El tiempo se detuvo a mi alrededor, como si todo pasara en cámara lenta. Los sonidos de las vajillas se hicieron silenciosos ante mis oídos y hasta sentí que no podía respirar.
-No... no lo recuerdo –
-Ya lo sospechaba –
Mire hacia el pastel de chocolate que ya no se volvió apetitoso y aleje el plato hacia un lado.
-Trata de recordar, aunque sea algo pequeño –
Dude. No recordaba absolutamente nada, ni siquiera mi primer día de clases, sentí pánico.
-No recuerdo nada –
Pude observar como sus ojos perdieron el brillo y la decepción se mostraba en su rostro.
-Está bien –
- Entonces ¿Solo me compraste por eso? ¿No pudiste acercarte a mi de manera normal? -
Sasuke me miro sorprendido, para luego verse lleno de culpabilidad.
- Fue algo estúpido, lo se... Pero no quería que nada nos separará, quería mantenerte a mi lado, el contrato es solo un pretexto -
- Es algo enfermo, pero por lo menos supe con qué clase de personas me estaba juntando -
Sasuke no respondió después de un rato.
-Naruto –
Levante la mirada y lo encontré serio; algo frio me subió por la espina dorsal al instante.
-Dime –
El suspiro. Parecía debatirse en silencio durante varios segundos.
-Cuando volvamos a la mansión – dijo al final – Puedes vivir en el departamento con tu madre –
Me sentí palidecer.
-¿Eh? –
-Si no quieres estar conmigo o con estos idiotas, puedes irte –
Ahora si me estremecí; el dardo helado me atravesó en el pecho no era menos real que la copa de agua que tenia delante.
"Quiere que me vaya"
Trate de fingir que no me afectaba, ya me había humillado lo suficiente.
-¿Te enojaste porque no te recordé? –
Sasuke alzo una ceja – Claro que no, no soy tan infantil – se apresuró a decir - Pero no quiero que estes incómodo. Si quieres estar solo, puedes hacerlo –
Trague saliva. Los días que pase con mi madre en esa pequeña casa fueron días que no quería repetir, además mi madre todavía no mejoraba.
-No quiero irme – dije con rapidez – Ya estoy acostumbrado a tu ambiente –
-Eso dices, pero te notas muy incómodo conmigo –
-Sasuke, he estado solo con mi madre todo este tiempo y ya no tengo a personas que considere amigos, haya afuera estamos completamente solos, sin nadie que nos proteja –
-Yo quiero protegerte –
-Por eso quiero quedarme – Sonreí – Si no...-
"Si no me demuestras lo contrario"
Sasuke respiro hondo, pero sonrió.
-El departamento sigue estando a tu nombre, cuando quieras irte, puedes hacerlo – dijo con solemnidad – Tu... eres libre a partir de ahora –
Asentí.
-De acuerdo –
-De acuerdo – repitió el, reclinándose de nuevo en su silla con expresión apaciguada.
-Naruto –
Me gire; acaba de darme un baño y llevaba un buen rato mirando el coliseo desde la ventana del hotel. Italia era precioso de día, pero de noche era mágico; las luces de colores, los puentes y el coliseo de fondo. Habíamos vuelto caminando, bien envueltos en los abrigos para protegernos del frio aire de la noche. Quería acurrucarme en las sabanas y ver unas películas hasta el amanecer, pero no dije nada, ya que no venimos a divertirnos.
-¿Qué pasa? – pregunte. Sasuke estaba en el umbral, con su pijama azul, las manos en los bolsillos y los pies juntos.
-Quiero darte una cosa –
-¿Hm? – quería quedarme a mirar un poco más, pero lo seguí hasta el dormitorio cuando la curiosidad me invadió. Me senté en la cama mientras el revolvía en su maleta. Alise las sabanas a mi alrededor, intentando tragar saliva al encontrarme con la garganta seca.
"¿Por qué estoy nervioso?"
Sasuke tenia una ligera sonrisa que parecía contener cuando se dio la vuelta y me tendió una cajita negra.
-Un regalo – anuncio, orgulloso y trate de no reírme.
-Gracias – dije, ligeramente sorprendido, alargué la mano para aceptarlo.
-Ahora ya no tienes que robar mis joyas. Yo te las voy regalando –
Rei entre dientes, rasgando con cuidado el papel que envolvía la cajita. La abrí para descubrir un delicado sello de oro macizo, con un extraño símbolo grabado. Lo tome entre mis dedos con cuidado, soltando el aire que contenía sin darme cuenta.
-¿Qué es esto? –
-Es un anillo de los 'Ndrangheta' le pertenecía a mi madre – Explico Sasuke – Mi madre era hija del líder de la mafia italiana, cuando murió me lo dejo para que me supieran reconocer, por eso mismo hice mi propia fuerza y ahora es tuyo, te sabrán reconocer, no se meterán contigo y mis hombres te tendrán respeto –
Lo observé de cerca; pesaba más de lo que aparentaba y estaba tan pulido que pude ver el reflejo de mis ojos, deformado y dorado.
-¿No se supone que debo de ganármelo o de hacer algo heróico? –
Sasuke frunció el ceño.
-Ves muchas películas –
-¿Qué no es así? –
El negó con la cabeza – Es un regalo, dobe – dijo con suavidad – Pero si no quieres llevarlo, no te lo pongas –
-No me digas dobe ¡Teme! – grite y después mire el precioso anillo – Pero si me lo pondré, gracias –
Me lo puse con cuidado, observando el brillo metálico del oro sobre mi piel. Me quedaba perfecto; Al parecer su madre y yo teníamos la misma talla de los dedos.
Sonreí y le mostré mi mano; Sasuke la tomo y me dio un beso en la punta de mis dedos, trayéndome sensaciones desconocidas.
-De nada – susurró.
Me quede dormido pensando en cuantos integrantes de los "Ndrangheta" estaban de acuerdo con que llevase este anillo.
La respuesta llego a la mañana siguiente, cuando Karin dejo caer todas las bolsas que llevaba en brazos al verme.
-¿De donde demonios has sacado eso? – Ni siquiera se molesto en recoger nada; se abalanzo sobre mi y escruto mi mano con nerviosismo - ¿Alguien te lo ha visto? ¿Te lo ha visto Sasuke? Le pertenece a su madre ¡Se va a enojar cuando te vea! –
Karin se movía a tal velocidad, que me hizo recordar a la ardilla que vi de una caricatura cuando consumía galletas.
-Karin, Sasuke me dio el anillo y ahora mismo se está duchando ¿Por...? –
-¿Qué te lo...? Ay, dios mío ¡Sasuke! ¡Sasuke! –
Empezó a dar vueltas alrededor de la habitación y abrió la puerta del baño sin dudarlo ni un segundo. Los escuche hablar en italiano casi a gritos.