Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El lado oscuro del deseo (sasunaru) por sasunarualfaomega

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Naruto durmió mal y se despertó temprano, porqué los sueños lo perturbaban demasiado para que quisiera continuar en la cama, después de que la luz del sol empezó  a filtrarse en su cuarto. Se consintió dándose un largo baño caliente, que esperaba relajara la tensión de sus músculos antes que las presiones del día lo aplastaran.

Sasuke ya se había ido a la oficina cuando bajó por la escalera. Lo sabía porque pospuso salir de la habitación hasta que observó que el coche deportivo desaparecía en una curva del camino.

-Buenos días, señorito Uzumaki -la sonrisa tibia de la señora Chiyo lo recibió en  la amplia y moderna cocina-. El señor Sasuke se disculpa con usted, pero tiene que estar   en su oficina durante algunas horas. Sin embargo, le encargó a Iruka que la llevara a Harrogate.

-   ¿Iruka todavía trabaja aquí? -sus ojos se iluminaron. Iruka Umino ocupó el  lugar de su padre a su muerte encargándose de los jardines y haciéndola de chofer cuando se necesitaba.

-Sí -sonrió la señora Chiyo-. Creo que se quedará para siempre -murmuro seca-, igual que la madre de usted, añadió con cautela: Nunca lo conocí, señorito Uzumaki; el señor Sasuke me contrató para substituirla pero sé que la aprecian mucho aquí, en el Hall, y le aseguro que no  pretendo robarle su trabajo. Presto una ayuda temporal,  hasta que su madre se reponga.

Naruto le sonrió para demostrarle a la señora Chiyo que no dudaba de su sinceridad Pero le bastó con mirar una vez a su madre, en esa cama de hospital, para darse cuenta de que sus días de sirvienta habían terminado.

Desayunó café y pan tostado y llamó a Menma, sacando fuerza de charla infantil. Después habló con Gaara sobre el negocio y el mismo Menma, asegurándose de que todo marchara sobre ruedas durante su ausencia.

-  ¿Cómo te fue? -preguntó su amigo, una vez que terminaron el tema del negocio.

-Resultó bastante difícil -admitió con honestidad-. Es extraño pero no puedo determinar cómo me siento respecto a este lugar. Le confesó, frunciendo el ceño-. Me pareció horrible ver a mi madre acostada, frágil y enferma. Supongo que  todos  creemos que las madres inmortales, que vivirán para siempre y tendré  problemas cuando se recupere, Gaara -murmuró, preocupado- Necesitará que la  cuide  y  no estoy seguro de cómo manejaré ese asunto; teniendo en cuenta lo que suscitará.

-     ¿Y Sasuke Uchiha? -Indagó Gaara, con suma precaución-. ¿Ya te entrevistaste con él?

-Oh, si -Naruto torció la boca- Estoy en su estudio, en este momento -se rió-,   en el papel de invitado indeseable- con un anfitrión reacio.

-¡Dios santo! -exclamó Gaara-. ¿Cómo te metiste en ese lío?

-¡Es una larga historia! -suspiró Naruto. - una que tendría que esperar hasta que regrese.

-Pues, no te inquietes por Menma-. Está muy bien con nosotros, ya lo sabes –Gaara no insistió. Conocía a Naruto demasiado para tratar de aclarar un secreto cuando él no quería. -

A Iruka le encantó ver a Naruto y hablaron de todo mientras lo llevaba al hospital. Nunca fue un entrometido, pero se reservaba mayores detalles de lo que revelaba su naturaleza introvertida y que sabía más que nadie cuán enamorados estuvieron Sasuke y el.

Pasó el día con su madre, menos intranquilo al encontrada mejor. Despacio, con    un exceso de cautela por ambas partes, empezaron a fin sentar las bases para una  nueva relación. Naruto no mencionó a Menma su madre no indagó acerca del resultado del ultimátum que ella y el padre de Sasuke le impusieron a Naruto hacía  diez años. En  cuanto a Naruto, se mostraba incierto sobre el modo en que resolvería el problema de Menma y sus parientes de Yorkshire. Debía decírselo a su madre, pero todavía no se sentía capaz de enfrentarse a esa situación. Necesitaba considerar lo que haría pero de algo estaba seguro: Sasuke no se enteraría de nada. No podía darse ese lujo.

Le leía a su madre por la tarde, cuando Sasuke se presentó en el hospital. No lo oyó llegar y fue su madre la que lo descubrió primero, saludándolo con una sonrisa torcida, ya que la mitad de la cara seguía paralizada.

-  ¡Sasuke! ¡Qué alegría verte de nuevo!

-Tú eres la que te ves mucho mejor, Kushina -la alentó, inclinándose sobre la cama para besar la vieja mejilla, llevando con su vitalidad una fuerza vibrante al cuarto, que erizó los vellos de la nuca a Naruto-. Me pregunto qué provocó esta transformación

-bromeó.

-Oh, Sasuke. -Murmuró la anciana, - con los ojos húmedos-. Gracias por encontrarlo.

- la mano se deslizó por encima de las colchas hasta hallar la de Naruto, para asirla-. No sabes cuánto significa para mí que Naru haya regresado.

-Creo que lo entiendo, Kushina -replicó en voz baja, mirando a naru con ojos sombríos.

-Fue mi culpa -continuó la enferma, llorosa-. Yo lo corrí de la casa cuando apenas era un niño rebelde y difícil de controlar. Pero no tenía derecho a abandonarlo como    lo hice -agregó, posando sus pupilas en su hijo-. No, no lo tenía, Naru, y he pasado  todos estos años arrepintiéndome de mis palabras.

-No te alteres, mamá -conmovido por el sentimiento de culpa que se traslucía en  la voz de su madre, pero también temiendo que la desesperación la obligara a decir   algo indebido, le sonrió con ternura-: Ya no importa. El pasado, pasado y olvidado, ¿no crees?

-Oh, sí -suspiró su madre-, preferiría olvidarlo, si se pudiera. -

El sueño la venció con rapidez, como si esa explosión emotiva la hubiera fatigado   y ambos Sasuke y Naruto, -la contemplaron durante algunos minutos antes que él se volviera para observar al joven.

- ¿Ella te echó de su lado?

Titubeo antes de replicar, cubriendo su mirada con sus largas pestañas.

-Si -admitió, consciente de que ya existían demasiadas mentiras en esa situación para agregar una más.

- ¿Por qué? -Quiso saber, todavía observando esos ojos que se negaban en corresponderle- ¿Descubrió lo nuestro, Naru? ¿Por eso?

Se estremeció al oír que lo llama Naru y se mordió el labio, preguntándose por qué lo asombraba tanto esa idea, si él lo abandonó de la misma manera con igual facilidad.

-Como acabo de decirle a mi madre...-levantó la barbilla frío y remoto que semejaba el fondo de un lago-... el pasada pasado. Prefiero que lo olvidemos.

Por un momento le sostuvo la mirada, mientras él pensaba, estudiando las posibilidades en su astuto cerebro. Allí existía un secreto pero si él decidía sofocarlo, sólo ejercía su prerrogativa y le endureció su coraza aún más contra Sasuke.  Se volvió  para recoger sus cosas, preparándose para partir.

Lo observó en silencio; cada movimiento, cada gesto le advertía que naru se había escondido detrás del escudo que había aprendido a reconocer sin dificultad. el antiguo Naruto reflejaba sus emociones en el rostro, dejando libres su  ira,  su  deleite, su calida pasión. Pero este nuevo Naruto apenas permitía entrever algo, manteniendo una compostura inquebrantable.

Excepto cuando lo besó. Entonces la emoción rompió sus barreras, impactándolo con la profundidad del asco que le demostraba, provocándole una sensación de vergüenza y enojo por no poder dominar los sentimientos que los sacudían con una violencia devastadora.

Regresaron a Thornley en silencio. Naruto tenía mucho en qué pensar pues ese día habló con el médico de cabecera de su madre.

-Aunque la enferma se recuperaba, le explicó a Naruto que jamás volvería a ser igual que antes. - La pulmonía le debilité el pecho -asentó-. En resumen, señorito Uzumaki, la salud de su madre se dañó bastante por la cadena de acontecimientos. Necesitará  que la cuiden; no debe trabajar, ni vivir sola.

-Esta noche no cenaré contigo -le dijo Sasuke de pronto, sobresaltándolo porque el silencio se había prolongado demasiado-. Tengo una cena de negocios que no pude cancelar.

-No te preocupes - contestó, seco-. No me quedo contigo como invitado, así que   no necesitas acompañarme.

-Quizás prefería acompañarte -murmuro, observándolo.

Naruto apartó la vista, con perfecta compostura. Pero los latidos que desató ese comentario, en tono ronco, carecían de compostura. Capto el significado oculto y quiso rechazarlo de antemano. Pero no pudo porque Sasuke empezaba a afectarlo de la misma manera que afectaba donde más le dolía, en la cicatriz que guardaba su corazón...

Las redondeces de sus senos se levantaron, con un suspiro pesado deseó no estar con él. Quería que esa peligrosa situación jamás se hubiera presentado.

-Si tú y tu madre logran reconciliarse, Naruto -propuso en voz baja-. ¿No crees que nosotros también deberíamos intentarlo?

No, pensó nunca sería igual. Lo contempló: un hombre en extremo atractivo, un hombre que portaba su madurez de cuerpo y espíritu como el manto de poder que heredó de su padre.

El otro, el joven Sasuke, era insensato y excitante, siempre listo para aplaudir las travesuras que el inventaba en ese momento; amaba su naturaleza impulsiva, y el   ansia de vivir que lo caracterizara.

Conoció el emocionante poder de su sexualidad y se mostró ansioso  de  entregarse a la batalla sensual entre un hombre y un doncel; vio su cuerpo musculoso desnudo, brillando bajo la luz de la luna llena, despertándole a una pasión profunda que creía imposible, con sólo quedarse allí, mirándolo, haciéndole el amor con los ojos, sin necesidad de tocarlo.

Sus sentidos se agitaron, rogando que les concediera la libertad de expresarse,  de un modo que ni siquiera imagino en esos diez largos años. Pero los dominó con mano  de hierro. Así como lo moldearon en el doncel de apariencia tranquila que ahora era, a    él lo convirtieron en un hombre controlado, más peligroso que antes porque parecía poder inquietarla por medio de sus recuerdos. -

-No lo creo, Sasuke -contestó, sin modulaciones-. A diferencia de mi madre y yo, nosotros no tenemos ya nada que ofrecernos.

- ¿Realmente lo crees? -Sus manos apretaron por un momento el volante- Yo no

-musito, dé mal humor-. ¡Maldición, yo no!

naru se sorprendió por la rudeza de su voz. Lo miró durante un segundo y eso  basto para que supiera a lo que se refería.

Había recibido esa mirada mil veces, antes. ¡Todavía lo deseaba! el calor y la  pasión de hacía diez años, sin pensar en las consecuencias o convenciones que rompía o   a dónde podía conducirlo esa conducta.

-Olvídalo, Sasuke -le ordenó, en un tono muerto y, confuso, se volvió, apretó los  labios de miedo y asco-. Ya no soy el estúpido e ingenuo adolescente de antaño… ¡crecí!

-le informó con tristeza-. Con rapidez gracias a las lecciones amargas que me diste.

El coche se detuvo frente a la casa y Naruto se bajó, con rapidez. Y una furia y desprecio que lo impulsaron a casi correr hasta la casa. El lo atrapó en el vestíbulo y lo obligó a volverse, rabioso, con una ira que la perturbó.

-Empiezo a hartarme de estos comentarios que me lanzas -le escupió. Tú me abandonaste hace diez años, Naruto, y me parece que ya es tiempo  de  que  reconozcas ese maldito hecho.

Lo contempló, alelado por la hondura en que fue capaz de enterrar la verdad.

-Piensa lo que quieras -exclamó, tan indignado que el aire salía de sus pulmones   en jadeos-. ¡Pero suéltame! No soy un muñeco de trapo para que me zarandees cada  vez que se te pega la gana.

-No -aceptó-. Eres un doncel duro y amargado que, por una razón torcida que   sólo tú conoces, decides que lo que pasó aquí hace diez años fue culpa de todos,  excepto tuya.

-Exacto-reconoció, tirando sin ningún resultado de su brazo-Duro, amargado  y  que no está disponible para nadie. . . ni para ti ni para que otro hombre que me use de nuevo.

- ¿Y Menma? -insertó, seco-. ¿Dónde dejas al querido Menma? -se mofó.

-Lo dejo en el lugar que le corresponde -respondió, helado, con los ojos atormentados. - La excepción a una regla inquebrantable. Le pertenezco en cuerpo, corazón y alma. Y no a ti, ni a ti. . . ni a tus antiguos atractivos-afirmó, burlándose-.    Esa relación jamás, jamás la echarás a perder.

Tiró otra vez de su brazo y él lo soltó para que se aparte de su lado, temblando   a tal grado, que apenas podía poner un pie frente al otro, al dirigirse hacia las  escaleras.

-Sin embargo, al igual que yo, no necesitó casarse contigo para convertirte en su esclava incondicional... -se mofó Sasuke a espaldas de Naruto y la profundidad del desprecio lo obligó a volverse, sacudido por la crueldad que le demostraba-. Y, también al igual que yo, supongo, descubrió que podía Saciar lo que se le  antojaba  sin  molestarse por cumplir con convencionalismos absurdos, como una licencia de matrimonio.

-Correcto -concordó, sin aclararle nada y, no obstante, accediendo - a todo lo    que tú quisieras creer-. Idéntico a ti, de muchas formas... excepto en la más importante -lo cubrió con su desdén-. Verás, Menma me ama. Para él soy la única persona en el mundo que importa y ni él, ni yo necesitamos pruebas, escritas o sociales, de que eso es  verdad.

Algo se removió dentro de él y Naru le sostuvo la mirada por un instante antes de seguir subiendo las escaleras.

-  ¿Y este... este parangón de virtud sabe que abortaste?

Naruto se quedó inmóvil, como si Sasuke le hubiera enterrado un puñal en  la  espalda.

-    ¿O preferiste ocultar ese jugoso detalle de tu pasado? Pocos hombres  disculpan la destrucción del ser humano, Naruto. No concuerda con la visión en rosa que les gusta mantener de sus compañeros.

-Tú debes saberlo, Sasuke -se obligó a continuar ascendiendo, negándose -a mirarlo, en caso de que su control se quebrara y le enterrara las uñas en la cara-. Se supone   que eres un hombre, después de todo.

Como parlamento final era impecable y Naruto todavía conservaba  la  sensibilidad suficiente como para que lo invadiera el orgullo de poder callar a su anfitrión. Terminó de subir con la barbilla en alto y los hombros erguidos. Sólo cuando cerró la puerta de su habitación, se dejó caer sobre la cama, temblando por la tensión.

-   ¡Maldito!-musitó, balanceándose hacia atrás y hacia adelante, preso de un profundo dolor- Ese maldito cruel y despiadado.

Nevó esa noche y los copos cubrieron el campo con una sábana blanca. Cuando llamó a Menma a la mañana siguiente, el niño de inmediato quiso saber si él no podría salir de la casa, debido a la tormenta.

-Dicen que Yorkshire está enterrado bajo la nieve -le informó- ¡Que  hay  montañas de nieve tan grandes como una casa!

-Exageran -se rió Naruto-. Sí, nevó, y sí hay una capa bastante gruesa en el suelo. Pero las carreteras están transitables y los noticiarios sólo provocan pánico -se mordió el labio, preguntándose si Menma decía la verdad. La idea  de  permanecer  encerrado en esa casa no lo atraía. Ya había decidido regresar esa mañana a Londres, aunque eso significara dejar de ver a su madre unos días.

No podía quedarse allí más tiempo... empezaba a lastimarlo demasiado.

Esa mañana su madre se veía demasiado cansada e inquieta y algo que la preocupaba, la llenaba de ansiedad. Naruto trató de tranquilizarla leyéndole, pero no  lo logró y la enfermera de guardia visitaba a la paciente con más frecuencia que otros días.

A la hora de la comida, el cielo se oscureció y aparecieron nubes con de nieve. La urgencia de regresar a Londres, antes de quedar atrapado, la hizo inclinarse sobre su madre para tratar de explicarle por qué se iba.

-  ¡No!-gritó Kushina Uzumaki, aferrándose a la mano de su hijo-. No me dejes, Naru...  no me abandones otra vez. ¡Por favor, no me dejes!

-Cálmate, mamá -le rogó, odiándose por hacerla sufrir-. Te prometo que  regresaré la semana entrante... -aunque tenga que usar una pala para llegar al hospital, se dijo, con una enorme sensación de culpa. Repetiría la visita cada  fin  de  semana hasta que su madre mejorara lo suficiente como para salir del hospital; pero en ese momento no soportaba la cercanía de Sasuke ni un segundo más. -Por favor, trata de comprender, tengo compromisos ineludibles y otras personas no pueden sustituirme

-ya le había contado a su madre que su negocio le exigía una dedicación de tiempo completo.

-No quiero que te vayas, Naru-las lágrimas empezaron  a  llenarle  los ojos  de desesperación y, sintiéndose impotente, Naruto se sentó sobre el borde de la   cama para abrazar a su madre.

-Te quiero mucho, mamá -susurró, confesándolo por primera vez y descubriendo, para su sorpresa, que en verdad lo sentía-. No quiero dejarte aquí. Pero Sasuke te visitará  y yo regresaré el fin de semana…

-No, no lo harás -suspiró la enferma-. Te irás y me olvidarás de nuevo -empezó a sollozar, con gemidos patéticos que estrujaban el corazón de Naruto y la hacían abrazarla con más fuerza.

-No llores, mamá -de suplicó, emocionada-. No llores porque no lo soporto.

-Sé que debes odiarme -musitó, a través de los sollozos-. ¡Pero tienes que perdonarme, Naru! ¡Tienes que perdonarme! ¡No podré seguir viviendo si no lo haces!

¡N-no podré!

-Te perdono -afirmó su hijo, con pasión-. ¡Claro que te perdono!

-Todos estos años... -continuó la anciana. Los dedos deformes acariciaron el cabello de Naruto y se aferraron a él, como si le aterrara soltarlo-, el remordimiento me ha carcomido, Naru royéndome las entrañas hasta que ya no podía más.

-Calla -la tranquilizó Naruto, conmovido por el caudal de culpa y dolor de su

madre-. Ya no importa. Nada importa excepto que te alivies. -

-Oh, pero sí importa -gimoteó-. Todos te traicionamos. Yo, el señor Uchiha, Sasuke

-la parálisis facial la volvía grotesca en ese momento de agonía-. Cometimos un crimen, Naru, un crimen imperdonable y tú pagaste las consecuencias. ¡Un bebé... que Dios nos ayude, nos confabulamos para destruir a un bebé indefenso! ¡Señor! -Se ahogó y el  llanto sacudió el frágil cuerpo-. El hijo de Sasuke... mi nieto. Lo aplastamos en nombre de  un estúpido orgullo. No existe una disculpa para ese pecado. Nada puede... yo.

Entonces ese tormento explotó dentro de su madre y Naruto la  sintió  sacudirse, aterrado, con los ojos desorbitados, mientras la recostaba sobre las almohadas, desmayada.

-   ¡No!-gritó, fuera de sí-. Por el amor de Dios... ¡no aborté! - ¡Tienes un nieto, mamá... un maravilloso, sano, nieto de nueve años!

Entonces, el infierno se desató a su alrededor, empezando por el monitor al lado de la cama que salió un agudo sonido de alarma. Se volvió, buscando con ojos enloquecidos a la enfermera y se quedó helado, totalmente helado, mientras su mirada descansaba sobre la alta figura parada a los pies de la cama. Lo miró consternado, con los ojos opacos por el impacto y la piel pálida y tensa, como si hubiera envejecido diez años en esos breves, pero devastadores instantes.

Las personas corrían por doquier, empujándolo en su urgencia por acercarse a  Kushina, apartando a Naruto de la cama, para iniciar la batalla por salvar una vida. Sin embargo, ni las órdenes, ni la eficiencia de los médicos, rompieron el contacto visual entre Naruto y Sasuke.

Oyó... lo sabe… era todo lo que el podía pensar. Una vez más llegó en silencio y escuchó cada palabra delatora, que lanzó al viento.

Entonces, alguien Saco a Naruto por los hombros, murmurando algo para alentarlo y conduciéndolo con cautela fuera del cubículo. Parpadeó, apartó las pupilas azules de Sasuke y permitió que lo sentaran en una silla, donde empezó a  temblar,  sacudido por las emociones.

Cuando se reunió con él, lo ignoró; pero de repente estaba sentado a su lado, apresándole la mano entre las de él. No hablaron y Naruto no trató de apartarlo, inmóvil en cuerpo y alma hasta que, momentos más tarde, un doctor uniformado dé blanco, apareció ante ellos y les dijo en voz baja:

-Está bien, señorito Uzumaki. Su madre está bien. Una pequeña falla del corazón, provocada por la sobreexcitación, nada más. La sedamos Y quizás la mantendremos así durante un par de días, para no correr riesgos.

Naruto alzó los ojos, sin registrar nada. Contempló el rostro amable del médico  el cuarto a sus espaldas, donde el monitor continuaba con sus tranquilizantes ruiditos estables, inalterables. Se fijó en manos; acunadas por las de Sasuke, en su muñeca  cubierta de vellos oscuros y el puño inmaculado de la camisa.

De repente, con un relámpago de intuición que lo impactó de nuevo se dio cuenta de lo que no captó hacía diez años, ni siquiera hace dos días, durante el largo viaje al pueblo, ni siquiera hoy, al escuchar a su madre escupir la culpa que la agobiaba.

 

 

Que no importaba. Nada importaba. Ni la manera en que su madre lo echó de su casa cuando más la necesitaba. Ni el abandono cruel de Sasuke. Ni el modo en que su    padre lanzó su ultimátum, ni el pago que le tendió en un cheque de despedida. Ni  siquiera la sensación amarga de ser traicionado. Nada, en el último análisis, importaba porque no hizo lo que los demás le ordenaron. Esos diez años de odio, de fingir que no existía, de ignorar los sentimientos de culpa de su madre, se sufrieron en vano. Porque Menma vivía y era un niño sano y feliz. Un niño rechazado en el vientre por aquellos que temían su poder si vivía y, si él no hubiera huido, si hubiera defendido sus principios enfrentándose a todos, restregándoles la realidad de su embarazo, entonces esos diez años largos y dolorosos, habrían sido claros porque la verdad y la justicia siempre sofocan la amargura, la culpa y el egoísmo.

Notas finales:

Tambien lo encuentran en wattpad

https://www.wattpad.com/story/253082620-el-lado-oscuro-del-deseo-sasunaru

 

la adaptacion no me pertenece


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).