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Todos los hombres en posición para atacar al intruso que se camuflo entre la gente de Min.
–Ahórrame mis municiones y entrégate –declaro el guardia. Pero el enmascarado no se inmuto en moverse y saco una tarjeta dorada, los guardias aun con el temor que sea una trampa siguieron en posición.
Y salió de los guardias una cabellera gris, un rostro perfilado y ordenó –bajen sus armas. Dudaban de aquella orden pero lo hicieron lentamente.
Se puso delante del enmascarado y este extendió la tarjeta y se miraron a los ojos –esperamos su asistencia. Y se alejaron lentamente.
Por parte de la cabellera gris lo observo desaparecer por la neblina del bosque.
“Si el bosque.”Se dirigió en aquella mansión de donde salió, encontró a su amo sentado observando el jardín que estaba fuera y llevaba el licor a sus labios y un puro entre sus dedos.
Observaba a su amo quien se mantenía con una tranquilidad extremadamente envidiosa, los guardias estaban en posición para resguardar al amo pero simplemente él estaba sentado fuera de la casa observando todo tan tranquilamente.
“Digno de admirar.” Pensó el joven muchacho.
–Amo, llego su invitación –dijo el joven. Min lo tomo y observo el detalle de la tarjeta. – ¿acaso será un nuevo en la asociación? –menciono leyendo. –por lo que tengo entendido amo, nadie lo conoce de la nada lo convocaron, y el organizador de la ceremonia quedo encantado con la presencia del dichoso–y el pelinegro lo observo. –Vaya hombre ¿tanto así?–pregunto el pelinegro con una seriedad. –Mi amo, por los mensajeros se dice que grandes ligas llegarán por el nombrado, su curiosidad llego adelantar fechas de las organizaciones –dijo observando la libreta que llevaba en mano.
Min observo a su asistente y luego observo la tarjeta, que manera extraña de entregar una tarjeta que bueno era una invitación para la ceremonia.
Una ceremonia que estaba programada dentro de 5 meses, y adelantarlo debió ser algo muy grande para que Myeon lo haga.
–– ¿y cuál es su nombre? –Min toco los bordes de la tarjeta y notando que al centro unas letras sobresalían, tocando podría descifrarlas.Y un silencio fue su respuesta.
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La luna ayudaba a la tenuidad del lugar, la espesa nubosidad no dejaba brillar a las estrellas, y es entonces en un sillón rojo plasmado de fondo negro descansaba un Ser, con licor en mano y un puro entre sus labios inhalando hasta llenar sus pulmones, y soltando el humo.
Preguntas en el fueron dadas pero ninguna respuesta era certera. ¿Cómo cuáles?
Park, un hombre con ambición, un hombre con poder, un hombre con una riqueza inmensa pero codicioso, envidioso.
Si detestaba quien pudiera alcanzar su gloria, su estatus en los negocios. Amante de la discordia y la desunión, le encantaba destruir lo que añoraba, sufrimiento, placer, dominación, poder, él lo quería todo, si por el fuera tomaría cada cosa que tu ames, en cenizas lo volvería, porque así era… un demonio.
El sadismo en él, era como si droga se tratara. Lo disfrutaba tanto atormentar, afligir, torturar, castigar, joder la vivía con una ansia indescriptible.
Que incluso cerraba sus ojos para matar, que parecía excitarse.
Su presencia siempre era llamativa por las mujeres, su aura era tentador para cualquiera. Incluso su asistente se quedaba embobado y no era por la belleza y la presencia y esa aura inconfundible sino era por lo que su amo Park pudo ser temido, el presencio el poder que poseía su amo incluso se arrodillaban ante él, parecía ser un… Dios.
Era caracterizado por Amar los buenos cuerpos de damas muy hermosas, deseable, por muchas mujeres pero no quedaban atrás los hombres, si, deseable para caballeros.
La detalles de su rostro era sin duda la más codiciada por ambos sexos, los labios ligeros, su cuerpo atlético, su cabellera rubia era sin duda tentador.
Pero, nuestro protagonista no deseaba a un hombre o mujer.
El solo deseaba más, más y más… Poder~
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– ¿se le envió? –el rubio con licor en mano y gozando de la brisa que estaba en el balcón.
–Si mi amo se le fue entregado –dijo el joven con vestimenta negra.
–Bien.
El rubio se levantó de su asiento y camino hacia la entrada de su vivienda y su asistente fue tras de él.
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La ceremonia se dio en marcha. Muchos mencionados importantes llegaron, una colonización de personas sin impunidad ante la ley, mujeres hermosas también habitaban aquel lugar acompañantes de estas personas poderosas.
Min vestía un traje color beige oscuro, con corbata azul marino, bastante elegante y a la vez atractivo.
Su asistente con un traje gris, quien iba atrás de su líder, observando seriamente algún sospechoso.
Hasta que un hombre de tarje color vino.
–Que sorpresa Min pensé que no vendría ya que no eres participe en estas ceremonias –un hombre alto con una buena postura vigorosa fuertemente, acompañada de una mujer. Quien sonreía tan seductor.
–pero que alegría volver a verlo señor Min –una hermosa mujer se acercó a este, con un vestido bastante elegante, que mostraba un poco sus senos ya que el escote formaba aquellos pechos que era visible para cualquiera, joyas en ella puestas.
–no podía perderme esta grata invitación por parte de Myeon, Elías. –Min socarrón miraba a la mujer sumamente deseable y está también lo miraba tan tentativamente. –el gusto es mío, preciosa –quien beso la suave mano de la mujer.
–Al parecer quedo maravillado. –Min dirigió su mirada al hombre.
--los rumores sobre aquel individuo es sin duda un misterio –Min quien portaba una mirada sumamente desinteresado. Solo sonrió a la mujer y luego se dirigió a Elías
–Debe ser así, porque cuando recibí la tarjeta fue de una manera extraña.
–Min sabes que Myeon tiene ciertos gustos a la manera de invitar –dijo Elías con una sonrisa sumamente placentera tras a ver recordado algo que le hizo sonreír.
–Oh no Elías no me vengas a contar de nuevo tu encuentro con Myeon, eres un asco –Min de manera fría quito sus ojos en él y miro a la acompañante de Elías
Elías solo sonrió de aquello.
Si. Min no gustaba por hombres, al fin a cabo él era un hombre heterosexual.
--oh vamos hombre, no me hagas creer el cuento que eres heterosexual –bufo Elías al ver que ya no está acompañado de la mujer.
–Eres consciente de lo que hablas –dijo Min observando a su secretario estar serio sin ninguna expresión en la conversación que mantenía con Elías.
– Hasta con tu propia madre me he acostado –dijo burlón el pelinegro.
–nunca te cansaras de restregármelo en la cara cierto –dijo algo enojado y burlón a la vez Elías.
–Por supuesto que no, después de haberme estafado por un simple juego tuyo, me cague en tu madre querido compatriota –dijo Min manoseando a la mujer tan disimuladamente la mujer se mordió el labio y rio. Elías tan solo sonrió.
–la verdad sea dicha Min eres un jodido demonio –rio.
–por supuesto que si
Tan Tentador, tan domador, tan desquiciante.