecho de que estaba provocando a un grupo que tenía dos malditos alfas.


     ¿Cómo podría ser eso posible?


    El tipo en cualquier otro escenario no habría dado ni tres pasos cuando Derek y Scott ya lo habrían neutralizado como a un mosquito.


    Pero ahora este extraño sujeto se acercó como si nada, pasando entre los miembros aterrados de la manada. Sin embargo, la vista de Stiles no daba para mucho en esas condiciones, por lo que no pudo descifrar que le hizo a Erika.


    O que le iba a hacer.


— No la toques —exclamó Derek. Su tono tenso connotaba un desagrado que iba más allá del nivel promedio que tenía para darle a todos. Se escucha genuinamente irritado, a punto de entrar en fase para atacar—. No toques a nadie de mi manada.


— ¿Y qué me darás a cambio? No creo que tengas el suficiente carácter como para venir a un territorio ajeno a molestarme, y encima, exigirme cosas que moderen mi comportamiento. —el alfa entonó sin mucho dramatismo que tenía al inicio. Parecía que hablaba en serio.


— Nos iremos, y pretenderemos que nada de esto ha pasado —ofreció Scott. En su defensa, no había mucho que pudiera hacer aquella situación—. No volveremos a pisar su territorio y ni tampoco volverá a escuchar de nosotros.


— ... —el alfa se alejó de Erika según pudo ver Stiles— Lo que me ofrecen no es realmente muy alentador.


— La alternativa no es mucho mejor —Derek respondió—. No masacraré a ningún miembro de mi manada para su diversión.


    El alfa se mantuvo en silencio durante un breve período de tiempo.


— Si te niegas a matar a dos humanos, y también te niegas a que yo los mate; entonces puedes darme algo más a cambio de la libertad de toda tu manada incluida ellos dos.


— Derek, no —Isaac le prohibió—. No puedes fiarte de lo que sea que él dice... Hazle caso a Scott. Vámonos de aquí.


— ¿Están todos conscientes de que no los dejaré ir si no obtenemos un acuerdo? —preguntó el alfa—. Solo como aclaratoria, por supuesto.


    Stiles quería volver a caer en la inconsciencia.


— Realmente no entiendo cuál es todo el revuelo por un par de humanos —comentó el alfa una vez más para llenar el silencio—. ¿Qué diferencia hay entre ellos y dos extraños al azar de todo este país? ¿Por qué son tan importantes como para que pongas en peligro a toda tu manada?


— ... —Derek no quería responder.


— ... Comprendo tu silencio. Sin embargo, no lo respeto. Y como ya no me dejas otra opción.


    De repente, el alfa se giró nuevamente y caminó sin parsimonia en dirección a donde estaba Stiles con Audrey —quien en todo momento había estado peligrosamente callada.


    Decir que no tenía miedo era mentira. Pero mencionar que no se lo esperaba era otra mucho peor.


    Moriría con la frente en alto y sin hablar, tal como realmente no creía que lo haría. Pero vamos, tampoco se esperó tener una ¿novia? Ni haber superado a Derek Hale, así que era el día de las sorpresas. 


   Escuchó a lo lejos el gruñido feroz del alfa. Solo que sabía que ese no era él que inconscientemente estaba esperando.


    Scott se aproximaba hacia él, con la transformación en fase beta seguido de los demás miembros de la manada que parecían haberse despertado de su congelación. Derek, no obstante, fue el único que se mantuvo estático en su lugar.


    Pero la sonrisa inevitable que se estaba formando en la boca de Stiles se desdibujó rápidamente al ver como el alfa se volteaba totalmente molesto y enfrentaba a sus amigos. El sonido de los huesos rotos y la carne desgarrada nunca le había gustado, ni siquiera cuando sabía que no eran graves por estar en simples prácticas, pero ahora que la vida de sus amigos estaba en genuino peligro, estaba mortificado por lo que escuchaba. No quería ver otro mar de cadáveres, y ni mucho quería seguir existiendo en un mundo donde todos ellos estaban masacrados.


    No fue hasta que el último de ellos se quedó sangrante en el suelo, probablemente inconsciente —si tenían suerte—, que Derek caminó hacia el alfa con una falsa calma.


    Stiles estaba muy molesto con Derek por permitir que a su manada le hicieran aquello tan terrible e inaudito.


— Ya demostraste tu dominio, y has tomado a mi manada aún si hacer un trato —habló—. No tienes honor de alfa, y ni mucho menos palabra. ¿Hay algo que evite el hecho de que nos mates a todos de una vez?


— Sí... hay una sola cosa que quiero —concedió el alfa.


— ¿Y eso que es?


— Tu poder.


    Stiles ahogó un grito. Aunque si era sincero consigo mismo, tampoco habría podido gritar por más que quisiera.


— ¿Si te lo doy, entonces nos dejarás ir?


— Puede ser que sí... puede ser que no... solo hay una forma de saberlo.


    Derek cerró los ojos —aunque Stiles no pudo verlo a la distancia— y simplemente murmuró al aire.


*


*


*


    Había algo que realmente nunca esperaron que sucediera en todo ese tiempo.


    Y no, no era el hecho de que hayan hecho pedazos a la manada con una mano atada a la espalda.


    Era más el hecho de que Derek estuvo dispuesto a ceder su poder.


    Simplemente dejó que el alfa gigante colocara sus manos alrededor de su cuello sin cuidados. Estaba indefenso. Con cero probabilidades de ganar. Y con un posible suicido en menos de tres minutos.


— ¿Qué está haciendo, Stiles? —Audrey habló después de lo que parecía una eternidad. Sonaba tan horrorizada, que sus palabras ni siquiera eran tan audibles.


— Se va a sacrificar —susurró a duras penas, con un dolor terrible recorriéndole la tráquea junto al metálico sabor de la sangre.


    Stiles mentiría si dijera que sus lágrimas no se acumularon alrededor de sus ojos.


    Iba a ver como una de las personas que más quería iba a morir.


    Y él atado sin poder hacer nada.


— No vamos a permitir que eso suceda —Audrey habló realmente agitada. Stiles no podía voltear, pero sonaba como si ella estuviera rompiendo algo, o al menos tratando de romper algo—. No sé que es lo que realmente está pasando aquí, pero no puedo seguir viendo como matan a otra persona delante mis ojos.


     Entonces comprendió que el sonido era de las ataduras de sus extremidades.


    Stiles no podía mirar la forma en como ella conseguía cortar las cuerdas —¿conveniente, no?—, pero pronto escuchó un desgarro en lo que parecía ser el cuero.


— Una piedra que recogí en el camino —respondió Audrey percibiendo la pregunta—. Quería defenderme de los lobos, tener a la mano algo filoso para atacarlos, y tropecé con una piedra cuando traté de correr en busca de ayuda para los dos...


    Stiles quería felicitarla, pero Derek estaba agonizando con las garras del tipo en su cuello.


    Entonces, con una sincronización casi perfecta, Audrey se levantó y corrió hacia donde estaban los dos alfas en acción, gritando y sirviendo como distracción del alfa momentáneamente.


    El alfa mayor soltó a Derek para voltearse a la fuente del ruido. Se percató que era uno de los humanos que sus lobos habían dejado antes de irse de vuelta al lugar que funcionaba como centro de control de la manada, y la interceptó rápidamente. Derek cayó al suelo, recuperando la respiración.


    Audrey se vio apresada por las gigantes manos de aquel ser.


— ¿Cómo fue...? Olvídalo. Realmente quería dejarte para el final, porque huelo en ti esencia que sirve para cosas buenas... Pero no me dejas opción —y casi sin ceremonias, sin Stiles haberse despedido, y sin mediar palabra alguna, tomó a Audrey del cuello y lo quebró como si estuviera hecho de pequeños palillos de madera.


— ¡NOOOO! —la garganta de Stiles se desgarró inmediatamente en gritos de dolor cuando su chica cayó al suelo sin vida.


    Stiles estaba en negación. Eso que había visto no podía ser real. Era una pesadilla. Una vulgar y fea pesadilla causada por el estrés postraumático de haber tenido tantas pérdidas en su vida. No podía ser...


— ¿Qué...? —la oración del alfa se vio interrumpida cuando Derek se levantó y clavó sus garras en la nuca sin contemplación con las pocas energías que había reunido en un pequeño margen de tiempo—. ¡¿Cómo te atreves?!


— De la misma forma en como te atreviste tú.


    Derek, al tener la nuca firme del alfa sujeta, usó su segunda mano para desgarrar la garganta del alfa de oreja a oreja; dejándolo incapacitado en el suelo, con una hemorragia incurable y con la sorpresa grabada en sus ojos mientras estos poco a poco perdían su brillo.


    Derek había matado al alfa.


    Pero el alfa había matado a Audrey.


    Y Stiles estaba tan destruido, que ni siquiera sabía en que momento de su vida comenzaría el sol a brillar para él.


*


*


— Tenemos que irnos, pero ya. —Derek corrió a levantar a toda su manada, los cuales tenían heridas terribles del alfa que tardarían mucho en curarse.


— ¿Qué ha pasado? —Scott fue el primero en levantarse, con un dolor incalculable, pero con las hemorragias detenidas al menos.


— No hay tiempo para explicar. Levántate y ayúdame a llevar a los demás.


    El siguiente en levantarse fue Boyd, con mucho dolor y una dificultad que le partía el alma a Derek. Sin embargo, nunca se quejó. Él ayudó a Erika a levantarse, quien en contraparte, si se quejó y estaba mucho más lastimada. El siguiente en despertar fue Jackson, con el ego destrozado junto a su pecho. La sangre había teñido su camisa hasta dejarla irreconocible; y por si fuera poco, su rostro estaba desfigurado gracias a las garras del alfa; si no fuera por su factor sobrenatural, realmente tendría una fea y perdurable cicatriz.


    Fue un poco preocupante ver como Isaac no reaccionaba a las palabras ni a los estímulos físicos de Derek. Por un momento pensó que habría más muertes que lamentar. Pero cuando el lobo rubio abrió lentamente los ojos y asintió en dirección a Derek, él alfa finalmente pudo respirar con la paz un poco más restaurada.


    Las chicas, sin embargo, estaban apenas conscientes, por lo que realmente necesitaron ser levantadas por Jackson y Scott.


— Stiles y Audrey —murmuró alguien. Probablemente Isaac.


    Casi, por si fuera obra del guion, voltearon a la dirección en donde se supone que estaban los chicos atados.


    Los gritos ahogados fue lo que se escuchó en medio de la noche.


— ¡¿Pero que ha pasado?! —la voz consternada de Scott no podía hacerse esperar. Estaba horrorizado viendo los tres nuevos cuerpos inertes


— No hay tiempo de explicar. Tenemos que irnos —Derek le pasó por un lado al cuerpo del alfa que se había desangrado en el pasto, al igual que le pasó por un lado al cuerpo de la chica. Realmente no tenía estómago para mirarla sin sentir ganas de colapsar. En cambio, caminó hasta donde estaba Stiles y lo levantó como si no pesara nada—. Necesito que alguien agarre a Audrey. No podemos dejar su cuerpo aquí.


    Y al ser una orden del alfa, Boyd junto a Isaac y Erika cojearon para levantar al cadáver de la chica.


    Entre ellos, recogiéndose así mismos, regresaron por donde habían venido.


*


*


*


    Derek no era doctor.


    Si hubiera ido a la universidad, hubiera estudiado derecho o alguna carrera que le funcionara para ayudar a las personas y castigarlas sin que sonara como algo ilegal.


    Por lo que no era su especialidad curar heridas muy profundas. Eso lo dejó en enorme desventaja. Recurrió por llamada a Deaton, quien estaba feliz en su casa viendo televisión hasta que fue llamado.


    Con su guía, junto a las manos hábiles de Scott y con un poco de hierbas que Stiles había guardado en su bolso de viaje, lograron cerrar las heridas de los lobos, y acelerar la curación de las chicas. Incluso ayudaron a Stiles y su fea abertura en el cuello por el mordisco del lobo que lo había atacado,


    Pero nada aseguraba de que no quedaría una fea cicatriz a aquellos que no tuvieran el factor sobrenatural a su lado.


— Derek, ¿Qué fue lo que sucedió? —La voz más calmada de Isaac se abrió espacio entre el mar silencioso que había en la habitación.


    Al llegar a la cabaña, descubrieron que el fuego estaba apagado. Los cuidadores del lugar probablemente habían terminado su turno, lo que le dejaba unos minutos ciegos para que cambiaran por un turno nuevo a aquellos que le tocaban. Eso les dio ventaja de pasar a las cabañas correspondientes a los heridos sin levantar sospechas.


    Pero todos estaban de acuerdo cuando pensaban en que iba a ser imposible para ellos dormir en habitaciones separadas después de lo ocurrido. O siquiera poder dormir esa noche.


    Solo pensaban en irse.


— Todo salió mal —respondió Derek cuando la última venda estuvo puesta en el cuello de Stiles, atrayendo así la mirada de todos los que estaban despiertos en la habitación—. Después de que ustedes pelearan contra el alfa, negocié sobre nuestra libertad... Él quería mi poder alfa y yo... yo iba a dárselo.


— ¿Por qué ibas a hacer semejante cosa? —Erika ni siquiera tenía la voluntad de reprochar—. Debiste irte.


— ¿Y dejarlos a todos ustedes heridos en el suelo? No puedo abandonar dos veces a mi familia. —respondió tajante el lobo.


    El silencio se prolongó un rato.


— Pero él está muerto... —Isaac retomó la palabra—. ¿Cómo pasó?


— Gracias a Audrey.


— ¡¿Audrey asesinó al alfa?! —la pregunta escandalizada de Scott lo sacó de su aura silenciosa de lamentación.


— No, no lo mató... Pero me dio ventaja a mi para hacerlo —reconoció Derek.


    No lo había dicho, pero se sentía culpable por la muerte de una chica inocente. Esos segundos de debilidad que tuvo al ser casi drenado en su totalidad de su poder alfa fueron los causantes de que ella haya perdido la vida. Y Derek se castigaba por no haber sido lo suficientemente fuerte como para resistir y prevenir esa tragedia.


— Ella solo llegó corriendo y gritando y lo distrajo; y él me dejó caer en el suelo antes de quitarme todo mi poder —Derek cerró los ojos. No podía sacarse de encima la mirada muerta de Audrey—. Estaba muy débil como para levantarme inmediatamente y él solo... solo la tomó como si fuera insignificante y...


— Vale —Isaac cortó esa parte de la historia. Todos entendían sin necesidad de palabras que el alfa mató a la chica—. ¿Qué pasó después?


— Yo escuché su cuello quebrarse y me levanté muy molesto... ella no merecía morir así. Esa furia me retumbó. Y yo solo... solo lo tomé del cuello y le desgarré la garganta.


    Todos asintieron tratando de asimilar la historia.


— No fue tu culpa —habló Boyd—. La muerte de Audrey no fue tu culpa.


— ¡Nadie está diciendo que la muerte de esa pobre chica fue culpa de Derek! —Jackson habló a la defensiva. No quería ni imaginarse lo que Derek estaba pasando.


— Ninguno de nosotros lo está pensando, pero Derek sí —respondió Boyd—. Y no, no fue tu culpa, Derek. No podías evitarlo.


— ¡Si podía! Yo sólo necesitaba levantarme y —Derek suspiró muy cansado de todo—... sé que si podía.


— No. No podías —la voz carrasposa de Stiles se escuchó, dejando a todos alerta.


    El chico tenía una mordida que había magullado las cuerdas vocales. Tenía suerte de no haber perdido la capacidad de hablar, o de haber sido decapitado. Pero no debía hablar de todas formas.


— Yo... lo vi todo — Stiles tenía los ojos cerrados mientras descansaba en un espacio que había en la cama matrimonial. Los otros espacios que quedaban estaban tomados por Allison y Lydia—. Lo escuché todo. El grito de Lydia, la convicción de Audrey por evitar que murieras... No fue tu culpa.


    Eso parecía ser todo lo que necesitaba escuchar.


    Pero realmente sabía que eso no iba a menguar sus terrores nocturnos.


— Ahora... no quiero ser insensible —Isaac habló—, pero tenemos un cadáver en la habitación; y tenemos que irnos del estado lo más pronto posible antes de que lo que queda de la manada de ese idiota nos persiga hasta darnos caza... ¿Cómo procedemos?


— Tenemos que reportar el cuerpo de Audrey a la policía. Decir que lo encontramos en el bosque mientras realizábamos una excursión... algo así.


— Ok, no creo que eso sea lo más prudente, Erika. No podemos mentirle a la policía de esa forma.


— ¿Y qué propones, Isaac? "Sí, ¿hola? Estamos llamando al departamento de policía porque queremos reportar el cadáver de una chica que murió a manos de un asesino, que por cierto, ya está muerto porque uno de nuestros amigos ya lo mató". Eso suena a detención por parte del FBI. No quiero tener problemas con la ley, pero tampoco voy a decir toda la verdad para terminar recluida toda mi vida en un sanatorio.


— Isaac tiene un punto —intervino Jackson—, no podemos decir que simplemente la encontramos muerta como si fuera una extraña. Pasamos puestos policiales antes de llegar aquí, y ellos vieron nuestras caras; además de que la cabaña tiene el deber legal de hablar sinceramente si la policía llega a hacer una expedición por aquí en busca de respuestas.


— ¿Y entonces que hacemos?


— Tenemos que decir la verdad... a medias —Derek concedió.


— Eso suena a que vamos a meternos en líos realmente turbios.


— Por si no te diste cuenta, ya estamos en líos muy turbios. ¿Qué sería una mancha más al tigre?


    Todos miraron extrañamente a Erika. Todos menos Scott, que conocía ese dicho por ser en parte latino.


— Tenemos que reportar el crimen, decir que veníamos todos en conjunto para una expedición, y que nos perdimos en algún momento. Luego encontramos a Audrey en el suelo... fin.


— ¿Y en qué momento decimos que nos llevamos su cadáver? — Scott preguntó—, hasta donde está hecho el plan, va bien. Pero ese detalle es sospechoso. No se debería alterar una escena del crimen.


— ...


    La alternativa era regresar hasta donde estaban todos y acomodar a Audrey de manera que la escena se viera creíble. Pero era un enorme riesgo.


— No —habló Stiles—. Tenemos que incinerar su cuerpo. Darle un funeral que se merece. Y luego hablar con su familia.


    Eso fue por mucho el pensamiento más escalofriante que se había escuchado.


— Stiles, te seré sincero... —Jackson habló. Stiles se estaba preparando para una de sus idioteces—; estás atravesando por un momento de shock terrible, y es normal cuando ocurren catástrofes como estas. Lo que estás proponiendo es una especie de delito, y no creo que sea algo que realmente quieras hacer.


    Aunque extrañamente no sonó burlón ni malintencionado esta vez.


— Entiendo lo del delito. Pero la alternativa no es mucho mejor —Stiles suspiró. La garganta aún le dolía a mares, pero al menos sabía que no perdería la voz—. No podemos regresar a ese lugar. No sabemos si la manada contraatacará, o nos está esperando para matarnos. Así que tenemos que actuar rápidamente.


— Hermano, nunca pensé que diría esto, pero Jackson tiene razón...


    Stiles no quería discutir. Él solo quería descansar un momento.


— Tenemos que darle debida sepultura a Audrey, así sea un funeral exprés. Y yo tengo que hablar con su familia.


    Esta vez, el suspiro fue colectivo.


———

Notas finales:

¿A que no se la esperaban xd?

 


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