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Hades' Lover [Pausado] por Blacky_Swann

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Los minutos pasaban; las lágrimas seguían cayendo, y la presión en su corazón no se atenuaba ni un poco. Pero eso poco le importaba; ahora, toda su atención estaba fija en la suave y dulce sonrisa que curvaba los finos y rosados labios de YoonGi. La expresión de alivio en sus ojos, como si hubiera esperado siglos por escuchar aquellas palabras de su propia boca. Y la realidad le golpeó con fuerza, para regresarlo a sus sentidos, justo al mismo tiempo que el frío viento nocturno los envolvía.


— ¡¿Qué acabo de decir?!


Jimin abrió los ojos, tanto como podía, la sorpresa invadiendo sus facciones. Si había algo de lo que estaba seguro, de manera implícita, que nunca haría en su vida, sería decirle "te amo" a un completo desconocido; y menos a menos de 5 minutos de haberlo conocido. Ya habían pasado un par de horas, pero ese no era el punto; no sabían nada el uno del otro, más que su nombre, y YoonGi sabía que él era bailarín. Estaba en una clara desventaja. Pero, ¿por qué demonios no podía quitarse esa sensación de que realmente lo sentía? Su mente quedó en blanco, intentando descifrar a su propio corazón, y por qué aquel hombre creaba ese remolino de emociones en él. Al mismo tiempo, sentía que no era él quien decía esas palabras; como si un ser extraño durmiera en su cuerpo, y fuera quien tenía esa fuerte conexión con el moreno frente a él.


YoonGi se apartó de Jimin, sin desvanecer la sonrisa; no pudiendo ocultar la ligera tristeza que se coló en sus facciones. Con delicadeza, sacó la caja de su bolsillo, abriéndola frente al castaño, dejando ver un precioso collar de plata y zafiro, descansando sobre el blanco cojín aterciopelado. — ¿Qué es-? —Jimin regresó en si al ver la bella joya en forma de rosa.


—Es tuyo... siempre lo fue —la voz del mayor salió en un susurro, mientras tomaba el collar, y volvía a guardar su caja. Lentamente, caminó hasta rodear al castaño, dejando que el colgante reposara en su pecho, para abrocharlo con parsimonia tras su cuello. Sus dedos se posaron en la rosa, con tanta delicadeza, no creyendo tener algo tan valioso.


— ¿Mío? —logró articular, al momento en que Yoongi entró en su campo de visión nuevamente. —Yo nunca he perdido algo así... ni siquiera me puedo permitir comprar algo-


—Tuyo —insistió YoonGi, poniendo un blanco y helado dedo sobre los labios del humano. —Considéralo un regalo de mi parte —se encogió de hombros, restándole importancia al asunto. Rodó los ojos al notar la aún anonadada expresión del menor. —Yo tengo la idea de que... hay cosas que ya tienen un dueño; y tengo la sensación, de que ese collar siempre te perteneció a ti. No a mi —Jimin cerró la boca, luego de notar que todo ese tiempo, la mantuvo abierta, como esperando su turno para hablar. —No la he robado. Ha estado conmigo desde que tengo memoria. Tómalo como... una devolución a su verdadero dueño.


El castaño estuvo a punto de refutar, y maldito sea ese guapo hombre frente a él; los dedos de YoonGi se posaron en su barbilla, y sus labios fueron sellados por un nuevo beso. Uno que le recordaba al que veía en los videos de la boda de sus padres. El roce de un par de amantes que esperaron toda la vida para estar juntos, y cuyas almas llaman la una por la otra a través del tiempo hasta poder encontrarse de nueva cuenta. Sus mejillas se encendieron, bajando la mirada al separarse. —Tan dulce —la gruesa voz de YoonGi le provocó cosquillas en el estómago, haciendo que cubriera sus orejas, seguramente tan calientes de la vergüenza como brasas.


—Ya es tarde —fue la única respuesta del castaño, luego de atreverse a mirar aquellos ojos chocolate que le tenían tan embobado. Un escalofrío recorrió su espalda al notar el ceño fruncido de su acompañante. — ¿De verdad debemos separarnos? —y la ternura invadió su pecho al escuchar el reproche en la voz del mayor. No pudo evitar que una risita se escapara de su boca, y sin pensar, volvió a abrazarlo. —Yo tampoco quiero irme... pero está empezando el otoño, y yo no traje nada con que cubrirme, y si me enfermo, el director va a matarme. Además, mañana tengo ensayo, y debo dormir un poco —la complicidad en los movimientos de ambos, volvió a hacerse presente.


Permanecieron abrazados otros minutos más, YoonGi embriagado por las risitas de Jimin. Entre más intentaba alejarse, más grande era la necesidad de permanecer entre las blancas manos. Sus ojos volvieron a encontrarse en la pálida luz de la luna, y todo rastro de alegría, abandonó el dulce rostro de Jimin. — ¿Nos volveremos a ver? —la pregunta resonó en el derrumbado templo, atravesando ambos corazones. El moreno desvió la mirada, con un resquicio de molestia ante la interrogante; una señal no muy linda para el castaño, ignorante de los verdaderos pensamientos de su acompañante. Pudo ver claramente la decepción haciendo acto de presencia en el claro. La frialdad contra su mejilla lo sacó de sus pensamientos, notando una chispa de esperanza en la galaxia achocolatada que le miraba fijamente.


—Solo si así lo deseas.


Su corazón se detuvo por una fracción de segundo, las cejas arqueadas, ojos bien abiertos, y los abultados labios formando una pequeña "o". Todos esos detalles, quedaron grabados en la memoria de YoonGi, mientras sonreía ante el tierno espectáculo frente a sus narices. — ¿Eso es un no? —su pulgar delineó el labio inferior del menor, rompiendo su burbuja de asombro.


— ¡Nonono! ¡Definitivamente quiero volver a verte! —soltó con demasiado entusiasmo, mostrando su arrepentimiento al fruncir el ceño y bajar la cabeza, mientras se reclamaba mentalmente por semejante reacción. YoonGi, por su parte, volvió a reír por lo bajo ante lo adorable que era el muchacho. —Entonces, te encontraré de nuevo —susurró contra su oído. Escalofríos recorrieron el cuerpo de Jimin, erizando su piel ante el sonido de aquella grave voz.


— ¿Lo prometes? —haciendo su timidez a un lado, sostuvo la oscura mirada, sonriendo levemente, sintiendo su corazón golpetear contra su pecho, como un montón de reos en plena revuelta. Vaya comparación se le ocurrió. Sus dedos se enredaron con los de YoonGi, haciéndole bajar la vista hacia sus manos. Su interior era un desastre: por un lado, su corazón no había dejado de agitarse por la mezcla de nervios y ansiedad que aquel hombre le causaba; y al mismo tiempo, mirando aquellos oscuros ojos, una enorme paz le invadía por completo, asegurándole que todo estaría bien.


—Nunca prometo algo que no pueda cumplir —fue la simple respuesta que obtuvo, junto a un beso en sus nudillos. A su mente, llegó la voz de su madre, cuando de niño, veía los dramas con ella.


Es todo un caballero.


De aquellos que cada movimiento está calculado; que miden sus palabras, con tal de evitar que su halago se convierta en un mal entendido; que aprovechan cada oportunidad para obsequiarte con un detalle, por más simple que sea; que al mismo tiempo que haría lo que fuera por ti, no pierde la oportunidad de asegurarte que no necesitas de alguien para salir airoso de alguna situación; que no necesitas que te baje el sol, la luna y las estrellas, porque te asegura que tú eres la galaxia entera; que te puede enseñar mil y un cosas, y que por el resto de tu vida, sin importar con quién estés, recordarás.


El hombre perfecto. Ese amor, que solo encuentras una vez en la vida, y que no vuelves a experimentar. YoonGi era todo eso y más.


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