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Part of Me por Reff D

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Los tiempos de guerra eran reconocidos como las más difíciles para una nación, especialmente para aquellos que tenían la desafortunada suerte de encontrarse en zonas estratégicas para las maniobras militares. En las fronteras que limitaban el territorio de Konoha con el de Amegakure, las personas que contaban con los medios abandonaron sus casas y se trasladaron a otras regiones del país donde estuvieran más seguro. Los pueblos fronterizos eran solo la sombra de lo que antes fueron, la mayoría de la población en el lugar eran principalmente soldados que estaban en constante movimiento y el resto eran los civiles que no tenían forma de comenzar una nueva vida en otro lugar o que simplemente temían abandonar la vida que habían construido en el lugar que ellos llamaban hogar. Tobirama había visto con sus propios ojos los locales de las tiendas cerrarse por falta de clientes y a la gente esforzándose por ganarse la vida mientras temían por otro ataque de extranjeros. La ciudad capital era todo lo contrario, un lugar donde la guerra solo infundía un miedo tenue, no los congelaba, ni tampoco los agobiaba día y noche, sin embargo, sabían que estaba ahí, pero simplemente no era asunto suyo. Anhelaba abandonar ese lugar lo más pronto posible, realmente él no habría puesto un pie en la ciudad hasta obtener la victoria si no sospechara de que Shikamaru Nara era un traidor que cooperaba con las fuerzas enemigas.


Si podía hacer hablar al topo, seguramente obtendría información crucial para adelantarse a los planes de Amegakure. Conocía perfectamente la reputación del Sargento Nara, inteligente y hábil para la estrategia, un hombre como él era seguro que sería tentado por los hombre de la lluvia para integrarse a sus filas. No estaba seguro de que fue lo que pudieron haberle prometido, dinero, poder o quizá protección para su familia, pero fuera lo que fuera había sido suficiente para conseguirlo. Por otro lado estaba Naruto Uzumaki, subteniente y esposo del sargento, si Shikamaru se había aliado al enemigo era altamente probable que el doncel lo hubiera seguido. En cuánto tomara la cabeza del topo su esposo rubio sería el siguiente.


Todos los generales estaban de acuerdo en que el sargento era culpable de insubordinación, cierto era que nadie lo podía negar. Pero no todos estaban convencidos de que Nara fuera un traidor, razón por la que llegar a un veredicto estaba tardando más de lo esperado. La nueva información que llego del frente lo cambio todo.


La misma mañana del juicio, cuando los rayos de luz apenas comenzaban a asomarse, una de las bases de las fuerzas de Konoha situadas en territorio de Amegakure se vio atacada por lo que los testigos llamaron "un golpe divino". De acuerdo con el testimonio de los sobrevivientes una ráfaga de luz cubrió todo el cuartel, incrementando su potencia de forma inesperada hasta que comenzó a quemarle la piel a las personas. Los desafortunados que estaban al descubierto perecieron por las altas temperaturas, los más afortunados que lograron cubrirse a tiempo sufrieron de quemaduras de tercer grado y algunos llegaron a perder la vista.


Todos quedaron horrorizados por lo que acababan de escuchar, si era cierto todo lo que les habían descrito, Amegakure poseía un arma que podría llegar a destruir el país entero. -Debemos atacar antes de que ellos lo hagan-grito el general A.


-Imposible, no sabes lo suficiente, si atacamos directamente sin ser conscientes del alcance de ese golpe divino, entonces solo estaremos yendo hacia una muerta segura-Contesto Mei.


-Tiene razón, estamos en una situación crítica, cada paso que demos a partir de ahora es crucial para nuestra supervivencia-Onoki hablaba con un tono neutro, a sabiendas de que no podía caer en la desesperación especialmente frente a subalternos. -Ah llegado el momento de ponerle fin a esta guerra, antes de que esto se salga más de control.


Tobirama se levantó de su asiento, captando la atención de todos los presentes. -General, permítame hacerme cargo. Al igual que usted, mis deseos son los de terminar con esto antes de que más gente inocente muera. Si me lo permite, yo personalmente me encargare de que eso suceda.



En efecto, no volvería a su trabajo. Se sentía avergonzado de tener que marcharse del gimnasio de esa manera, pero la situación crítica por la que estaban pasando le instaba a centrarse en lo importante. Portando su uniforme de soldado, Naruto se movía en el cuartel militar de la capital apoyando a sus compañeros en el centro de información. Era imprescindible en esos instantes que las redes de información fluyeran sin restricciones para obtener cualquier dato que les diera una oportunidad.


El general Raza había partido al frente al día siguiente del juicio con un batallón completo y varios camiones llenos de suministros de apoyo. El resto permanecía en la capital en diversas reuniones de consejo, en ocasiones a Naruto le había tocado estar presente como un medio de apoyo. Pocas veces le habían dado la palabra para que diera su punto de vista, presentía que aún existía la tensión del juicio cuyo dictamen había quedado en segundo plano.


Le resultaba sumamente extraño que no se haya cerrado el caso como debería. Ninguna sentencia fue determinada y cada vez que preguntaba solo le respondían que los generales aún se debatían por ello. Fuese como fuese, Naruto daba todo de sí para cumplir con todo lo que se le pedía, llegando a estar en el centro militar hasta dos días seguidos para no perder el ritmo. Dormía en una de las camas en el área de descanso y comía junto a sus compañeros en el comedor común.


En aquel momento cuando recién salía de la cantina cuando fue interceptado por quién menos se esperaba. Frente a el Tobirama permanecía de pie con los brazos tras la espalda haciendo que el rubio parara en seco y le saludara automáticamente. -Subteniente Uzumaki, veo que acaba de almorzar.


-Así es, señor. Estuvo delicioso y quede satisfecho.


-En ese caso, acompañeme.


Tobirama dio la media vuelta para comenzar a caminar dejando que Naruto le siguiera de cerca. Abandonaron el edificio para llegar a los campos donde la actividad entre los reclutas seguía tan viva como antes. -He escuchado todo acerca de sus hazañas en el frente. El mismo general Onoki alabo su ingenio para encontrar la forma de sorprender a todos en medio de la batalla.


-Solo hacía lo que cualquier otro haría.


-Cualquier otro no se le habría ocurrido utilizar un tunel que cabo el enemigo para sorprenderlo justamente cuando les superan en número-Tobirama dejó de caminar una vez estuvo cerca del hasta donde la bandera ondeaba por una ligera brisa de aire. -Usted y el sargento Nara son miembros altamente valiosos. Cualquiera se daría cuenta de eso.


El tono en que decía aquello último provoco que el cuerpo de Naruto se tensara, pues más allá de un cumplido, pareciera más una acusación. -Señor, creo que hay algo más que no ha dicho.


-Voy a serle claro, subteniente. No confió en el sargento Nara y tampoco en usted.


No podía evitar sentirse ligeramente ofendido por aquella acusación. El doncel de ojos azules había estado trabajando con todo el corazón para luchar por su país, jamás había dado motivos para que creyeran lo contrario. -Disculpeme, General. Pero yo nunca he hecho algo que vaya en contra de mis compañero o de mi país.


-Claro, usted no. Pero su esposo por el contrario abandono a un grupo de rehenes y provoco la muerte de otro escuadrón en el mismo día.


-Eso fue... Esas no eran las intenciones de Shikamaru, él creía que estaba haciendo lo correcto.


-Abandonando su lugar.


-Tratando de salvar la vida de sus compañeros.


-Y condenándolos en el proceso. No se engañe subteniente, el peso de las acciones del sargento es el suficiente para hundir toda su carrera y a usted junto con él.


Naruto empuño las manos, un nudo se formaba en su garganta debido a la frustración, y es que no importaba cuántas veces lo juraran, Shikamaru y él buscaban el final de esa guerra para volver a casa con Issey. Como soldado, el doncel de cabellos rubios debería de aceptar el juicio de su superior en silencio y cumplir con su castigo, esperando tener la oportunidad para volver a ganarse su confianza. Pero Naruto no estaba dispuesto a seguir aguantando por más tiempo el reproche que le indicaba que no abriera la boca, joder, que no había sobrevivido a una guerra por permanecer agachar la cabeza ante alguien con más poder que él. Él no solo se le encargaría de demostrar con sus actos todo lo que era capaz de hacer por su nación, también se aseguro de dejárselo claro con sus propias palabras a Tobirama.


-Me satisface escucharlo hablar así, subteniente-el doncel de ojos rojizos le miraba directamente a los ojos azules. -Y es precisamente lo que estaba esperando escuchar.


Naruto frunció el seño sin entender nada. -Comprenderá que estamos pasando por una situación delicada en este momento. El futuro de esta nación esta en mis manos. Mi misión es obtener y destruir el "golpe divino" del enemigo y para eso voy a necesitar a los mejores elementos de este ejercito, lo cuál, le incluye.


-Señor...-Su cuerpo se vio invadido por una emoción repentina. Además de ser calificado como uno de los "mejores" del ejecito, la idea de formar parte en una misión tan importante conseguía que la adrenalina de su cuerpo se disparara.


-Sí en verdad esta dispuesto a luchar por el futuro del país y de su hijo, demuéstrelo. Sea mi Teniente a cargo de las operaciones para infiltrarnos en los laboratorios de Amegakure.


Esta vez el aire casi se le va por completo de los plumones. El mismo Tobirama no solo le estaba dando la oportunidad de participar en una de las misiones más primordiales, seguramente en todo lo que llevaba le guerra, sino que también le estaba ascendiendo de puesto.


-Señor, sería todo un honor, pero, que sucederá con Shikamaru.


Naruto finalmente veía al general sonreír por primera vez desde que le conocía. -Ya me he entrevistado con el sargento, esta dispuesto a cooperar con nosotros.



El cuerpo de Sasuke estaba presente en la junta con los departamentos de la empresa planeando la estrategias para la nueva línea de productos que estaban desarrollando. El silencio en que permanecía ponía nerviosos a los expositores preocupados por que sus ideas no estuvieran siendo del agrado del director de Desarrollo e Investigación. La verdad era que sus ideas no eran lo suficientemente atractivas como para capturar su atención, pero la nueva línea de productos que su padre esperaba poder sacar al mercado el próximo verano tampoco le interesaba tanto como para darle mayor importancia a su trabajo.


Detestaba estar ahí, nunca le gusto estar trabajando en una oficina entre papeleo y juntas interminables. Su verdadera pasión siempre había sido la mecánica, incluso desde que era pequeño sus juguetes preferidos habían sido los autos y las máquinas de construcción, le interesaba mucho saber como funcionaban y como construirlos. Creyó que si estudiaba una ingeniería automotriz algún día tendría la oportunidad de abrir su propio taller para arreglar autos y más adelante crear los suyos propios.


Pero entonces las malas decisiones del equipo ejecutivo de Fugaku llevaron a la empresa al borde de la quiebra y a su familia a un paso de la ruina. La desesperación de sus padres por mantener su imagen como líderes sociales era tanta que esperaban que Itachi y él dedicaran su vida a la empresa familiar como lo había hecho Fugaku. El mayor de los hermanos había aceptado su destino en la empresa familiar desde que era joven, puesto que al ser el primogénito se esperaba mucho de él como heredero de la familia. Sasuke por otro lado había tenido un poco más de libertad que Itachi, puesto que realmente la mayor de las responsabilidades recaería en su hermano, él no se veía en la obligación de marcar su vida de acuerdo a eso. Pero eso se quedo atrás, Sasuke había abandonado su sueño con el fin de prepararse para ocupar un puesto en el nuevo equipo ejecutivo de Fugaku, y además, había tenido que dejar ir al amor de su vida.


<<Naruto...>>, suspiró. Realmente ya no sabía que hacer con respecto al rubio. Hacía unos días cuando se besaron en el departamento del rubio, un momento que atesoraría para el resto de su vida. Pero aún cuando la respuesta del doncel a su beso fue tan apasionada como cuando eran adolescentes, no sucedió nada más allá de eso.


No estaba seguro de cuánto tiempo había pasado cuando el rubio le detuvo cuando intento comenzar otro beso. Poso sus manos en su pecho empujándolo suavemente mientras giraba la cabeza en otra dirección. Se preocupo mucho al verlo temblar y agachar la cabeza.


-Esto no esta bien-Le escuchó decir. -No puedo hacer esto.


-Naruto... No era mi intención hacerte sentir mal.


-Sasuke, no puedo hacerle esto a Shikamaru. -Su voz se corto en aquella última frase provocando en él una mayor preocupación sin saber como remediarlo. -Yo realmente estoy enamorado de él.


La declaración del ojiazul consiguió que los brazos del azabache le soltaran cayendo a los lados de su cuerpo como peso muerto. El dolor en su corazón pareció duplicar su tamaño, derrumbando todo sueño y esperanzas.


-Es mejor que te vayas.


Incluso ahora, el recuerdo continuaba provocándole demasiado, ira, rabia y frustración por haber pedido a Naruto. Quería golpear algo y mandar a la mierda todo, su trabajo, su familia y a su estúpido yo que cometió la estupidez de terminar con el rubio. Pero al mismo tiempo, solo quería llorar y gritar para liberarse de ese dolor. Como fuera, no podía hacer nada de eso, debía actuar como si no estuviera sucediendo una tormenta en su interior.


-Sasuke-Itachi estaba en la puerta de la sala de juntas. -¿Tienes un momento?


-Claro. -Se levanto de su lugar acomodándose el saco. -Quiero algo nuevo y mejor para el lunes.


-¿Qué sucede?


-Papá. Quiere hablar con nosotros.


La oficina del presidente de la empresa queda un par de pisos más arriba, por lo que debían de tomar el ascensor para llegar hasta allá. Estando solos, Itachi aprovecho el momento para averiguar que era lo que le sucedía a su pequeño hermano menor.


-Sé que no te gusta que otros se metan en tu vida privada, pero no puedo evitar preocuparme cuando ya ni siquiera parece que le pones empeño a respirar. Así que dime, ¿Qué sucede Sasuke?


-Nada.


-Sasuke, no te encierres, quiero ayudarte, pero necesito que me digas que sucede para hacerlo.


-No puedes ayudarme, Itachi.


Sasuke salió primero del elevador, no quería seguir pensando más en el tema, si lo hacía solo se rompería en medio de la oficina. Además, ¿Qué podía hacer Itachi? ¿Qué podían hacer otras personas para ayudarle? Cuando el rechazo de Naruto había sido más que claro. No tenía ninguna oportunidad, ni siquiera tenía un lugar en su nueva vida.


-Por fin están aquí-Exclamo Fugaku. -Deprisa, entren y cierren bien esa puerta.


La urgencia de la voz del patriarca Uchiha extraño a los dos jovenes, especialmente al ver a su padre hacer bajar las cortinas automáticas para cubrir todos los ventanales de su oficina. Antes de tomar asiento, indico a su asistente que no quería interrupciones y que no permitiera la entrada a nadie hasta que le indicara lo contrario.


-Lo que les voy a mostrar es contenido confidencial militar-Fugaku giro la pantalla de su computadora para dejar ver a sus hijos el paisaje de las colinas de Amegakure, la toma fue tomada desde una de ellas, dejando ver al fondo un pequeño valle donde estaba posicionado un campamento cuya bandera llevaba el emblema de Konoha. El camarógrafo parecía estar hablando con alguien que no salía en la imagen, comentando que preferiría estar descansando en una playa de las Olas.


-¿Qué se supone que es esto?


-Hace unos días, un campamento del ejercito fue atacado o más bien arrasado. Este video fue tomado por un escuadrón que montaba guardia sobre una de las colinas.


La imagen del video se volvía más clara conforme la luz del sol se comenzaba a percibir. Unos segundos después, mientras el autor del video bostezaba, su acompañante exclamo una grosería cuestionando que era lo que se veía al horizonte. La cámara giro rápidamente hasta captar un repentino rayo de luz que caía sobre el campamente militar. Ambos soldados sorprendidos parecieron tirarse al suelo y soltar la cámara por un momento pues ahora solo se veía lo que parecía ser pasto. Tras lo que pareció ser casi un minuto en donde los soldados discutían lo que sucedió y uno de ellos parecía estar utilizando la radio para intentar comunicarse con alguien, el otro tomo la cámara del suelo para volver a grabar hacia el campamento aliado cuyas carpas se mantenían en llamas, mientras que la única instalación levantada con pilares y piedras se mantenía de pie.


Fugaku detuvo el video, ya había mostrado lo que quería. -Amegakure creo un arma que sobre pasa cualquiera de las que hallamos creado nosotros. El ejercito lo llama "Golpe divino", pues dicen que el rayo parece caer de los cielos como si el mismo dios lo enviara.


Sasuke estaba impresionado por la destrucción provocada por aquella arma, si eso había hecho contra un pequeño ejercito, ¿Qué le haría a una ciudad? Amegakure había creado un arma que podría aniquilarlos por completo. Al ver el rostro serio de su hermano se dio cuenta de que pensaba lo mismo que él, se encontraban en una situación crítica. Más sin embargo, el rostro de Fugaku reflejaba una emoción fuera de lugar.


-¿Cómo es posible?


-No estamos seguros, los del laboratorio sospechan que potencia los rayos del sol con apoyo de un satélite. Sea como sea, lo averiguaremos pronto.


-¿A qué te refieres?


-El ejercito ya se esta movilizando, van a quitarles el golpe divino y una vez lo tengan nosotros seremos los encargados de desarrollarlo.



Shikamaru había sido sacado de su celda para dar por finalizada su liberación, le llevaron a que se cambiara de uniforme naranja por el del ejercito y una vez listo, fue escoltado hasta la base militar de la capital. Toda esa situación era problemática. Desde que Tobirama apareció en su celda para hablar con él y contarle acerca de un arma que podría destruir a toda la nación, supo que su estadía monótona en prisión no sería posible. Pero si había algo que pudiera hacer para evitar la destrucción de Konoha, entonces lo haría, aún si eso significa tener que trabajar junto a camaradas que le despreciaban con la mirada.


Contrario a lo que esperaba, no fue degradado de su cargo, y según las palabras de Tobirama esperaba que liderara su antiguo escuadrón. Al tratarse de una misión de alto riesgo, era seguro que le tocaría formar parte del ataque directo a la base donde guardan el "golpe divino". Llego hasta la sala donde se reunirían todos los cargos principales para discutir la misión. Solo sargentos y cargos superiores estaban presentes, repartidos en las mesas posicionadas frente a la pantalla y el atril donde se mantendrían las cabecillas de la misión. Prefirió sentarse al fondo, mientras el resto de hombres, donceles y mujeres iban tomando asiento y las luces se apagaban. Se sorprendió demasiado al ver a Naruto tomar asiento al frente de las sala junto a Darui.


Tobirama abrió la conferencia dando una rápida explicación de los acontecimientos que los llevaron a  reunirse ahí, asegurando que el mismo Onoki le había otorgado la misión de arrebatar y destruir el arma que Amegakure había construido. Después, el mismo Naruto había tomado la palabra para explicar toda la información de inteligencia que habían recolectado hasta ahora. Al parecer, el arma aún era un prototipo cuya proyecto había sido desarrollado en la base militar más cercana donde habían decidido probarla con los soldados de Konoha. Shikamaru anoto mentalmente esa información, si el arma aún no estaba lista la distancia para su uso desde la base debía ser un factor que aún no mejoraban.


La exposición de Naruto duro casi quince minutos, seguido de él el capitán Ao tomo la palabra para explicar las fases del plan, un plan que seguramente fallaría. No dijo nada en toda la reunión, no era el momento correcto, tomando en cuenta su nueva reputación, su opinión no sería bien recibida. Cuando todo finalizo y se dio la orden de prepararse para partir mañana mismo, Shikamaru salió de la sala dispuesto a hablar con el mismo Onoki y advertirle que la falta de paciencia de Tobirama acabaría con un gran porcentaje de la vida de los soldados que participaran en esa misión.


No pudo dar unos pasos más cuando sintió que alguien le detenía por el hombro. Giro para darse cuenta que se trataba de Naruto quién le miraba preocupado. Estando así de cerca pudo ver los nuevos detalles de su uniforme que indicaban su nuevo ascenso de rango a Teniente. Aún cuando era obvio que Tobirama lo había hecho para tener a Naruto entre sus filas, se sentía feliz de ver al rubio seguir avanzando en su meta de convertirse en general. Después de todo, Naruto merecía ser feliz.


-Llame a Tsunade, le pedí que trajera a Issey mañana, para que puedas despedirte de él.


-Gracias. Apenas salí y no me había dado tiempo de pensar en eso.


-Sí, lo sospechaba.


Naruto sonrío intentando aliviar la incomodidad que se estaba formando entre ellos. Ninguno de los dos estaba seguro de como actuar con el otro, pues para ambos el miedo que les provocaba darse cuenta del nacimiento de sentimientos amorosos en medio de un matrimonio que había ocurrido por mera conveniencia los neutralizaba frente al otro. Shikamaru quería que Naruto cumpliera los sueños por los que tanto luchaba y al mismo tiempo no quería que el chico se alejara de su lado. No quería que nada malo le pasara, no quería que Naruto fuera parte de la misión, pero no podía cortarle las alas.



La base militar de la capital estaba más movida que de costumbre, dentro de sus instalaciones los camiones iban y venían parando únicamente para ser cargado con recursos y soldados. Los visitantes que habían aparecido para despedir a sus seres queridos debían tomar precaución para no estorbar a los uniformados que se movían para cumplir sus tareas. Madres, padres, hijos, hermanos y parejas permanecían agrupados en uno de los jardines, abrazando mientras lloraban a los donceles, mujeres y hombres que ese día partían al frente para enfrentar su destino.


El corazón de Tsunade latía fuertemente al ver a su nieto con el uniforme, sentía tanto miedo de que esa fuera la última vez que se vieran. Había crecido tanto, no podía evitar pensar en su hijo y su nuera, que en paz descansen, al ser su único hijo un reflejo de ambos. Cuando Jiraiya soltó al doncel fue turno de ella para abrazarlo y pedirle que volviera con vida a casa.


Shikamaru e Issey estaban un poco más apartados de ellos, el varón quería un momento a solas con su hijo, tal vez así lograría compensar un poco sus largas temporadas de ausencia. -Naruto me conto que te has adaptado bien a la escuela. Me alegro mucho de que te guste.


El pequeño doncel solo se limito a asentir manteniendo la mirada gacha para que su papá no viera la desilusión en sus ojos. Estaba feliz de que su padre ya no estuviera en la cárcel, pero ahora se tenía que marchar de nuevo. -Es mi último año.


-Lo sé, pronto iras a la escuela secundaria. Vas a aprender nuevas cosas y conocerás nuevas personas.


-Voy a ir a la escuela militar.


-Eso... Solo es una opción de miles, si no quieres ir no tienes que hacerlo.


-Pero si quiero, quiere ser igual que tú y papá.


-Issey, lo que Naruto y yo hacemos, lo estamos haciendo para que tú no tengas que hacerlo. -Shikamaru se había puesto de cuclillas para ver al doncel a los ojos, sosteniendo con sus manos su rostro para que no lo apartara. -Se que hablamos de enviarte ahí, pero solo era en caso de que no volviéramos.


-¿Y qué pasa si no vuelven?


Issey había comenzado a llorar y Shikamaru temía comenzar a hacerlo también. Abrazó a su hijo fuerte contra su pecho, poniendo su mentón sobre la cabecilla rubia. -Vamos a volver, te lo prometo. -Se dio cuenta de que Naruto los estaba mirando a ambos. La noche anterior, mientras fumaba un cigarrillo junto a la ventana de su habitación, medito acerca de lo que tenía que hacer y lo mejor era dejar ir al rubio doncel de tierna sonrisa. Estaba agotado de pelear, lo único que quería era vivir en paz y quedarse con su hijo. Pero no forzaría a Naruto a seguirlo. -Esta será la ultima vez, te lo prometo.


El ruido de los helicópteros acercándose fue la señal para anunciar que el tiempo se acababa e Issey aún tenía que despedirse de Naruto. Soltó al pequeño para que ambos donceles pudieran hablar un poco antes de partir.


Mientras que en medio del trafico, un Uchiha buscaba la forma de avanzar más rápido. Tras la reunión con su padre, ni Sasuke ni Itachi se habían quedado tranquilos sobre lo que sucedería en el país ahora. Les preocupaba que la promesa del ejercito de traer el arma para que ellos la desarrollaran provocara consecuencias irreparables, así que procedieron con una búsqueda de información para esclarecer que era lo que el gobierno, el ejercito y su padre estaban planeando.


No importaba que puertas tocaran, todas aseguraban que el arma se utilizaría únicamente para sembrar el miedo entre sus enemigos, quienes conscientes del poder del "golpe divino", no se atreverían a atacar Konoha. Pero cuando preguntaban sobre el asunto de perfeccionar el arma, los políticos hablaban de que no podían confiarse en que hablar de eso bastaría, debían estar listos par atacar de ser necesario. 


Fue Neji Hyuga, una vez más, cuyas relaciones con el ejercito en el que había sido voluntario como una muestra de moralidad de la familia Hyuga le habían proporcionado todo la información que necesitaba. En efecto, aún cuando la misión era robar y destruir el prototipo que poseía Amegakure, las empresas Uchiha serían las encargadas de reconstruir y mejorar el arma para el beneficio de la nación.


-En este momento, las fuerzas armadas se están preparando para partir. -Neji se levanto de su lugar apoyándose en un bastón que le ayudaba a caminar en lo que se acostumbraba a su prótesis. -Es una misión suicida. Invadir un fuerte cuyo perímetro esta resguardado por campo minado y torretas. Muchos morirán ahí y ni siquiera es seguro de que lo consigan.


Sasuke ya estaba bastante horrorizado al escuchar esa información y es que la guerra estaba escalando a niveles inimaginables. Fue entonces cuando el Hyuga revelo otro dato que consiguió alarmarlo aún más. Naruto sería uno de los que partirían ese día para acompañar al general Tobirama en esa misión de la que probablemente no regresaría.


Salió apresuradamente del despacho de Neji para ir a la base militar de la ciudad. Quería evitar que el rubio se marchara, no podía dejar que Naruto fuera hacia su muerte de esa forma. Más fue demasiado tarde, cuando Sasuke estaciono su auto afuera de las instalaciones y corrió para adentrarse, los helicópteros habían comenzado a despegar. Pudo verlo una última vez, cerca del borde de la puerta, Naruto permanecía de pie con una sonrisa mientras miraba hacía abajo, con su mano izquierda sujetándose para no caer del helicóptero que cada vez se elevaba más y más, y con la derecha cargando un arma que los Uchiha habían construido en sus instalaciones.

Notas finales:

Estamos cerca del final. Esta historia comenzó con la canción Part of Me de Katy Perry y a lo largo de que la iba desarrollando le fui metiendo un poco de las guerras del péndulo del videojuego Gears of War. Una combinación un poco rara.


Gracias por leer. 


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