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Egoísta. por Vera Whitelie

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La puerta del departamento se abrió lentamente, el corazón de Yawhi bombeaba sangre fuertemente, sintiendo la necesidad de salir corriendo de su propia casa, sentía la fuerte presencia del extranjero seguirlo de cerca, el sonido de sus pisadas entrando tampoco los pudo ignorar como hubiese querido.

— ¿Seguro puedo quedarme? — Caín aun batallaba para comunicarse en coreano, así que en algún momento dentro de automóvil de camino comenzó a hablar en inglés, se sintió aliviado cuando el pelinegro pudo entenderle a la perfección.

— Pues no es como si pudiera dejarte tirado en la calle — Yawhi coloco la llave de su departamento en la mesilla de la entrada y rápidamente se alejó del extranjero con la inmensa necesidad de escapar — Puedes dormir en mi sillón, es bastante amplia.

— De acuerdo, gatito

— Mierda… Deja de llamarme así — Su molestia subió de repente — No me conoces.

Caín bajo la mirada, cerrando los ojos frustrados, esto no iba a ser fácil, sabía que habían muchos años de por en medio, Yawhi era una persona jodidamente orgullosa, a pesar de que siempre correspondía adecuadamente a sus besos, sabía que tenían una extraña y profunda química que siempre los hacia consumirse como madera en el fuego, sin embargo, Caín entendía perfectamente que aún no existía un fuerte amor, maldijo internamente que Jooin tuviera el mismo maldito cariño de Yawhi, su ventaja era que podía consumirlo apenas tocase su mejilla, debía aprovecharlo. Ambos se quedaron sumergidos en un silencio incomodo, haciendo enojar al pelinegro, esto era completamente estúpido de su parte.

— Eres especial para mí — Caín susurro lo suficientemente fuerte después de pensar, dejo caer su mochila junto a su maleta y se acercó a Yawhi con rapidez, sujetándolo por los hombros.

— Espera… — Este solo coloco una mano sobre los pectorales del rubio dispuesto a pararle, le miro casi con preocupación — Caín, tú y yo fuimos amigos hace mucho tiempo, no nos conocemos de nada y entiendo que es mi culpa por dejarme llevar, pero…

— Pero me extrañabas, me lo dijiste.

— Lo sé y fue un error, fue la emoción del momento — El pelinegro se sujetó el entrecejo con frustración — eras un amigo especial en ese entonces, pero, yo no sé quién eres actualmente.

Caín cerro la boca fuertemente, guardando para sí mismo su coraje, trago duro.

— Me gusta la cultura coreana porque tú eres de aquí, comencé a estudiar el idioma para poder conocerte cuando volviera a verte, me encantan las cosas dulces, adoro el sonido del piano, mi color favorito es el verde…

— Es-Espera… — Caín había tomado sus manos y las coloco sobre su pecho, justo donde estaba su corazón — ¡¿Q-Qué haces?!

— Me gustan mucho los perros, trabajo en la empresa de mi padre, tengo dos hermanos mayores, adoro las películas fantásticas y las de terror, siempre soñé con recuperarte, adoro tus ojos, lo nervioso que te pones cuando estoy a tu lado, adoro que aun conserves esa mirada confundida cuando no entiendes ni un carajo, adoro tus sonrojos, quiero aprender más de ti.

Yawhi abrió la boca, pero nada salió, su rostro se calentó poco a poco mientras los intensos ojos del extranjero le miraban, maldita sea, ¿Podría su corazón dejar de latir tan rápido? ¿Esos eran sus latidos? Sus manos entonces sintieron el palpitar errático del rubio y no pudo más que sujetarlo de la playera.

— Dame una oportunidad — El extranjero había soltado en coreano, con un tono de profunda tristeza, su corazón no pudo evitar estrecharse.

— Eso es trampa — Yawhi pensó que al decirlo en su idioma lo volvía más íntimo y personal, hizo que su estómago se hundiera en cosquillas, aquello no lo había esperado, pero le hizo recordar los viejos días, cuando ambos batallaban para comunicarse, entonces sus blancas manos sujetaron el cabello rubio empujándolo hacia su rostro, le beso lento, con la intención de solo probar, ninguno cerro los ojos, se miraron intensamente mientras sus labios se dedicaban suaves caricias.

— Mmmh — Yawhi se alejó y coloco su brazo cubriendo sus labios, aun podía saborear el dulce sabor y le enojo saber que le había gustado, maldijo por milésima vez a su cuerpo, sintió coraje por todo lo que estaba pasando, quería negarse, necesitaba negarse — Yo, esto no significa nad…

Caín se había perdido desde el momento en que se habían besado, tomo todo de Yawhi, le sujeto fuerte de la cintura y le acorralo en el sillón, beso con fuerza y saboreo codicioso el sabor mentolado de su boca, hundiendo su lengua recorriéndolo todo, este solo gimió fuerte pero no lo evito, en algún momento solo habían sonidos de besos, gemidos y gruñidos, las manos de Yawhi habían caído en el cuello del rubio y lo atraían con codicia, hundiendo sus uñas en sus hombros, Caín no estaba mejor, recorrió el pecho debajo de la camisa negra de Yawhi, roso sus botones  y los apretó con fuerza, sintió una oleada de placer deslizarse hacia su entrepierna cuando el pelinegro se contrajo en el sillón por placer, con la ropa desarreglada y con los labios bien usados.

— Yawhi — El nombre salió con una voz ronca y fuerte — Déjame.

El pelinegro entonces abrió los ojos con un malestar extraño, había entendido exactamente lo que el extranjero le estaba diciendo, un beso callo en su cuello y la lengua de Caín recorría todo, saboreando la piel salada — Déjame hacerlo, por favor.

Un gemido salió de los labios de Yawhi, su pantalón se volvió apretado y húmedo.

— Por favor — El olor del rubio le hizo sentir mareado, entendía la súplica, pero su orgullo le impedía responder, aunque su cuerpo estaba siendo demasiado honesto, escucho a Caín suplicar una vez más mientras besaba su manzana de adán, ¡Maldita sea! Quería que lo dejara pensar, pero la traviesa y fuerte mano de Caín se deslizo con facilidad hasta su pene, lo presiono sobre sus pantalones y sintió su cuerpo temblar por el placer, su voz salió en un vergonzoso gemido, él quería parar, él quería…

— Por favor — Entonces solo tuvo que abrir sus piernas y la fuerte cadera del rubio callo entre ellas, rozando sus miembros con codicia, simulando embestidas mientras devoraba su boca, tan rápido, tan fuerte, el pelinegro de verdad quería todo del extranjero, la sala se volvió jodidamente caliente y la ropa empezó a sobrar.

— Es-Espera… — Caín se deshizo rápidamente de la camisa de Yawhi, acariciando todo a su paso, pudo darse cuenta de que, a pesar de la delgada cintura, el pelinegro tenía un cuerpo bastante varonil, con los músculos lo suficientemente marcados y la piel suave como solo un chico podría, aquel pensamiento le éxito más, dedico parte de su tiempo a mirar la bonita curva en las caderas y el miembro ya despierto — Detente solo un minnh

La boca de Yawhi se abrió, pero no pudo pronunciar palabra, en algún punto sus pantalones habían desaparecido, sintiéndose más indefenso de lo que ya estaba, sus ojos se llenaron de placer cuando una mano había entrado en su ropa interior y había jalado su miembro — ¡Eso duele imbécil!

Nadie respondió, su entrecejo se arrugo, algo andaba mal, intento con todas sus fuerzas separar el cuerpo encima de él, pero este presiono más hacia abajo aplastándolo, unas manos intentaron someterlo y  besarle, solo entonces lo noto, los ojos desorbitados del extranjero lleno de deseo y codicia, perdido en algo brumoso, sus manos fueron sujetas arriba de su cabeza, en un segundo todas sus alarmas se encendieron, una lejana voz dentro de su psique le dijo que siempre había tenido razón, Caín no era nada inocente como aparentaba, aquello le asusto.

— ¡Caín! ¡Detente perro estúpido!

Los ojos del rubio se abrieron con sorpresa, como si hubiese estado en un pesado sueño y el grito del otro le despertara súbitamente, su excitación desapareció en un momento para otro al observar el asustado rostro de Yawhi, soltó las manos blancas del coreano y noto las rojas marcas de sus dedos, entonces la culpabilidad le llego al mismo tiempo que su arrepentimiento.

— Perdóname… Y-Yo — Caín volteo su rostro mientras Yawhi se acomodaba la ropa y se sentaba en el sillón.

— No pasa nada, me deje llevar también.

— Pero te asuste — algo dentro de Yawhi se rompió, supo perfectamente que había sido su orgullo y su dignidad o lo que le sobraba.

— No me asustaste, imbécil — Las palabras salieron casi con rencor — Perfectamente pude patearte las pelotas.

Caín volteo rápidamente y le miro con reproche, sin creer en sus palabras del todo, Yawhi no pudo evitar compararlo con un cachorro.

— Me preocupa que te excitaras hasta el punto de perderte — Pensó en la cantidad de veces que esto pudiera pasar en el futuro, el problema había sido que el no estaba en la misma frecuencia, sintiéndose vulnerable en un momento que no conocía, obviamente se había sentido abrumado por ello, en algún futuro esto podría lastimarle y… No, para ¿Futuro? Tenia que detener su tren de pensamientos y dejar de pensar estupideces ¿Realmente había pensado en el futuro? ¡Maldición! Desvió la mirada hacia una pared que necesitaba crucialmente de su atención — ¿Siempre eres así?

— Yo no lo sé — Yawhi voltio con incredulidad. No, era imposible ¿Verdad?

— Caín ¿Eres virgen?

Caín sintió sus mejillas calentarse, balbuceo algunas cosas, pero no pudo salir nada, obviamente lo era, había pasado toda su vida en volver a verle que no había tenido tiempo como para forzar una relación que no quería, su tiempo había sido utilizado para el trabajo y los deberes como estudiante, finalmente cuando su boca decidió cerrarse miro con vergüenza a Yawhi, dándole la razón.

— Pero, eres tú — Yawhi podía ser muy heterosexual y la mierda que siempre se planteaba, pero no era ciego. Caín era prácticamente el príncipe azul de los cuentos de hadas, cabello rubio y ojos verdes, su personalidad encantadora y casi enternecedora, él era de algún modo bastante atractivo — ¿Por qué?

— Porque siempre estuve buscándote.

— ¿Guardaste tu flor para mi o algo así? — Yawhi quiso reírse, pero la situación era tan tonta que no pudo hacerlo, tomo un cigarro que estaba en la mesita de la sala, lo prendió y dio una larga calada.

— No fue esa mi intención, pero me alegraría que sucediese así.

El pelinegro no pudo hacer nada más que sonreír patéticamente, escuchando su molesto palpitar de su corazón, dejándose llevar por la sensación de Caín.

— Lo voy a intentar — El extranjero le miro nervioso, se arrodillo en el piso mirando a Yawhi, tomo la mano que no tenia el cigarro y la llevo a sus labios dejando pequeños besos en agradecimiento — Salgamos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

¿Quieren epilogo? ¿O continuación?


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