Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sunflower por rkivexxxv

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Melifluo 

Mientras el desespero asfixiaba a Naruto en la sala de su casa, Sasuke finalizaba el día laboral. Apagó la computadora y organizó sus cosas en el escritorio, escuchó los gritos animados de los demás, que decidían a qué restaurante ir a comer barbacoa. Susurró una maldición al ver a Suigetsu acercarse hacia él con esa sonrisa esperanzada y fiestera.

—No me veas así, sé que crees que vine a pedirte de rodillas para que vengas con nosotros a comer carne—dijo en tono indignado.

—Pero...

Suigetsu resopló—. Pero, seguramente ya tienes planes con Naruto—susurró lo último con un poco de picardía.  

Sasuke le dirigió una mirada de advertencia y sus labios se torcieron en una sonrisa sin intención alguna de querer esconderla. En cierto modo, Suigetsu estaba en lo correcto. Volvía a casa cada noche sabiendo que no le esperaba un silencio envolvente y una terrible sensación de soledad. Sólo los besos cálidos y los cómodos brazos de un chico rubio. 

—Esta y todas las noches que siguen—Sasuke tomó sus cosas, listo para retirarse.

Suigetsu entrecerró los ojos y se cruzó de brazos, mientras el pelinegro pasaba de él y salía campante de la oficina, simplemente no lo podía creer. ¿Tanto podía cambiar una persona gracias a otra? Sasuke siempre fue difícil de tratar, incluso ahora, él parecía ser el de siempre; esquivo, reservado y aguafiestas... pero ahora, sus hombros se miraban menos rígidos, su rostro estaba más relajado y ahora respondía menos tosco que antes.

Juraba que había cierto tono burlesco y juguetón en sus palabras. Y no podía estar más que agradecido con Naruto por eso, el nuevo Uchiha Sasuke se veía realmente feliz.

Para sorpresa del cobrador de tarjetas, el camino a casa fue inusualmente corto, y por más que no quería hacerle caso a su negativo presentimiento, sabía que algo malo sucedería; como si alguien estuviera acechándolo y en el momento en que menos estuviera prestando atención a su alrededor, saltaría sobre él para llevárselo al mismísimo infierno... o algo como eso.

Por alguna razón, el cantar de los grillos era más fuerte esa noche, era como un sinónimo de advertencia. Entró al edificio y tomó el elevador con aquella sensación incómoda, manifestándose en su estómago como un dolor punzante que incluso, sólo por un momento, confundió con el nerviosismo. Sasuke supo, en cuanto tocó la puerta un par de veces, que esa emoción escalaba un nivel más más allá de simples cosquilleos nerviosos. Escuchó a Naruto quitar el seguro de la puerta y cuando por fin la abrió, un delantal color rosa y una maraña de cabellos rubios despeinada le esperaba. 

Sasuke se acercó con la intención de besarlo, pero la mano de Naruto se interpuso entre sus labios y los de él, lo que hizo que frunciera el ceño y de verdad empezara a preocuparse. 

—Tu mamá está aquí—susurró tan bajito como pudo.   

Él observó al rubio, cuyo rostro se encontraba bien y sin ningún rastro de genuina desesperación —cosa que no entendía porque Mikoto Uchiha estaba ahí adentro—, salvo los restos de harina en sus mejillas y en la comisura de sus labios, todo parecía ir sin problemas.

—¿Que mi mamá qué?—susurró, tenía que preguntar de nuevo porque no podía asimilar la información todavía. Naruto tomó su mano y lo arrastró dentro del departamento. 

—Me enseñó a cocinar un bizcocho con conserva de frutas, ¿no te parece genial?—él le empezó a narrar cómo su madre lo había llevado a un viaje gastronómicamente dulce, y de nuevo arrugó la frente mientras era guiado a la cocina, donde su madre se movía de un lado a otro como un hada pastelera. 

La barra de la isleta de la cocina estaba repleta de recipientes e ingredientes, sin olvidar el dulce olor del pan y, al otro lado, dos bandejas de pastelillos recién salidas del horno se posaban deliciosamente.

Tragó duro antes de hablar—. ¿Mamá? ¿Qué haces aquí?—se deshizo del nudo de la corbata y dejó sus cosas en el sillón—. Pensé que vendrías mañana. 

Ella se giró dándole la bienvenida con esa dulce sonrisa—. Oh, cariño, que bueno que ya llegaste—ella se acercó y le dio un abrazo rápido—. No pude esperar hasta mañana, y le prometí a tu hermano que iríamos juntos por Dei al aeropuerto. 

Él asintió, sabiendo que no era esa la única razón.

Para evitar que Mikoto hiciera preguntas elocuentes y vergonzosas delante de los invitados durante la recepción, aceptó presentarla a ella y a Naruto antes de la boda, y a pesar de que ya habían decidido el día, se adelantó y se adueñó de la cocina de su novio. 

—Pero no te preocupes, me encontré con Naruto en la tienda de conveniencia y fue muy amable en invitarme a pasar. 

La conversación duró un par de intercambios de frases cortas, su madre decidió quedarse y preparar la cena como gesto de no sabía exactamente de qué, así que mientras ayudaba a cortar los vegetales, Naruto y Mikoto tenían una conversación entre susurros en lo que preparaban las carnes. Risas mal disimuladas y miradas furtivas era lo único que recibía, alejado de su novio como si de un castigo se tratara; no era que sólo se hubiera adueñado de la cocina, sino también de Naruto. 

Pero todo lo que él sentía no importaba realmente, porque Naruto se veía feliz, y con eso bastaba para que todo el mal humor que pudiera tener desapareciera en cuestión de segundos. Y ese sentimiento lo hizo suspirar, porque no se había sentido tan ridículamente cursi en su vida como lo estaba en ese momento.

—Sólo tengo una preguntita—dijo la mujer, mientras probaba el arroz y la carne de su plato—. No entiendo por qué no viven juntos, si pasas la mayor parte del tiempo aquí, Sasuke.

—No parece sólo eso, mamá.

Eran exactamente estas preguntitas, las que trataba de evitar en la fiesta de su hermano y su casi esposo.

—Quisiera saber por qué estás preguntando eso—respondió.

La mujer dejó a un lado sus palillos y le miró como si hubiera recibido la peor ofensa del mundo, o era más bien como una niña caprichosa que quería meterse en temas de adultos.

—¿Acaso me vas a decir que no es cierto que vienes aquí cada noche después del trabajo, o que dejas tus cosas en su departamento porque te quedas a dormir?—el tono tan obvio era irritante a los oídos de Sasuke—. Y Naruto está usando tu suéter.

El tono carmín en las mejillas del rubio delató su pena, ahora entendía por qué la señora Uchiha estaba tan empeñada en dejar de lado las preguntas que tenían que ver con su relación, sólo estaba esperando el momento adecuado para incomodarlos cuando estuvieran juntos, frente a ella.

—No sean tan tímidos, sólo era una duda—revoloteó su mano al aire, restándole importancia—. ¿Y… cómo se conocieron? Dijiste que fue difícil conversar con Sasuke—su tono era tan honestamente curioso mientras miraba a Naruto.

—Fue el día que me mudé aquí—comenzó tímidamente, a decir verdad, la señora Uchiha le resultaba un poco intimidante.

Y las risas de Mikoto llenaron la sala, porque claramente podía imaginar al arisco de su hijo tratando de formar palabras para alguien tan opuesto a él como Naruto, un hecho que le sorprendía incluso más. Mikoto estaba plenamente consciente de lo duro que había sido para Sasuke encontrar a alguien que pudiera entenderlo, alguien que no lo juzgara por quien era y, sobre todo, alguien que fuera sincero con él. Para Sasuke, no se trataba sólo de un romance, porque jamás había visto tan feliz a su hijo como lo estaba ahora.

Podía estar segura de eso debido a la mirada atenta que ponía cada vez que Naruto reía, o en ese micro segundo en el que sus labios formaban una pequeña sonrisa cuando el rubio le decía cualquier cosa. Y así como sabía todo eso, también sabía que no tenía que involucrarse o preocuparse de más.

Con un sentimiento de tranquilidad acentuándose en su corazón, ella decidió dejarlos tranquilos y despedirse esa noche. Ya tendría tiempo de sobra para seguir haciendo de las suyas.

Sasuke la acompañó hasta la puerta después de despedirse de aquel amable ojiazul—. Es un buen chico—sonrió, dándole una palmadita en el brazo—. Estoy feliz por ti.

—Él es demasiado bueno para mí.

—Sasuke, tú mereces esto—ella tomó sus manos y le miró cálidamente—. Y si es así como la vida te está diciendo que debes ser feliz, entonces acéptalo y sé agradecido.

Él asintió firmemente ante las palabras de su madre, que, aunque a veces pudiera ser increíblemente curiosa y entrometida, siempre estuvo para él cuando más lo necesitó. Vio a Mikoto darle una última sonrisa y tan pronto como se subió al elevador, cerró la puerta mientras dejaba escapar un suspiro de alivio. Regresó a la cocina, en donde Naruto se ocupaba en recoger la mesa y guardar algunas cosas.

Estaba tan concentrado que no había notado su presencia en el lugar, esa noche se veía especialmente más hermoso de lo habitual. Se aclaró la garganta, obteniendo por fin la atención del chico que aún usaba ese viejo mandil.

—¿Ya se fue?—preguntó, guardando un poco de comida que había sobrado—. Estaba tan nervioso que no sabía qué hacer.

Se giró hacia a él con un rostro preocupado—. ¿Y si lo arruiné?

Era adorable.

Negó divertido—. Le agradaste, no te preocupes por eso.

Sasuke se adentró a la cocina y lo ayudó a llevar los platos sucios al fregadero. 

—Y… también lamento lo de tu suéter—susurró apenado—, esta mañana salí apurado y no me di cuenta.

El pelinegro dejó a un lado los platos y lo miró con ese rostro tan serio. No sabía que Naruto llevaba su suéter hasta que su madre lo señaló, y ahora que prestaba atención, le gustaba lo que veía.

Naruto ya no estaba tan seguro de lo que estaba pasando—. ¿Qué? ¿Por qué me ves así?

Sasuke atrajo a Naruto hacia él, acarició su espalda baja con parsimonia y pegó sus labios a los de él. Sin que nada o nadie interfiriera entre ellos, el rubio suspiró mientras abrazaba al pelinegro por los hombros. El dulce tacto entre ellos fue convirtiéndose en un deseo desesperado, Naruto entre abrió sus labios invitando a Sasuke a saborear aquella boca con su lengua, mientras el calor subía por sus cuerpos y el nudo detrás de aquel mandil color rosa era desatado por los hábiles dedos de Sasuke.

—Hay que vivir juntos—susurró entre besos.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).