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Hades' Lover [Pausado] por Blacky_Swann

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No había necesidad de palabras, una simple mirada bastó para que Jimin comprendiera los pensamientos de su amado. Tuvo que abstenerse de soltar el gran suspiro que deseaba escapar de sus pulmones, y con un leve asentimiento hacia YoonGi y EunWoo, dio media vuelta para comenzar a caminar hacia WookJin. A pesar de su porte recto y decidido, la cabeza de Jimin era un lío de pensamientos y dudas sobre la situación en la que estaba estancado. La más importante de todas, el que todos esos mirones no se quedaran por mucho tiempo. Si bien, estaba acostumbrado a las largas presentaciones, no era lo mismo un show de un solo hombre contra todo un elenco que entra y sale dándose descansos cada cierto tiempo y no solo para cambio de vestuario y maquillaje.

Era un simple humano, no podría pasar todo el día que se supone era solo para él y YoonGi, bailando y cantando sin parar. Necesitaba descansos, comida y refrescarse cada tanto, y por las miradas que le eran dirigidas de parte de los elegantes intrusos, sus esperanzas de sentarse en el regazo de su amado al menos 15 minutos para recuperar el aliento y la fuerza, se veían reducidas a nada. Se permitió largar todo el aire que había retenido, justo al momento de llegar con su amigo, quien solo le sonrió levemente a modo de apoyo. — ¿Tenemos una lista para estos casos? —intentó bromear WookJin, triunfando al ver la sonrisa en el cenizo. —Porque no recuerdo una playlist llamada "En caso de metiches indeseados" —Jimin cubrió su boca con las manos, antes de dejar escuchar sus carcajadas por todo el lugar.

—Ya basta, pueden escucharte —logró articular entre risas.

— ¿Qué pueden hacerme? ¿Matarme? Más de lo que ya estoy, imposible —agregó con burla el castaño, guiñándole un ojo al chico. La sonrisa se esfumó de los bellos rasgos del humano; aun a pesar de todos esos meses visitando ese lugar, seguía sin acostumbrarse a su nueva vida. Comenzó a sobar su brazo, algo incómodo por la broma de su amigo. —Lo siento, Minnie —se disculpó el castaño, dejando de lado lo que hacía para poder ocuparse de la comodidad de su amigo. El cenizo esbozó una muy tímida sonrisa, negando con la cabeza, evitando ver al demonio.

—Yo... debo acostumbrarme a esto tan pronto como sea posible. Ahora soy parte de este lugar, tanto como tú... debo dejar de cohibirme por la más mínima cosa que me recuerde que no estoy en... la superficie. No, si quiero permanecer a su lado —murmuró lo último, girando a ver a lo lejos como YoonGi hablaba con EunWoo en murmullos, tratando de mostrarse tranquilo. Logró tragarse el nudo que se había formado en su garganta, volviendo su atención por completo a la lista interminable de canciones en la computadora del castaño; esperando que lograr planear un show completo en menos de 5 minutos despejara su mente de todas esas ideas turbias que le acechaban siempre que ponía un pie en ese lugar.

WookJin observó a su amigo en silencio, torciendo la boca al notar como el humano trataba con tanto empeño a obligarse a sentirse cómodo en un entorno demasiado desconocido para él. pero también había aprendido a conocerlo muy bien, como para saber que por el momento lo mejor era tragarse las ganas de meter su cuchara donde no le habían pedido ayuda, y seguir como si nada hubiera pasado. Algo no tan difícil, pues le era fácil concentrarse en su trabajo, arrastrado por la seriedad del cenizo. No tardaron mucho en armar el orden de las canciones que el más bajo se encargaría de interpretar por un par de horas, junto con los intervalos de descanso entre cada bloque de canciones.

— ¿Seguro que soportarás? Sabes que no puedes beber o comer nada de aquí.

—Estoy... creo que debo averiguar algo —y sin dejar que WookJin dijera algo, salió corriendo. No tardó mucho en llegar a las escaleras que lo conducían al trono, subiendo entre saltitos cada uno de los escalones. La sonrisa abultando sus mejillas y casi ocultando sus bellos ojos, hizo que el corazón de YoonGi se detuviera por un instante, removiéndose en su asiento, notando como el humano se agachaba a su lado, sostenido por el reposabrazos. —Yoonie... ¿crees que alguien pueda traerme algo de beber y comer? Ya sabes... de allá arriba —murmuró, completamente nervioso por semejante petición.

El pelinegro respondió con una pequeña carcajada contenida a tiempo. Apoyó su diestra en la mejilla de Jimin, muriendo de ternura al notar como el cenizo cerraba los ojos y buscaba más contacto de su frío toque contra la suave y cálida piel. Su pulgar buscó cumplir el deseo, paseándose delicadamente por el pómulo del menor, antes de acercarlo y besar apenas en un roce sus párpados cerrados. —Sabes que no necesitas preguntarme. Puedes hacer lo que quieras, este lugar es tan tuyo como mío... todos aquí están a tus pies.

Una vez más, se olvidaron de su entorno, sumergiéndose en su propia burbuja. No notaron las muecas de asco y cierto fastidio en TaeHyung y HoSeok; o en la sonrisa de SeokJin; ni en la incomodidad de JungKook y Jackson; mucho menos del dolor en los ojos de NamJoon. El castaño se puso de pie, acercándose cauteloso a la pareja, intentando ignorar la insistente mirada de EunWoo sobre su persona, o las interrogantes silenciosas del resto; carraspeó la garganta en cuanto estuvo a una distancia prudente de su señor, notando como Jimin escondía y rehuía a sus ojos por la vergüenza.

—Cualquier cosa que necesite... solo dígame, para ir inmediatamente por ello —habló con ese tono serio y solemne tan característico de él. Pudo escuchar las nada disimuladas risas de los hermanos, luchando consigo mismo para ignorarlas. A veces se preguntaba que tan bien lograba ocultar su propio corazón; o si por lo contrario a lo que creía, llevaba el corazón en la manga. YoonGi llamó la atención de Jimin, quien no tardó en brincar cual resorte y abalanzarse sobre NamJoon, tomándolo de la mano, y arrastrándolo por toda la sala hasta llegar a las enormes puertas.

—Si voy a estar aquí, desperdiciando mi día en ser el payaso de todos estos entrometidos, voy a necesitar comida y agua. Mucha —pidió, con la respiración agitada por la carrera; sus pequeñas manos aferradas a los brazos del mayor, y los labios abultados en un adorable puchero que pretendía convencer al demonio de hacerle aquel favor.

Si tan solo supiera que él accedería hasta a la más insignificante petición, solo por provenir de sus bellos labios.

—Regresaré antes de tu siguiente descanso —decretó con una media sonrisa, ganándose un efímero abrazo del cenizo. Un sencillo gesto, por el cual cruzaría el Hades entero a pie.

Sin embargo, el dulce chico no se daba cuenta delo que su corazón escondía; y tampoco podía hacer nada al respecto. Jimin era feliz al lado de YoonGi, ver como sus ojos se iluminaban bellamente y la sonrisa permanecía en su rostro cada segundo al lado del pálido, era suficiente para él. Verlos juntos le recordaba que su amor trascendía no solo a través del tiempo, pues cada reencarnación, parecía hacerse más fuerte. ¿Qué era él contra todo eso?


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