—Espejo —murmuró Aimme casi para ella, observó a sus compañeros y una orden salió de sus labios— ¡Ataquen!
De inmediato se oyeron hechizos que fueron repelidos por un extraño escudo de protección que daban las runas escritas en el suelo. El encantamiento espejo se rompió y permitiendo ver las verdaderas identidades de los atacantes que demostraron su experiencia, y sobre todo, que la lucha sería a muerte.
Después de varios minutos que parecieron horas, los tres campeones fueron conscientes de que perderían esa pelea, cada uno de sus hechizos eran repelidos por la bóveda de protección, mientras los seis individuos detectaron con rapidez sus puntos débiles acertando cada vez que arrojaban un ataque.
Mikhail empujó a Albus cuando un Engorgio skullus fue lanzado en su contra, en el suelo Poliakov y la francesa lo miraron, era claro lo que tenían que hacer. No podían continuar defendiéndose porque así lo más seguro era el fracaso.
Desde el suelo Potter apuntó al árbol detrás de quienes les atacaban, con claridad pronunció el hechizo Bombarda máxima, la explosión atrajo la atención de los otros el tiempo suficiente para que el ruso apuntara su varita al suelo y recitara el encantamiento que comenzó a mover la tierra modificando lo suficiente los símbolos del círculo que derribaron la defensa.
Desprovistos de su protección Aimme ejecutó un hechizo que dejó inconscientes a los que vestían como Aurores, pero que Albus les corrigió pidiéndoles que vieran la cicatriz de lo que antes fue la marca tenebrosa.
El ruido de pasos acercándose los obligó a correr hacía un sitio donde estuviesen a salvo. El gran mausoleo que bien podía tomarse como un pequeño chalet, ostentaba un escudo de armas que Albus reconoció dándole la ubicación de su terreno de juego.
—Sanctimonia Vincet Semper… estamos en la casa Malfoy,
—Por eso la presencia de Draco y Scorpius, pero ¿y el señor Weasley y la hermana de Hugo? —cuestionó Mikhail pronunciando los nombres de los rubios con demasiada familiaridad, una que alcanzó a molestar al ojiverde, y que fue notada por el ruso—. Intercambio entre escuelas, nos conocimos hace meses, y por cierto, eres una mierda por la carta que le escribiste a alguien tan especial como el rey.
Esa si no se la esperaba, que le dijeran que era un miserable. Rick y Zachary era una cosa, pero que alguien con quien escasamente había compartido le echara en cara lo hecho por un Imperius, le provocó un sentimiento de culpa que apretó su corazón.
La voz de la razón fue la chica de Beauxbâtons, lo primero era saber porque estaban allí, y que tenían que ver los rehenes, por lo visto la prueba era para Albus por la cercanía que tenía con las tres personas, pero si el Torneo daba fin con ellos presentes, equivalía que necesitaban algo que los tres podían ofrecerles.
—Estamos en medio de un ritual, la idea es cumplir una profecía.
La explicación no pedida era la aceptación de que por culpa de Potter ellos se encontraban en ese predicamento. Con una exhalación el campeón de Hogwarts comenzó el relato de lo que Minerva le comentó en la ultima reunión que tuvieron antes de la segunda prueba.
Minutos después Aimme fue la que habló.
—Según la leyenda artúrica, Morgen era una sacerdotisa de la antigua religión, muchos dicen que ella y la Dama del Lago son la misma persona, y que le regalaron a Excalibur al rey Arturo.
—Pero —habló Mikhail—, se supone que es la Diosa de la Sabiduría y la Justicia, ella es la que señala como estos dos pueden convertirse en defectos cuando hay arrogancia y soberbia, de lo cual —dijo señalando a Albus—, tu exnovia tiene de sobra.
—Morgen es una excusa, hay algo más fuerte que ese mago desea, por eso necesita tanta magia —acotó la francesa indicando el escudo de armas de los dueños de casa.
Potter comprendió que las clases de Historia de la Magia por muy aburridas, eran necesarias, lástima que no escucharlas con atención ahora lo tenían sujeto a lo que sus compañeros de combate pudiesen dilucidar de la situación que pasaban.
—Bien, si esa es nuestra única salida, creo que no podemos evadir más la trampa —Poliakov pronunció la frase con resignación, no podían seguir cavilando, igual no obtendrían ninguna respuesta—. ¡Gana el que no se deje robar la magia!
Albus y Aimme asintieron con una sonrisa, era momento de seguir el camino, y ese era dentro de la casa Malfoy, por lógica el hijo del niño-que-vivió-y-venció los llevó a la parte inferior de la mansión, al museo de objetos oscuros del que tanto le habló Scorpius, y donde debía estar el altar para lo que él consideraba un sacrificio.
En las mazmorras Rabastan Lestrange daba vueltas esperando a que los exmortífagos se aparecieran con Potter, necesitaba despertar una emoción fuerte en Scorpius para poder obtener lo que quería, por su parte Draco y Ron observaban impacientes la puerta deseando que el grupo de Aurores del ministerio hiciera presencia de acuerdo con lo preparado con Delphini y Hermione. Agradecían que la chica hubiese cambiado de bando en el momento que descubrió su verdadero papel en ese dichoso sacrificio. No obstante, Rabastan era un mago muy bueno y que ella no asistiera al ritual pondría de manifiesto que ya conocían lo que sucedería, por eso, ahora se encontraba junto a ellos cuidándolos como una fiel servidora a esperas de que el hijo de los Altos Elfos y Morgen despertaran.
—Se puede saber ¿qué esperamos?
—Lo necesario Rose, por favor ocupa tu lugar junto a Malfoy, pronto tendremos a nuestro último invitado.
—Sabía que deseabas casarte, pero no tanto —se burló el rubio cuando la pelirroja se ubicó en la punta de la estrella que Rabastan le había dicho—. ¿No crees que es extraño?, tu, mi futura esposa en una punta, mientras yo estoy en el centro. Está confirmado Sanctimonia Vincet Semper .
—Lo único confirmado es que eras un arrogante y no mostrabas tu cara, fíjate, te metiste con mi primo porque yo te deje.
—Eres libre de pensar lo que quieras, pero me queda el consuelo que tu tuviste una vida para conquistarlo, y yo necesite unas golosinas para tenerlo a mi lado.
Rose quería lanzarse al cuello de Scorpius, pero aguantar unos minutos más parecía un sacrificio digno para lograr su cometido. La familia Malfoy se uniría a una mestiza, hija de un sangre sucia, que ironía para los dos presentes.
Una carcajada proveniente del rubio la hizo voltear a verlo, entornó los ojos, se le olvidaba que era legeremente.
—Si revisas mi árbol genealógico Rose, encontraras a más de un mestizo en él, la pureza de mi sangre viene del ancestro primario que quieren hoy despertar, y de que la familia siempre supo cómo purificar los genes —se notaba que la pelirroja no comprendía lo que acababa de decir, así que para divertirse un poco más, Scorpius habló de las teorías evolutivas muggles que después del problema con Delphini decidieron estudiar para entender el comportamiento de Voldemort, pero sobre todo, y aunque no lo dijeran, para saber porque no podían casarse los Granger-Weasley o los Potter Weasley con los Malfoy.
—En resumen querida Rose, mi familia se cruza favoreciendo primero un gen, que posteriormente purifica y lleva al extremo —con prepotencia terminó de mostrar porque ganó el primer lugar en la academia y fue enviado a cursos especiales de medimagia—. Buscamos que sólo nuestros alelos prevalezcan por encima de la sangre mezclada como la tuya.
El ruido de un explosión cercana alertó a Lestrange que se entretuvo con la discusión de la pareja, y mantuvo a Rose en silencio hasta que ingresaron dos de los colaboradores del exmortífago, que al verlos negaron con la cabeza. El mago salió a reorganizar lo que tenía preparado para deshacerse del ruso y la francesa, no podía postergar más el ritual.
Al asomarse al salón principal de la mansión a duras penas pudo esconderse para que no le cayera un hechizo, desde allí notó que los tres jóvenes magos fueron seleccionados por el cáliz de fuego, por poseer grandes aptitudes. De estar en otras condiciones, les propondría unirse a él, pero ahora quería que se marcharan y no provocar un incidente internacional.
Al lado contrario de la puerta por la que estaba Rabastan, Mikhail se recostó tras la pared de la salida que llevaba a la entrada de la casa. Esa mansión se parecía a las antiguas construcciones monárquicas, así que debían llegar a la cocina para bajar a las mazmorras. Al no escuchar ningún ruido se asomó con un hechizo desilusionador, Aimme y Potter utilizaban una de las mesas de madera como su escudo, reforzada sin duda por un Protego, al fondo por donde debían movilizarse, alcanzó a divisar al Auror que siempre acompañaba a la Inefable Rowle, con cuidado se deslizó hasta sus pares para decirles la idea que tenía.
—Eso es suicida —musitó Albus negando con la cabeza.
—Es claro que nosotros sobramos en la ecuación, tu eres quien debe llegar hasta donde esta tu tío y los dueños de casa —con un asentimiento casi imperceptible Mikhail apoyó lo dicho por Aimme.
—A la cuenta de tres…¡TRES!
Los chicos apuntaron hacia el lugar donde Rabastan se asomaba para también atacarlos, los hechizos y maldiciones retumbaban en el lugar destrozando la antigua decoración, fue cuando la vieron, al otro lado de la ventana principal se encontraba la copa de los Tres Magos.
Albus llamó la atención de los mortífagos que de inmediato le atacaron dándole tiempo a sus compañeros de escapar, con toda la velocidad que le permitía el estar evitando los asaltos, el ojiverde embistió a Lestrange que no esperaba ser “tacleado” como en el juego muggle de Rugby que alguna vez le mostró su hermano Rodolphus.
En el suelo y con la varita de Potter en el cuello, el exmortífago fue puesto como escudo para los hechizos que varios de los agresores detuvieron o desviaron perdiendo concentración. Momento oportuno para que los otros dos campeones del Torneo lanzaran un Depulso que les dio la oportunidad de romper la ventana y tomar la copa para volver a Hogwarts.
—Eres tan estúpido como tu padre, Immobulus.
La trampa había dado resultado.