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Road to inverse por shiki1221

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Cap 3: Conociendo a Charasuke

Uchiha se mantuvo estoico observando a cada persona en la habitación. Sabía que no les sentaría bien saber que Menma era un traidor, pero debían saberlo para no dejarle la carga en su consciencia. Si por alguna casualidad el jinchuriki volvía a aliarse a Tobi los atacaría con intenciones asesinas y no iba a poder lidiar con la responsabilidad de haberlos dejado a la deriva. Podía no ser su dimensión, pero los daños que causará su compañero serían una culpa más en el haber de Menma. Él se prometió no dejarlo solo con aquellos sentimientos negativos. Si era necesario lo detendría en persona. No obstante, prefería no llegar a eso y seguir luchando por limpiar el nombre del joven de ojos azules, pues con mucho pesar recordaba que nadie entendía los sentimientos que profesaba por aquel compañero tan preciado para él.

“Ese demonio es un ángel”

Todos lo juzgaban loco por semejante afirmación. Viendo aquel rostro enojado bastaba para entender lo peligroso de su persona. Al menos eso solían decirle sus compañeros de generación. Varios ninjas afirmaron con poca discreción que Uzumaki Menma era un demonio en muchos aspectos. Comenzando por literalmente guardar en su interior al bijuu de las nueve colas. Eso ya lo calificaba como una persona siniestra, pero no para él. Quizás se trataba de su gusto casi adictivo por la adrenalina de hacer algo loco e imprudente, pero le gustaba estar cerca del jinchuriki. Era atrayente e interesante.

“No quiero que el mundo me vea pues no entenderían”

Uchiha sabía de las dudas que generaba su presencia en cercanía de Menma. No había quien no creyera eso una astuta treta para hacerse con el poder del bijuu dentro de Menma, incluyendo al mencionado. Buscaban segundas intenciones inexistentes. Sólo deseaba estar allí para él. Ser con quien pudiera contar cuando las lágrimas que no venían a aquellos ojos azules quisieran desbordar ese corazón herido. Fue manipulado por una entidad desconocida que lo hizo atacar Konoha. Se equivocó y arrepintió, pero el estigma seguía allí. El jinchuriki era una amenaza potencial de la cual cuidarse. Alguien a quien tener bajo la lupa constante y eso, por muy fuerte que fuera Menma, lo estaba afectando.

―Deberíamos ir al Ichiraku Ramen ―propuso al shinobi de ojos azules mostrándole una gran sonrisa―. Hasta podría invitarte ―sugirió en un tono coqueto.

―Piérdete, Charasuke ―rechazó cruzado de brazos comenzando a caminar alejándose del puente donde solían reunirse los miembros del equipo siete―. No tengo tiempo para perder contigo ―dijo antes de seguir su camino ignorando las protestas del otro.

A pesar de que Uchiha se quejó, insultó e hizo berrinche nada cambió. Uzumaki se alejó sin siquiera mirar atrás. El joven heredero del sharingan soltó un largo suspiro y fue a sentarse a la sombra de un árbol. Apoyó su espalda contra la madera del tronco y dormitó un rato antes de dejarse llevar por la suave brisa primaveral. Terminó durmiendo profundamente hasta ser despertado por el llamado de su hermano. Lo vio parado en la puerta de su habitación mirándolo con el ceño levemente fruncido. Abrió los ojos un tanto sorprendido de haber pasado tan repentinamente de estar en el campo de entrenamiento a su cuarto.

―No deberías quedarte dormido a pleno aire libre ―regañó sin entrar a su habitación.

―Estoy durmiendo en mi habitación ―señaló con obviedad el menor de los hermanos apuntando su cama―. Deja de abusar de tu sharingan, estás quedándote ciego, hermano ―se burló haciendo rodar los ojos al mayor por semejante tontería.

―Tienes suerte de que Menma-kun te trajera antes de que te diera un resfriado ―soltó antes de bufar y alejarse de allí rumbo al comedor donde sus padres los estaban esperando―. Pronto estará la cena lista, date prisa ―ordenó alejándose.

Charasuke ante el comentario no mostró sorpresa o algún rastro de extrañeza. Él sabía bien que el otro lo había llevado. Siempre había sido así desde que eran pequeños. Uzumaki siempre tan al pendiente, precavido y responsable por la seguridad y bienestar de los demás. Cualquier persona que el otro apreciara, era cuidada como algo preciado. Y orgullosamente puso al límite la paciencia del jinchuriki encontrándose con sus constantes cuidados.

―De algo sirvió fingir que estaba dormido ―susurró para sí mismo sacando la lengua con travesura.

Si había un motivo por el cual llamaba a Menma “ángel” en secreto, era por esos pequeños detalles. Siempre sincero, atento y discreto. Tal cual un ángel de la guarda que no se puede ver ni sentir, pero cuando más se lo requiere allí está. Desde ese día su nueva meta sería convertirse en un ángel para el otro, alguien a su nivel, digno dser su...

―¿Por qué lo buscas si es tan peligroso? ―preguntó Sai sacándolo de sus recuerdos―. Si es así de peligroso lo más recomendable sería ejecutarlo ―expresó pese a que sus compañeros se tensaron al pensar en que esas palabras se las dirigió a ellos respecto a Sasuke.

―Supongo que la dimensión puede cambiar, pero en esencia seguimos siendo los mismos ―soltó Charasuke mirándolo fijamente al ex anbu de raíz―. Esas fueron las palabras que el Sai que yo conocí me dijo cuando lo reemplazó en el equipo siete ―explicó con las manos en los bolsillos.

―Supongo que mi yo de tu dimensión no te agrada por lo mismo ―dedujo el pintor mirándolo con su típica sonrisa falsa―. Seguro que la Sakura-san que tú conoces también intentó golpearlo ―comentó recordando la primera vez que se integró al equipo siete.

Sai sentía gran curiosidad sobre cómo era su vida en la otra dimensión. Si los padres de Naruto vivían, ¿eso quería decir que su hermano también sobrevivía en ese sitio? ¿Su otro yo era feliz? ¿Tenía amigos y una sonrisa verdadera? Eran pequeños detalles que le provocaban buscar respuestas y viendo que la versión de Sasuke delante suya era tan abierta a contestar preguntas, era bueno aprovechar. Le recordaba en cierto modo a Naruto, parlanchín y sin filtros en la boca. Parecía que no había nada regulando las palabras que pensaba y decía. Todo parecía tan natural, pero a la vez tenía la sensación de que ese Uchiha le estaba ocultando algo. No se creía que les estuviera diciendo todo. Si su afirmación de poseer la misma esencia era correcta, la persona delante suyo por muy feliz que fuera no dejaría de ser Sasuke. Algún hábito, pensamiento o interés debían tener en común. Descifrar aquel patrón era su prioridad para identificar si era o no de fiar. Bien podría estarles mintiendo descaradamente para sus propios fines.

―La verdad es que no ―respondió Uchiha calmadamente encogiéndose de hombros antes de guardar las manos en los bolsillos―. Ella temía a Menma por una vez que la hirió con el chakra del Kyubi ―explicó con tranquilidad mientras se subía un poco el pantalón dejando ver que por debajo de su rodilla estaba una gran cicatriz que parecía darle vueltas―. Una de sus colas me sujetó la pierna y me mandó a volar varios metros. Ella se llevó la peor parte y le quedaron tres grandes zarpazos en la espalda ―relató cerrando los ojos.

Podía entender la razón del miedo de su compañera y agradecía que hubiera intentado guardar silencio sobre el asunto. Ambos quisieron negar que Menma les había provocado esas heridas, pero estaban tan graves que requirieron atención médica urgente. Ese fue uno de los motivos decisivos para reemplazarlo. Tras el intento de destrucción de Konoha los altos mandos de la aldea se negaban a permitirle volver al equipo de Kakashi. No obstante, tercamente insistieron en dejarlo regresar. Incluso Hatake aseguró que no habría problemas bajo su tutela. Mas, se tuvo que retractar cuando en un simple entrenamiento de taijutsu, el jinchuriki perdió el control de su propio chakra y atacó a sus compañeros. Apenas lograron contener a Menma aquella vez, tuvieron que recurrir a la ayuda de Itachi, quien no vio con los mejores ojos que su hermano saliera herido. Él mismo abogó que debían sacar al jinchuriki del equipo.

―Supongo que ella es una persona inteligente y razonable si dejó de buscar a un tipo que intentó asesinarla ―felicitó el joven de piel pálida causando molestia en su propio equipo.

―¡Eso no puede ser razonable e inteligente ttebayo! ―exclamó el rubio metiéndose en esa conversación que llevaba demasiado tiempo oyendo pasivamente―. ¡Asesinar a un amigo sólo para vanagloriarse de eso después no puede estar bien! ―gritó colérico.

―Pero a veces esa es la única opción ―suspiró Haruno colocando una mano sobre el hombro de su amigo rubio para intentar calmarlo.

―¡Tú lo dices porque te rendiste y quisiste asesinar a Sasuke a mis espaldas! ―reclamó Uzumaki quitándose de encima la mano de su compañera.

Aquellas palabras calaron hondo en Sakura dejándola sin habla momentáneamente. Agachó la mirada avergonzada de su propia debilidad y cubrió su boca con una mano conteniendo el llanto. Uzumaki jamás le había hablado de esa manera tan seria como si ella no importara. Sasuke intentó asesinarla, pero el blondo no le reclamó al respecto al portador del sharingan ni tampoco intentó consolarla a ella respecto a que Uchiha no la merecía o cualquier tipo de palabra esperable. Charasuke observó curioso la escena. Para bien o para mal Sakura era su amiga en la otra dimensión y su propio sentido de la caballerosidad le impedía quedarse de brazos cruzados viendo a una chica a punto de llorar. Por ello se adelantó unos pasos y sujetó por los hombros a Haruno para atraerla un poco hacia él y resguardarla del jinchuriki.

―Es cierto que sería lo más normal y razonable eliminar a cualquier persona que se atreva a ir contra la aldea a la que juramos servir ―intervino Charasuke con voz calmada y completamente neutra carente de emociones perceptibles e hizo una prolongada pausa―. No tiene sentido dejar a muchos morir a causa de una sola persona, pero por lo mismo no dejaré que se metan en este asunto con Menma ―advirtió viendo a los hombres con seriedad―. No entiendo qué sucedió con el Sasuke de aquí, pero sea lo que sea, no puedes hablarle así a una señorita ―regañó el azabache antes de girar el rostro hacia la fémina―. ¿Te encuentras bien? ―preguntó refiriéndose a si sus deseos de llorar habían menguado.

―Lo estoy ―respondió ella enseguida refregándose los ojos para quitar las lágrimas que habían asomado enseguida―. No te preocupes ―respondió sonriendo falsamente.

―Sea como sea ―habló Hatake mientras caminaba hacia donde estaban los jóvenes para poder evitar posibles golpes entre ellos―. Por el momento lo mejor sería que te quedes en la casa de Naruto ―explicó a Charasuke notando como fruncía el ceño.

―¿Por qué debo quedarme en la aldea? ―interrogó ansioso observando fijamente a Hatake―. Quiero formar parte de los equipos de rastreo y búsqueda. Ese sujeto se llevó a Menma y si los Akatsukis son una organización criminal en esta dimensión no puedo quedarme tranquilo sin hacer nada ―reclamó notablemente alterado.

―Enviaremos equipos a perseguir su rastro, pero tú no puedes participar ―afirmó sujetándolo por los hombros con fuerza―. El Sasuke de aquí es un criminal muy buscado por irrumpir en la reunión de los cinco kages. Sería muy difícil explicar que tú eres diferente a él y podrían creer que la aldea de Konoha lo protege y deja que haga su voluntad a sus anchas ―explicó intentando convencerlo.

―Este es un rostro muy conocido por los crímenes, ¿es eso? ―cuestionó siguiendo con la insistencia de participar en la misión―. Podría utilizar un jutsu de transformación para no delatarme y ya ―sugirió.

―Si te quedaras sin chakra en una batalla o en una situación extrema lo más probable es que uses tu sharingan y te delates ―rebatió dejándolo sin argumentos―. Por favor, intenta entenderme ―pidió un poco más desesperado, ya que se veía idéntico al alumno que no pudo salvar de la oscuridad anteriormente―. En cuanto haya alguna noticia de Menma te lo haré saber, sólo ten paciencia.

El menor no estaba del todo convencido de aquello. Después de todo había poco tiempo, si Menma perdía el control como hizo en el bosque dañaría irremediablemente al primer pobre diablo que se encontrara con él. “Maldito de mi yo de esta dimensión. No puedo moverme con libertad por su culpa”. Pensó con fastidio por aquella petición del Hokage. Tenía sentido, lo entendía. En serio que comprendía sus razones, pero Menma estaba en manos del enemigo. Y por mucho que su cerebro entendiera que debía quedarse le era difícil empatar eso a su sentir. Tomó aire hasta inflar su pecho y expiró profundamente. Sería difícil esperar a que hubieran noticias, pero no había más que hacer.

―De acuerdo ―aceptó finalmente resignado a que no lo dejarían participar en los grupos de búsqueda por mucho que insistiera―. De todas maneras no sabría por dónde comenzar a buscar.

―Bien, pueden retirarse ―permitió Kakashi sonriéndoles animadamente antes de regresar con sus subordinados. Estaban en una situación bastante mala si el enemigo se había hecho, o peor aún, aliado con el jinchuriki―. Mantengan en secreto que Sasuke está aquí, salgan de manera discreta. Nada de llamar la atención ―advirtió.

―Eso no es problema ―respondió Uchiha mientras hacía unas posturas de manos antes de ser envuelto en una nube de humo―. Henge no jutsu ―dijo convirtiéndose en un gato negro.

―¿Por qué un gato? ―interrogó el rubio al verlo como le estaba arañando la pierna antes de saltarle directamente a los brazos.

―Sería más fácil explicar que llevas un gato herido o perdido a tu casa que a una persona ―explicó lamiendo su patita antes de acicalarse su hocico―. Te preguntarían mi nombre, quién soy y qué estoy por hacer en tu casa. Como gato no necesitas ser muy inteligente para mantener una fachada.

―Aun así podrían verte los ninjas sensoriales y sería un problema de todas maneras ―avisó Hatake recordando que Kiba y Neji conocían su aroma y su chakra―. No se confíen y váyanse deprisa ―ordenó haciendo que Naruto metiera al gato dentro de su chaqueta para salir de allí enseguida.

―Yo debo ir al hospital a seguir atendiendo a los heridos ―comentó Haruno con un suspiro―. Muchos de ellos estaban bajo tratamiento y debo revisar sus avances ―se excusó retirándose del lugar.

Ella quería distraer un poco su mente en algo más productivo. Aun no podía sentirse tranquila después de todo lo vivido; Naruto afirmando que moriría junto a Sasuke, éste completamente perdido en su deseo de venganza y ahora para colmo, se le sumaba el problema de tener otro Sasuke con ellos. Podía ser más alegre y expresivo, pero no era el compañero que ellos anhelaron recuperar. Además, le era irritante la manera en la que coqueteaba con todas las féminas que se encontraba llamándolas “koneko”. Incluso el apodo sonaba ofensivo. Como si con ello indicara lo poco relevantes que eran las chicas que lo rodeaban. Tan insignificantes que ni siquiera valía la pena perder el tiempo aprendiendo el nombre de cada una. Sonrió por la ironía, incluso en una dimensión alterna Sasuke la traicionaba. Si no era yéndose con un sannin deseoso de poder, era con cuanta chica bonita viera. Era lo mismo en ambos mundos.

―¿Lo dejará libre así sin más? ―preguntó Sai cuando se quedó a solas con Hatake―. No sabemos si su historia sea cierta y aunque lo fuera ¿cree que se comporte correctamente? ―cuestionó el ex anbu con preocupación por Naruto.

―Precisamente iba a encargarte a ti la tarea de vigilarlo ―respondió Kakashi sonriendo alegremente―. Sé que te preocupas mucho por tus amigos, así que cuídalos ―pidió apoyando su mano en el hombro del otro―. Sasuke, el que yo conocí, era un buen niño, pero perdido, solitario y fácil de manipular ―explicó mientras rememoraba cómo falló en evitar que las palabras de Orochimaru se hicieran realidad.

―Éste se ve torpe e ingenuo, pero hay algo que no termina de convencerme ―expresó el pintor sin saber cómo explicarse de mejor manera. No tenía palabras para ponerle a esa sensación que le generaba.

―Supongo que se trata de su falsa sonrisa ―soltó el Hokage con una mano en su propia barbilla reflexionando sobre ello.

―¿Sonrisa falsa? ―repitió el moreno en forma de pregunta sin comprender, pues aquella sonrisa se veía bastante sincera. Aunque la de Sakura también lo parecía cuando lo golpeó aquella vez.

―Sus ojos tienen una expresión que no cuadra con su sonrisa ―contestó buscando las palabras adecuadas para ser entendido por su subordinado―. En sus ojos hay odio y a la vez determinación. Si tuviera que poner un ejemplo, es como ver de nuevo a Sasuke hablando de matar a Itachi y a la vez a Naruto cuando expresa su deseo de recuperar a Sasuke ―ejemplificó con dudas, pues era imposible confirmar cuales eran los sentimientos de aquel chico―. Pero no me tomes muy en cuenta, es sólo una sensación que me da ―aclaró deprisa antes de suspirar con nostalgia―. Tal vez es sólo mi deseo de hacer mejor las cosas esta vez.

―No se preocupe ―aseguró Sai con la máxima convicción que su propia inexpresividad le permitía mostrar―. Yo vigilaré a Sasuke para que no le haga daño a nadie. Me retiro ―dijo sin más para desplazarse usando su chakra para acortar el tiempo que le tomaría llegar al departamento de Naruto.

Hatake se relajó un poco ante esas palabras. Tenía mucho trabajo que realizar como Hokage provisional y aunque deseara saber más acerca del Sasuke recién llegado, tenía que mantener en orden sus prioridades. Con Sai vigilando no habría de que preocuparse. Con ello en mente volvió al trabajo, pues aún debía explicar la situación de manera tal que no se sospechara sobre la presencia del Uchiha. Debía inventar alguna buena excusa para los ninjas sensoriales que tuvieron contacto con él y los altos mandos necesitaban saber sobre sus movimientos. No dudaba que los consejeros estuvieran listos para darle ejecución pública o algo de ese estilo. Debía evitar que ellos llegaran al menor. ¡Cuánto más faltaba! Matar a un chico que no tenía nada que ver con esa dimensión en compensación por lo sucedido con Sasuke sería una de las injusticias más aberrantes en su historia de llegar a concretarse.

Mientras tanto, Uzumaki se encontraba corriendo por los tejados con Charasuke, en su forma de gato, dentro de su chaqueta. Había convivido poco tiempo con aquel chico cuando estuvo en esa dimensión. Tampoco estuvo mucho tiempo interactuando con Menma. Sólo recordaba que secuestró a Sakura e intentó asesinarlo a él en aquella batalla entre sus kyubis. No alcanzaba a comprender cómo pudo hacer cosa semejante. A juzgar por aquel álbum de fotos y el tiempo que vivió junto a sus padres, tenía la certeza de que su otro yo tuvo una buena vida. Aquella que él siempre anheló. ¿Qué podría haberlo impulsado a volverse de esa manera? Tan despiadado, frío y cruel. Sasuke con familia se veía feliz y despreocupado. Entonces, ¿por qué él era diferente? Todas esas cosas le quería preguntar al gato que llevaba en su chaqueta y estando prácticamente a la puerta de su casa, no tendría que esperar mucho tiempo.

―Llegamos ttebayo ―anunció el blondo abriendo la puerta del modesto departamento e ingresando rápido para evitar ser visto.

―Eso veo ―contestó divertido Uchiha mientras deshacía el jutsu volviendo a ser el mismo quedando atrapado entre los jirones de la chaqueta naranja. Debido a que ésta comenzó a romperse por la diferencia de tamaño.

―¡Idiota! ―gritó molesto Uzumaki al ver como quedó su ropa―. Pudiste esperar a salir de mi ropa antes de transformarte.

―Ups ―dijo sin mucha culpa mientras terminaba de romper los jirones para separarse completamente del cuerpo del otro―. No se me ocurrió antes ―soltó en tono bromista sin darle mucha importancia.

―¡Arruinaste mi ropa, Teme! ―exclamó furibundo por semejante estupidez de parte del otro.

―Te ves más sexy usando sólo esa ropa tan ajustada en vez de esta fea chaqueta naranja ―halagó guiñándole un ojo junto a aquella sonrisa que usaba para las “gatitas”. El resultado fue el esperado: el rubio sin palabras y con un sonrojo notable.

―Veo que no pierdes el tiempo ―interrumpió Sai apareciendo de la nada parado en el techo boca abajo―. No sólo seduces a chicas feas como Sakura-san sino a chicos idiotas como Naruto-kun.

Uchiha saltó del susto abrazando fuertemente al jinchuriki mientras maldecía a aquel anbu. Lo miró con molestia por aquella irrupción sin previo aviso. Al joven de ojos azules lo sorprendió ver a “Sasuke” abrazándolo del susto. Jamás en su vida creyó ver al serio y arrogante Uchiha aferrándose a él de esa manera y menos aún por algo tan tonto como Sai espiándolos. Aunque debía admitir que él también saltó de la impresión. Mas, su caso era diferente. Él no saltó por miedo a Sai, lo hizo porque lo encontró en un momento bastante comprometedor con su invitado. No iba a permitir que lo creyera homosexual o algo por el estilo y el miedo aumentaba al imaginar qué dirán en Konoha si se llegaba a esparcir semejante mentira. Todo el respeto y aprecio que había ganado no podía terminarse por un malentendido con el pintor.

―¿En esta dimensión no saben usar las puertas o qué? ―cuestionó el joven de ojos negros separándose del rubio, pues éste no lo había apartado.

―Qué raro que Naruto-kun no te mandó a volar lejos por abrazarlo ―comentó Sai haciendo notable su observación anterior―. A mí me empujó y mandó a volar, pero veo que aunque no seas su Sasuke te deja tocarlo como si fueras real ―afirmó denotando ciertos celos por no tener aquella facilidad de congeniar.

―¡Estaba a punto de hacerlo ttebayo! ―exclamó Uzumaki intentando contradecirlo.

―Yo soy real ―habló casi al mismo tiempo que el jinchuriki―. Y ni que tuviera ganas de abrazarte ―confesó Uchiha mirando de manera burlona al blondo―. Tienes un rostro similar al de Menma y él me golpearía con su puño de sólo pensar en abrazarlo.

―Suena como alguien violento ―dijo Sai mientras bajaba del techo y se colocaba erguido delante de Charasuke.

―Suenas como alguien celoso ―contraatacó Uchiha con una sonrisa condescendiente―. ¿Acaso vienes aquí a vigilar que no seduzca al zorrito o algo así? ―interrogó sin pena alguna―. Es bastante lindo, pero aún tengo koneko-chans más bonitas y dispuestas para compartir un rato conmigo.

El ex anbu observó detenidamente a aquel azabache. No se parecía en nada al Sasuke de esa dimensión, pero viéndolo detenidamente, sí tenía bastante de él. Esa manera engreída de hablar, esa postura al pararse como si dijera “soy mejor que tú y lo sabes” y esa forma de ponerse a la defensiva cuando se hablaba de Naruto. Odiaba tener que darle la razón, pero en esencia era el mismo Sasuke de allí. Charasuke no tenía mayores problemas con Sai en su dimensión, pese a reemplazar a Menma no se podía hacer nada si no se controlaba a sí mismo. Sólo no le gustaba que se metieran en su vida. Era su asunto si quería permanecer cerca del jinchuriki descontrolado. Su asunto y de nadie más. Por muy buenas intenciones que hubieran detrás, no era de su agrado recibir órdenes bajo esa premisa de “es por tu bien”. Como si él no fuera capaz de tomar sus propias decisiones y elegir entre lo que le convenia y lo que no.

―¿Por qué no vamos a… no sé hacer algo? ―preguntó Uzumaki para calmar la tensión entre esos dos―. ¿Tienen hambre? ―cuestionó nervioso por no tener nada más que ofrecer.

―Mucha ―canturreó Uchiha mientras caminaba como si fuera su casa y se sentaba en una silla frente a la única mesa del lugar―. En prisión no me dieron de comer, así que incluso me conformo con ramen ―dijo recostando su pecho y brazos en la mesa.

―¿Qué haces? ―interrogó el pintor siguiéndolo de cerca.

―Espero que me alimenten ―respondió el moreno con un puchero en los labios―. Ya que el kitsune-chan se ofreció, yo acepto comerlo ―dijo guiñando un ojo al verlo―. Y el ramen también ―agregó riendo por lo bajo.

―¡Teme! ―gritó Uzumaki nuevamente enrojecido por sus palabras―. No digas cosas tan vergonzosas ttebayo ―ordenó antes de irse a la cocina a preparar la única comida que poseía en aquella cocina.

El anbu imitó la acción y se sentó junto a Uchiha sin perderlo de vista. Aún tenía mucha curiosidad al respecto. Las palabras de Kakashi lo confundían. ¿Cómo podía ver los sentimientos reflejados en los ojos? Él conocía los ojos de sus compañeros, pero como mucho aprendió a distinguir sonrisas muy forzadas. La suya propia por ejemplo. Al verse al espejo notaba la falsedad y el esfuerzo por exhibir una sensación de felicidad que él no sentía. Y ahora estaba el asunto de los ojos. Volvió su vista hacia Uchiha que seguía recostado sobre la mesa como si fuera un gato perezoso que se echa su siesta en cualquier sitio importándole poco si es una cama o un mueble. Repentinamente el otro abrió los ojos y se le quedó viendo detenidamente como si buscara algo.

―¿Qué quieres preguntar? ―cuestionó Uchiha antes de apoyar su cabeza sobre sus manos―. Hace rato me observas como si hubiera algo que te molesta sobre mí, anda pregunta ―incitó de manera despreocupada.

Naruto oía todo desde la cocina, pues la distancia no era mucha y sabría si esos dos intentaban matarse mutuamente a sus espaldas. Tan tonto no era. Sabía la razón de la aparición del anbu allí: los vigilaban. En concreto a Sasuke. No obstante, no podía evitar pensar en el presente como un “Sasuke falso”. Su mejor amigo jamás andaría por ahí coqueteando con cualquier chica y mucho menos le haría ese tipo de comentarios indecorosos a él. Ese mujeriego simplemente era un pervertido al que no le importaba conquistar hombres y mujeres. “Maldito fácil”. Pensó con molestia mientras apretaba el vaso del ramen rompiéndolo. El contenido se le derramó en sus manos haciéndolo querer derramar lágrimas de frustración por desperdiciar su preciado ramen. Todo por estar pensando en ese idiota. Ahora tendría que limpiar el suelo y tirar los restos de unos fideos que ni siquiera llegaron a sentir el agua hirviendo. Se puso a juntar los restos y preparó deprisa otros dos vasos con ramen. Por suerte, tres minutos no era tanto tiempo para esperar. Al terminar, regresó con los demás. Se sorprendió a sí mismo de tardar tanto. Nunca su comida favorita había sido tan difícil de preparar.

―Aquí tienen ―avisó dejándoles sus partes a cada uno―. ¿De qué hablaban? ―preguntó el rubio con curiosidad al ver a Sai observando fijamente al Uchiha.

―Supongo que él iba a preguntarme algo y quizás tú también tengas algunas dudas ―respondió Charasuke separando los palillos para comenzar a comer―. Hay muchas cosas que yo quiero saber de esta dimensión también. Así que podemos considerarlo un intercambio justo, ¿cierto? ―cuestionó llevándose unos cuantos fideos a la boca.

―Aunque quisiera saber cómo le va a mi yo de tu dimensión ―habló el pintor sin tocar su comida para dedicarse a observar curioso al Uchiha―. Siento más intriga por saber la razón de perseguir a Menma si te ha traicionado. Por más que me esfuerzo no lo entiendo y hasta me confunde aún más ver que en otra dimensión tú persigas a ese sujeto y en esta sea al revés ―explicó con cierto toque de enojo y una leve pizca de celos.

―Porque Menma es mi lazo más importante ―respondió Charasuke con sinceridad mientras dejaba un momento su ramen de lado―. Nosotros nos llevábamos muy mal durante un tiempo. Siendo alguien estricto, serio y responsable mi actitud le irritaba mucho, así que nunca fue raro vernos pelear y discutir ―explicó riendo levemente por aquellos recuerdos de cuando estaban en la academia.

―Entonces, ¿por qué son amigos? Dices que ni siquiera se llevaban bien ―insistió Sai cada vez más impaciente por aquellas respuestas ilógicas e incomprensibles.

―Porque es divertido caernos mal ―contestó el portador del sharingan mientras reía suavemente―. Siempre nos peleamos, nos molestamos e incluso nos ponemos apodos tontos ―reveló dejando caer su cabeza hacia atrás para apoyar su nuca en sus propias manos mientras miraba al techo―. De hecho, Sakura-chan me apodó “Charasuke” por ser un charlatán, pero Menma lo hizo popular ―dijo chasqueando la lengua―. Maldito bastardo engreído.

―¿Y no lo odias? ―intervino Naruto expresando dudas por aquello. Quizás esas bromas pesadas y malos tratos no eran la mejor manera de acercarse a alguien.

―Para nada ―negó el otro con la cabeza mientras alzaba una mano hacia el techo―. Aunque me fastidie admitirlo… suena mejor “Chara-sama” que “Sasu-sama”, sólo por eso yo mismo utilizó ese mote. Suena genial ―afirmó Charasuke mientras jugaba con una rosa en su mano.

―En serio, ¿de dónde demonios sacas esas rosas? ―cuestionó el blondo al no ver de dónde o cuándo hizo aparecer aquella cosa.

―Puedes desnudarme y buscar donde escondo mis rosas ―bromeó guiñándole un ojo nuevamente.

―¡Pervertido! ―insultó Uzumaki con la cara nuevamente roja, pero de molestia. Estaba dispuesto a molerlo a golpes si seguía haciéndolo sentir raro.

Sai siguió procesando las palabras dichas por aquel Sasuke. ¿Era divertido caerse mal? Pero si todos los libros que consultó para saber cómo mantener una buena relación insistía en evitar insultos o bromas pesadas. Empero, Naruto y Charasuke decían que les gustaba ese trato. ¿Acaso eran masoquistas? Tal vez eran demasiado tontos como para entender que eso no era un buen trato. Comenzaba a especular en que el tiempo juntos en la aldea no sería tan malo. Ambos eran de recibir golpes, así que existía la posibilidad de que no se golpeen entre ellos. Sin un sádico, no había un masoquista, o mejor aún, él podía ocupar el papel de sádico. Si tanto querían ser maltratados, no le molestaría darles el gusto de manera controlada. Lo pensó un poco y primero consultaría algunos libros al respecto del tema.

―Ahora les toca responderme a mí algunas preguntas ―dijo Charasuke mirándolos con seriedad―. ¿Mi hermano trabaja para Akatsuki? ¿Dónde está él? ―interrogó bastante de golpe―. Y principalmente, ¿por qué en esta dimensión soy un criminal buscado?

Los ninjas de Konoha no sabían cómo empezar a responder eso. Imaginaban que tarde o temprano iba a preguntarles sobre eso, pero… querían tiempo para acomodar sus ideas y dar una explicación plausible sin llegar a revelar toda la verdad. Uzumaki dedujo que por la manera cariñosa de Charasuke al mencionar a su hermano, eran muy unidos. Con la reciente información que le fue revelada sabía que los altos mandos de Konoha mandaron a exterminar al clan Uchiha. De decirle eso a ese Sasuke que su hermano murió a manos de su otro yo sólo iba a conseguir que también se largara como el otro, pero si le mentía y descubría el engaño, las represalias podían ser demasiado altas. ¿Cómo responder a sus preguntas sin ganarse un nuevo enemigo?

 

CONTINUARÁ…. 

 


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