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Una Segunda Oportunidad por Lucifer_2118

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-¡¡No!!! ¡¡No puedes hacerme esto Severus!!! -Los gritos son ensordecedores, Tobías no sabia que mas hacer – Hijo por favor

El rostro del adolescente no mostraba ningún tipo de emoción 

El hombre se arrastra hasta posar sus sucias y andrajosas manos sobre la túnica que el chico lleva, súplica: - Soy tu padre…

-En cuantas ocasiones mi madre no dijo las mismas palabras -Por fin dejaba salir esas frías palabras -Mientras tu me golpeaba sin descanso

-Perdón!!! ¡¡Lo siento mucho, ya no volverá a suceder!! Me iré de aquí y jamás volverás a saber de mi -Unas cuantas lágrimas se resbalan por las mejillas de Tobías; sin embargo, no son de arrepentimiento, son más de puro terror, sabe que está a punto de morir. 

Horas atrás se había levantado como en cualquier día normal, con resaca; después de beber hasta el amanecer, era normal padecer esas dolencias, ya bien acostumbrado. Con un dolor insoportable de cabeza se dirigió hacia el baño, estuvo a punto de caer por las botellas tiradas por toda la casa; desde que fue abandonado por la Perra de Elieen y el mal nacido de Severus, ya no hay quien se digne a limpiar la casa.

Se encontraba subiendo sus sucios calzoncillos cuando un par de hombres; vestidos completamente de negro y unas máscaras de plata, aparecieron a su lado fue tomado de los brazos y en un parpadeo apareció en la espesura de un sombrío bosque.

Ya no eran dos los hombres misteriosos, ahora eran cuatro y todos tenían la misma vestimenta, miró para todos lados; buscando una forma de escapar, pero le fue casi imposible ver más que sólo árboles de gran tamaño.

-¿Quiénes son ustedes? -Pregunto con gran temor -¿Para qué me han traído a este lugar? -Las personas esas no contestaba a sus preguntas, el miedo iba en incremento y sentía que había empezado a sudar frío y que sus manos temblaban -Son de esos que hacen magia ¿Verdad? Si están buscando a Severus no lo encontrarán porque no se donde está -Tobías sospechaba que tal vez no era a él al que buscaban

De repente vio como uno de los cuatro hombres que le rodeaban se llevaba una mano hacia la máscara y se la quitaba, grande fue su sorpresa al ver la cara de Severus 

-¡¡Severus!! -Por un corto lapso de tiempo sintió un gran alivio pues pensó que si su hijo estaba con esa gente el no saldría herido ni nada. Pero después de ese corto tiempo vio fijamente el rostro de su hijo y este le veía con gran resentimiento -¿Por qué me has traído aquí Severus? -Pregunto con un tinte de miedo en su voz

Pero para su consternación Severus levantó su mano; donde tenía el pesado de rama que tanto le había prohibido usar en su presencia, no pudo decir ni una sola palabra ya que un destello de luz verde lo cegó y luego un profundo dolor se esparció por todo su cuerpo, sentía como si mil cuchillas le recorrieran por la sangre; el dolor era tan grande que sus piernas no lo soportaron ni siquiera un segundo, rápidamente se encontró en el suelo gritando y retorciendo su cuerpo. 

Sintió que tal dolor duro horas y horas pero sólo fueron unos escasos segundos, cuando fue liberado del dolor, estaba llorando y también pudo notar que se había hecho encima. 

-Sev….Severus -Elevó su vista hasta su hijo y este no mostraba ningún signo de arrepentimiento por haberle causado tal tortura… “No, no puede ser" pensó para sus adentros.
Su hijo lo iba a matar.

Severus no sentía nada al ver a su progenitor en ese estado, tantos años había sufrido bajo su poder; tantos golpes, humillaciones, maltratos y tantas pero tantas lágrimas derramadas por su frágil madre. No, Severus no sentía nada ante esa escena; en su vida pasada había sentido un cúmulo de sensaciones; furia, gozo, resentimiento, culpa y mucho dolor al recordar a su madre. En esta ocasión sólo se sentía como si fuese un viejo recuerdo, algo por lo cual ya había tenido su luto, ya había sentido suficiente en su vida pasada como para dejarse llevar en esta. 

No hizo caso de las súplicas del hombre tirado a sus pies, siguió lanzando las maldiciones, unos cuantos crucios, un Semtun  sería suficiente para dejarlo correr y luego cazarlo con sus acompañantes, los otros tres a su lado no habían dicho ni movido un solo músculo; pero sabía perfectamente que Regulus quería ya darle casa a su presa, el resentimiento que su amigo había desarrollado por Tobías no lo había llegado a comprender muy bien en su otra vida, pero con el tiempo supo que Regulus le había querido como un hermano y presenciar sus cicatrices había sido un punto de inflexión en su rencor por los muggles. Lucius por otro lado no era tanto el rencor por Tobías, era más por qué un muggle se había atrevido a torturar a un mago. 

Pero el cuarto participante le tenía un poco intrigado, ya que había sido enviado expresamente por su amo; Voldemor, había pedido la participación de uno más en su venganza; era extraño, muy extraño. 

La tortura duro todo lo necesario, en algún punto Tobías había dejado de gritar tan alto; ahora sólo se escuchaban pequeños gemidos. Al terminar Severus se tomo la molestia de agacharse hasta la altura de donde se retórica su progenitor, le tomo con algo de fuerza por el cabello he hizo que este lo mirase a los ojos y pronunció:

-Espero y tengas fuerza para correr

A continuación lo soltó y se dirigió a sus acompañantes, los cuales no habían movido ni in sólo músculo: - La presa es toda suya, pueden arrancar lo que les plazca; claro, la cabeza es mía -Una sonrisa un tanto torcida apareció en su rostro.

Tobías se estremeció al escuchar dichas palabras y medio susurró: - Hijo... Por favor 

-Te daré 5 minutos de ventaja y empiezan desde ya – Acto seguido con mucha dificultad el hombre se levantó y empezó a huir por su vida; sabía que era inútil pero no quería quedarse en ese lugar, tenía que hacer el último intento… quizás en el último momento su hijo le perdonará la vida . 

Le dolía todo el cuerpo, sentía como sus pulmones podrían explotar por tanto esfuerzo; la garganta le escocia; las piernas apenas y lo podían mantener de pie. Cuando sentía que iba a caer se sostenía de los árboles a su alrededor; no había luz, no sabía dónde estaba ni a donde se dirigía, lo único que podía era avanzar. 

Mientras el tiempo avanzaba Regulus se acercó a Severus y le susurró: ¿Estás bien? 

Severus sonrió para sus adentros -Si Apenas contesto, no quería hablar demasiado para que su indiferencia no fuese notada.

Cuando por fin los 5 minutos ya habían transcurrido los cuarto magos tenebrosos desaparecieron en una bruma negra, la caza empezaba. 

No costo mucho dar con el paradero de Tobías, apenas y había avanzado unos cuantos metros, cuando el primer hechizo le golpeó uno de sus brazos; la carne se abrió, sangre salpicó y los gritos desesperados no faltaron en llenar el callado bosque, aves emprendieron el vuelo debido al escándalo. Aún con su brazo herido el hombre siguió caminado; con su mano buena trataba de detener la sangre que cada vez salía más y más; poco después otro hechizo le rozó una de sus orejas y de nuevo la sangre se dejó ver. 

Los tres magos caminaban de manera tranquila tras el murmullo del muggle, lo iban rodeando poco a poco soltando hechizo tras hechizo, unos daban en árboles cercanos al hombre; la diversión no podía terminar tan rápido. 

Pasados unos 20 minutos Tobías ya no se movía, faltaban sus dos piernas y uno de su brazos; estos habían sido arrancados por los malditos que lo perseguían -Ya no más, no... Mátame Severus -Le susurró al viento, ya no podía seguir aguantando no quería ni imaginar que más le querían hacer 

En un pestañeo Severus apareció al lado de su cabeza, le veía con na gran indiferencia como si estuviese viendo una mota de polvo 

En el momento que vio que la varita de Severus le apuntaba a la cara, cerro los ojos y un último recuerdo se le vino a la mente

Un pequeño niño corriendo a sus brazos mientras gritaba "Papá"

Ese día la cabeza de Tobías Snape fue clavada en una estaca de madera, sirvió de alimento para aquellas aves rapases; su hijo por fin le dio un buen uso. 


-No pienso ceder -Contestó Sirius 

-Ya lo habíamos hablado -Dijo Remus mientras se llevaba la paleta de limón a su boca 

-Joder ya lo sé!!! Pero mi madre parece una loca cada que me ve, se pone a gritar cada una de las cosas que no se y no se diga de mis equivocaciones -Sirius elevó su rostro hacia el cielo y soltó un suspiro -Si no fuera por ti creo que ya me habría tirado de la ventana más alta 

Remus le brindó una sonrisa de pura pena 

-Y lo que más me está matando es que no he escuchado nada de Regulus, simplemente me ha ignorado como nunca y yo muriendo por sacarle algo con respecto a Severus 

-Puede que esté enojado 

-Claro que lo está, pero es extraño -Sirius se comió el último trozo de su paleta y continuó hablando -El siempre me desea la muerte sea cual sea la situación y ahora nada 

-Quizás con el tiempo puedan hablarlo 

-Merlin te oiga -Los amigos siguieron caminado un poco más; ambos inmersos en sus propios asuntos, al llegar a un parque cercano se decidieron por sentarse en una de las bancas vacías 

-¿Has escuchado algo de James? -Remus sabía que tocar ese tema no era muy fácil pero aún así lo debía de hacer 

-No... No ha mandado ni una sola carta -Sirius fijó su vista en un los árboles a su alrededor -Y ni creo que lo llegue hacer, es my orgulloso 

-A mi me envió unos buenos centímetros de pergamino -Remus sonrió al recordar su reacción al leerla

-Queriéndote convencer para que lo apoyes a él y no a mí -Sirius movió su cabeza un poco -Ahhhh Potter nunca cambia

-Bueno el no sabe el porque de tu decisión

-Y si lo supiese me querría internar en San Mungo por un trastorno en la cabeza o que se yo, igual y cree que fui embrujado con Amortentia

-Jajajaja -Remus soltó una carcajada -Si así reaccionaria James

-Lo siento por meterte en este embrollo -Se disculpó Sirius

-James es diferente a nosotros, incluso de Peter; nosotros tres hemos tenido problemas ya sean económicos, familiares o de autoestima... En cambio el proviene de una familia estable y jamás ha pasado por situaciones complicadas. No puede ponerse completamente en nuestros zapatos, su orgullo no le permite ver más allá de su propio bienestar -Remus se levantó de su asiento y metió sus manos a los bolsillos de su pantalón -En pocas ocasiones; en muchas, quise que dejara de hablar de mi problema como algo que se puede ignorar. El hablaba de una manera tan simple que me hacía enojar... Y más cuando me quería obligar a que jugará Quidditch por la ventaja que le daría al equipo...

Sirius recordaba todas esas ocasiones donde se había sentido un poco incómodo con esos comentarios y aún así no lo pensó más a fondo

-Estoy consiente que no lo hacía adrede pero aun así incomodaba y ahora no sé cómo reaccionaría a sus comentarios con respecto a mi Mate... No sé si podría aguantarlo

-Estamos solos en este barco amigo -Sirius se había puesto a su lado y colocado una de sus manos en el hombro izquierdo de Remus para así poder abrazarlo

-Solos en esta nueva aventura -Pronunció Remus

-Vamos que mis minutos libres están por acabar

Los dos amigos se dirigieron a la chimenea más cercana para así poder regresar a sus "Hogares" correspondientes.

 

Por otro lado un mago oscuro recibía la satisfactoria noticia que su vasallo predilecto había cumplido con sus expectativas, había estado fuera por una semana, pero antes de irse había ordenado que alguien más presenciará la iniciación de su pocionista predilecto. Severus era un excelente espécimen, lleno de odio hacia los muggles, con una inteligencia mayor y cualidades de un digno descendiente de los Prince.

Pero lo que más le llamaba la atención era su capacidad de reproducción, aún a pesar de todo tenía que dejar pasar el tiempo necesario para su propósito; después de todo tenía que ser voluntario, no podía asustarlo y mucho menos obligarlo.

El señor Tenebroso hecho a su informante y se dirigió a una de las mesas donde había una buena cantidad de libros de apariencia muy vieja, tomó uno entre sus manos y leyó en Parsel:

Aquel que logre procrear con un fértil obtendrá un gran poder mágico, cerca de la inmortalidad soñada para muchos. Ya sea por conveniencia o amor verdadero. Pero la criatura insensata que trate de obligar a este ser mágico a someter su corazón será castigado por la magia más pura en la tierra.  El Niño nacido de este, será recompensado por la voluntad de el primer mago que nuestro mundo conoce, Merlin. Un poder mágico incomparable.

Al terminar ese fragmento bajo el libro y tomó otro que estaba al lado y leyó nuevamente:   Una gota de sangre de basilisco es suficiente, un mago con gran dominio de la magia oscura, creador o recipiente de hechos innombrable, poseedor de la varita Antigua; la varita Mayor, la varita más poderosa del mundo y lo más impensable para un ser que provenga de la magia... Un producto producido por un fértil.

Con el hechizo correcto la inmortalidad será obtenida.

Para el señor tenebroso había sido una gran proeza encontrar lo que buscaba, sino fuera por su buena memoria quizás hasta le hubiese tomado más tiempo. Para encontrar esos textos había tenido que salir de Inglaterra, pero todo el esfuerzo había valido la pena; desde que los tenía en su poder podía sentir más cerca el día en que por fin obtendría lo que tanto anhelaba.

Dejar su apariencia semi-humana había sido una fuerte decisión, ya que al perderla había cedido un poco de su poder, pero estaba consiente que esa apariencia solo causaba terror a todo aquel que le viese; con ella no podría acercarse, pero aun así con su apariencia normal veía que su plan no fluía tan bien como quisiese. Severus parecía inmune ante su atención, el chico si se ponía nervioso ante su presencia pero había una parte que siempre mantenía el control ante cualquier situación.

Había esperado un poco más de sentimentalismo a la hora de la muerte de su progenitor, pero contrario a sus especulaciones todo había salido mejor de lo esperado. Severus Snape era cuanto menos impredecible.

El señor tenebroso dejo por fin los libros y salió en busca de más respuestas, su túnica ondeaba mientras caminaba; sus pies descalzos tocaban el frío piso, en su mano la varita que por tanto lo había acompañado. Entró sin tocar en aquella habitación, el chico estaba sentado frente a una pequeña mesa de madera oscura; donde un caldero burbujeaba alguna clase de poción.

Severus se levantó de inmediato y realizó la reverencia correspondiente

-Mi señor -Saludo el menor

-Severus -El hombre lo miro de pies a cabeza de forma lenta y apreciativa -Me informaron de que cumpliste de forma perfecta tu iniciación, lamento no haber estado ante ella

Severus en aquel ambiente se sentía muy incomodo, su señor actúa a de forma muy amable, contestó:

-No es nada mi señor -El chico bajo la mirada

-Sube la manga de tu túnica

"¿Qué? ¿Por qué quiere hacerlo en este lugar?" Fueron los pensamientos del pocionista, muy tarde fue cuando se dio cuenta que su señor pudo leer sus pensamientos. Hizo un esfuerzo y cerró su mente, no dijo una palabra y solo obedeció, extendió su brazo izquierdo y se preparó para el dolor que vendría con la marca

No pasó mucho tiempo cuando la varita de su amo se posicionó en su brazo, escucho el hechizo y un ardor se empezó a expandir en su brazo, sentía como si un hierro caliente le estuviese quemando la carne, la única muestra de su dolor fue que su mandíbula se tensó.

El dolor no disminuyó ni un poco cuando la varita se alejó, pero la mano que le sostenía por la muñeca no le soltó, se mantuvo allí y para la sorpresa de Severus el mago más temido le acarició la marca, el chico no sabia como reaccionar, era una situación muy incómoda. 

Severus no sabia que hacer.  

Notas finales:

Lamentó la demora :( 


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