Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tú, yo y las estrellas por Marbius

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

3.- ·Hanta Sero·

 

Casi desde un inicio, Hanta había dado por sentado que el papel que le iba a tocar jugar dentro de su grupo de amigos no era otro más que el de comodín. Y no en el mal sentido, en lo absoluto. Ocurría que Bakugou no estaba demasiado lejos de la marca, y que sus amigos realmente podían ser unos idiotas de campeonato, así que más veces que no le tocaba jugar a mediador, ya fuera para convencerlos de detenerse con tus estupideces, o en el caso contrario, aplacando a su explosivo líder siempre listo para la camorra.

De cualquier modo, Hanta no tenía problema en asumir ese cargo, y vaya si lo hacía bien. Al menos en un 80% de los problemas que sus amigos ocasionaban y por los que Bakugou les gritaba, Hanta conseguía apaciguar los ánimos y hacer que todo volviera a la paz. Y justo esa mañana en que a regañadientes Bakugou había reconocido que él y Midoriya estaban saliendo en serio y por eso había estado ausente en las últimas semanas era que Hanta había hecho su mejor trabajo al impedir que Kaminari acabara muerto y que en daño colateral Kirishima y él fueran víctimas secundarias.

Siguiendo la línea de pensamiento de sus amigos, que subrepticiamente habían intercambiado miradas entre sí, Hanta había favorecido la idea colectiva de que Midoriya se les uniera a su salida a acampar, señalando pros imposibles de pasar por alto y mencionando sin parar lo bien que se la pasarían todos juntos. Bakugou se negó, por supuesto, pero no fueron sus argumentos lo suficientemente buenos en contra de los suyos, y ya que Midoriya acabó bajo el hechizo de Ashido, antes de la marca de la hora ya estaban montados de vuelta en la camioneta y listos para partir.

—Verás lo divertido que será este viaje —le prometió Ashido a Midoriya, que aceptó el lugar de copiloto siendo Bakugou el que iría tras el volante—. No sabes lo que es la gran vida hasta que orinas contra un árbol en plena naturaleza.

—Uhhh...

—Si quieres mi consejo —intervino Kaminari—, mejor voltea a otro lado cuando Ashido lo haga. Es una chica, pero no te dejes engañar; no le importa que la veamos en paños menores y nunca lo ha hecho.

—Mientras a Eiji no le importe —se acurrucó la chica al lado de su novio, y éste le pasó el brazo por los hombros en ademán afectuoso.

—No lo hace, Mina.

—Ugh, ¿puedes parar con eso? —Gruñó Bakugou, colocándose el cinturón de seguridad y encendiendo el automóvil—. Me dan asco, y van a asquear a Deku.

—¿Deku? —Inquirió Kaminari.

—¿Llamas a tu novio Deku? Oh, colega... Eso es bajo hasta para ti —expresó Hanta su desaprobación, pero Izuku se apresuró a corregirlo.

—Oh no, es una, uhm, una historia casi graciosa. Kacchan confundió el primer kanji de mi nombre, y es un apodo que no me molesta. El resto de mis amigos me llama Deku, y ustedes también pueden hacerlo.

—Háganlo —farfulló Bakugou, manejando en reversa la camioneta hasta salir a la calle—. Tienen el permiso del nerd.

—Aw, Bakugou nos deja llamar por su mote a su novio —le chanceó Hanta, que esquivó con presteza un manotazo de Bakugou que éste lanzó a ciegas en su dirección.

—Vale, Deku —dijo Ashido, aprobando aquel gesto de confianza—. Entonces... Antes de salir, ¿pasamos por algo de comida para el viaje?

Y entre la algarabía unánime de celebración por aquella idea, Bakugou gruñó entre dientes por verse arrastrado hacia su locura.

 

El bosque al que se dirigieron era uno en el que ya habían acampado con anterioridad y que estaba a una distancia de 3 horas de Musutafu. Conforme Bakugou conducía, el sol comenzó a salir por el este y a iluminar el perfil dormido de Deku recargado contra el cristal de su ventana. Ashido y Kirishima también dormían acurrucados bajo una manta térmica, en tanto que Kaminari escuchaba música con sus audífonos y sacudía despacio la cabeza a un ritmo que sólo él escuchaba.

Hanta aprovechó la oportunidad para dirigirse a Bakugou.

—Así que tú y Deku están saliendo en serio.

Bakugou respondió con un gruñido que éste interpretó de manera positiva.

—Ya era hora. Después de los 30, teníamos planeado hacer una intervención para ayudarte a encontrar el amor.

—Como si necesitara su ayuda.

—Puede que no, pero no somos la clase de amigos que no se mete en los asuntos de los demás, ¿eh?

—Y que lo digas...

—No puedo prometer por el resto pero... —Hanta hizo una pausa, y los nudillos de Bakugou se volvieron blancos cuando éste apretó las manos al volante—. Intentaré que no lo arruinen para ti.

Entre dientes, Bakugou masculló ‘gracias’.

 

Deku se maravilló cuando al despertar se encontró rodeado de la naturaleza y el vivificante aire del bosque, y sus niveles de excitación aumentaron sin parar conforme se adentraban por un sendero ya antes transitado y llegaban al centro de aquella reserva. Por la temporada, eran pocos los grupos de campistas que acudían, y el guardabosques que les indicó un área libre les deseó una feliz estancia.

—No lo parece, pero Togata ha protagonizado algunos rescates por esta área —le contó Hanta a Deku, que escuchó cautivado algunos de los relatos más populares al respecto.

Tras estacionar la camioneta y bajar sus pertenencias, todos se adentraron en la espesura del bosque con intenciones de empezar su travesía, y al instante irritó Kaminari a Bakugou al expresar sorpresa de que éste hubiera accedido a cargar por propia voluntad algunas de las pertenencias que estaban bajo el cuidado de su novio.

—Ni siquiera Kirishima hace eso con Ashido —se burló Kaminari.

—Como si fuera a permitírselo —replicó la chica, flexionando sus brazos firmes por el ejercicio—. Yo no necesito que nadie, mucho menos mi novio, me ayude con mi propio equipo de senderismo.

Deku agachó apenado la cabeza porque incluso con la mitad que el peso de los demás estaba teniendo problemas para seguirles el paso en el sendero, así que Hanta consideró apropiado intervenir.

—Pf, no actúen como si no hubiera sido lo mismo para nosotros la primera vez que Bakugou nos trajo de acampada —dijo Hanta, haciendo memoria de aquel primer inolvidable viaje que habían hecho como amigos, y dirigiéndose a Deku le contó los pormenores de aquella aventura—. Bakugou nos hizo subir cargando peso extra para hacernos desistir de un segundo viaje, pero con lo que no contaba es que nos encantaría venir con él de acampada. Y todo habría salido genial de no ser porque Kaminari piso hiedra venenosa cuando se levantó adormilado al baño, así que de regreso cargó con él sobre su espalda.

—Estúpido Pikachu —rememoró Bakugou con buen humor, y el grupo compartió una carcajada a costillas de uno de sus miembros.

El ascenso y luego descenso hasta su punto de acampada natural les costó casi 2 horas, y para entonces ya era más de mediodía y Deku se había valido de la mano de Bakugou entre la suya para darse fuerzas.

Con una mirada que podría haber provocado la muerte, Bakugou había retado a sus amigos a abrir la boca por aquella muestra de afecto de su parte, y todos guardaron silencio pero intercambiaron sonrisas entre sí.

Una vez en el claro sobre el que acamparían, Bakugou fue quien coordinó la puesta de las tiendas de campaña, así como la recolecta de leña para el fuego y dictaminó dónde quedarían designados los baños. En perfecta armonía, cada uno cumplió con su labor asignada, incluido Deku, que aceptó la oferta de Hanta para aprender a montar una tienda de campaña como era debido.

—No es tan difícil. Sólo tienes que asegurarte de elegir un buen sitio, aislar el piso para que el frío no pase al interior, y apuntalar.

Deku le sirvió de ayudante, tomando notas de cómo montar la tienda de campaña y aderezando el momento con conversación interesante. Fue así como Hanta descubrió que Deku trabajaba como profesor en una primaria de Musutafu que no estaba demasiado lejos del gimnasio en el que Katsuki servía como entrenador, y que justamente en sus instalaciones habían vuelto a reencontrarse.

—¿Entonces no se veían desde la secundaria? Wow.

—Sí, bueno —Deku se mostró casual al expresar ese punto—. Nuestros padres no viven demasiado lejos entre sí, pero Kacchan asistió a U.A. y yo tomé una plaza en otra preparatoria. Después estudié fuera unos años gracias a un mentor, y no hace mucho que volví a Japón. Fue una sorpresa agradable coincidir de vuelta en la calle y... descubrir que había sentimientos de por medio sin aclarar.

—Eso suena tan romántico —se sumó Ashido a su conversación, que había escuchado a escondidas y no pudo evitar mostrarse extasiada por aquella historia.

—Uhm, no sé si es la palabra que usaría para definirlo —dijo Izuku, mirando por encima de su hombro a Bakugou, que en esos momentos había acumulado una considerable pila de madera para la noche y a un lado estaba preparando una fogata en la que cocinar más al rato—, pero... No me importaría creer que así fuera.

Y para sí, Hanta se encontró pensando que Deku le agradaba.

 

—Y... ¿Cuál es el veredicto? —Se confió Kirishima a Hanta cuando más tarde se reunieron bajo la sombra de un árbol a orinar y a unos metros de distancia la risa abierta de Deku y una versión más contenida pero no por ello menos sincera de Bakugou llegó a sus oídos.

—Es bueno —declaró Hanta en relación a Deku—. Lo hace feliz. Eso por si solo ya es grande.

—Seh... Que haya accedido a enseñarle cómo producir fuego desde cero en lugar de llamarlo idiota como a nosotros ya habla por sí solo.

—Sólo queda esperar que no lo arruine.

—¿Deku o Bakugou?

Y con una sabiduría que venía con el cargo de amigo mediador que él por cuenta propia había asumido desde el inicio, Hanta dijo: —Crucemos los dedos por ambos.

 

/*/*/*/*

Notas finales:

Hanta Sero es la versión más objetiva de todas, pero sigue Kirishima y... Es todo lo contrario.
¿Hay alguien siquiera leyendo? Hacía tiempo que no me pasaba esto de publicar y escuchar los grillos. Bastante desolador si me preguntan, igual que si me hubiera ido de acampada yo sola. En fin... ¿Graxie por leer?
p.d. Cualquier comentario es siempre bien recibido :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).