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¡CAMBIARÉ EL DESTINO DEL VILLANO! por ami4alice

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Notas del capitulo:

¡Y con este capítulo nos despedimos de esta historia!

Espero lo hayan disfrutado tanto como lo he hecho yo en escribirla.

Nos veremos en otra ocasión <3

Un día repentinamente Mahiru despertó de golpe en mitad de la noche.

Al sentarse en la cama, se dio cuenta que las lagrimas estaban cayendo por sus ojos y aunque se esforzara, no lograba detenerlas. Había despertado de tener un extraño sueño, por lo menos eso es lo que el chico pensaba. Cada que trataba de recordar el sueño no podía hacerlo, pero las sensaciones si que las podía apreciar perfectamente, por eso sus lagrimas aumentaban mientras más se esforzara en tratar de recordar sobre aquel sueño que tuvo. Por varios días estuvo de esa forma, despertando de golpe en medio de la noche, mirando a su lado en la cama, como si estuviera buscando a alguien.

El sentimiento de abandono invadia su pecho y sentía que tenía que encontrar algo importante, pero no lograba descubrir el qué. Tendría alrededor de seis años cuando eso paso, repitiendo el sueño una y otra vez cada cierto tiempo, haciéndole recordar esa sensación de que estaba buscando algo o a alguien, no estaba completamente seguro. Su vida continuó con normalidad y nunca le conto a nadie sobre los sueños borrosos que tenía cada cierto tiempo, guardo el secreto, por lo menos hasta que su tía lo descubrió, eso fue alrededor de cuando fue adolescente.

-Mahiru… Mahiru… Mahiru…

Mahiru suspiro, su tía siempre era insistenten de la nada.

-¿Qué pasa?

-Que malo… -comento ella con un puchero -. Y yo que te quiero mucho.

-Sí, sí… ¿Qué quieres?

Su tía le indicó con un gesto que se sentara a su lado en el sofá, luego de un suspiro Mahiru decidió obedecer a la mujer. Al tenerlo a su lado, su tía le revolvió un poco el pelo en gesto cariñoso.

-¿Has estado durmiendo bien?

Aquella pregunta le sorprendió, nadie antes se había dado cuenta de que había noches en que no podía dormir.

-Sí, lo normal…

-¿De verdad?

No supo qué le impulso a tener ese pensamiento, pero Mahiru sintió que podía ser honesto con su tía.

-Bueno… -inició con algo de duda -. Yo… He estado teniendo un sueño…

-¿Un sueño? ¿De qué se trata?

Mahiru duró un rato en silenico antes de dignarse a contestar.

-No lo sé, sin importar cuánto me esfuerce en recordar… No logro hacerlo, solo queda… solo queda la sensación de que tengo que buscar algo…

La que le tocó ahora guardar silencio fue a su tía.

-¿Qué debes buscar?

-No lo sé, sin importar cuántas veces se repita el sueño no logro saberlo…

-¿Tienes que buscar una cosa o una persona?

-No lo sé…

Sin importar lo que se esforzara no lograba obtener una respuesta.

-Mahiru.

Sintió un repentino dejavu cuando su tía dijo su nombre y sintió como si se tratara de alguien más. Tuvo que llevar su mano a su cabeza, tal vez le iba a dar gripe y por eso se sentía tan mal. Suspiro un poco.

-No, olvídalo…

Se levanto del sofá bajo la mirada de su tía.

-Mahiru… No te vayas…

Su tía soltó su nombre de aquella forma que sabía le molestaba.

-¿Ahora qué?

La contrariedad disipo un poco, aunque ahora se sentía molesto.

-¿Qué te parece distraerte un poco leyendo?

-¿Qué?

-¡He vuelto!

No obtuvo una respuesta de parte de su tía porque en ese momento llego su hermano menor. El más joven se acercó a ellos, notando que su tía tenía sobre sus manos un libro. Su hermano pequeño fue a donde su tía y tomó el libro entre sus manos, bajo la mirada de Mahiru.

» ¡No puede ser! Esta novela es interesante.

-¿La leíste?

Mahiru pregunto a su hermano quien asintió con la cabeza.

-Sí, aunque su segunda versión es mucho más emocionante –indicó el más joven -. En él plasman la vida del villano en la primera versión… ¡Ah! Ahora que lo recuerdo… Leí el libro porque el nombre del villano era el mismo que el tuyo.

-¿Qué? ¿El mio?

Su hermano asintió con la cabeza, antes de pasarle el libro a su hermano mayor. Mahiru tomó el libro mirándolo un poco, antes de abrirlo, leyendo el resumen que tenía al principio. De golpe algo invadió su mente que causo que dejara caer el libro, fue su hermano quien lo recogió.

-Vamos hermano, no trates mal a los libros.

-Ah… sí. Yo… Lo leere.

Mahiru volvió a tomar el libro de las manos de su hermano.

-Diviertete leyendo.

Aquello fue lo último que escuchó antes de subir por las escaleras al segundo piso donde se encontraban las habitaciones. Algo lo llamaba a que leyera aquella novela, parecía como si sus instintos le gritaran eso. Tal cual como le sugirió su tía, se leyó aquella novela romántica, encontrando en ella algo más que solo ficción.

Mientras más leyó, más sus sueños se hicieron nítidos.

.

.

.

Aunque gran parte de lo escrito en esas novelas coincidía con sus sueños, había algo que no. La persona que se encontró a su lado en todo momento, esa persona jamás apareció en las novelas, sin importar cuánto lo busco, nunca dio con el chico que era el protagonista de sus sueños. A pesar de ese contratiempo, Mahiru tuvo una noción sobre su sueño y se sintió extraño de que soñara sobre una novela romántica que nunca leyó sino hasta hace poco tiempo, pero eso no fue lo único, el sueño se sentía demasiado real para su gusto, como si de verdad hubiese experimentado ese tipo de situación.

Cuando recordaba ese sueño, ese sentimiento de soledad le invadia. En su sueño, la historia no terminaba en un punto en concreto como en la novela que le recomendó su tía, no, esta continuó un poco más allá de lo que decía la novela. Él se volvió emperador, un increíble emperador, pero jamás se volvió a casar, porque siempre estuvo esperando por esa persona que desapareció de la nada, el protagonista de sus sueños, la persona que llego a darse cuenta amaba en sus sueños. Lo busco durante muchos años, por todos lados, claro esta que sin descuidar sus deberes de emperador. Al final su vida llego a su final y aun así no logro encontrarlo de nuevo, no pudo ver a la persona que más amaba aun después de muchos años. Se podía decir que ese fue su último arrepentimiento, por lo menos eso es lo que le hacia entender su sueño.

El tiempo siguió pasando con normalidad, igual que su propia vida.

A lo largo de esta, muchas personas le declararon su amor, pero las rechazaba, puesto que sentía que no debía hacerlo, tenía que esperar, el asunto partía en que aun desconocía si de verdad podría encontrar a esa persona de sus sueños. Aunque solo llevaba de vida veintitres años, sentía que llevaba esperando más de una eternidad.

-Mahiru…

El mencionado dejaba de ver sus libros para concentrarse en su madre.

-¿Qué sucede?

-Esto puede ser repentino, pero tu padre y yo iremos a quedarnos un tiempo a que tu abuela…

-¿La abuela?

-Sí, ya sabes que últimamente se siente mal y tu padre esta preocupado… Así que hemos decidido ir a vivir con ella por un tiempo.

-Entiendo.

-Tu hermano vendrá con nosotros, pero tú… Sería problemático porque queda lejos de la universidad ¿cierto?

Tenía un punto, su hermano no tendría tanto problema porque estaba pasando de la secundaria a la preparatoria, así que podían inscribirlo en una preparatoria cerca de la casa de su abuela, pero él iba a la universidad. Mahiru suspiro un poco, para quitarse los lentes que usaba para leer, se le haría complicado tener que viajar desde la casa de su abuela a la universidad y estaba segura que su madre lo sabía.

-Podría intentarlo…

-No, no, eso sería malo para ti –dijo su madre -. Por eso hemos hablado con tu tía y ella acepto gustosa.

-¿Mi tía?

-Sí, si, mi hermana del medio –dijo con una risa -. Ella dice que te aceptara con gusto en su casa.

-Entiendo, entonces preparare mis cosas.

-También… -dijo su madre volviendo a tener su atención -. Ella ha dicho que esta viviendo con otro chico cercano a su edad…

-¡¿Su amante es joven?!

Ante aquella locura, su madre se carcajeo.

-No, no… ¡Cielos! Tu tía dijo que seguramente dirías eso… -comento su madre calmando su risa -. Tal parece que es un niño que acogió hace un tiempo… Si no tienes problema con eso, entonces puedes ir con ella cuando gustes.

A Mahiru le dio curiosidad del hecho de que su tía estuviera cuidando de alguien, aunque ignoro sobre ese asunto, igual no creía que pasara tanto tiempo en el departamento de su tía para que fuesen a interactuar.

Que equivocado estuvo en ese tiempo.

.

.

.

Su tía, quien le hizo esperar, de paso lo obligo a ir al hospital, porque según ella tenía que recoger primero al chico bajo su cargo. Tener que hacer todo eso le hizo enojar, así que cuando estuvo en el dichoso hospital iba dispuesto a quejarse con la mujer. No se quedaría tranquilo hasta que le enseñara una lección a su tía.

-¡Oye tía! ¿Cuánto me harás esperar?

Ni siquiera dudo en gritar aquello cuando encontró la dichosa habitación.

Cuando sus ojos se encontraron con los del chico dentro de la habitación, todo lo demás simplemente dejó de tener sentido. Ni siquiera llego a prestar atención a lo dicho por su tía minutos después, solo se quedó quieto en su lugar sin saber realmente lo que tenía que decir o hacer. Se quedó completamente en blanco.

-¡Yo también…! ¡Yo también te amo mucho!

Al oír aquellas palabras sintió como si algo dentro de él se agitó.

Durante mucho, mucho tiempo estuvo esperando por esas palabras. Como si sus ojos hubiesen enfocado, finalmente pudo ver perfectamente la cara de la persona que en sus sueños busco durante tanto tiempo. Aquel chico delante de él se trataba de la misma persona que amaba en sus sueños. De alguna forma sintió un inmeso alivio que le hizo sonreir.

-Me hiciste esperar bastante para oírlo.

Salió de su boca como si eso es lo que quisiera decir desde hace mucho tiempo. Su cuerpo se movió por si solo y antes de darse cuenta, se había acercado a aquel chico, tomando su mano, su tacto se sentía tan nostálgico, como si fuese natural para él tenerlo cerca, lo más normal del mundo. No sabía explicar exactamente lo que estaba sintiendo en ese preciso instante, pero el alivio fue una de ellas.

-Realmente, realmente te amo mucho…

-Sí, yo también te amo.

Cada una de sus reacciones las sintió natural, como si todo el tiempo estuvo llevándolas a cabo, al mirar al otro en esa corta distancia le hizo entender que quizás si fue de esa forma. Se sentía completo ahora que luego de tanto tiempo había encontrado a la persona que por largos años estuvo esperando de manera paciente.

El beso fue el sello de un final… Y un principio.

.

.

.

El tiempo pasó luego de ese segundo encuentro.

Esta vez ambos no dudaron en pasar el resto de su vida juntos, como debieron hacerlo en aquel sueño que ambos vivieron y en donde no pudieron. Por supuesto que al principio a ambos les costo convivir, principalmente porque tenían que adaptarse al hecho de que ya no se encontraban en ese tipo de ambiente colonial. Mientras más tiempo pasaron juntos, más iban cruzándose con aquellas personas que aparecieron en su sueño, como si fuesen encuentros impuestos.

Louis, Vitky y Harusaku estudiaban en la misma universidad que estudiaba Hikari, así que no paso mucho para que se volvieran amigos. Así paso con los demás personajes, con unos se involucraron más que con otros, pero todos los encontraron en cierto momento de su vida. Luego de un tiempo estando juntos, se volvió algo oficial y Hikari literalmente pasó a formar parte de la familia de su vecina, sorprendentemente no hubo ningún rechazo por parte de esta. Hikari se sintó dichoso de sentir que tenía una familia, un lugar al cual llamar hogar.

Mahiru había logrado por segunda vez hacer que tuviera esa clase de pensamientos.

No todos los momentos fueron felices, también hubo momentos duros, pero estos no fueron suficientes para que dejara de estar al lado del otro, porque no se apartaron de su compañero por ninguna situación. Aun después de un largo tiempo, continuaban estando juntos como si se tratara de la primera vez. Cada vez que se despertaban en la mañana, cada vez que iba a dormir, siempre se encontrarían con la persona que más amaban. Esa mañana fue igual, al momento en que la luz solar pego en su cara y lo despertó, al abrir los ojos se encontró con el rostro durmiendo del otro chico. Para ellos eso era la felicidad.

-Si me miras tanto es difícil seguir durmiendo…

Hikari tensaba sus hombros al oír a Mahiru.

-Bueno, yo…

-Está bien… -dijo levantándose con un bostezo -. No es como si yo no te espiara mientras duermes.

-¿Qué?

Mahiru rió al ver la reacción de parte de Hikari.

Calmo su risa para llevar una mano a la mejilla de Hikari e inclinarse para darle un beso, el cual Hikari correspondió gustoso. Se separaron y Mahiru salió de la cama, al verlo, no pudo evitar avergonzarse, tomando la almohada para cubrir su rostro. No es como si fuese la primera vez que veía al otro desnudo, pero sin importar qué, no dejaría de avergonzarle un poco, sobre todo porque tanto su piel como la de Mahiru estaban evidentemente marcadas, dejando palpado que se entregaron a la persona que más amaban y querían.

-¡Hikari! ¡Hikari!

-¿Qué sucede?

Hikari se incorporó de nuevo quitándose la almohada de la cara, viendo como el otro cargaba algo de ropa.

-Esta nevando afuera.

-¿Qué?

Se giró a ver al balcón que había en la habitación, certificando que Mahiru tenía razón, se encontraba nevando aunque no sería extraño si estaban entrando a invierno. A veces se sentía un poco estúpido por emocionarse por ese tipo de cosas comunes, pero cuando se vive malas experiencias, se comienza a apreciar esas pequeñas cosas. Hikari pudo notar como el otro le indicaba que se acercara, así que no puso demasiado impedimento. Se sentaron en el borde de la cama, tal cual como en sus sueños, se tomando de la mano y como costumbre Hikari dejó su cabeza en el hombro de Mahiru.

-Te amo.

Escuchó de parte de Mahiru y en sus labios se formo una sonrisa.

-Yo también te amo.

Se quedaron de esa forma por un largo rato, ya que de esa forma se sentían tranquilos, como si nada más en el mundo importara. Desde el primer momento en que hicieron ese gesto, lo tomaron como una costumbre y cuando estaban ansiosos o peleaban, hacían eso mismo por un rato hasta calmarse y así poder discutir las cosas con más calma. Todo aquello que sucedió en su sueño les dejó de cierta forma confundidos, pero dejaron de centrarse en ese hecho cuando notaron que no lograrían entender lo sucedido. Simplemente decidieron seguir viviendo su vida.

Y así…

Vivieron felices para siempre.

En esta vida y todas las demás donde se encontraron.

 

 

FIN

Notas finales:

¡Nos veremos en otra historia!

¡Hasta pronto y gracias por leer! <3 <3 


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