Me la pase acostado toda la tarde, pensando en el pasado y en la salud de mi madre. Unos minutos después una sirvienta me trajo un plato lleno de fruta cortada en rodajas, al ver mi cara de sorpresa, me explico que era mejor comer algo ligero ya que en el club servían comida de a montón. En realidad, me sorprendió ver a una mujer alfa haciendo de sirvienta, pero no le pregunte la razón.
Ya estaba acostumbrado a ver a los alfas en buenas posiciones, era mi primera vez que veía a una sirviendo a un beta. La mujer se sintió incomoda y salió de la habitación sin decir palabra alguna.
La curiosidad me invadió, me levante de la cama, tome el picaporte y salí de la habitación. El pasillo estaba vacío y no se escuchaba ningún sonido, se me hizo extraño ya que normalmente esos gorilas se paseaban delante de mi habitación y susurraban palabras que no lograba entender.
-¿Qué haces afuera de tu habitación? –
Sentí que se me escapaba el alma al escuchar una voz detrás de mí, lentamente mire hacia atrás y me tope con los ojos carmesí de Karin.
-Hey –
Karin frunció el ceño – Nada de hey, no puedes salir de tu habitación sin compañía, algunos de estos bastardos les gusta molestar a los betas, más si son hermosos –
-Que halagador – respondí y miré alrededor - ¿Dónde están todos? –
-Preparándose para la fiesta – Karin miro el reloj de su muñeca – Ya es tiempo de que te prepares – abrió la puerta de la habitación y me hizo una señal para que entrara.
No pude evitar lanzar un suspiro y entre. No soportaba estar tanto tiempo encerrado, antes salía todo el día a causa de mis trabajos y me podía entretener.
-No pongas esa mirada, se que estas aburrido, pero cuando las cosas se calmen podrás salir –
-Lo dudo –
Karin no respondió, solo sonrió y busco en el armario el vestido que me pondría esta noche.
-¿Y tus trabajadores? –
-Se tuvieron que ir – dijo con un tono triste.
-¿Esta todo bien? –
-Lo está, solo eran unos idiotas –
Karin saco un vestido de tirante color negro, estaba algo corto y la espalda estaba al descubierto, era muy provocador.
-¡Estos hijos de perra! –
Me sobresalte al escuchar su grito, Karin había dicho que un hombre omega se encargaría de mi vestido, lamentablemente no vi cuando lo pusieron en el ropero, ya que mi mirada estaba en el techo pensando en mi futuro.
-¿Tiene algo de malo? – pregunte y luego me di cuenta que mi pregunta fue muy estúpida, había muchas cosas malas con ese vestido.
-¡Si! ¡Mi trabajo se va a ir a la mierda! – Karin se empezó a morder las uñas – Este vestido, es parecido a los que usan las omegas de Madam Tsunade –
-Oh – ahora entendía su reacción, se perfectamente que no era bienvenido por los trabajadores de Sasuke por ser un beta, aparte el alfa no se mantenía tanto tiempo en casa, por lo que no se daba cuenta de lo que sucedía.
-Sasuke me va a matar – Karin puso un rostro sombrío – No quiero morir –
Trate de mantener la calma, le arrebate el vestido de sus manos y lo saque de su empaque.
-Me lo pondré –
-¡¿Estas loco?! ¡Si llegas a aparecer con ese vestido, te van a confundir con una prostituta! –
-Lo dudo, soy un beta... no tengo olor – le respondí seguro y camine hacia el baño – No te preocupes, hare que no nos maten – abrí la puerta y entre.
Tuve el valor para decir eso, pero mis ganas estaban por los suelos. Me miré en el espejo y pude observar como las marcas de mordida desaparecían lentamente. Estaba seguro de que algo malo iba a suceder, pero no quedaba tiempo para cambiar el vestido y Karin también estaba siendo presionada.
-Lo dejo a la suerte – susurré y me empecé a desvestir. Las marcas de besos ya habían desaparecido, pero el recuerdo no y eso hizo que mi rostro se tornara rojo. Las caricias se sentían presentes en mi cuerpo, poco a poco sentí como mi piel se calentaba, por lo que decidí correr hacia la tina y enfriar mis pensamientos.
Después de unos minutos, salí de la ducha por los golpes constantes de Karin. Me seque cada centímetro de mi cuerpo mientras observaba el vestido. Tuve que depilarme las piernas con cera, para que no quedara nada de vello y fuera más creíble.
Se que Karin escuchaba mis gritos, pero aun así no pregunto y no esperaba que lo hiciera. Cuando el trabajo ya estaba hecho, me puse el vestido, era muy cómodo y liviano sin ninguna complicación. Mi mente sabia porque razón era tan fácil de poner, también era fácil de quitar.
Sali del baño con un nudo en la garganta y Karin estaba igual que yo, sus ojos carmesíes brillaban a causa de las lágrimas que amenazaban con salir.
-No vas a morir – le repetí – Me asegurare de que no te pase nada –
-Se que nuestro jefe te aprecia, pero hay algunas cosas que no puedes controlar – Respondió y tomo la peluca que estaba en el escritorio.
Me senté en la cama y dejé que ella me acomodara la peluca. Los cabellos dorados caían sobre mi rostro, por lo que Karin tuvo que peinarlos hasta que quedara un fleco.
-Lamentablemente, no puedo ir contigo –
Abrí mis ojos de sorpresa - ¿Por qué? –
-Tengo algo importante que hacer, pero no estarás solo, la señorita Kurenai te acompañara –
-¿Quién es ella? –
-La sirvienta que te sirvió esta mañana –
Cuando Karin menciono esas palabras, la puerta se abrió y la sirvienta apareció con ropa formal. Ahora que veo su aspecto me doy cuenta de que sus ojos son rojos, diferentes a los de Karin.
-Un alfa – susurre.
Karin se inclino y me susurro en el oído – Ella fue vendida por su padre, ya que tenia una gran deuda con el jefe, pero para que no entre en celo y no ataque, le extirparon los ovarios –