Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sunflower por rkivexxxv

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ichiraku Ramen

Y ahí estaba.

Frente a esa pequeña y linda fachada, la única razón por la que Naruto Uzumaki se había adueñado del departamento junto al suyo. Sasuke se preguntó por un momento si lo que le había dicho ese rubiecito era la verdad, porque cualquier cabeza que fuera capaz de ser razonable, bajo ninguna circunstancia, usaría un restaurante de ramen como excusa de mudanza.

Y si fuera el caso...

—¿Te quedarás ahí parado o entrarás? Le bloqueas la puerta a los clientes—la voz grave del que parecía dueño del local interrumpió sus pensamientos.

Sasuke relajó el rostro, no quería parecer el tipo gruñón del lugar. Solamente estaba demasiado curioso, además, la incredulidad viajaba ociosamente por su sangre. Nadie era capaz de moverse de un lado a otro por un poquito de ramen.

Él asintió y decidió sentarse frente a la barra, no quería molestarse en buscar una mesa más al fondo... y sería demasiado incómodo tener que soportar las miradas de los demás clientes, haciéndoles saber de su desdichada situación como la persona solitaria que era. Fingió ver las opciones del menú, checó rápidamente y pidió un tazón de ramen normal; sin mucho adorno o mucha sazón.

Sasuke se deshizo de su rígida postura y suspiró, no era fan del ramen.

Absolutamente no lo era, pero allí estaba, a punto de comerlo por culpa de un extraño.

Observó el pequeño local, se sorprendía de la cantidad de gente en una tarde de entre semana en día laboral. Quizás era la zona, después de todo, ese mercado de mariscos atraía mucha gente. Era la razón por la que ese día Sasuke prefirió viajar en transporte público, pues ya tenía planeado ir hasta Ichiraku y no quería detenerse a buscar en donde dejar su camioneta.

Era casi una perfecta ubicación para generar ingresos y prestigio dentro del pequeño pueblo. 

Sólo que Sasuke era alguien exigente y el sólo pensamiento de tener que pasar por ese mercado tan concurrido le molestaba y al mismo tiempo le cansaba. Es como si un abuelo gruñón hubiese poseído su cuerpo, y él estaba consciente de eso. Quizás envejeció muy rápido, ¿traumas de la niñez, el trabajo? O simplemente era culpa del yo de su vida pasada.

Lo pensó un rato más, e inconscientemente sonrió. Tal vez fue un rarito obsesionado con la sed de venganza y el poder. 

—Aquí tienes—una muchacha con bonita sonrisa colocó el tazón mediano ante a él. El humo caliente chocó con su rostro, no quería admitirlo, pero el olor y la apariencia tan brillante del plato hizo que su estómago rugiera de hambre. 

Por un momento creyó que sí era posible empacar tus cosas e irte de casa por culpa de tu restaurante favorito.

—Gracias.

Acomodó algunos fideos en los palillos, los remojó en el miso e incluso los olió antes de llevárselos a la boca; no lo sabía con exactitud, pero estaba seguro de que ese primer bocado fue lo más delicioso que había probado en mucho tiempo, y probablemente se debía a que no solía comer mucha comida casera. 

De verdad estaba disfrutándolo, tal vez deba agradecerle a Naruto luego. 

—¡Sasuke!

El dueño del nombre detuvo todos sus movimientos y la poca comodidad que logró acumular desapareció.

Su compañero de trabajo le regaló unas palmaditas a su espalda y le sonrió.

—Suigetsu.

El pelinegro suspiró y aunque estaba seguro de que no mostraba más que desagrado, no lograba proyectarlo. Aparentemente tenía la capacidad de no mostrar muchas emociones, porque su rostro parecía manejar esa misma mueca de labios rectos y ojos aburridos las veinticuatro horas al día y los siete días de la semana.

—No sabía que te gustaba venir aquí—sonrió extrañado e inmediatamente pidió un menú entero para al menos seis personas.

—Sólo quería cambiar un poco la rutina.

Mentira.

—¿Tú, Sasuke Uchiha, queriendo cambiar la rutina?

Claro que Suigetsu no podía creerle, ya había rechazado muchísimas veces sus invitaciones a clubes como para salirle con un cambio de rutina.

Sasuke no hacía cambio de planes.

—¿Por qué todo el equipo de depósitos está aquí después del trabajo? Creí que sólo les gustaba salir los viernes—el pelinegro cambió de tema, de todos modos, tampoco podía decirle a su compañero que estaba ahí gracias a su nuevo y revoltoso vecino.

—Oh, trabajo extra—dijo y se encogió de hombros—. Parece que nos quedaremos hasta tarde y por eso hemos venido por guarniciones...

Sasuke probablemente habría intentado poner un poco más de empeño en escuchar lo que sea que estaba diciendo Suigetsu, claro, de no ser porque la razón de su estancia en el lugar estaba entrando por la puerta del restaurante. Uchiha no sabía qué le asustaba más, la llegada de Naruto y que lo descubriese allí, o lo que eso le hacía sentir.

Sasuke pensó en lo realmente estúpido que se veía tratando de ocultarse tras el cuerpo de ese molesto compañero suyo.

—¿Qué demonios haces?—preguntó cuando lo vio taparse la cara con el menú de los especiales del día.

Sasuke no respondió y miró cuidadosamente tras el albino, que por su propia curiosidad también se giró—. ¿De quién te escondes?—pronunció más para sí mismo, exasperado suspiró y sacudió la cabeza restándole importancia—. Olvídalo, me están esperando y hay cosas que hacer.

—No, espe-

Suigetsu tomó su orden y salió de allí dejando a Sasuke desamparado. Chasqueó la lengua y sólo esperó a que Naruto pasase rápidamente tras él sin darse cuenta de su existencia, pensando que había logrado ocultarse de él suspiró más calmado y dejó caer sus hombros antes rígidos por la tensión.

El rubio se encontraba a una distancia considerable donde podía verlo. Ahora que lo pensaba detenidamente, no lo había visto llegar con compañía. Tal vez no tenía amigos en Osaka o probablemente le gustaba disfrutar del ramen solo en tranquilidad.

Pero esa idea la desechó inmediatamente cuando lo vio saludar amenamente a la castaña que antes tomó su orden. Sasuke arqueó una ceja curioso, ¿habrá venido por ramen o por una chica? Ahora no estaba tan seguro, es más, eso probablemente reforzaba su idea de que las personas no podían moverse de su sitio por comida. A menos de que estuvieras enamorado de la chica que te sirve el ramen todos los días.

—¿Deseas algo más?—el dueño del lugar llamó su atención y se obligó a apartar la vista de su vecino.

—No, gracias—pronunció apagado, igual o quizás más que de costumbre—. Ya me iba—sacó su billetera.

—¡Ey papá! Mira quién está aquí—exclamó ella, y así Sasuke no logró entregar los billetes y salir con éxito del restaurante.

—¡Teuchi-san!—escuchó a Naruto decir y se dio la vuelta rápidamente, dándole la espalda a tan emotivo encuentro.

—¡Naruto! ¿Qué te trae por acá?—él realmente se escuchaba sorprendido. Sasuke quería saber más y también quería escapar, pero ni siquiera había pagado por la comida y no podía irse así como así.

Uzumaki quería responder, pero de pronto se fijó en la otra persona que parecía extremadamente ansiosa por irse.

—¿Sasuke?

Mal, todo mal. No podía creerlo, ahora parecía que eso de encontrarse con él sería muchísimo más seguido. Aunque era su culpa, Sasuke lo admitía; él decidió ir a Ichiraku Ramen sabiendo que era el restaurante favorito de su vecino.

—Hola Naruto—él se dio la vuelta y se esforzó en parecer natural.

Él le sonrió. De esa forma, otra vez.

—Oh, ¿se conocen?—Teuchi, como antes escuchó a Naruto decir, preguntó sorprendido.

—Algo así, somos vecinos—el rubiecito respondió.

—¿Has venido a vivir a Osaka?—padre e hija respondieron.

El pelinegro frunció el ceño, así que ellos no habían visto a Naruto en las dos semanas que él estuvo instalándose en el edificio. De nuevo, la curiosidad empezaba a surgir en él y le molestaba muchísimo.

Uzumaki asintió—. Es una historia larga—contestó apenado mientras maseajaba su cuello. 

El viejo Teuchi y su hija se miraron por un momento.

—Siéntense por favor, les traeré algo de comer—Teuchi aplaudió y se giró a ver a la castaña—. Trae un par de los buenos.

Ella asintió y corrió a la cocina.

Sasuke intentó decir algo, él ya se iba—. No es necesario, yo-

—No te preocupes, hijo. Eres amigo de Naruto, este va por parte de la casa.

¿Amigo, eso dijo? Él y Naruto a penas y se conocían.

Aunque tuvo la intención de negarse otra vez, no quiso volver a intentarlo. Y tampoco quería ser un maleducado. Miraba de reojo a su nuevo acompañante, vestía tan coloridamente desarreglado. Como si no tuviera más prendas dentro del armario, no notaba ninguna pista de que estuvo trabajando siquiera en una oficina o lo más parecido a un uniforme de cualquier cosa.

—Así que... decidiste venir a probar el delicioso ramen de Ichiraku.

—Estaba de paso—carraspeó—, no está mal.

Él le sonrió de nuevo, juguetón—. El traje—mencionó haciendo un gesto de arreglarse la corbata—. Salías del trabajo.

Sasuke por fin se volteó a verlo, y esta vez se tomó el tiempo de observarlo bien. Él no se veía obligado a preguntar, estaba bastante tranquilo y cómodo a comparación de muchas otras personas que trataban de empezar una conversación con él. Y esos ojos de nuevo, no lucían deshonestos; no sabía cuánto tiempo lo había visto detenidamente como para que Naruto evitara su mirada. Pensó de inmediato que fue demasiado y se sintió un tonto tratando de buscar una respuesta, pero la chica de antes salió y dejó dos humeantes tazones de ramen para los dos, con un provecho desapareció para atender a nuevos clientes que iban llegando. 

—Trabajo en el banco. Salí temprano y estaba de paso—respondió Sasuke mientras probaba de nuevo los fideos—. ¿Ya habías venido a Osaka? Parecen conocerse bien tú y los dueños—preguntó, estaba seguro que no había soltado tantas palabras como ahora. 

O sólo tal vez estaba ridículamente curioso. 

—Teuchi-san y su hija Ayame-chan... nos conocemos desde hace mucho.

Sasuke asintió dispuesto a escuchar.

—Yo vivía aquí... y venía todo el tiempo con mis padres—parecía un poco melancólico mientras lo contaba, pero luego de un rato sonrió—. Me mudé a Tokio por un buen tiempo y ahora regresé para terminar aquí la universidad. 

—¿Universidad?—Sasuke estaba sorprendido.

¿Hablaba con un universitario?

Naruto asintió mientras gustoso probaba su comida favorita—. Tercer año. Debí haber terminado hace mucho, pero algunas cosas surgieron y hasta ahora lo retomé—respondió con simpleza.

—Entonces lo del ramen-

—Lo del ramen es real—declaró interrumpiendo a Sasuke.

Y Uchiha gruñó, está bien. Le iba a creer.

Ambos, al terminar su pequeña cena, se retiraron del local no sin antes despedirse de Teuchi y Ayame.

Naruto tenía una peculiar forma de caminar; descansaba sus manos en su nuca y parecía relajado. El camino no fue tan pesado y lento gracias a la hora y porque el mercado estaba casi vacío, se abrieron paso hasta el edificio lleno de grafitis. Si no fuera porque viven ahí, Sasuke habría huido por el aspecto lúgubre del lugar.

—Buenas noches, Sasuke-san y...—saludó el guardia de turno, Kabuto.

Un tipo muy raro, si le preguntan a Sasuke.

—Naruto—el rubio completó la frase.

El hombre de anteojos asintió—. Lo recordaré la próxima vez—aseguró.

Antes de que cruzaran el umbral de la entrada Kabuto los detuvo.

—Por cierto, hay reunión con la asociación de vecinos. Todos están ahí, creo que es importante su asistencia.

Un suspiro de cansancio se dejó escuchar por parte del cobrador de tarjetas. Había olvidado por completo que ese día tenía que tardarse un poco más en llegar a casa, de no haber sido por...

—Espera, ¿de verdad vas a entrar?—Sasuke le preguntó asustado al rubio, quien tenía la mano en el picaporte de la sala de reuniones del edificio.

Naruto asintió confundido, ingenuo e inocente.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).