Capítulo 4 "Comienza el verdadero juego"
Miércoles 25 de diciembre 2002
Draco iba saliendo de la madriguera dispuesto a encerrarse unos días para no tener más contacto con ellos, no podía seguir viéndolos si su "amor" no era cierto.
Había recibido regalos bastante entretenidos, Ron le dio una libreta mágica para hacer teorías sobre sus pociones y si no le agradaba algo la tinta se borraba fácilmente, Fred y George se coordinaron y le dieron utensilios para el cabello y lociones para después de afeitar, Percy le dio la última legislación para las pociones internacionales que se exportan, Charlie le obsequio un Gales Verde de vidrio que se movía y cambiaba su pose cada cierto tiempo y Bill le había dado un álbum de fotos vacío. Pasó la noche ahí y si no fuera por Ron, cada uno de los hermanos se habría infiltrado a su habitación, gracias a Merlín que el efecto en Ron terminó o si no se habría tenido que cuidar de 6 hombres. Se había despedido de todos en casa, hasta de los señores Weasley y de los Granger, Hermione ayudaba sutilmente a que ninguno se le acercara de más. Justo antes de llegar al punto de aparición lo abordó uno de los hermanos.
– Hey Draco, ¿quería saber si te gustaría salir mañana a almorzar? ya sabes, como el otro día, yo…
– No Charlie, no creo que sea buena idea, tengo que rechazar tu oferta.
– Pero… – Vio como se rascaba con un dedo su mano izquierda y comenzaba a ponerse roja.
– Bueno supongo que no nos hará daño, pero ¿solo unas horas de acuerdo? – Vio su gran sonrisa en su rostro.
– Perfecto, Fred me paso tu dirección, pasaré a recogerte a tu casa a las 12:30 pm
– Muy bien, te veré mañana – Draco solo suspiro, vio a lo lejos un árbol, se le quedó viendo unos segundos y alguien lo tomó del brazo.
– Draco, qué bueno que te alcance antes de que te fueras, quería invitarte a cenar ¿Quizás mañana?
– Yo… no creo poder ir a cenar ¿Qué tal solo un paseo?
– Perfecto, después de comer ¿Conoces el parque cerca del ministerio?
– Si, si lo conozco.
– Entonces te veo en la fuente, podemos dar un paseo ahí.
– Bien.
– Bien, nos vemos mañana Draco.
– Adiós Percy.
Al siguiente día Draco estaba encantado, cuando salía con Charly siempre le hablaba sobre los dragones, le contaba los accidentes que tenía con ellos, los diferentes tratos que tenían que tener, según su raza, su edad, tamaño, incluso hasta el tipo de color de sus escamas. Draco esperaba tener y conservar esta amistad para cuando el efecto de los Brownies terminará. Después de almorzar caminaron hasta el departamento y cuando estaban en la puerta Charlie se acercó y lo beso, Draco no quería corresponder, pero se sentía tan bien, puso sus manos alrededor del cuello del otro, sabía que estaba mal, Charly paso su lengua por los otros labios, Draco se separó.
– Te veré luego Dragoncito – tocó con su dedo la nariz de este y se fue.
Draco se quedó un poco distante, sabía que lo que acaba de pasar había estado mal, pero se había sentido tan bien, definitivamente no tendría que volver a pasar ni con él ni con alguien más, tenía que comenzar a poner sus límites. Se puso a corregir algunas notas de las fórmulas que tenía que llegar a elaborar para cuando las vacaciones que le asignaron terminaran. Ya casi era hora de su… ¿cita? No se le podía llamar cita… entonces… su reunión con Percy, ya era hora de ir y aunque le hubiera gustado llegar tarde, él tenía modales.
Llego puntual y Percy ya lo estaba esperando sentado en la fuente. Se sentó junto a él y comenzaron a hablar sobre el libro que le había obsequiado, las nuevas normas y leyes que se implementan para cuando las pociones se exportan e importan, al principio la plática había estado un poco monótona, pero conforme Percy le hablaba de las nuevas modificaciones incluso para las criaturas mágicas, se interesaba más por los temas que iba hablando, dijo que el Ministro Shacklebolt planeaba acudir a un simposio en Alemania y que lo llevaría a él como su asistente lo cual representaba una gran emoción para su carrera, conocer Alemania sonaba bastante interesante, Draco podía ver la ilusión de lo que este viaje representaba para él, no sabía en qué momento habían comenzado a caminar, Percy movía sus manos de manera graciosa mientras hablaba sobre los lugares que le gustaría visitar durante su estancia en Alemania. Después de un rato vio a lo lejos a un pelirrojo…
–Hola chicos, vaya no sabía que estarían juntos hoy.
–Solo es un paseo.
– Aunque a mi me gustaría que fuera algo más – Percy vio a Draco de manera sugerente.
– Y tú Bill ¿Qué haces por aquí? ¿También un paseo?
– Si, en realidad supe que Percy saldría hoy, así que vine a ver con quien.
– Bueno no tenemos que…
– ¡Hey! Pero si es…
– … nuestro rubio favorito y nuestros hermanos no tan favoritos.
– Aunque Bill tiene el segundo lugar.
– Eso es cierto George – "¿Cómo es que dicen las chicas? ¿Se me juntaron los hombres?" Iba pensando en todo ello mientras veía a los pelirrojos peleando, si no fuera porque estaban hechizados, sería bastante gracioso "¿Eso era otra cabeza roja?"
– Draco, al fin te encuentro, olvidaste la bufanda que me diste – "Definitivamente todos estaban juntos"
– Charly muchas gracias. Bueno chicos, creo que es hora de que yo me vaya a casa
– Yo te acompaño – dijeron los cinco al mismo tiempo y luego solo se podía escuchar…
– Yo acompañaré a Draco.
– Yo lo acompañaré.
– ¿Quién te crees tú?
– Soy el mayor.
– Pues yo soy más guapo.
– Tú y yo somos idénticos.
– Si, pero yo tengo más carisma.
– ¿Ah sí? Pues yo bese a Draco en la mejilla.
– ¡Ja! Muy gracioso yo lo bese en la boca – Todos se quedaron en silencio y Draco temió que se matarán.
– ¡¿Quién quiere un cupón que diga "Válido para cualquier cosa para hacer con Draco"?! – Volvieron a prestar atención a Draco
–¡Yo quiero! – Otra vez, cinco voces hablando al mismo tiempo
– Perfecto pero para que se los haga válido tienen que prometerme que no se pelearán entre ustedes a causa mía, no, no deben pelear entre ustedes bajo ninguna circunstancia.
– ¡Hecho!
– De acuerdo, prometo darle uno a cada uno, pero ahora tengo un compromiso y debo irme – Se desapareció a la casa de su padrino, esto ya no podía seguir así, necesitaba ayuda profesional.
Mientras tanto cinco pelirrojos se quedaron abandonados en medio del parque.
–ARRUINARON MI CITA.
– ¿Tu cita? ¡Por favor! Draco no se fijaría en ti ni aunque fueras el ministro de magia – dijo Charlie.
– Aunque, eso no lo podemos asegurar, Draco antes era muy clasista y le preocupaba mucho su status – Dijo George.
– Draco ha cambiado, ya no es el niño berrinchudo de antes – Ese había sido Bill.
– ¡Hey! Esto no puede seguir así, fue una bajeza que llegaran a mi cita.
– Yo ni siquiera sabía que tenías una cita, fui a buscar a Draco porque me prestó su bufanda y vine a devolverla, pensé que había ido a dar un paseo y sencillamente decidí buscarlo.
– Lo que sea, todos los demás si vinieron a propósito.
– Percy tiene razón, debemos ser maduros y responsables.
– Ni siquiera podemos repartirnos chocolates equitativamente.
– George ya no somos niños, debemos ser perfectamente capaces de poder luchar justamente por un hombre.
– Bill tiene razón, de cualquier manera voy ganando yo ya le di un beso.
– Entonces voy en segundo lugar le di un beso en la mejilla
– Sigo en primer lugar, me abrazó después de que me puso su bufanda.
– ¿Y por qué demonios tenías su bufanda?
– Tenía frío en mi cuello, o al menos eso fue lo que le dije – dijo mientras veía a todos levantando la barbilla.
– ¡Basta! Me deben una.
– Bien, pondré orden. Charlie está en primer lugar, le sigue George y Percy está al final. Dejaremos que Draco decida con quien quiere salir la próxima vez y no sabotearemos la cita de otro llegando de sorpresa ¿Están de acuerdo?
– Me parece justo – dijeron ambos gemelos.
– Bien no me importa, de cualquier manera voy ganando y ganaré.
– La próxima salida debería ser mía, sabotearon mi salida.
– De acuerdo, mañana vuelve a salir con él – todos los demás se quejaron – pero en cuanto terminen su cita, todo debe ser con respeto
– HECHO – dijeron todos chocando las manos al centro.
Mientras tanto Draco se daba de topes en la mesa de Severus, este le había dicho que su fórmula era infalible, podían crear un antídoto en tres meses pero para ese tiempo los efectos ya habrían pasado.