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El clan por FiorelaN

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Notas del capitulo:

POR FAVOR, LEE LAS NOTAS DE AUTOR DEL FINAL.

Capítulo III: “Camino al Cielo”

 

Llegó a duras penas con la ayuda de su ángel guardián que lo sostenía con el brazo encadenado a su cintura y haciendo que el rubio recargase su brazo por sobre sus hombros.

Habían llegado ante la puerta de una cabaña que estaba a las afueras de la ciudad, ya que el puente no estaba tan lejos de allí. Gaara tenía la llave, así que abrió y se adentraron.

El frío les calaba los huesos a ambos. Gaara dejó a Naruto sentado en el suelo alfombrado frente a una chimenea que el rubio jamás había visto antes. No era una normal. Aunque sí había leña dentro, no era real, pues era más para la vista que para otra cosa. Al costado de dicha chimenea, había un interruptor que hizo aparecer llamas, pues, al parecer, funcionaba a gas, como los fogones de una cocina.

—Qué moderno…—comentó Naruto.

—Sí—le respondió simplemente.

El pelirrojo se dispuso a encender las luces de aquella cabaña para que todo estuviese más iluminado, ya que entraba luz, pero no demasiada, pues el día estaba muy gris. Luego de eso, encendió la calefacción del suelo de madera que hacía que el ambiente se tornara cálido en muy poco tiempo.

Naruto comenzó a sentir el alivio del calor en su cuerpo. Su nariz y sus mejillas pronto se tornaron rojas por el choque del calor en su cara fría, pero, aunque sentía calor en su cuerpo, su corazón estaba roto y los trozos estaban congelados.

Gaara se acercó a él con un pantalón, una camisa y una toalla en las manos.

—Tienes que quitarte esa ropa mojada—le dijo tendiéndole las prendas y la toalla—Iré a cambiarme a la habitación. Tú quédate aquí que está más cálido.

—Gracias—respondió tomando lo ofrecido y viendo cómo el ojiceleste se iba a uno de los cuartos.

Naruto comenzó a desabotonarse la camisa mojada lentamente sin muchas ganas de absolutamente nada y con una expresión que hacía mucho no pintaba en su rostro. Estaba extremadamente triste y no podía evitar que la imagen de Sasuke se le viniese a la mente y revivir esa escena tan horrible que había visto unas horas atrás, lo cual hacía que sintiese un dolor tan punzante de repente en el pecho que le daban ganas de llorar, pero se las aguantó.

Terminó de quitarse la camisa mojada, se secó y se puso la camisa seca. Lo mismo hizo con el pantalón y colocó las prendas húmedas sobre una silla para que se secaran. Suponía que la ropa podría ser de Gaara, pues tenían el mismo talle.

— ¿Listo? —preguntó Gaara llegando a la sala nuevamente.

—Sí. Gracias por todo. No tenías por qué hacerlo…—ni siquiera lo miraba. Sus ojos se mantenían mirando el fuego.

Gaara se sentó a su lado, pues Naruto ya estaba sentado frente a la chimenea nuevamente. El pelirrojo también se puso a mirar el fuego.

— ¿De quién es la cabaña? —sintió curiosidad Naruto.

—De mi hermano Kankuro. La usa cuando viene a Konoha—le respondió.

—Ya veo…—sus ojos se humedecieron sin poder evitarlo. Estaba realmente triste—Supongo que tus hermanos serán lo que más amas en la vida—soltó tratando de recibir una respuesta a lo anterior.

—Es un amor diferente—miró hacia el techo—No es el tipo de amor al que me refería en el lago.

Su voz sonaba tan calma como siempre, pero, después de tanto tiempo, pudo apreciar lo relajante que era no escuchar ningún tipo de sonido más que la voz de aquel pelirrojo.

— ¿Entonces, qué es lo que más amas en el mundo en ese sentido al que te refieres? —se sentía flotar en un vacío enorme e interminable lleno de agonía mientras estaba allí sentado calentando su cuerpo.

—A ti—soltó sin más y sin ninguna preocupación, miedo o nerviosismo en su ser.

Dejó de oír el silencio. Se quedó aturdido después de oír esa respuesta, como si la hubiese imaginado y todavía estuviese esperando la respuesta real. Era como si Gaara todavía no hubiese respondido, pero las voces en su cabeza no se callaban y repetían esas palabras una y otra vez.

No sabía qué responder, pues, en el fondo, sabía que todo era real. No deseaba pensar en nada extraño. Gaara era su mejor amigo. Era obvio que lo considerase una de las personas más importantes de su vida, pues, para Naruto, también lo era.

— ¿Consideras que soy lo más importante para ti… porque soy tu mejor amigo? —quiso salir de las dudas. Ya no soportaba más desilusiones.

—No—soltó como un misil.

Gaara solía ser directo y eso a veces le causaba dolores de estómago.

Los ojos de Naruto comenzaron a desbordarse de lágrimas y su rostro comenzó a empaparse. No deseaba salir más lastimado, pero Gaara se lo había prometido y él deseaba dejar de sufrir.

Estaba muy confundido y no sabía qué trataba de decirle el pelirrojo. A veces, solía ser un poco lento cuando se trataba de esos temas.

Gaara notó las lágrimas del rubio y decidió hablar.

—Naruto… No tienes que decirme nada si no lo deseas. Después de todo, no estás obligado a corresponderme. No quiero que llores—buscaba que lo mirase.

Naruto volteó a verlo.

—Tal vez han sido demasiadas cosas en un solo día y no es prudente por ello seguir hablando de este tema. Si lo prefieres, podemos quedarnos en silencio hasta que decidas que podemos volver al orfanato. Por eso tampoco quise preguntarte qué sucedió—recibió la mirada de Naruto directo a sus ojos y ésta estaba llena de dolor.

No podía evitar sentir tanta preocupación por el rubio y el mismo dolor que éste estaba sintiendo. Aunque no supiese de qué se trataba todo, quería hallar la forma de consolarlo, pero se sorprendió increíblemente al sentir de golpe el cuerpo del rubio pegado al suyo. Naruto comenzó a llorar desconsoladamente con la cara hundida en su pecho, empapando su camisa mientras apretaba la misma entre sus manos. Lo único que se le ocurrió hacer en medio de la sorpresa fue rodear el cuerpo del ojiazul con delicadeza hasta que su llanto cesara.

Naruto estuvo unos cuantos minutos, que se le hacían eternos a Gaara por una parte, pues estaba odiando oír llorar al rubio, llorando en el pecho del pelirrojo, pero a Gaara no le alcanzaba el tiempo para disfrutar sentir a su amado rubio entre sus brazos y deseaba que fuese eterno.

— ¿Por qué soy lo que más amas en el mundo…? —soltó la pregunta mientras sollozaba.

Su llanto había menguado y se había transformado en un sollozo cada vez más débil que le permitía hablar. No se había despegado de su salvador.

Gaara apretó el abrazo, haciendo que se aferrase más a él, y colocó una mano en la nuca del rubio hundiendo los dedos en sus sedosos cabellos. Su corazón había empezado a latir muy fuerte y Naruto se dio cuenta, pues podía oír sus latidos teniendo el oído pegado al lado izquierdo de su pecho, lo que hizo que se sonrojase muchísimo por ello.

—Simplemente… un día desperté y te habías convertido en aquello que jamás creí que podía tener, alguien a quien querer y que yo sabía que me quería. Después de ti, empecé a querer a los demás que estaban a mi alrededor. Habías abierto la puerta del amor en mi corazón… A mí, quien pensaba que lo único que tenía dentro era odio. Tú me enseñaste a amarme, a amar a los demás y… es por eso que me enamoré de ti—el rubio, al oír eso, no pudo evitar que sus ojos se abrieran muchísimo y su corazón comenzara a latir tan fuerte como el de Gaara—Esa es la razón por la que eres lo que más quiero en el mundo, lo más importante… Yo jamás podría lastimarte.

Naruto sintió una calidez en su corazón, el cual parecía que nunca iba a descongelarse.

—Pero, como dije… No tienes por qué corresponderme. Ni siquiera responder a lo que te estoy contando. Sólo una cosa deseo pedirte—lo separó un poco de él para poder verlo a los ojos.

Naruto posó sus cristalinos ojos sobre los de Gaara y éste no pudo evitar morderse el labio inferior al ver lo hermoso que se veía el rubio tan sonrojado y con la cara empapada por las lágrimas, las cuales limpió con sus manos. Acto seguido, se quedó sosteniéndole el rostro con las manos posadas sobre esas rojas mejillas suaves y cálidas.

—No me arrebates tu amistad porque con ella me basta y sobra. Si decidieses alejarte de mí por darte asco, yo sería el que desearía arrojarse por ese puente—los ojos de Gaara se humedecieron un poco sintiendo angustia.

—No… No lo hagas. Yo nunca te quitaré nada. De hecho… tú me haces sentir mucho mejor, ¿sabes? —bajó la mirada y posó las manos sobre el pecho del pelirrojo.

— ¿De verdad?

—Sí… Tú me salvaste y ahora me estás ayudando a no sentirme tan miserable—le respondió con dolor.

—Realmente, quisiera saber por qué te sientes así. ¿Cuál es la causa o quién es el causante de tu tristeza? —preguntó con preocupación y sumo interés.

Naruto hizo silencio unos cuantos segundos eternos para Gaara.

—Está bien si no deseas hablar de ello o si nunca me lo quieres contar. Yo lo entenderé…—acarició sus mejillas.

—Sí quiero contártelo…—lo miró a los ojos—Pero no quiero causarte daño, ya que estás enamorado de mí.

—Entiendo—se puso serio—No importa lo que sea. Quiero que me lo digas—pidió casi en súplica—Eso te dará alivio.

—Está bien…—suspiró—Yo… estaba enamorado de una persona que creí que podría llegar a corresponderme…—hizo silencio unos segundos tratando de no romper en llanto—Demonios…—se rio con amargura llevando una mano a su frente—Hasta parecía haber cambiado conmigo y llegué a pensar que yo también le gustaba… Qué gran tontería. Por unos estúpidos segundos, lo creí…, pero lo vi con alguien más esta mañana y no pude soportarlo—su voz se quebró mientras decía eso último. Unas lágrimas salieron de su mejilla y su sollozo se hizo más fuerte.

Gaara volvió a hundir el rostro del rubio en su pecho sintiendo cómo su corazón se hacía mil pedazos al ver sufrir así a su adorado ángel de ojos azules.

— ¿Quieres contarme quién es esa persona? ¿La chica que te hizo esto fue Sakura? —preguntó sabiendo lo obvio, pues Naruto había dado siempre muchas señales de su interés por ella.

—Fue Sasuke…—su sollozo se convirtió en llanto de nuevo—Yo no estoy enamorado de Sakura… Sasuke es… Sasuke es…—no podía completar la frase debido al terrible dolor que estaba sintiendo— ¡Es de quien me enamoré perdidamente sin querer darme cuenta de que él jamás se fijaría en mí! —gritó esa oración totalmente desgarrado.

—Uchiha…—pronunció el apellido casi en susurro, pero con toda la rabia del mundo.

Gaara no deseaba soltar a Naruto y, de nuevo, lo mantuvo así hasta que su llanto se transformó sólo en un sollozo.

—Sasuke Uchiha…—pronunció con evidente enojo.

Naruto se dio cuenta de la rabia de Gaara.

—Te pido que no te enojes con él… Yo fui el que malinterpretó todo… Él sólo es mi amigo y yo pensé que, como estaba actuando más amable, tal vez era porque yo le gustaba, pero no es así…—cerró los ojos—Me hubiese encantado de todas formas, ya que se suponía que era mi mejor amigo… que me hubiese dicho que estaba interesado en alguien y de esa forma, no enterarme de esa manera tan horrible…—le explicó.

—Comprendo…—dijo no muy convencido.

Gaara pensaba que, si Naruto se había confundido con Sasuke, era porque el azabache probablemente le había dado algún tipo de señal o había hecho algo que había causado que el rubio se ilusionara, y lo detestaba por haberle roto el corazón a su ángel.

Estuvieron así abrazados alrededor de media hora, pero el agotamiento pudo con Naruto y se quedó dormido en los brazos de Gaara, el cual también se sentía cansado, pero no deseaba dormirse y descuidar al rubio. Quería velar su sueño y estar atento a lo que necesitase. Se veía como un adorable ángel durmiente.

Hizo que ambos se tumbasen sobre la alfombra sin romper aquel abrazo. Gaara se dedicó a acariciar el rostro del rubio mientras dormía.

Sasuke corría por las húmedas calles de Konoha completamente empapado por la lluvia que había comenzado a caer de nuevo sobre la ciudad, aunque no tan intensamente como antes, pero él hacía más de una hora que estaba buscando por todos lados a su rubio y no podía hallarlo, así que se detuvo casi en la salida de la ciudad a tomar un poco de aire, como hacía después de correr unos cuantos minutos. Se paraba a descansar y después seguía.

— ¿Dónde te metiste…? —preguntó al aire mirando el gris cielo que derramaba agua, mojando toda su cara.

Cerró los ojos, apretó los puños y comenzó a sentir que su dolor aumentaba cada vez más junto con el sentimiento de culpa.

—Si algo malo te ocurre, no me lo perdonaré nunca...—susurró antes de continuar.

Gaara estaba tumbado al lado de su ángel de cabellos dorados y sintió la necesidad de mirar su teléfono, el cual había apagado por la razón de que no quería ser molestado.

Lo tomó de su bolsillo y lo encendió. Tenía muchas llamadas perdidas de absolutamente todos: Temari, Kankuro, Tsunade, unos números sin registrar, Sai, Shizune y hasta de su amigo Rock Lee. Decidió llamar a Shizune para avisar que estaban bien y que pronto volverían.

El teléfono sonó dos veces y atendió una voz conocida, pero no era la de Shizune y casi lo dejó sordo.

— ¡¿DÓNDE RAYOS SE HAN METIDO?! —claramente, Tsunade estaba más que furiosa y desesperada.

—No te preocupes tanto. Estamos bien…—trataba de hablar más bajo de lo normal para no despertar a Naruto.

— ¡Gaara, dime ya dónde están! ¡Quiero que regresen en este instante!

—Estamos bien. Pronto iremos.

— ¡Dime por qué se escaparon! ¡¿Acaso están locos o qué?! ¡¿Me quieren matar del disgusto?! ¡Voy a meterme en problemas con las autoridades por su falta de conciencia! —lo regañaba a través del teléfono, a lo que Gaara soltó un suspiro.

—Oí que Naruto se había ido de la escuela y lo estuve buscando. Lo encontré y pronto iremos para allá y te explicaré todo—decía con pesadez.

—Gaara… ¡QUIERO QUE VUELVAN YA! ¡AHORA MISMO! —le gritó con todas sus fuerzas.

—Sí…—le dijo para después colgar.

El pelirrojo miró la cara durmiente de Naruto y comenzó a moverlo lentamente.

—Naruto, despierta—le dijo cerca del oído.

—Mmm…—se quejaba un poco sintiendo su cuerpo pesado y sin ganas de despertar.

—Vamos, despierta. Debemos irnos ya—le dijo moviéndolo un poco más.

—Bueno…—le respondió adormilado y abriendo lentamente los ojos soltando un bostezo.

Gaara se puso de pie, se acomodó un poco la camisa, pues la tenía algo desordenada, y también el cabello. Naruto lo imitó.

—Debemos volver al orfanato. Ya avisé a la directora y quiere colgarnos. Será mejor darnos prisa—decía sin expresión en su rostro arreglándose la corbata.

—Genial… La abuela Tsunade estará furiosa—dijo con pesadez y sin ganas de seguir respirando.

—Por cómo me habló y por su tono diría que no está furiosa, sino lo que le sigue—le respondió yendo a un rincón de la sala donde había unos ganchos con paraguas colgados.

El pelirrojo tomó dos paraguas de color negro y le ofreció uno a Naruto.

—Afuera sigue lloviendo—le dijo al rubio mientras éste tomaba el paraguas.

Naruto y Gaara salieron de la cabaña. Se dispusieron a caminar mientras Naruto se puso pensativo en algo que le había llamado la atención antes pero que no se había atrevido a preguntar: Gaara tenía dos hermanos y un padre hasta donde él sabía y el pelirrojo estaba en un orfanato junto a su hermana Temari. Eso le llamaba increíblemente la atención.

—Gaara…—lo llamó Naruto mientras caminaba a su lado.

—Dime—le respondió sin mirarlo.

— ¿Por qué están en el orfanato tú y Temari? —le preguntó preocupado por lo que la pregunta podría causarle al pelirrojo.

Gaara se sintió sorprendido ante la pregunta, pero no tenía problema en responder.

—Es un asunto un tanto complicado—respondió en primera instancia.

—Entiendo que no te sientas cómodo en decirme. No importa—le dijo Naruto bajando la mirada.

Sólo quería saber más acerca de su amigo y, además, quería distraerse pensando en otra cosa.

—Verás… Como sabes, mi madre murió al darme a luz y, desde entonces, quien se hizo cargo de mí fue mi tío, no mi padre. Él sólo se hizo cargo de mis hermanos porque me echaba la culpa por la muerte de mi madre, pero mi tío también lo hacía y no me quería, así que, como ninguno de los dos se pensaba hacer cargo de mí, a los seis años, un juez dictaminó que debía ir a un orfanato y, unos meses después, mi hermana y mi hermano también terminaron allí, porque mi padre se había marchado y los había abandonado—le explicó de forma tranquila y sin expresión en su rostro. Parecía ya no afectarle el asunto.

Naruto tenía una expresión de tristeza en su rostro y sentía mucho enojo hacia el padre de Gaara y hacia su tío por hacerles eso a él y a sus hermanos.

—Qué cruel…—mencionó el rubio casi en susurro.

—A los doce años, me cambiaron de orfanato junto con Temari, pero a Kankuro no. Luego de unos años, él cumplió la mayoría de edad y heredó la fortuna que tenía mi padre, del cual supimos que había muerto al hacerse mayor mi hermano—continuó contándole—Mi padre fue asesinado por no querer pagar unas deudas. Mi hermano prefirió que nos quedáramos en el orfanato porque lo consideró más seguro hasta que él pudiera terminar de pagar las deudas de mi padre, ya que la fortuna que heredó la está usando para eso y para remontar la empresa que tiene mi familia.

—Pero… si tu padre tenía esa fortuna, ¿por qué pidió dinero prestado y no lo pagó? —sintió curiosidad Naruto.

—Mi padre era un estafador y vivía haciendo fraudes a todo el mundo. Conservaba un gran tesoro para él mismo y no quería gastarlo. Por eso pedía dinero, pero tampoco quería pagar sus deudas. Supongo que se sentía tan poderoso que nadie se atrevería a hacerle nada y terminó perdiendo—le explicó con aquella calma, la cual era transmitida a Naruto y aliviaba su corazón.

—Entiendo. Entonces, cuando seas mayor, irás a trabajar junto con tu hermano, ¿verdad? —le regaló una pequeña sonrisa que alegró el corazón del pelirrojo.

—Sí—le devolvió la sonrisa.

Naruto comenzó a sentirse bastante mejor, con ganas de sonreír y con ganas de vivir. Todo eso le causaba Gaara con una simple charla que prometía curar su corazón dañado. Además, el pelirrojo se había atrevido a confesar sus sentimientos sin miedo a ser rechazado y aceptando solamente su amistad, sin presiones, sin obligarlo, sin acosarlo. Todo parecía un cuento de hadas al lado de Gaara y nunca se había dado cuenta. Sus mejillas se sonrojaron un poco.

—Oye, Gaara—lo miró el rubio con una gran sonrisa, lo cual hizo feliz al otro jovencito, pues era señal de que estaba mejor—No te vayas a olvidar de mí cuando seas millonario, ¿eh? —rio un poco.

Gaara detuvo su andar en medio de la calle, bajo la lluvia, y Naruto se sorprendió un poco deteniéndose también y mirando al pelirrojo de frente.

— ¿Cómo podría olvidarme? —le preguntó extendiendo su mano y posándola sobre la mejilla de Naruto, la cual se tornó roja.

¿Qué era eso que estaba sintiendo en su interior? Era nuevo y no se parecía en nada a lo que había estado sintiendo por cierto azabache. Esto era tan cálido, tan reconfortante, y parecía ser un sentimiento capaz de unir piezas rotas, pegarlas de nuevo en su lugar sin dejar cicatrices y, así, tan pronto como una fórmula mágica, capaz de curar cualquier herida al instante.

Gaara se perdió en los ojos del rubio, los cuales brillaban más que de costumbre, y miraba también esas rojas mejillas que hacían que su mano se quemara. Dio un paso al frente acercándose a su ángel y comenzó a posar sus ojos en esos rosados labios que tanto anhelaba.

—Gaara…—susurró su nombre el rubio y eso fue todo para que perdiese la razón.

—Por favor, no digas mi nombre de esa forma…—le suplicó Gaara tratando de resistirse.

— ¿Por qué? —preguntó el rubio sin entender la razón.

—Porque harás que desee hacer algo por lo que puede que deba pedirte perdón después—le respondió clavando su mirada en sus ojos azul cielo.

—Si lo haces, entonces… yo te perdonaré—le dijo Naruto tan hipnotizado en esos ojos celestes como lo estaba el pelirrojo en los suyos azules.

Gaara rio levemente ante esa respuesta y miró el suelo entendiendo un poco la situación.

—Naruto…—mencionó su nombre—Tú sólo me ves como un gran amigo al que aprecias, pero yo no, ¿lo entiendes? —lo volvió a mirar.

—Pero… tal vez eso esté cambiando—el rubio puso una mano sobre la mano que tenía Gaara en su mejilla.

—Me encantaría, pero ahora sólo me ves como un refugio y un recipiente donde volcar tus penas. La situación está haciendo que te confundas, pero no te estás enamorando de mí. No funciona así de rápido, porque, hace unas horas, morías de amor por… el Uchiha—sintió rabia al mencionarlo, lo que hizo que Naruto cambiara su cara al oír ese apellido—No es posible que, de repente, me veas como algo más que un amigo—trataba de explicar de buena forma lo que estaba sintiendo el rubio.

Naruto volvió a mirarlo entendiendo la situación y lo que le sucedía, pero, aun así, no podía dejar de sentir cómo el pelirrojo hacía que sus mejillas se pusiesen rojas y cómo hacía que su corazón latiese fuerte, cómo podía llegar a hacerlo sentir tan bien.

—Aun así… tal vez sería mejor que yo dejara fluir lo que siento y se transformase en… amor de verdad, ¿no? —le sonrió.

— ¿Estás seguro? No hace mucho que te lastimaron y tal vez no quisieras volver a pasar por eso—le dijo Gaara bastante inseguro al rubio por su decisión.

—Yo confío en ti. Tú prometiste no dañarme y yo… te creo—le respondió acercándose un poco más.

—Hay que ir despacio—dijo el pelirrojo muriéndose de amor al ver a Naruto acercársele más.

—Y… me gustaría agradecerte por haberme salvado—sonrió sonrojándose hasta las orejas.

Gaara sabía perfectamente a lo que se refería Naruto y no estaba muy convencido de que fuese la forma correcta de recibir el agradecimiento, pero no podía resistirse.

—Sólo uno—dijo el pelirrojo.

—Sólo uno—repitió Naruto acabando con la escasa distancia que había en sus rostros y posando sus labios sobre los de Gaara.

Hacía mucho que no sentía esa sensación en sus labios y, sinceramente, era algo que extrañaba y que siempre había deseado volver a experimentar. Aunque, aquella vez, había sido un accidente, lo había contado como su primera vez después de unos años al darse cuenta de sus sentimientos por Sasuke, pero esta era la segunda y estaba superando aquella primera vez, pues estaba siendo realmente mágica y parecía una película romántica. Ambos bajo la lluvia dándose un dulce beso y sintiendo que nada más importaba.

Gaara estaba totalmente perdido. Hasta había pensado que había muerto y que un ángel lo había recibido con un beso para ir camino al Cielo. Todo alrededor había desaparecido y sólo podía sentir esos cálidos, dulces y suaves labios sobre los suyos reviviendo todo su mundo. Sus sueños se estaban haciendo realidad y Naruto había despertado una ilusión en él, pues estaba creyendo que podría hacer que el rubio se enamorase de su persona. Naruto se lo había propuesto y eso lo hacía feliz, pero no quería que ese momento acabase, porque pasaría tiempo hasta volver a probar esos labios.

Finalmente, no quedó más remedio que separarse con mucha pena por parte de ambos y Gaara se quedó acariciando la mejilla de su ángel mientras observaba todo su bello rostro.

Naruto sonreía con la alegría que creía perdida y disfrutaba de las caricias del otro jovencito.

— ¡Naruto! —oyó esa voz tan familiar que no esperaba oír en el paraíso en el que estaba.

De su rostro se borró la sonrisa. Esperaba haber enloquecido y que estuviese oyendo voces por el trauma que le había tocado vivir en la mañana. Con temor, miró hacia su costado y su corazón se estrujó. Se le hizo un nudo en la garganta y en el estómago.

Gaara oyó esa voz que conocía perfectamente, la cual le daba náuseas desde el momento en el que había sabido lo que a Naruto lo había llevado a querer morir. Su ser comenzó a hervir en rabia y giró su cabeza para ver hacia la dirección de donde venía esa voz.

Sasuke se acercaba a ellos corriendo.

 

 

Notas finales:

Notas de autor: ¡Hola! Espero que hayan disfrutado de este capítulo. La historia va para largo, así que no se preocupen por el momento. Esto continúa, y de qué forma, señores.

Si te gustó el capítulo de hoy, por favor, déjame tu comentario, pues es la única forma que tengo de saber si te está gustando y, si no te gustó, igual házmelo saber, así puedo mejorar.

Si deseas una pequeña historia de un capítulo con alguna pareja en especial, sólo ponlo en los comentarios y, si deseas una historia, también dímelo.

¡Nos vemos en el siguiente capítulo! ¡DATTEBAYO!

 


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