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El lado oscuro del deseo (sasunaru) por sasunarualfaomega

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Naruto despertó sobre un sofá tapizado en vinilo. Sasuke, acuclillado a su lado, le frotaba las manos, para calentárselas.

-Se desmayó -le explicaba a alguien, quizás a una enfermera que le aplicaba compresas frías en la frente-. Acaba de enterarse que su madre enfermó y vino tan pronto como pudo. El calor de la sala, en contraste con el frío del exterior, debió marearlo.

-No esperaba verla tan mal -susurró Naruto, atrayendo la atención de las pupilas negras.

-Quise advertírtelo, pero te fuiste demasiado rápido -le dijo y luego hizo un gesto.

-Su madre duerme en este momento, señorito Uzumaki -intervino una voz suave. La mano que sostenía la compresa se apartó y Naruto- la sustituyó de modo automático con la suya-. Así que tiene mucho tiempo para descansar y recuperarse antes de verla. Iré a prepararle una taza de té -le ofreció la enfermera, entrando en el campo de visión de Naruto-. ¿Leche ... azúcar? -preguntó, sonriendo.

-Sí, de ambas, por favor -contestó Sasuke por el-. Necesitas una bebida fuerte y dulce -prescribió.

La enfermera se alejó en silencio y Naruto se preguntó si las personas que trabajaban en un hospital estaban a prueba de ruidos, como - los cuartos. Luego recordó, cerrando los ojos, la atmósfera lúgubre que lo rodeaba y su estómago se contrajo de nuevo.

-Parece tan vieja, Sasuke -musitó, incierto-, tan ... tan ...

- ¿Qué esperabas después de diez años? -lo regañó. Lo observaba como si lo despreciara, apretando los labios-. Está aquí por tu culpa -lo acusó-. Porque tú lo abandonaste, sin preocuparte de que viviera o muriera. Así que no esperes que te tenga piedad ahora que el destino se cobra esa deuda -se levantó y sus ojos negros lo despreciaron por segunda vez-. En los únicos momentos en que ella pensaba que la vida merecía vivirse, era cuando trabajaba para nosotros.

-Como siempre -le lanzó a la defensiva, sentándose y cerrando los ojos para sofocar la náusea-. Tu casa y tu familia siempre estuvo antes que yo, Sasuke ... no trates de negarlo porque tú, por encima del resto de la gente, conoces la verdad.

Se callaron por acuerdo tácito, pues no era el lugar ni el momento de discutir ese asunto. Naruto ocultó la cara con una mano y Sasuke se paró a su lado. Lo único que interrumpía el horrible silencio eran los silbidos y siseos de las máquinas para sobrevivir.

-Sanara -le indicó una voz amable, que sonaba como una loca- nada de aire fresco después de la agresión de Sasuke-. Esto lo ayuda a sentirse mejor -Naruto levantó la cara para ver a la enfermera que le ofrecía una taza de té. Su estómago se opuso, pero le dio las gracias con una débil sonrisa-. Tómese su tiempo para beberlo –le

aconsejó- y, cuando termine, su madre habrá despertado. -

-No entró en coma, ¿verdad? -preguntó Naruto, aferrándose a esa pequeña esperanza.

-No -la enfermera la tranquilizó- poniendo su mano sobre su hombro-. Sólo duerme. Lo peor, esperamos, ya pasó -agregó en un susurro-: Su cadera está soldando de modo satisfactorio, no tiene fiebre. Todo lo que necesita ahora, para recuperarse por completo, es verlo. Se mostraba muy inquieta ... pregunta sin cesar por usted.

Uno de los ruidos rítmicos enmudeció y la enfermera alzó la cabeza, dejando de sonreír mientras su rostro adoptaba un gesto de alerta.

-Discúlpeme -le rogó y se alejó.

Naruto la vio entrar en una de las cámaras de vidrio e inclinarse sobre un enfermo.

-Dios -murmuró Sasuke de pronto-, yo no podría trabajar aquí. No soportaría la tensión. -

-Yo tampoco -concordó Naruto, bebiendo un sorbo de té. Después preguntó, despacio- Sasuke ... ¿por qué no trataste de ponerte en contacto conmigo cuando mi madre estuvo más grave? -

-Para ser honesto -contestó después de un momento y sin mirarlo-, no se me ocurrió. Te fuiste sin dejarnos un mensaje, una dirección, para saber si vivías o morías. Así que llegué a la conclusión de que no te importaba.

Lo cual era cierto, admitió Naruto No le importó si los otros vivían o morían. Pero ahora sí, lo reconocía; posando la vista en el muro de vidrio detrás del cual dormía su madre.

-Sólo cuando Kushina comenzó a preguntar por ti comprendí que nunca dejó de esperar volver a verte ... la pobre tonta -le lanzó otra de esas miradas-. Dicen que no hay nada más resistente que el amor de una madre -concluyó con ironía.

- ¿Y cuán resistente es el amor de un padre? -Indagó, seco, pensando en un niño, a salvo, con sus mejores amigos-. ¿Cuán resistente crees que es?

Sasuke pareció confuso por ese comentario y frunció el ceño.

-Tu padre fue un hombre callado e introvertido, Naruto, pero no puedes decir que no te quería.

Sonrió ante la equivocada interpretación de sus palabras. Sus piernas, todavía temblorosas, al fin lo sostenían.

-Estoy listo para ver a mi madre -anunció, en voz baja. Sasuke titubeó, observándolo de un modo extraño.

-Está muy débil -la previno, mientras se acercaban, despacio, a la cámara de vidrio-. Y me temo que el paro cardíaco le inmovilizó una parte de la cara. Tiende a hablar sin cesar, que finge que entiendes sus palabras en lugar de hacer preguntas, para no agitarla.

Naru asintió; tragando saliva antes de entrar en el recinto. Su madre estaba acostada sobre una cama alta, tan frágil y acabada que los ojos de naru se llenaron de lágrimas. La mata de cabellos rojos qué recordaba fue sustituida por rizos grises, que sólo acentuaban las marcas de la ancianidad. Tenía las mejillas hundidas y el cutis pálido y arrugado. Haciendo a Sasuke a un lado, se acercó al lecho, pero las lágrimas le impidieron distinguir las facciones de la enferma con nitidez.

- ¿Mamá? -Murmuró con labios temblorosos, esperando respuesta. Los párpados se movieron y algo se encogió en el interior de Naruto al contemplar el iris de un gris opaco, que un día tan brillantes como los de él.

- ¿Naru? ... -susurró una voz sin aliento y una mano saltó por debajo de las sábanas en un vano intento por acariciarla-. ¡Oh, Naru! -Las lágrimas rodaron por sus mejillas-. ¿Realmente eres tú?

Naruto se volvió hacia Sasuke, que estaba al pie de la cama; con el rostro imperturbable.

- ¿Puedes mover esto? -le pidió, trémulo, tirando de la barandilla de la cama porque deseaba, necesita, abrazar a su madre, como hubiera abrazado a Menma si estuviera enfermo.

-Permíteme -Sasuke quitó el marco tubular con presteza.

- ¿Sasuke? ... -su madre lo vio y una sonrisa débil acompañó el torrente de lágrimas-.

Lo encontraste. Encontraste a mi Naru.

-Sí, Kushina -contestó con dulzura, rozando la mano descamada-. Lo encontré.

-Naru ... -la mirada húmeda se posó en su hijo de nuevo, con un hambre que estrujó al joven-. Oh, Sasuke, qué hermoso es ... qué delicado ... -la mano se dirigió hacia Naruto y Sasuke se apartó para que el tomara su lugar. Naruto encontró que lo acercara a la cama, igual que si fuera un extraño fenómeno a punto de desaparecer de manera tan inesperada como llegó-. Todavía tienes tu precioso cabello, tu piel ...- los ojos la recorrían, mientras Naruto evaluaba la horrible fuerza del decaimiento de su madre-. No sonríes -objetó-. Solías sonreír todo el tiempo, no importaba lo que yo ...

-las palabras se marchitaron y murieron en un sollozo y las lágrimas corrieron de nuevo.

-No llores -le suplicó Naruto, emocionado, a punto de llorar el mismo, tocando una mejilla arrugada.

-No creí que vinieras -le explicado su madre-. No pensé que te viera otra vez.

-Pues, aquí estoy -le aseguró Naruto, trémulo-. Ahora deja de preocuparte para que te mejores.

-Sí -suspiró su madre, dejándose caer sobre las almohadas y cerró los ojos-. Naru ... -musitó, somnolienta, luchando contra el sueño que la envolvía, aferrándose a la mano de su hijo, no te vayas. Tengo tanto que decirte ... corregir errores ... no hay disculpa ... la vida debe respetarse. Tenía miedo.

-Calla -la tranquilizó a Naruto, consciente de la intención del discurso de su madre-. No te preocupes. Ya todo pasó.

Una mano se posó sobre el hombro de Naruto confirmando lo que sospechaba ... que su madre se volvía a sumir en el sueño con rapidez, con demasiada rapidez para una mujer que vivió con la fuerza de un titán.

-Déjala descansar ahora, Naruto- le aconsejó Sasuke-. Sólo resiste cinco minutos por visita. Regresaremos mañana.

- ¿Sasuke? ... -el susurro desde la cama los obligó a volverse

-Sí, aquí estoy, Kushina -contestó, con calma.

-Cuida a mi Naru hasta salga de aquí. Cuídalo como antes.

Algo cruel lo sacudió y se movió para zafarse de esa mano, impulsado por la antigua amargura.

-Puedo cuidarme solo, mamá -le informó, con voz fría-. Soy un doncel hecho y derecho, ¿recuerdas?

-Sin embargo -Intervino Sasuke con rapidez, lanzándole una mirada de advertencia-, Naruto se quedará en el Hall, Kushina, así que no te preocupes por él. -

-Traemelo mañana -le ordenó la enferma.

-Sí, señora -sonrió y Naruto resintió el gesto de travesura que distendió la boca de su madre. Ni siquiera cuando era niño le sonreía de esa manera. Guardaba su buen humor para Sasuke.

Como tú, le recordó una vocecilla en su cerebro.

En el corredor empezó a temblar por la reacción. Lo impactó ver a su madre tan enferma y vulnerable y el proceso de envejecer ni siquiera le pasó por la cabeza durante el viaje.

-Gracias -murmuró Sasuke al reunirse con él.

- ¿De qué? -lo miró de reojo, rencoroso-. Es mi madre. Supongo que hasta debo agradecerte que te hayas tenido la molestia de cuidarla, -Supongo que sí -repuso, seco.

Naruto se volvió, abrupto, y fue hasta los ascensores, sofocando la respuesta vengativa que preparaba. No informarle que no había cuidado a su hijo ni un instante, durante los últimos diez años.

-Naruto ... -su mano descansó sobre el hombro de él y Naruto se apartó con violencia de él.

- ¡No me toques! -siseó, ronco. Y él retrocedió, asombrado por el odio profundo que descubrió en sus ojos-. No ... Me toques -repitió, pensando en lo que su hijo había perdido con una amargura imposible de ocultar.

Caminaron al exterior en silencio. Ya afuera, Naruto aspiró una bocanada de aire frío, tratando de calmarse y dominar la guerra de emociones que lo sacudía.

-Traeré el coche. Tú espérame aquí -le dijo y el obedeció igual que un perro obediente, mientras el frío estremecía su cuerpo sin que se diera cuenta. -

Sasuke se estacionó frente a él y le abrió la puerta. Naruto se sentó sin murmurar ni una palabra y él le abrochó el cinturón en silencio, antes de partir. -

-Necesito hablar por teléfono -comentó de pronto, recordando la promesa que le hizo a Menma.

-Puedes usar el del Hall -le ofreció Sasuke-. Llegaremos en veinte minutos. -

-No quiero quedarme en el Hall -repitió, necio-. Si te niegas a que me hospede en el Swan, entonces dormiré en mi cuarto, en la casa del conserje.

-Imposible -replicó, concentrándose en el tráfico-. Mandamos reparar la casa, aprovechando la estancia de tu madre en el hospital. Por el momento está llena de andamios.

-Entonces, llévame al hotel -insistió.

- ¡Maldita sea! ¡Te quedarás en el Hall! -ordenó, furioso, sobresaltándolo-. Tu madre así lo espera y se vería muy mal si no te recibiéramos; así que deja de discutir y trata de aceptar mi invitación con cierta cortesía.

-Con la debida humildad, más bien -se mofó-. El hijo de la sirvienta debe mostrarse agradecido porque los nobles Uchihas lo aceptan bajo su techo.

-No me parece gracioso -le advirtió- y no insultes la manera en que te tratamos, Naruto. No recuerdo ni un solo ejemplo en que te hayamos hecho sentir inferior a mi familia.

- ¿Cómo está tu padre? -preguntó, obligándolo a volverse para verlo.

- ¿No lo sabías? -Indagó con genuina sorpresa y luego agregó, seco-: Claro que no, no lo sabías; puesto que te preocupaste porque nadie se pusiera en contacto contigo desde que te fuiste -fijó los ojos de nuevo en el camino, endureciendo el tono de voz al agregar-: Mi padre murió hace varios años.

Fugaku Uchihas ... ¿muerto? -

-Lo ... lo siento -la condolencia se le atoró en la garganta y Sasuke debió adivinarlo porque apretó la boca-. Así que ahora eres el rey del imperio Uchihas ¿verdad?

-añadió con un desprecio mortal hacia todo lo que él representaba.

La ironía estableció un silencio helado durante el resto del trayecto y, como Naruto no deseaba hablar con Sasuke, concentró su atención en el paisaje familiar que se extendía ante la ventana Diez años, reflexionó, al atravesar el pintoresco pueblecillo de Thornley, y nada parece haber cambiado ... excepto yo.

Pasaron frente a la casa del conserje ... en reparación. Le dijo la verdad. Al ver las ventanas también se vio de adolescente, medio oculto tras las cortinas, espiando a Sasuke. Se moría de celos cuando lo contemplaba en su traje de etiqueta, guapísimo, saliendo a una función de gala '' en lugar de mi padre ". Esas noches lo acompañaba Sakura, la princesa pelirosa, más conveniente que Naruto, el campesino despeinado.

¿Se casó con ella? No se atrevió a averiguarlo, pero operan las manos de Sasuke sobre el volante.

No las adornaba un maldito anillo de matrimonio. Aunque eso no significaba nada.

Sasuke siempre despreció las joyas, ni siquiera usaba relojes ostentosos.

Contempló la mansión georgiana que se alzaba ante él. Tendría que enfrentarse a Sakura en el papel que siempre ambicionó sobre todas las cosas: la de ama y señora de Thornley Hall.

Recordó ese último verano en que aprendió las diferencias entre plebeyos y nobles ... y no sólo a manos del padre de Sasuke; Sakura también jugó una parte importante en ese descubrimiento. Gracias a ella, se peleó con Sasuke y empezó a rebelarse contra su dominación, sexual y moral.

-Si crees que es correcto que te sientes cerca de la piscina para coquetear con Sakura, mientras lavo su ropa sucia, entonces también yo coquetearé con mis amigos –le gritó, enfrentándosele en el claro del bosque, cerca del río.

-No coqueteo con Sakura -negó él, acalorado-. Voy a su casa para verte.

- ¡Mentiroso! -lo acusó-. ¿Crees que no me doy cuenta de la manera en que la tocas, le sonríes ... la desesta?

- ¡Ella es la que me toca! -Frunció el ceño-. No yo.

-Entonces, no se lo permitas.

-Cálmate, Naru -suspiró, empezando a acariciarlo cuando comprendió que sus argumentos no lo llevaban a ninguna parte-. Sabes que adoro el suelo que pisas.

-Pero no me llevas al baile del club -refunfuñó-. No te atreves a decirles que me amas a mí.

-No es tan simple y lo sabes -se movió, incómodo, y bajó la vista- Recuerda cuan conservador es mi padre y también tu mamá. Dios del cielo, Naruto, ¡apenas tienes dieciséis años! -gruñó-. Me lincharían si se enteraran de lo que hice.

-Quizá te lo mereces -lo atajó, detestándolo porque comprendía que había mucho de razón en lo que le decía. Él había cumplido veintitrés y debió evitar seducir al hijo de la criada. Alzó la barbilla, todavía recordaba con cuánto orgullo, y le indica:

-Pues, confórmate con Sakura. Finge que eres el muchacho obediente y limpio que todos creen ... ¡pero no esperes que me quede en casa mordiéndome las uñas mientras tú te diviertes! Hay muchos peces en el mar, además de ti, sasuke Uchiha.

-Si sales con alguien, te mato, Naru -le advirtió y él se estremeció de excitación porque lo amenazaba en serio-. Te lo juro.

-Yo también -lo retó, empezando a saborear esa pelea-. Hay un baile en la taberna esta noche. Kiba quiere llevarme.

-Acepta y lo mato contigo -barbotó.

-Sal con Sakura esta noche y me voy con Kiba.

Ambos, lo hicieron. Aún ahora, diez años después, ignoraba cuál de los dos ganó esa batalla amarga. Quizá ella pues Sasuke regresó a la mansión justo cuando Kiba le daba el beso de despedida y su rabia mereció haber cumplido la amenaza. Quizá él porque fue la primera vez que lo llamó una cualquiera. Y se dio cuenta, aunque entonces se negó a aceptarlo, que así lo veía Sasuke ... como a una excitante y deseable cualquiera ... y nada más.

Los neumáticos chirriaron al detenerse y Naruto parpadeó, volviendo al presente. Otro coche se estacionaba frente a ellos.

- ¡Maldición! -Musitó Sasuke-, ¡Sakura! Me olvidé de ella.

Naruto se puso tenso y entonces la puerta de la mansión se abrió. Un rayo de luz iluminó las dos cabezas que giraron para observar a la figura pelirosa, todavía alta y delgada Sakura venia vestida con un traje de seda azul que se le pegaba al cuerpo como una segunda piel. Les sonrío segura de que su sonrisa hallaría una grata acogida.

La esposa perfecta dándole la bienvenida al hogar al cansado esposo.

 

Notas finales:

Tambien lo encuentran en wattpad

https://www.wattpad.com/story/253082620-el-lado-oscuro-del-deseo-sasunaru

 

la adaptacion no me pertenece


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