Clyde y su grupo habían tomado el último Centro de Corrección de Lesbianas de la costa suroeste. Y el siguiente sería el Centro n°11, en donde el joven de mirada aguamarina, finalmente se reuniría con su amado Derek.
Le había prometido al chico de la marca en el rostro que lo rescataría, y estaba muy cerca de cumplir su promesa. Él y Derek habían pasado momentos realmente horribles, pero jamás se habían rendido y nada ni nadie había sido capaz de hacer que dejen de amarse incondicionalmente.
Flashback
Derek permanecía dentro del armario del salón de clases, mientras el profesor Needle violaba brutalmente a Clyde.
Aquel perverso ser, obligaba al chico de ojos aguamarina a apoyar su rostro y manos sobre la madera del mueble donde su novio estaba encerrado. Y, a pesar del lacerante dolor y del sonido de sus propios quejidos y lamentos, Clyde pudo oír los espasmos del llanto de Derek.
- Derek, tranquilo…- La voz de Clyde evidenciaba cuánto dolor estaba sintiendo, pero intentaba, con todas sus fuerzas, sonar tranquilo y así calmar a su novio.- … estaremos bien, lo prometo… por favor, mi amor, no llores…-
Derek no contestó, pero en cuanto aquella pesadilla acabó, simplemente tomó a Clyde entre sus brazos, mientras le juraba que jamás lo dejaría solo.
Fin Flashback.
Aquellos recuerdos aún lograban revolver el estómago de Clyde. No obstante, ahora debía centrarse en un asunto más urgente, pues se encontraba junto a la directora del Centro de Corrección para Lesbianas.
- ¿Qué es lo que quieres?-
- Quiero negociar.- La voz de Clyde sonaba firme e intimidante.
- No negocio con terroristas.-
- Le pido que negocie conmigo…-
- Todos mis guardias están encerrados, ya no tengo poder…-
- Se equivoca. Aún tiene el poder de evitar un baño de sangre. Intentamos que no haya bajas. Pero nunca sabemos como responderán los de su lado...-
- Entonces…-
- Hable con sus subordinados. Puedo liberarlos, sanos y salvos. A cambio, deben darnos toda la información que posean sobre el funcionamiento de los Centros de Corrección.-
- ¿y qué sucederá con las reclusas?-
- Son mujeres libres ahora. Algunas decidieron unirse a nuestras filas, las demás, abandonaron este lugar hoy por la mañana…-
- No seré partícipe de sus locuras... tú y tus hombres son una parva de maricones desquiciados.-
- Es una lástima. No me deja más opción que encerrarla… pero no tema, no pasará hambre ni sufrirá ningún tipo de abuso o vejación... No somos como ustedes…-
El joven de mirada aguamarina salió de la oficina, cerrando la puerta con llave.
- Greg…- llamó a su compañero y amigo.- …la directora permanecerá en su oficina hasta nuevo aviso. ¿podrías asegurarte de alimentarla y asistirla si le sucede algo? Es una mujer mayor…-
- ¿quieres que sea el niñero de esa vieja?- Bufó el muchacho.
- Sólo asegúrate de que no quede a cargo de alguna de las mujeres que estaban recluidas aquí... la directora no es una mujer precisamente agradable, y no quiero venganzas personales...-
- No te preocupes… me encargaré de ella, y aunque lo merezca, no dejaré que le hagan daño... Oh, por cierto, hablé con las chicas que visitan cada semana el Centro n°11. Son nueve en total, y todas están dispuestas a cooperar.-
- ¿En dónde están ahora?-
- La líder te espera en el vestíbulo. Su nombre es Irina.-
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