- Relájate, chico… sino te dolerá más.- Dijo uno de los guardias, mientras sostenía a Ethan por el cuello, apretando el rostro del chico contra la fría superficie de la mesa, el único mueble en aquella celda.
- ¡Apresúrate, Turner! ¡tenemos poco más de una hora!-
El castaño hiperventilaba, tratando no ser oído por esos hombres, sin embargo, no pudo contener el grito que brotó de su garganta cuando uno de los guardias lo penetró violentamente. El dolor era insoportable, mas a nadie parecía importarle.
Fue obligado a practicarles sexo oral a uno de ellos, mientras era violado por turnos por los otros dos. Esas bestias en verdad querían humillarlo, lastimarlo. Y la tortura no terminó sino hasta que hubieron pasado alrededor de 80 minutos, tal como había indicado el director Greylord.
Luego de devolverle lo que le quedaba de ropa, el castaño fue llevado al patio, donde el Director lo esperaba de pie en mitad del lugar.
- Déjenlo aquí… su trabajo por hoy ha terminado.- Dijo el director a los guardias, quienes se marcharon de inmediato, dejando a Ethan en el suelo.
El muchacho temblaba de frío, ya que sus ropas habían sido reducidas a jirones que apenas cubrían su desnudez.
- De pie.- ordenó el director, con su reloj de bolsillo en una de sus manos.
- No sé qué hice para que me castigue de esta forma... pero por favor… no deje que Tom me vea así… aprendí la lección, en verdad… seré más cuidadoso y obediente… se lo suplico… en cualquier momento él se asomará por la ventana... por favor…-
- ¿acaso eres idiota? Esto no es un castigo para ti, sino para él… ¡quiero que vea lo que te han hecho por su culpa! ¡Debe aprender a obedecerme!-
- …pero…-
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- Nada de esto es por ti, imbécil. No importa lo que hagas o dejes de hacer... Solo eres un medio para llegar a Thomas. ¡no eres más que el nuevo capricho de mi hijo! Pero hoy me encargaré de ponerle fin a esa estúpida obsesión.-
Por su parte, Tom esperaba en su habitación a que las campanas marcaran la medianoche, cuando inesperadamente la puerta se abrió dejando pasar a un joven de cabello rizado.
- Thomas Greylord ¿cierto?- preguntó el recién llegado.
- Sí… ¿quien eres? ¿por qué estás aquí?-
- Vinimos a liberar a todos los reclusos. Y tú eres el último. Andando, hay que salir de aquí...-
- Eres del grupo de rebeldes…-
- Lo soy… Pero no te preocupes... no queremos lastimar a nadie... Luego aclararán tus dudas ¿si?... Ahora muévete, tenemos los minutos contados…-
Ambos salieron del cuarto del rubio, y bajaron rápidamente por las escaleras hacia la planta baja.
- Aguarda, ¿qué pasará con los reclusos del Centro de Corrección?-
- Aquí solo había cuatro guardias cuidando la entrada, así que fue fácil entrar… pero en el otro edificio, sabemos que hay varias decenas de ellos... seguramente mis compañeros tardarán más en reducirlos y sacar al resto de los reclusos. No te detengas, tenemos poco tiempo…-
Tom simplemente siguió al muchacho por los pasillos del Hogar de Conversión, notando que había personas en algunas de las oficinas y salas de la planta baja .
- ¿no dijiste que yo era el último? ¡Hay gente en esos cuartos!-
- Son de los nuestros, el grupo de refuerzo esperará aquí… ¡vamos, ya veo la salida!-
Thomas seguía marchando rumbo a la salida cuando, al mirar por uno de los ventanales que daban al patio, vió a su padre y a Ethan.
- No…- dijo en un susurro.
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