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Road to inverse por shiki1221

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Cap 5: Deja vú

El aroma a comida inundando su nariz obligó a Naruto a abrir los ojos. Parpadeó un par de veces intentando despabilarse. Se sentó lentamente e intentó reconocer de qué se trataban los gritos que oía provenir de su cocina. Se levantó rápidamente imaginándose lo peor y al llegar se encontró con algo bastante inverosímil de ver. Se restregó los ojos creyendo que estaba metido en un sueño, pero tendría que replantearse sus gustos si eso era producto de su pervertida mente. Allí estaba “Sasuke” con un delantal cocinando ramen. Por ahí sentado estaba Sai con un cuaderno dibujando, pero no era tan importante. A menos claro que estuviera dibujando al Uchiha, en cuyo caso lo golpearía por hacer algo tan descortés y luego le robaría el dibujo. Pero volviendo al moreno, éste estaba con el ceño fruncido quejándose con un impasible Sai, quien sólo lo miraba con una falsa sonrisa.

―Buenos días, kitsune-chan ―saludó Charasuke sonriendo de una manera forzada. Se le notaba el enojo contenido por alguna razón que aun desconocía.

―Buenos días, Naruto-kun ―saludó Sai con una sonrisa falsa dejando un momento de lado su cuaderno.

―¿Qué están haciendo? ¿Por qué peleaban? ―interrogó Uzumaki rascándose la nuca con confusión.

―Mira lo que me trajo ―dijo Uchiha señalándose a sí mismo. Los ojos azules lo inspeccionaron notando que esa ropa era parecida a la de Sai. Tenía la parte superior de su torso cubierto, pero el ombligo al descubierto y unos pantaloncillos cortos tan ajustados como las mallas de Rock Lee. Con razón parecía estar vestido sólo con el delantal―. Anoche le pedí ropa y trajo estas cosas con las que parezco una prostituta ―se quejó frunciendo el ceño.

―Combina con tu personalidad ―respondió el ex anbu sin verle problema a su elección―. Mi libro dice que debes vestirte de acuerdo a la persona que eres.

―Eso explica por qué te vistes como homosexual depresivo ―bufó Charasuke volviendo a la estufa para vigilar que el ramen no se quemara.

―Tu ropa anterior parecía de haragán sin futuro. El típico mujeriego que usa a las mujeres, las embaraza y se larga ―explicó el pintor sentándose a la mesa a esperar el desayuno―. ¿Haces eso?

―Lo dices por envidia ―aseguró Uchiha sirviendo tres tazones de ramen mientras el rubio enmudecido seguía viéndolo atentamente―. Ya quisieras tener mi sentido de la moda y mi harem de hermosas gatitas ―dijo mientras se sentaba a comer.

―Te ves algo… ―iba a decir Naruto, pero el gruñido de su estómago le indicó que primero debía comer algo. Dio un bocado y se sorprendió del sabor que tenía―. ¿Qué ramen usaron?

―El que tenías, Naruto-kun ―respondió Sai dándole una probada también. Frunció un poco el ceño y sacó un pequeño libro de cocina en el cual tachó algo―. No sabe mal, pero hay que descartar usar tanta especia. Quedó un poco picante ―comentó a Charasuke.

―Cierto, no es bueno para paladares sensibles como el mío ―se quejó Charasuke mientras se levantaba a buscar algo de la alacena del rubio―. La próxima debería agregarle algo para compensar ese sabor.

―Creo que en otra edición de este libro podría encontrar algo útil ―habló Sai mientras meditaba al respecto.

―Sí, habrá que probar. No queda de otra ―secundó Uchiha antes de regresar a la mesa a seguir comiendo.

El jinchuriki por poco se atraganta con la comida al ver como conversaban tan tranquilamente sobre el ramen. El día anterior parecían estar a punto de asesinarse mutuamente y ahora los veía comiendo como si nada. No entendía lo que sucedía, a pesar de ser algo de explicación muy sencilla. Luego de que Sai se quedara a cenar y dormir para proteger a Naruto de las homosexualidades del “Sasuke feliz”, se despertó al oír unos pasos. Charasuke por costumbre de su clan debía levantarse temprano para hacer estiramientos, ejercicio o prácticas. Todo porque Itachi y Shisui se tomaron muy en serio lo de hacerlo un ninja decente. Ya por costumbre sintió la necesidad de despertarse por sí mismo. Tras hacer aquello, el hambre lo instó a buscar algo que fuera comestible encontrándose con puro ramen. Así que Sai usó sus libros para guiarse en cómo ayudar a hacer algo menos… ramenesco.

―Es poco lo que se puede hacer con los ingredientes que tenemos ―evidenció el pintor mientras ponía una pose pensativa.

―Tendremos que comprar víveres ―suspiró Uchiha antes de señalar al rubio con sus palillos―. ¿Oíste? ―preguntó con seriedad.

―¿Qué? ¿Por qué? ―interrogó alarmado el pobre Naruto mientras señalaba su cocina―. Aquí tenemos mucho ramen. Agregas agua caliente y ya tienes la comida lista ttebayo ―argumentó defendiendo su más preciada comida.

―¿Bromeas? ―cuestionó Charasuke mirándolo de mala manera―. Comer puro ramen arruinara esta sexy figura ―dijo señalándose a sí mismo―. No destruirás mi cuerpo como has hecho con el tuyo.

―¡Mi cuerpo está bien! ―gritó el blondo completamente ofendido por semejante bajeza de su parte.

―Ese trasero tuyo todo flojo y blandito demuestra cuanto ramen consumes ―comentó el Uchiha riéndose―. A diferencia de Menma que tiene unos glúteos redondos y firmes. Es como apretar dos… ―dijo abriendo y cerrando las manos.

―¡¿Cómo sabes sobre mi trasero?! Y no está flojo, bastardo mano larga ―insultó Naruto ofuscado por ese ataque a su figura―. No me la pase comiendo onigiris e insectos durante días para que vengas a decirme gordo.

―Mientras te abrazaba quise ver tus diferencias físicas con Menma ―explicó el moreno encogiéndose de hombros―. ¿No te diste cuenta? ―preguntó con una sonrisa de superioridad.

―Te dije que debía proteger tu ano ―afirmó Sai mientras apoyaba una mano en el hombro de Naruto y con la otra le pellizcaba el trasero―. Es muy blandito. Los efectos del ramen son increíbles.

―¡Vuelve a hacer eso y te mataré! ―gruñó Uzumaki sujetándolo por el cuello de la ropa.

―Si yo fuera más parecido a Sasuke como él ―dijo señalando a Charasuke, quien comía ignorando la pelea―. No me amenazarías.

―¡Sí lo haría ttebayo! ―contradijo ofendido de que pareciera insinuar que de tratarse Sasuke se dejaría manosear.

―A él no le has dicho nada ―puntualizó el pintor sin dejar de señalar al Uchiha.

Uzumaki se quedó callado sin una respuesta que no cayera en una contradicción. Ciertamente debería estar saltando sobre Charasuke para golpearlo tras su confesión. En cambio, estaba atacando a Sai. Podría aludir a que lo atrapó en el acto y al otro no, pero… retornaría al problema inicial de no haberlo notado. ¿Qué clase de ninja era para no notar un toque directo en una parte sensible suya? Soltó al pintor de manera brusca antes de volver a su asiento y engullir deprisa todo el ramen que cupiera en su boca. El moreno de la falsa sonrisa lo miró curioso, pero dejó pasar el tema por el momento. Un buen amigo se preocupa por el bienestar y salud de los demás, según decía su libro. No sería mala idea conseguir algunos libros de cocina y hacer variar un poco la rutina de ramen autoimpuesta por el rubio. Además, anteriormente mientras leía las recetas, Charasuke cocinaba al mismo tiempo que le contaba sobre su dimensión.

―¿Conseguirás libros de cocina? ―preguntó Uchiha viendo directamente a Sai―. Yo necesito ir por ropa y comida de verdad para no terminar con mis glúteos caídos y fofos como los del kitsune-chan ―picó nuevamente con una sonrisita divertida.

―¡Qué no estoy así! ―gritó el blondo enojado mientras se ponía de pie―. Apuesto a que no me tocaste bien, mira vuelve a intentar ―ordenó caminando hacia él.

―¿Estás pidiéndole que te toque el trasero? ―interrogó Sai enarcando una ceja.

―Eso es muy homosexual de tu parte, zorrito ―dijo Charasuke negando con la cabeza―. Contrólate por favor. No puedes andar ofreciéndote así a un desconocido. Respétate ―aseveró con un gesto de seriedad en su rostro.

Uzumaki no pudo evitar sonrojarse hasta las orejas al oír esas palabras dichas con tanta seriedad. El moreno no tardó mucho en comenzar a reír repentinamente. Charasuke había hecho un esfuerzo sobrehumano para mantener la seriedad y no perder los papeles, pero es que le resultaba casi imposible teniendo a un blanco tan fácil de molestar. Más tarde, salieron a hacer la compra de víveres tal y como habían acordado en la mañana. Para el equipo siete fue otro día lleno de bromas, algunas pesadas y algunas pervertidas, pero de alguna manera terminaban riendo juntos. Sin poder evitarlo Naruto y Sakura constantemente se preguntaban si algún día podrían tener ese tipo de días al lado de su amigo. Sus esperanzas de rescatarlo eran bajas en el caso del blondo y para Haruno ya era caso perdido. Por mucho que amara a Sasuke, tal y como le dijeron innumerables veces; no era correspondida. Lo único que les daba consuelo a los miembros del equipo siete era tener a un reemplazo “ideal”. Un Uchiha alegre, optimista y sin odio hacia la aldea. O al menos eso creían…

A altas horas de la noche, cuando todos dormían y la oscuridad cubría todo con su manto de silencio, las cosas comenzaron a moverse de nuevo. El ambiente ideal para cualquier ninja. La quietud y el sonido del viento soplando eran una invitación para dormir difícil de rechazar y eso para aquellos que vivían de atacar en la máxima vulnerabilidad, era su hábitat natural. En las vacías calles de la aldea una sombra se movía a gran velocidad manteniéndose lejos de las áreas más despejadas. Se movía entre los árboles y edificios cuidando de no ser visto por nadie. Corrió sobre los tejados el último trecho restante hacia la entrada de la aldea. Poco faltaba para cruzar su meta cuando unas shurikens arrojadas en su dirección lo obligaron a retroceder de la entrada. Soltó un bufido al estar tan cerca de salir y no pudiendo lograrlo por aquel sujeto tan molesto.

―¿Cómo sabías que intentaría escapar? ―preguntó Charasuke con serenidad sin perder su estoico rostro al observar al anbu frente suyo.

―Tú mismo me diste a entender que lo harías ―contestó con su falsa sonrisa sin bajar la guardia―. Mencionaste que en esencia todos somos iguales sin importar la dimensión. El Sasuke-kun que yo conozco, abandonó está aldea ignorando por completo las palabras de Kakashi, no me sorprende que repitieras el mismo patrón ―explicó su razonamiento con la guardia en alto por si debía contraatacar o pelear para detenerlo.

―Y pensar que descifraste eso tan sólo con una frase ―silbó sonoramente Uchiha mientras sonreía de manera divertida―. Estoy impresionado ―felicitó aplaudiendo lentamente imitando lo que solía ver que hacían los villanos en las historias que leía.

―Deberías permanecer en Konoha ―afirmó el pintor mientras sacaba el pergamino en el cual solía dibujar para invocar sus jutsus y mantenía su pincel en el aire listo para pelear de ser necesario―.Tu presencia les hace bien a Sakura-san y Naruto-kun ―le recordó en tono serio, pero un poco celoso.

Esos días pese a ser pocos habían sido muy buenos para sus compañeros. Le hubiera encantado ser él quien les devolviera los ánimos, pero no era posible. Él no era Sasuke y nunca lo sería. Siempre recordaba aquello cuando los veía decaídos y sus palabras no los alcanzaban. No importaba cuantos libros leyera o cuanto se esforzara por ellos, él era el sustituto. Sólo ese papel sentía que cumplía en el equipo. No obstante, una de las cosas aprendidas durante su tiempo compartido con ellos era hacer lo mejor por proteger la felicidad de quienes se quiere. Si esa imitación alegre de Sasuke podía hacerlos sonreír pese al clima de guerra mundial que se cernía sobre ellos, él procuraría que no se escapara como el otro. No creía tener muchas posibilidades de vencer a un Uchiha, pero juraba en su interior que agotaría todos sus recursos disponibles si llegaban a luchar.

―Yo no pertenezco a esta dimensión ―le recordó sin expresión alguna en su rostro recordándole al Sasuke de la cueva de Orochimaru―. Yo no tengo lazos con ellos y en dado caso que desarrolláramos sentimientos mutuos, la despedida sería aún más dolorosa ―explicó soltando un corto suspiro―. Tienes buenas intenciones, pero en primera soy un extraño de quién no saben nada. Bien podría ser una versión malvada del Sasuke que ustedes conocen.

―Ambos sabemos que eso es mentira ―declaró el pintor mientras lo seguía vigilando con la mirada esperando su ataque.

―¿Tienes prueba de ello? ―cuestionó Charasuke dando un salto para acercarse a él hasta quedar frente a frente.

―Sólo mi intuición, pero no siento aquel malestar y ardor en la boca del estómago al verte a diferencia de lo que me sucede con el Sasuke de aquí ―expresó mientras aprovechaba la cercanía para atarlo con sogas hechas de tinta.

―En segunda ―continuo hablando el portador del sharingan ignorando las palabras del otro tanto como las ataduras en su cuerpo―, la despedida será aún más dolorosa si nos encariñamos mucho. Tarde o temprano regresaré a mi dimensión original, no es justo para ellos ni para mí actuar como un reemplazo.

―Ser un reemplazo no es tan malo ―consoló el ex anbu sintiéndose un poco hipócrita por ser justamente él quien dijera eso cuando lo que más anhelaba era dejar de ser un sustituto.

―¿Tú crees? ―preguntó Uchiha con una sonrisa tenue bastante calmada y en cierto modo comprensiva―. ¿No te sientes como que no encajas estando en el sitio que ocupaba el Sasuke de aquí?

―Eres más despierto de lo que pareces ―gruñó el chico de la falsa sonrisa al saber que había dado justo en el clavo por culpa de sus propias palabras. En su tiempo juntos llegó a expresar ciertas “quejas” sobre su papel en el equipo siete. Aun siendo siempre desde la curiosidad de saber de su otro yo, era evidente que Charasuke le estuvo evaluando también.

―No es que sea muy inteligente mi deducción, es sólo que tú y yo estamos sirviendo como un bálsamo para la ausencia de Sasuke ―explicó con una pequeña risa mientras se soltaba de las ataduras de tinta con un jutsu de escape―. Por eso entiendo tu sentir, no encajamos, pero nos gustaría hacerlo y a la vez sabemos que no nos miran a nosotros sino que aun anhelan a su compañero perdido.

―A cada palabra que sueltas más me convenzo de que deberías quedarte aquí en la aldea ―admitió el pintor con un corto suspiro.

―Debo ir a rescatar a mi mejor amigo, lo siento ―se disculpó Uchiha con sinceridad.

No es que deseara luchar contra el pintor. A Charasuke nunca le habían gustado las peleas y los conflictos, por eso mismo no quería ser un shinobi. Mas, siendo un Uchiha lo mínimo que se esperaba de él era excelencia como ninja. Como “trato” con su padre, decidió alcanzar un nivel “decente” sólo para no ser exiliado del clan. Siendo más tarde su propio deseo volverse más fuerte para proteger a quienes amaba, pero seguía aborreciendo los conflictos. No encontraba la satisfacción en terminar con la vida de otros. Incluso si sólo eran derrotados, la humillación y el rencor que vivía en los vencidos regresaba en forma de odio a cobrar venganza contra aquellos cuya victoria era su motivo de vergüenza. Si había un ganador, había un perdedor. Si había gloria, había deshonor. Si había amor, había odio. Un ciclo infinito tan inútil como el Uróboros.

―¡Pero estarías mejor aquí! ―insistió el anbu alzando la voz con molestia―. Menma también es un traidor ¿o no? Tú lo dijiste; intentó matarte, te traicionó y por lo que sabemos podría estar colaborando con Akatsuki por cuenta propia ―aseguró con molestia―. ¿Por qué llegarías tan lejos por alguien que no lo vale? ―interrogó cada vez más desesperado por aquella terquedad suya.

―Porque Menma es mi lazo más importante ―dijo sonriendo mientras llevaba una mano a su propio pecho―. Ya te lo dije, es divertido caernos mal. Pelearnos, discutir y estar juntos ―explicó Uchiha cerrando los ojos recordando aquellos días junto a su compañero―. Sé que piensas lo mejor para tus amigos, pero aunque los traicionara, Sasuke es Sasuke y yo soy yo. Mi deber como mejor amigo de aquel idiota es rescatarlo y regañarlo por ser tan idiota de dejarse atrapar ―bromeó el azabache llevando sus manos detrás de su nuca.

―Si peleamos aquí, no tardaran en alertar a los otros shinobis y volverás a la cárcel en un instante ―le recordó el pintor señalándolo con su pincel.

―Incluso si me encierran seguiré intentando escapar, si me atan me liberaré, sino puedo los miraré con odio, si me quitan mis ojos, los maldeciré. Incluso si me arranquen la lengua seguiré buscando la manera de fastidiarlos hasta que pueda recuperar a Menma ―recitó con convicción mientras sus ojos negros se fijaban en los del ex anbu.

―Me recuerdas a él ―susurró Sai abriendo levemente la boca al oír un discurso tan similar al que le dio Naruto cuando iban a rescatar a Sasuke en la guarida de Orochimaru―. No sabes ni siquiera por dónde empezar a buscarlo, ¿cierto? ―cuestionó soltando un suspiro.

―Ya pensaré en algo ―respondió Uchiha con nerviosismo por no haber pensado en algún método eficaz para rastrear su objetivo.

―Tengo una idea ―soltó Sai repentinamente mientras le sujetaba de la muñeca―. Vamos a la cárcel de Konoha ―avisó mientras seguía corriendo con el otro fuertemente sujetado de la muñeca.

―¡¿Vas a encerrarme?! ―exclamó Charasuke sin dejar de correr para evitar ser arrastrado por el ex anbu.

―No, vamos a ver a la persona que puede saber dónde está tu “amigo” ―remarcó lo último con sarcasmo.

El pintor guio al intento de fugitivo hacia la cárcel meditando seriamente sobre ese exceso de confianza del otro. Sólo le dijo que tenía idea de donde podían conseguir información y lo estaba siguiendo sin hacerle más preguntas. Era una persona bastante simple, similar a Naruto debía admitir. Le mencionabas a esa personita que tanto adoraban y perdían la cabeza. Se comenzaba a preguntar por qué ningún akatsuki lo pensó antes. Es decir, sólo debían decirle “Aquí puedes encontrar a Sasuke” y el jinchuriki sería capaz de ir voluntariamente hacia su guarida. Bueno, había ido directamente a la guarida de Orochimaru, aun sabiendo que se trataba de uno de los legendarios sannin. No es como que tuviese un alto sentido de la autopreservación y Charasuke rondaba por ese espectro de temeridad y estupidez cuando se trataba de Menma.

―Tendremos problemas si los guardias nos ven ―susurró Sai mientras se mantenía oculto junto a su compañero cerca de la entrada de la cárcel―. He enviado a unos ratones a investigar y me dicen que se encuentran dos ninjas custodiando.

―¿Sólo dos? ―preguntó Uchiha sonriendo confiadamente mientras caminaba de manera despreocupada hacia la cárcel―. Entonces no hay de qué preocuparse ―comentó mientras cerraba los ojos―. Espera un minuto ―ordenó al anbu.

Usando el chakra concentrado en la planta de sus pies se pegó en la pared para caminar de cabeza por el techo. Analizó rápidamente el lugar sintiendo las presencias allí dentro. Confirmó la ubicación de los dos objetivos y realizó los sellos de manos correspondientes para crear su genjutsu. Los guardias no se dieron cuenta del intruso y para cuando notaron que su somnolencia no era normal, era demasiado tarde para anular el jutsu del joven shinobi. El moreno de la falsa sonrisa calculó el tiempo dado por el otro antes de ingresar sigilosamente por si debía rescatarlo o inventar alguna excusa de su razón de estar allí. Al llegar encontró a los guardias inconscientes en el suelo con enormes sonrisas en sus rostros. Era como si disfrutaran de lo que fuera que les hizo el otro. Sai vio al Uchiha caminando con las manos en los bolsillos.

―¿Y ahora? ―preguntó Charasuke mirándolo curioso.

―Debemos encontrar a Karin ―respondió el pintor con su falsa sonrisa de siempre―. Es una chica de cabello rojo, anteojos y muy gritona que tomamos prisionera del grupo de Sasuke ―describió Sai mientras revisaba las celdas―. Tu contraparte criminal se unió a Akatsuki y ella siendo parte de ese grupo puede que conozca algunos escondites donde podamos buscar a tu amigo.

―Ya veo ―exclamó sorprendido el joven de ojos negros mirándolo emocionado―. Eres muy listo o estabas planeando esto desde antes ―comentó sin dejar de revisar las celdas.

―En realidad intenté pensar cómo tú para adelantarme y detenerte ―explicó un poco sorprendido de que ese idiota no usara a una chica que literalmente podía llevarlo con Akatsuki.

―Sólo hablé con ella un corto tiempo, ni siquiera sé cómo es ―se quejó hasta que llegó a una celda donde no había nadie―, pero apuesto a que es muy linda.

―No, no lo es ―negó Sai mientras sonreía falsamente―. Ella tiene el pelo puntiagudo y enmarañado, usa lentes, así que si te reprodujeras con ella tendrían hijos miopes. Es bastante plana a mi parecer igual a Sakura-san. En conclusión es otra mujer fea y posiblemente gritona ―describió el ex anbu antes de saltar lejos de una celda, pues la persona en ella intentó atacarlo―. Vela tú mismo ―señaló a la pelirroja.

―¡¡Maldito bastardo!! ―gritó la joven de anteojos observándolo con rabia―. Si yo tuviera hijos con Sasuke-kun serían hermosos como su padre ―rebatió aferrándose a los barrotes de su celda como si se tratara de un gorila enjaulado.

―Eso es verdad ―dijo Charasuke sonriendo―. Con mi belleza y la de esta hermosa koneko-chan tendríamos los hijos más bonitos de todas las naciones ninjas ―halagó mientras le daba una rosa a Karin haciendo que sus mejillas se sonrojaran―. Tal y como supuse te ves linda sonrojada.

―Tienes pésimo gusto ―afirmó Sai mientras sacaba un libro titulado “la belleza femenina” y se lo pasaba.

―Esto es un libro de arte, tienen medidas imposibles para los seres humanos ―se quejó Uchiha.

―En el de belleza masculina cumples muchos de los aspectos requeridos ―respondió el pintor mirando a Charasuke―. Bueno, es que los libros son muy sabios y…

―¡Alto ahí! ―gritó un shinobi que venía a hacer el cambio de turno siendo seguido por su compañero para alertar acerca de los intrusos.

―¡Maldición! ―dijo Uchiha mientras usaba la llave que le robó a los guardias que dejó inconscientes para abrir la celda de Karin―. ¡Llévatela, Sai! ―pidió el moreno mientras les daba la espalda―. Los retendré un poco y me reuniré con ustedes en la entrada de Konoha ―instruyó mientras activaba su sharingan para hacerle frente al shinobi que venía a detenerlos.

El pintor lo miró desconcertado por unos momentos antes de asentir y acatar su pedido. Sacó su pergamino y pintó una bestia de tinta en forma de tigre a la cual subió tras sujetar a Karin por la cintura para subirla también. La pelirroja no se negó. Más que nada por la posibilidad de largarse de esa sucia cárcel. Entre escapar junto a ese “Sasuke” y quedarse, prefería huir primero y preguntar después. Se sujetó al pintor y ambos escaparon sobre el lomo de la bestia. Mientras tanto el azabache juntó sus manos y realizó un pequeño genjutsu para dejar a su oponente inconsciente sin hacerle ningún daño físico. No deseaba llamar la atención o perder el tiempo en una lucha prolongada, pues el compañero de aquel sujeto había ido a pedir refuerzos. Pronto esto llegaría a oídos de Kakashi y , en caso de atraparlo, estaba seguro de que sería confinado nuevamente a una celda y esta vez no pensaba que saldría con vida. Corrió rápidamente hacia la entrada de Konoha oyendo de fondos las alarmas. Se oían gritos y la movilización de varios ninjas para agruparse en escuadrones. Un poco exagerado para intentar detenerlo a él.

―¡¿Están bien?! ―preguntó Charasuke con preocupación cuando finalmente consiguió llegar hasta donde estaban ellos.

―Estaría mejor si este tipo dejara de decir que soy fea ―reclamó la fémina mirándolo con molestia―. No todos podemos tener medidas como las tuyas ―gruñó mirando al Uchiha.

―¿O sea que les parezco bonito? ―preguntó el dueño del sharingan con una sonrisa socarrona.

―De manera artística sí, no vayas a interpretar que te considero atractivo de manera homosexual como Naruto-kun ―advirtió Sai con una falsa sonrisa antes de cambiar a una expresión de seriedad―. ¿Por qué? ―preguntó repentinamente.

―¿De qué hablas? ―cuestionó Uchiha mirándolo confundido.

―¿Por qué no desconfiaste de mí? ―interrogó apretando los puños mientras lo miraba con molestia―. Nos conocemos hace unos días y sabes que me caes mal. Yo podría haberme llevado a la fea miope y te hubieras quedado sin la única pista para llegar a Menma. Incluso podría haberte llevado a la cárcel sólo para que te consideraran un traidor y te ejecutaran ―explicó sujetándolo por el cuello de la ropa del otro―. Entonces, ¿por qué? ¿Por qué me seguiste cómo si confiaras ciegamente en que no te estaba tendiendo una trampa?

―Porque el Sai que conozco no haría eso ―respondió con tranquilidad Charasuke mientras sonreía con una expresión que al pintor le pareció “inocente”. Siendo complemente opuesta a la manera en la que sonreía cuando hacia comentarios pervertidos.

―Ya veo, el Sai de tu dimensión es una buena persona. Lo olvidaba ―dijo de manera neutra al recordar las cosas que le había comentado sobre su otro “yo”.

―Hablo de ti ―especificó Uchiha dándole un leve poke en la cabeza como solía hacer Itachi con él para hacer que el otro le diera espacio―. El Sai que conocí en esta dimensión me vigilaba día y noche para que no traicionara o lastimara a Naruto, estuvo dispuesto a convivir conmigo a pesar de caerle mal sólo para ser mejor amigo para Sakura-chan y el kitsune-chan. E incluso me pediste quedarme como sustituto si eso hacia feliz a tu equipo ―enumeró el moreno con sus dedos―. Aun cuando temes ser sólo un sustituto de Sasuke, preferías que yo me quedara aquí y se olvidaran de ti a verlos tristes. Jamás harías algo tan bajo como hacerme encarcelar si eso los pondrá mal a ellos.

―¿Qué clase de manipulación mental es esta? ―preguntó Sai retrocediendo unos pasos.

Estaba confundido por las palabras de Charasuke, se sentía bien y a la vez mal. Él pensó todos los escenarios peligrosos a los que podrían ser arrastrados por un segundo Sasuke en esa dimensión y el otro parecía un… un… idiota. Tenía que estar manipulándolo de alguna manera. No podía ser cierto que dijera algo así sobre él. Como anbu de raíz se había olvidado de sus sentimientos y requería de muchos libros para entender ciertas reacciones o socializar con otros. Maldijo nuevamente a Charasuke por hacerlo sentir de esa manera tan confusa, en esos momentos no tenía ningún libro a mano con el cual consultar qué hacer o decir. Por su lado Karin usaba sus habilidades de ninja sensorial procurando que ningún shinobi de Konoha estuviera cerca, pues en cualquier momento irían a ese lugar, siendo lo lógico que unos criminales huyeran lo más pronto posible.

―Koneko-chan ―llamó Uchiha mientras pasaba un brazo por los hombros de la fémina y con la mano libre sujetaba su mentón―. ¿Podrías decirme donde se esconden los Akatsuki? ―preguntó con su típico aire de coquetería.

―¡¿Qué estás haciendo?! ―preguntó exaltada mientras tartamudeaba un poco por la impresión de tener a “Sasuke” tan cerca.

―Yo vengo de otra dimensión. No tengo mucho tiempo para explicar cómo o por qué, pero un enmascarado se llevó a mi mejor amigo ―explicó con seriedad haciendo que su rostro se viera con la misma expresión del Sasuke que conocía.

―Tienen muchos escondites al igual que Orochimaru tenía muchas guaridas ―respondió la pelirroja mientras una de sus manos acariciaba el hombro de Uchiha―. Si quieres puedo llevarte a todos y cada uno de esos sitios ―susurró de manera seductora.

―No ―negó Charasuke de inmediato el otro apartándola suavemente―. Es muy peligroso. Sólo debes decirme dónde podrían estar y yo me haré cargo de lo demás ―dijo mientras miraba a Sai que seguía en silencio metido en su propio mundo―. ¡¿Y tú qué estás esperando?! Regresa a la aldea ―ordenó señalando la entrada de Konoha detrás suyo―. Si vuelves ahora puedes fingir que te tenía bajo los efectos de un genjutsu y por eso me ayudabas. Hasta puedes quedarte tirado y fingir estar inconsciente para darle realismo ―instruyó sabiendo que esa manera era la más efectiva para evitar meterlo en problemas.

―No podrás luchar solo contra Akatsuki ―le recordó el pintor con seriedad―. Según lo que nos contaste ni siquiera pudiste con el enmascarado. Menos podrás lograr si luchas tú solo contra todos sus subordinados.

―Él tiene razón ―secundó Karin mostrándose preocupada aunque intentaba disimularlo―. Akatsuki tiene miembros que son fuertes y además de habilidades muy extrañas. El líder incluso puede transportarse a otra dimensiones ―comentó acomodándose las gafas.

―¿Otras dimensiones? ―repitió en forma de pregunta Sai mientras llevaba una mano a su propio mentón―. Eso explica porque no te sorprendió cuando te dijo que venía de otra dimensión.

―El líder es Uchiha Madara y por experiencia propia me he transportado entre dimensiones con su mangekyo sharingan ―explicó la fémina con las manos en la cintura―. Cuando Sasuke-kun resultó muy herido durante la reunión de los cinco Kages, nos llevó a un extraño lugar fuera de este mundo donde curé a Sasuke-kun ―relató mirando directamente a Charasuke―. Eso debería darte una idea de todo el poder que tiene. Ni siquiera es posible tocarlo si él no se deja.

―Lo sé, por eso debo ir lo más pronto posible a salvar a Menma ―aseguró apretando los dientes.

―¡Terminarás muerto, idiota! ―gritó una cuarta voz conocida y que no esperaban que estuviera allí.

―Naruto ―murmuró Charasuke sorprendido al verlo a tan sólo unos metros de ellos.

El rubio tenía el ceño fruncido mientras los observaba con molestia. A Sai le daba mala espina esa forma de verlos y más por qué no sabía cómo le explicaría que estaba ayudando a Charasuke a traicionarlo de nuevo. Se suponía que debía evitar aquello, pero sin entender por qué terminó ayudándolo a llegar hasta allí. Aun sabiendo todo el daño y dolor que le causó la partida de Sasuke, ahora él era colaborador en la recreación de aquel escenario. En definitiva sería odiado por el equipo siete. A Karin le preocupaba ser ejecutada una vez fuera recapturada. Una fuga junto a sus crímenes anteriores le aseguraba un pase directo al infierno. Charasuke podía sentir el chakra de los ninjas movilizándose en dirección a ellos. Delante tenía a Naruto y detrás tenía a aquellos shinobis. Eligiera el camino que eligiera terminaría capturado y su propósito sería frustrado. No tenía idea de cómo lograría salir de ese aprieto.

 

CONTINUARÁ…

 


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