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Road to inverse por shiki1221

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Notas del capitulo:

N/A: Esta vez sólo he subido un capítulo debido a las dinámicas de julio. Si me sigue en mi página de Facebook: https://www.facebook.com/SNS-Shikis-Fics-2001152886788945 o en mi Tumblr sabrán que estuve participando en los Narusasu day, la SNSJulyFest, la SNS Week y pronto estaré subiendo un OS por el cumpleaños de Sasuke y uno por el MCM Day. Espero luego poder ir actualizando más fics pasadas las dinámicas de este mes n_n

 

Cap 10: Cada quién elija

Aquellas palabras eran incomprensibles para Sai, Karin y Naruto. No veían lógica en la afirmación del moreno delante de ellos y su silencio lo dejaba claro. El portador del sharingan apretó los labios al igual que sus manos sobre la manta que aún le cubría la parte baja de su cuerpo. Ese asunto no era especialmente sencillo de tratar, pero era necesario dejar claras las cosas. Anteriormente no parecieron tomar en serio sus advertencias de que era capaz de matarlos a ellos y a cualquiera cerca con tal de lograr sus objetivos. Eso lo había aprendido de su maestro, quien al parecer en ese mundo al revés del suyo, era un criminal buscado. Orochimaru era una persona retorcida obsesionada con los kekkei genkai más poderosos, eso era bien sabido por todos en esa dimensión por lo mismo, los oyentes tenían problemas en imaginar la causa de la decisión del clan Uchiha. Entregar voluntariamente a uno de los suyos a alguien así era absurdo sin importar como se lo viera. ¡Momento! Ese era el Orochimaru conocido por ellos. Aplicando la lógica de los mundos paralelos, debía ser lo opuesto al de su dimensión.

—Según lo que tenía entendido —habló Sai siendo el primero en romper el silencio—, todos en tu dimensión son opuestos a los de aquí. Como tú que eres expresivo, coqueto y sonríes todo el tiempo a diferencia del Sasuke de este mundo.

—¡Sasuke Teme también sonreía ttebayo! —defendió Uzumaki molesto por tal afirmación —. ¡Y tiene una sonrisa muy bonita y cálida cuando lo hace!

—¡Cierto, cierto! —secundó Karin sonrojándose mientras se sujetaba sus propias mejillas con las manos—. Es imposible no enamorarse cuando te rescata del peligro y te mira con su profunda mirada oscura.

—Y cuando te protege sientes que eres alguien importante. Es como si no existiera nada más y ningún peligro fuera demasiado grande —agregó el jinchuriki soltando un suspiro.

—Ignorando a estos babosos —regañó Sai con hartazgo de que cada que decía algo de Sasuke esos dos le saltaran a cuello prácticamente—. ¿En tu dimensión Orochimaru no es bueno? Porque aquí es un criminal clase S acusado de traición.

―En mi dimensión es un maestro muy respetado por todos debido a sus habilidades de convertir a inútiles como yo en ninjas decentes ―respondió Charasuke en voz baja. Sonando incluso apagada y triste―. Es uno de los mejores amigos de la Hokage, alguien a quien le piden consejo aun sin tener un puesto formal en los altos mandos y es uno de los ninjas más respetados y queridos por todos ―espetó con desprecio imposible de disimular.

―No pareces tenerle mucho cariño ―mencionó Sai con una falsa sonrisa.

Charasuke alzó la mirada sólo para verlo de mala manera. ¿Qué no era obvio? Estaba seguro que no se necesitaba ser demasiado listo para descifrar su desprecio hacia el que fue su maestro durante años. La pelirroja y el jinchuriki no vieron de manera aprobatoria el comentario del ex anbu. Se les hacía muy inoportuno de su parte. Karin intentó imaginarse al sannin de las serpientes como un hombre amigable y bueno con los niños. La imagen mental le dio escalofríos. Era perturbador en varios niveles. El blondo tenía una duda dándole vueltas en la cabeza. El sello de Sasuke, ―a pesar de no saber qué era en su momento―, sí había sido capaz de verlo durante la pelea con Yoroi en los exámenes chunnin, pero a Charasuke sólo se la vio cuando perdió el control.

―¿Por qué no te vimos antes el sello? ―interrogó Naruto acercándose hasta abrirle la bata de baño con la que se había ido a dormir en el hotel, la cual ni siquiera le habían cambiado aún―. Ahora la veo claramente en tu cuello, pero antes no la veía.

―Uso una pequeña porción de mi chakra para ocultarlo ―respondió apoyando su mano en su propio cuello haciendo desaparecer la marca de la vista de todos―. La vieja Tsunade hace lo mismo para verse joven. Yo lo hago para cubrir esta cosa.

―Volviendo a lo de antes ―dijo Karin mirando fijamente al Uchiha, pero con curiosidad más que nada―. Si Orochimaru es tan buen maestro, ¿por qué tienes esa marca? No lo entiendo la verdad ―admitió confundida.

Charasuke soltó un bufido mientras desviaba la mirada con fastidio. Le era difícil tocar aquel tema y pocas veces lo había compartido con alguien. Las únicas dos personas que sabían de lo suyo con Orochimaru fueron su hermano Itachi y Menma. En ambos casos, las cosas no resultaron bien. Incluso se sintió peor de haberles hablado sobre las cosas que le habían hecho y las que él realizó por su cuenta. Era vergonzoso y de sólo recordarlo le daban arcadas. Sentía el profundo deseo de llorar, pero eso no sería digno de un Uchiha, pensó mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa resignada. No le quedaba de otra. Debía dejarles en claro por qué debían abandonarlo si querían seguir viviendo.

―Como mencioné antes, Orochimaru es un maestro respetado tenido en alta estima por todos dada su habilidad de tomar “diamantes en bruto” y pulirlos hasta sacarles brillo ―resumió de manera que no les resultara complicado entenderle―. Los Uchiha son un clan poderoso y reconocido por tener puros genios como mi primo Shisui o mi hermano que aun con una corta edad lideró Akatsuki. Una organización puesta por la paz y con un alcance internacional, pues las cinco grandes naciones solicitan sus servicios en caso de emergencia ―relató mientras doblaba las rodillas y apoyaba el mentón sobre las mismas―. Por el contrario, yo soy el más joven, débil e inútil del clan Uchiha. Una vergüenza para el líder de la policía militar. Por eso mi padre me mandó con Orochimaru esperando que yo pudiera alcanzar a mis compañeros de equipo.

―¿Alcanzarlos a ellos? ―interrogó Uzumaki con escepticismo. Se negaba a creer que Sasuke, en cualquier mundo, fuera el más débil del equipo 7.

―Sakura-chan es la hija del fallecido Hokage anterior y entrenó con la legendaria sannin Tsunade. Por su lado, Menma es el jinchuriki del bijuu más poderoso de los nueve y alumno del fallecido Jiraiya ―aclaró Charasuke mientras se sentía cada vez más patético al tener que exponer lo débil que era en su dimensión.

―¿Así que Ero-sennin también murió en tu mundo? ―interrogó el rubio con voz trémula.

Aun le era difícil manejar sus sentimientos respecto a lo sucedido. Es verdad que había hablado con su padre quien le confió el futuro a él, pero eso no era una respuesta clara. Se había controlado para hablar con Nagato y Konan, mas seguía cuestionándose si aquello fue lo correcto. Afirmó con seguridad que no le perdonaría haber asesinado a su maestro y atacado su aldea. Y matarlo no era una opción, pues perpetuaba el ciclo de odio y venganzas que se suponía él pretendía romper. Sin embargo, ¿hizo bien en dejar a Konan irse sin ningún castigo? Ella fue alumna de Jiraiya también y por ello le tenía cierta camarería. ¿Qué pensarían las personas que murieron por su mano si supieran que ella era libre de cualquier castigo por sus muertes? ¿Era justo? ¿Era lo correcto? ¿Y si alguno de los resucitados iba tras ella para cobrarse lo sucedido? Eso reiniciaría el ciclo de odio y al final sus esfuerzos habrían sido para nada.

―Sí, lamento decirte que Menma lo asesinó cuando perdió el control del Kyubi ―aclaró Uchiha con pesar―. Quiero que sepan que cuando les advertí que yo mismo los mataría en cualquier momento no jugaba. Tanto Menma como yo perdemos la noción de nosotros mismos y atacamos a enemigos y aliados por igual ―confesó girando la cabeza para dirigirles una mirada severa―. Él cuando pierde el control del chakra del zorro y yo cuando pierdo el control del sello maldito como ya presenciaron.

Ante eso cada quién se reservó comentarios, pero no dejaron de visualizar lo ocurrido. Karin tenía algo de experiencia con pacientes que perdían el sentido de sí mismos a causa de la marca de maldición. El chakra de Orochimaru sacaba a relucir lo peor de cada persona. Se alimentaba de sus odios, miedos y traumas, a causa de ello, varios desarrollaban locura, esquizofrenia e incluso trastornos bipolares. El jinchuriki sólo había presenciado una vez a Sasuke luchando con el poder de la marca y no lo reconocía. Veía los ojos amarillos de Orochimaru en quien fue su mejor amigo y su expresión facial así como su cuerpo sufrieron metamorfosis que destruían la imagen que tenía de Sasuke. Por último, el ex anbu se había propuesto huir dejando al Uchiha a su suerte. Mientras estaba desmayado habría sido sencillo ponerse a salvo ellos tres o incluso él solo y que los demás velaran por sí mismos. No obstante, le insistieron en llevarlo a un sitio seguro y obtener respuestas cuando despertara.

―Es normal perder el control de la marca de maldición ―mencionó Karin tocando la mano de Charasuke queriendo subirle el ánimo―. Esa marca se alimenta de la parte más oscura del corazón de la víctima. Muchos no aguantarían.

―¡Entonces Sasuke no estaba en sus cabales cuando peleamos en el Valle del Fin ttebayo! ―celebró Uzumaki sintiéndose aliviado de que en parte no fuera culpa de su amigo.

―Sasuke-kun es todo un genio ―contradijo la pelirroja frunciendo el ceño por aquellas palabras―. Él es todo un experto en varias áreas. A él no le tomó ni un año controlar la marca de maldición a su gusto. ¡Es tan genial!

―Yo no soy un prodigio como el Sasuke de esta dimensión ―habló el portador del sharingan con una voz que sonaba avergonzada―. Yo he tenido esta marca hace años y aun no la domino. Por eso deben alejarse, si pierdo el control estarán en peligro.

Tras aquella confesión volvió a bajar la mirada. En parte se arrepentía un poco de haber hurgado en la memoria de Naruto. Tuvo curiosidad de saber cómo era su “yo” de ese mundo y era todo lo que él jamás sería. Lo que vio en los recuerdos del rubio eran puros logros y méritos que a su parecer habrían causado el orgullo de su padre. Vio como Uzumaki le envidiaba y aspiraba a ser como él por su imagen de alumno ejemplar, hábil en todo lo relacionado al arte shinobi. Incluso vio que en su primera misión real Sasuke ni se asustó luchando contra unos chunnins. ¿Y él? ¿Qué era él comparado a su otro yo? Sólo era la vergüenza de su clan, el payaso de la clase, el playboy que sólo tonteaba con las chicas y a quien en general nadie tomaba en serio. Esperaba no tener la necesidad de enfrentarse a él o seguramente perdería. Mas, no era tan tonto como para no deducir que si su otro yo estaba del lado del enmascarado, un enfrentamiento sería inevitable. ¿Qué haría Naruto si llegaran a eso? ¿Se pondría en su contra o lo ayudaría? Él sólo quería recuperar a Menma e irse a su dimensión. Y ambas cosas se veían entre difíciles a imposibles.

―Ha sucedido antes, ¿no es cierto? ―preguntó Sai con seriedad clavando su negro mirar en el otro azabache.

Para él la advertencia que les dio con anterioridad no era en vano. La voz de Charasuke era lo suficientemente expresiva como para que incluso alguien como él notara sus emociones. Le resultaba increíblemente sencillo leerlo. Era tan opuesto al Sasuke que él conoció. A ese no lo entendía ni podía leer y dudaba poder hacerlo algún día. Ese estoicismo parecía ser un lenguaje que sólo Naruto captaba o algo así. Tampoco estaba seguro de que ellos dos se entendieran lo suficientemente bien. Si ese fuera el caso no serían enemigos actualmente.

―Al principio… ―comenzó a hablar Charasuke para responder a la pregunta―. Orochimaru fue un gran maestro para mí. Fue el primer maestro que tuve que no me repetía hasta el cansancio cómo era mi hermano mayor. Se sintió tan bien tener a alguien que me enseñara y cuidara como él ―dijo con una sonrisa irónica―. Yo me esforcé mucho para que se sintiera orgulloso de mí e incluso tomé como un honor que me eligiera para llevar esta marca ―admitió con gran culpa y vergüenza―. Al principio me gustaba usar este poder porque era invencible. Nadie ha podido ganarme usando el chakra de Orochimaru.

―¿Pero? ―preguntó el ex anbu animándolo a hablar.

―Yo perdía la consciencia usando ese poder y también los recuerdos de lo que hacía ―suspiró cansado de tener que hablar de eso―. Actualmente recuerdo bastante de lo que hago y tengo algo de consciencia, pero… lo que me hizo reaccionar fue asesinar a todo mi equipo durante una misión a la que me envió como líder.

Charasuke jamás podría perdonarse lo que hizo y mucho menos olvidarse de ello. Su sharingan tampoco le daba la opción de borrar de su mente los cuerpos sin vida de aquellos subordinados de Orochimaru que, al igual que él, sólo eran niños buscando mejorar sus habilidades. No tenía derecho a terminar con sus vidas y lo que más le indignó fue la ligereza de su maestro al decir que no pasaba nada “habían mucho más de donde vinieron esos”. Fue allí donde se dio cuenta de la verdad de su situación. Si él moría simplemente sería reemplazado como unas sandalias rotas. Igual que se hizo con aquellos que murieron en sus manos. Pese al incidente, el sannin de las serpientes lo hizo liderar varios grupos para pulir su mente y hacerlo alguien capaz de tomar decisiones y sacar lo mejor de cada subordinado bajo su mando. Cometió incontables errores y muchas vidas se perdieron. Su mente parecía quebrarse con cada muerte por saberse el responsable y los fantasmas de sus errores pasados se manifestaban con cada nuevo equipo en sus manos.

El ex anbu sintió por primera vez empatía por la situación de alguien ajeno al equipo de Kakashi. A través de las explicaciones recibidas se figuraba que Orochimaru en aquella dimensión era como Danzou en la suya; alguien de buena imagen pública, ―o al menos dentro de lo que cabía decente, pues no habían pruebas de sus planes contra los Hokages―, habilidoso y con un gusto por moldear niños. Sai recordaba con cariño a su hermano adoptivo, pero siendo consciente de lo que realmente le hicieron no podía sentirse conforme con el actuar de Danzou. Sí, los había “salvado” de la orfandad dándoles techo, comida y educación, pero ¿a qué costo? Los hizo batirse en un duelo a muerte y reprimir cualquier rastro de sentimientos para ser buenas herramientas para Konoha. Y siendo de la división de raíz, todo lo realizado a él y sus compañeros, era secreto. Y con ese manto protegiéndolo tenía libre albedrío de disponer de ellos cuanto quisiera. Muchos habían muerto en raíz y nadie sabía siquiera que existían.

―¿Y a nadie le pareció mal lo que hizo Orochimaru? ¿A nadie le importó la desaparición y muerte de tantos niños a su cargo? ―interrogó Sai sintiendo su estómago arder y los deseos de golpear algo.

―Nosotros éramos los inútiles. A nadie le sorprendería si alguno de nosotros muriese en una misión ―respondió Charasuke―. Todos éramos gennins salidos de la academia. Si moríamos, era por nuestra falta de habilidad. Cualquier herramienta rota, se tira y se olvida. Esa es la política de Konoha. Después de todo, somos una aldea ninja.

Karin también comprendía a la perfección esa manera de actuar por parte de Orochimaru. No era secreto que él tenía decenas de prisioneros que usaba a placer. El que muriera sólo era un nuevo cuerpo que enterrar en el mejor de los casos. En el peor, su cuerpo era diseccionado y usado para los jutsus secretos y prohibidos. En diversas ocasiones, ni siquiera se debía estar muerto para ser un sujeto de estudio. Para algunas técnicas como el Edo tensei estuvo probando con muertos y vivos, siendo los segundos sacrificios para resucitar a los primeros. Otros tantos se murieron a causa de las torturas. Y cuando el sannin cambiaba de cuerpo, hacía batirse a muerte a diversos prisioneros con la promesa de ser liberado quien fuera el último en pie. Aferrándose a esa esperanza, las personas capturadas lo daban todo en batalla, sólo para descubrir que el premio final era ser el nuevo contenedor de Orochimaru. Al parecer sólo por fuera era opuesto al de la otra dimensión, pues en el fondo parecía seguir siendo la misma persona retorcida obsesionada con los experimentos y la búsqueda del cuerpo perfecto.

Uzumaki siendo el más empático allí y aun temiendo ser rechazado, se acercó lo suficiente al azabache hasta abrazarlo. Se sonrojó un poco por dicha acción, pero sabía que el otro lo necesitaba. Al menos a él le habría gustado ser abrazado cuando de niño se le hacía sentir que sobraba. Durante muchos años fue rechazado por la gente de Konoha. Remarcando una y otra vez su poco interés en él e incluso su desprecio. Aun le congelaba el corazón recordar aquellas gélidas miradas negando su existencia. Estaba seguro que de haber muerto antes de que su nombre se hiciera conocido por derrotar a Pain, poco y nada les habría importado. Justo como los ex compañeros del Uchiha entre sus brazos. Charasuke tardó un poco en corresponder al abrazo, pero finalmente lo hizo. Ese no era su Menma, pero al menos era alguien que estaba oyéndolo atentamente. Esta era la tercera vez que le relataba a alguien acerca de Orochimaru. En su dimensión nadie le creería, con excepción de su hermano y Menma. Ellos eran los únicos que le darían valor a la palabra de un charlatán como él y no se dejarían llevar por la buena imagen que el sannin se había labrado a lo largo de los años.

―Naruto, Sai ―llamó el portador del sharingan aun sin despegarse del pecho del blondo―. Ustedes pertenecen a Konoha. Tú tienes el sueño de convertirte en Hokage ―dijo alzando la mirada para ver al rubio y luego miró por encima de su hombro al pintor―. Y tú quieres recuperar tus sentimientos y forjar lazos. Si siguen a mi lado no tendrán nada, ¿entienden? Sus sueños y metas se perderán, ¿y para qué? Yo volveré a mi dimensión tarde o temprano y ustedes se quedarán lidiando con las consecuencias de mis acciones ―explicó con firmeza y una severidad aprendida de su padre―. Yo no tengo miedo a perder nada porque no estoy atado a Konoha ni la de esta dimensión ni la de la mía. Sólo me interesa recuperar a Menma y vengarme de ese akatsuki que lo secuestró. Destruiré a todo el que se interponga en mi camino, sea akatsuki, otras naciones o la misma Konoha ―tras decir aquello fijo su mirada en la pelirroja―. Karin ―llamó sin perder su seriedad―. Corres tanto peligro conmigo como lo correrías con Orochimaru. Deberías huir mientras aun estés a tiempo. Estar cerca de mí es buscarse una muerte segura.

Tras soltar aquello, el azabache guardó silencio para dejarles procesar sus explicaciones. Les dio toda la información relevante que pudo. Ahora sólo le restaba esperar a que decidieran irse y lo dejaran solo en esa cueva. Sería un poco aburrido y solitario viajar solo, pero era lo ideal. No podría perdonarse si algo les sucedía a causa suya o por su mano. En caso de ser el segundo, serían nuevos fantasmas atormentándolo en sus pesadillas cada noche. Para empeorar su situación, el sharingan hacía imposible olvidar cada detalle de los actos atroces que cometió. Recordaba los crímenes de sus víctimas en el Yoshiwara así como el castigo impuesto por él. Podía ser egocéntrico, pero incluso él tenía un límite. ¿Con qué superioridad moral juzgaba las acciones de otros cuando él tenía las manos manchadas de sangre? Tantas vidas se vieron extinguidas por él que en ocasiones veía sus manos negras. En sus pesadillas la sangre seca no hacía más que acumularse y sin importar cuanto intentara limpiarse, no era capaz de expiar sus pecados.

―¡Te dije que no te abandonaría ttebayo! ―gritó Uzumaki sujetando a Charasuke por los hombros antes de sacudirlo con algo de fuerza―. Yo sé mejor que nadie lo que se siente lastimar a alguien que te importa sin desearlo. Yo perdí el control del Kyubi y lastimé a Sakura-chan ―confesó desviando la mirada hacia el suelo, pero luego la volvió a elevar para fijarse en él―. ¿Sabes qué me dijo Yamato-taichou? Qué esa no es la verdadera fuerza. Si quiero llegar a ser verdaderamente fuerte no puedo recurrir al zorro cada vez que estoy en problemas. Mientras yo esté a tu lado, no necesitarás del poder de Orochimaru. Te lo prometo ―aseguró con firmeza.

Charasuke parpadeó con confusión debido al gran parecido con Menma. Aquel discurso tenía ciertas diferencias con el que le dio cuando le contó sobre su condición, pero en algo se mantenían iguales: prometió no abandonarlo. Oír eso lo hizo sonreír con sinceridad. Sin rastro de prepotencia o burla. Sólo mostraba agradecimiento y cariño por eso.

―Pero tu sueño de ser Ho…

―Alguien que no puede salvar a su amigo no merece ser Hokage. ¿Cómo los puedo proteger y ayudar a todos si no puedo ni con Sasuke, tú, bueno… ustedes. Tú me entiendes ttebayo ―exclamó exasperado por no encontrar las palabras de hacerle saber que fuera cual fuera el Sasuke al que hubiera que salvar, él no le daría la espalda―. Además no pienso morir hasta enfrentarme al Sasuke de esta dimensión. Nosotros tenemos una promesa pendiente.

―No sé si sentir pena o envidia del Sasuke de esta dimensión teniendo a alguien tan obsesivo como tú detrás suyo ―mencionó Uchiha arqueando una ceja.

―Yo siento pena por mi otro yo si te la pasas metiéndole mano como a mí ―reclamó el rubio mientras alejaba las traviesas manos blancas que dejaron de estar en su espalda e iban rumbo al sur―. Manitos quietas, Ero-Teme ―advirtió frunciéndole el ceño.

―No puedo evitarlo. Lo tienes suavecito y lleno de ramen ―se burló sacándole la lengua.

―Yo seguiré contigo ―intervino Karin mientras se acercaba un poco y le tocaba el hombro―. Yo he trabajado mucho tiempo al lado de Orochimaru. Conozco sus escondites y muchos de sus experimentos. Si no te guio, no tendrás esperanzas. Además si vamos juntos puedo intentar ayudarte con tu marca.

El moreno la vio fijamente por sus palabras. Ciertamente la necesitaba o no sabría cómo moverse en ese mundo. Al Yoshiwara llegaron por la guía de la ninja sensorial. Y de hecho, su razón para sacarla de la cárcel fue justamente indicarle donde ir, pero si fuera su guía sería incluso mejor, pues su rango de percepción era muy superior al suyo. Además notó lo astuta que podía ser para cubrir sus rastros de los perseguidores. Era alguien demasiado útil como para renunciar a ella tan fácilmente, pero su seguridad…

―¿Estás segura? ―preguntó intentando cerciorarse de que no se echara para atrás de un momento a otro―. Aun tienes oportunidad de conseguir una vida tranquila lejos de este drama de ninjas.

―Akatsuki tiene planes a nivel mundial. Da igual donde me oculte, me veré afectada ―respondió encogiéndose de hombros―. Prefiero ser activa y averiguar qué demonios planea. Además a tu lado me siento segura. Al menos más segura que cerca de Juugo ―mencionó acomodándose los lentes―. Así que no te preocupes por mí. Estaré bien ―aseguró sonriendo mientras su gesto era correspondido por el dueño del sharingan.

―¿Y qué hay de ti, Sai? ―interrogó Charasuke viéndolo con seriedad―. Tú tienes sentido común y quiero creer que el sentido de supervivencia no te lo quitó Danzou.

―Pues parece que Orochimaru sí se robó el tuyo ―se defendió cruzándose de brazos sintiendo satisfacción de verlo fruncir el ceño―. Tú mismo dijiste que era una misión con altas probabilidades de morir. Después de todo Konoha te persigue, akatsuki te mataría nada más intentar llevarte a Menma y todos han de creer que eres Sasuke. Él atacó la reunión de los cinco kages, así que no tengas dudas de que tienes a todo el mundo en tu contra en esta dimensión ―enumeró mostrándole los dedos por si el otro no estaba entendiendo.

―Entonces, ¿te irás o…? ―preguntó Uchiha viéndolo con confusión.

―Me quedo ―declaró sentándose delante de él para verle fijamente―. Estos dos babosos te dirán lo que desees oír aun si se dirigen a una muerte segura. Si yo no estoy, ¿quién te advertirá de lo idiota que estás siendo? ―preguntó con una falsa sonrisa de las típicas en él―. Además te dije que protegería la virginidad de Naruto-kun.

―Tsk adiós a mi trío soñado ―bufó el portador del sharingan cruzándose de brazos mientras miraba hacia otro sitio―. Gracias a todos ―murmuró entre dientes ocultando su sonrojo.

Le daba vergüenza haberse mostrado tan vulnerable ante gente que ni siquiera era de su mundo. Empero, le era imposible no sentirse dichoso de haber encontrado buenos compañeros. ¿Cuántas personas serían capaces de permanecer a su lado sabiendo lo de su marca? En su dimensión tenía buenos amigos, no lo negaba, pero ellos jamás lo vieron asesinando. Y siempre tuvo miedo de que lo odiaran o repudiaran si se enteraban de lo que hizo. Sentirse aceptado por los tres idiotas con poco sentido de la autopreservación cerca suyo, le hizo sonreír con tranquilidad. Se esforzaría al máximo en protegerlos con todas sus fuerzas sin olvidarse de recuperar a Menma. Él no dejaba de ser su prioridad, pero lucharía por no dejarse consumir por su propia oscuridad por el bien del grupo.

―Aun podemos montarnos una orgía ―bromeó Sai.

―Ni de chiste, copia barata. No me amo lo suficiente como para tocarte siendo prácticamente una copia mía ―dijo Charasuke huyendo debajo de las mantas cubriéndose hasta la cabeza―. Me regreso a dormir. Buenas noches ―despidió velozmente.

―No sé quién es más pervertido si él o tú ―dijo Uzumaki viendo a su compañero de equipo.

―Tú lo abrazaste y te dejaste manosear por él ―le recordó Sai con su falsa sonrisa―. Y de ti ni se hable, pervertida masoquista. Gimes cuando te muerden ―señaló viendo a Karin.

―Eso es porque me mordiste en el cuello, desgraciado ―reclamó la fémina mirándolo con odio―. Debías morderme el brazo.

―Me estabas abrazando y dijiste “muérdeme” ―repitió imitando una voz chillona―. Tu cuello estaba cerca y aproveché.

―Eres un pervertido, Sai ―dijo Naruto alejándose hacia un rincón de la cueva contrario a donde estaba el pintor―. Cuando no estás hablando de… las partes de los hombres, estás mordiendo chicas. Eres peligroso.

―Si lo hubiera hecho, Chara no se estarían quejando ―recriminó el ex anbu con molestia.

―¿Chara? ―interrogó Karin viéndolo de manera sospechosa―. ¿Y esas confianzas?

―Eso, eso ―secundó el blondo señalándolo con su dedo índice―. Se supone que tú no haces nada sin consultar con algún libro raro de esos tuyos.

―Gracias a ustedes estoy aprendiendo a relacionarme con las personas sin usarlos ―respondió con una falsa sonrisa acercándose a paso lento hacia Naruto―. Ahora tengo la confianza de fraternizar “íntimamente” contigo.

―¡Aléjate de mí, depravado! ―gritó pegando su espalda a la pared―. Y tú ―señaló a la única chica del grupo―. ¿No dirás nada?

―Mejor tú que yo ―se burló mientras se acercaba a donde dormía el otro moreno―. Chara-kun vamos a dormir juntos mientras nuestros compañeros intiman entre ellos.

―¡Aprovechada no le metas mano! ―amenazó el blondo alzando el puño al aire.

―¿Celoso, Naruto-kun? ―preguntó Sai con esa cara que no le daba buena espina―. Ahora que somos un equipo tenemos que ser todos muy unidos.

―¡Ya te pegaron lo pervertido! ―exclamó Uzumaki.

Tengo un buen equipo. Además son muy divertidos. Seguramente lograremos recuperar a Menma. Espérame, pronto volveremos a estar juntos”

Fue el pensamiento de Charasuke antes de volver a dormirse teniendo de fondo los gritos de su equipo. Ellos tenían personalidades que fácilmente chocaban unas con otras, pero a la vez poseían habilidades que complementaba un buen equipo. Con ese pensamiento y una sonrisa en los labios, Uchiha cerró los ojos y se entregó a un profundo sueño para recuperar sus fuerzas. Completamente ajeno a los peligros que se iban preparando para ellos. A kilómetros de allí, específicamente en la aldea de la Hoja, el equipo de rescate/captura, dirigido por Yamato estaba increíblemente frustrado. Llevaban días rastreando cualquier pequeña pista dejada en un descuido durante la huida, pero al igual que el resto de los shinobis asignados a la misma tarea, se encontraron con callejones sin salida. Rastros de aromas que no llevaban a ninguna parte abundaban en el bosque. Preguntaron por testigos sin éxito alguno.

―¿Alguna pista, Kiba? ―preguntó Nara viendo a Akamaru y a su dueño regresando al punto de encuentro.

―No, para nada ―respondió mostrando unos pedazos de telas entre sus manos―. Fueron rastros falsos nuevamente ―gruñó enojado.

―Tampoco hemos tenido suerte preguntando a los civiles si los vieron ―mencionó rascándose la cabeza―. Parece que te equivocaste, Sakura. Este Sasuke también es un genio.

―Me niego a creer que un mujeriego como ese sea un ninja a la altura de Sasuke-kun ―negó ella moviendo la cabeza de un lado al otro agitando sus rosados cabellos.

―Pues hemos estado corriendo en círculos sin éxito y no parece que hayan rastros ―le recordó con un tono de voz monótono―. Secuestró a dos ninjas de los nuestros, liberó a una prisionera y huyó sin dejar rastro. No tratamos con ningún payaso como dijiste.

Para el genio del clan Nara aquella historia de la dimensión alterna cada vez le sonaba más ridícula. Si de verdad existiera un Sasuke opuesto al conocido por ellos, debería ser torpe, distraído y fácil de capturar. Sin dudas sólo un genio como el Sasuke ya conocido podría lograr tal hazaña de dejarlos como idiotas. Ya les había sucedido antes cuando fueron todos los shinobis de su generación en su búsqueda y ni siendo más de una docena de ninjas, ―entre los cuales había ninjas sensoriales, de rastreo e incluso perros shinobis―, lograron alcanzarlo antes que akatsuki. Por el momento seguiría sin mencionar lo ridículo de la teoría de la otra dimensión, pero silenciosamente ignoraría cualquier intento de “aporte” de Haruno. Su información probablemente provenía de algún genjutsu en el cual cayó. Eso tenía más sentido. Quedó atrapada en un mundo que creyó real y ahora pensaba que Sasuke era otra persona. No la culpaba del todo. Después de todo, el criminal clase S buscado por todas las aldeas ninjas era completamente diferente al que conocieron de niños cuando estaban en la academia.

―¡Chicos! ―llamó Shizune acercándose corriendo hasta donde estaban ellos.

―¿Qué sucede, Shizune-san? ―preguntó Sakura preocupada al verla tan agitada.

―Tenemos información acerca del paradero de Charasuke y los demás ―soltó sin siquiera respirar por la agitación de la carrera anterior.

―¡¿Cómo?! ―interrogó sorprendido Nara sin poder creerse aquello.

―Un criminal ha venido a la aldea ofreciendo vendernos información acerca de su paradero. Aseguró ver a un grupo de cuatro, entre ellos un rubio, una pelirroja, un azabache de sonrisa rara y…

―¡Sasuke! ―interrumpió la kunoichi de cabellos rosados.

―Tsunade-sama le ha pagado en efectivo a cambio de la información. Por favor diríjanse a su oficina para que les dé el mapa con su localización exacta ―instruyó la joven castaña.

Tras aquellas palabras, Shikamaru fue a buscar los ninjas faltantes mientras Sakura y Kiba se adelantaban rumbo a la oficina de Tsunade. Al fin tenían una pista que los guiaría hacia los prófugos y juraban que no los dejarían escaparse esta vez. Cuando no hubo nadie por los alrededores, del suelo salió un Zetsu con una sonrisa retorcida.

―Así que ya saben dónde está ―mencionó riéndose la parte blanca―. Será mejor que le avisemos a Madara ―dijo la parte negra con seriedad―. Al menos sabemos que sigue vivo ―mencionó la parte blanca antes de volver a hundirse en el suelo.

 

CONTINUARÁ…

 


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